▪︎ Única parte ▪︎
— ¡Touya,ven aquí ahora mismo! — Gritaba Enji asegurándose que se escuchara en toda la casa, pero a su hijo mayor no le importaba, salió de la casa estrellando la puerta detrás. Y de inmediato todo quedó en silencio.
— Yo iré por él. — Dijo Natsuo levantándose de la mesa donde estaban comiendo. Enji gruño y Fuyumi asintió agradecida, por suerte Shoto estaba en casa de alguno de sus amigos y tardaría en llegar.
Era muy normal escuchar las peleas de ambos ojiturquesa en la casa, los vecinos se cansaban de llamar a la policía por los golpes de cosas quebrandose y gritos, así que simplemente dejaron de ir y se acostumbraron, lo cual no dejaba de estar mal.
Natsuo salió de la casa silbando, él era el que más acostumbrado estaba y el que más ganaba de aquellas peleas, por supuesto estaba de lado de su querido hermano mayor, Enji podía irse al carajo. Entrenar a sus hermanos hasta que vomitaran sangre no era la única razón de su odio, pero tampoco necesitaba contar más.
Caminó un par de cuadras hasta llegar a un estrecho y obscuro callejón en el cual entró sin dudar y como si fuera su camino a casa habitual.
— Hmmm... Disculpe, joven. ¿Ha visto a un chico de pelo negro, guapo y enojado pasar por aquí? — Touya alzó la ceja, tiro el cigarrillo que había apenas encendido y sonrió de lado siguiendo el juego de su hermano.
— No lo sé, pasan muchos jóvenes atractivos por aquí, puedes ser más específico. — El pelinegro estaba recargado en una pared cruzado de brazos, se relamió los labios cuando su hermano fingió pensar igual cruzado de brazos. De verdad le excitaba ver los brazos marcados en el suéter deportivo de Natsuo y que sea más alto que él a pesar de ser más joven, sí que lo prendía. Agradecía a su asqueroso padre por darle un pretexto para que ambos tuvieran sus momentos, obviamente lo odiaban, pero si algo los unía aun más que su retorcida relación, era el odio que sentían por Enji.
— Ojos azules, delgado, un poco más pequeño que yo, se le ven las raíces. — Touya asentía de acuerdo hasta que escucho lo último.
— ¡No se ven mis raíces! — Fue turno de Natsuo de sonreír.
— Oh y también le gusta hacer berrinches. Esta vez sí que hiciste enojar a papá, si sigues así te va a correr de la casa. — Se puso delante de Touya y con un brazo lo acorraló contra la pared, aunque el mayor no tenía planeado huir.
— ¿Vas a dejar que me corra? — Paso un brazo por su cintura y otro lo dejó en su hombro bajando de vez en cuando para tocar su pecho por sobre la ropa deportiva que siempre solía tener el menor. El tono seductor y con sarcasmo no pasó desapercibido para Natsuo, sus mejillas se pusieron rojas, color que pasaba a sus orejas y le parecía tierno a su hermano, pero no estaba ahí para halagarlo...
— Bueno, se supone que vine a convencerte de volver... Creo que esto me llevará tiempo. — El peliblanco acerco su rostro al punto de rozar sus narices, la respiración de ambos ya estaba agitada y Touya podría jurar que su entrepierna jamás había estado tan despierta como ahora, aunque siempre que hacían algo parecido juraba lo mismo. Siempre que se tratara de Natsuo. — Tenemos unos problemas que resolver.
Touya no contestó, solo pasó su mano que estaba en el hombro de su hermano hacia su nuca para bajarlo hasta su rostro por completo y obligarlo a besarle, aunque el albino no se resistía para nada. Sus lenguas se comenzaron a tocar en cuanto sus bocas se juntaron, ya estaban acostumbrados a hacer eso así que se conocían muy bien.
Mientras Touya penetraba la boca de su hermano menor con la lengua, Natsuo pegaba más sus cuerpos para lograr rozar sus miembros y sus pechos por sobre la ropa.
— ¿De verdad pasan muchos tipos atractivos por aquí? — Se separó Natsuo, el mayor tuvo que burlarse ya que era extraño ver a su hermanito celoso.
— No lo sé, las veces que he estado aquí he estado muy ocupado cogiéndote. — Plantó un pequeño beso en los labios del contrario.
— Oh... Entonces prosigamos. — Natsuo no lo tuvo que decir dos veces, Touya ya se había lanzado de nuevo a devorar su boca esta vez quitando el estorboso suéter deportivo del contrario, le encantaba como tenía que calentar el frío cuerpo de su hermano menor hasta dejarlo con fiebre o deshidratado rogando por más.
El albino por su parte comenzó a desabrochar el pantalón del mayor sin deshacer el beso, querían aprovechar cada minuto al no saber cuando sería la última vez que hicieran eso.
— ¿Alguien está ansioso? — Preguntó el ojiazul, al no recibir respuesta decidió pasar al platillo principal, la razón por la que estaban en ese obscuro callejón siempre que Touya se enojaba con su padre, para Natsuo era un misterio si las peleas eran reales o no, pero dejaron de importarle cuando comenzaron con aquello.
— N-No hay prisa. — Se quejó el albino al recibir un brusco jalón para invertir lugares y ser estrellado contra la pared dándole la espalda a Touya, quien se restregaba contra su trasero mientras sus delgadas y huesudas manos se paseaban por la cintura del contrario hasta el listón ajustable de su pantalón. — De verdad que no, puedes ser más gentil.
— Ow, ¿No quieres que traiga velas y decore todo con pétalos de rosas también? — Natsuo sintió la burla de su hermano recorrer todo su cuerpo hasta su parte baja, a esa altura no iba a negar lo excitado que se ponía cuando Touya lo trataba mal, al principio recordaba lo enfermo que se sentía, cuando su cuerpo se calentaba quería arder tanto que esperaba morir para expiar lo que sea que estén haciendo, para ver a sus hermanos a los ojos sin sentir vergüenza, pero mierda, Touya hizo que se acostumbrara a todo lo que estaba mal en aquella situación para convertirlo en algo que se siente bien.
Y es solo de ellos.
— Callate, solo decía que no hay prisa. — Touya no respondió. Nunca sabía hacerlo cuando su hermano le pedía delicadeza, él no tenía esa palabra en su vocabulario y hasta donde sabía, a Natsuo le gustaba duro. Después de todo, no le estaba apuntando con un arma para que se quedase.
Bajo bruscamente el pantalón a su hermano dejando expuesto su bóxer, bóxer que le hacía relucir sus atributos.
— Joder, bendito sea el gimnasio. — Antes de que el albino pudiera responder, Touya le soltó una nalgada en su trasero que lo hizo jadear. — ¿No vas a salir hoy con tu novia?
El pelinegro ya con su pantalón desabrochado y con su miembro despierto comenzó a restregarse lentamente contra su hermano, ambos aún con su ropa interior.
— Mmm... — A Natsuo ya dejaba de funcionarle el cerebro, su cuerpo se hacía por inercia hacia atrás esperando más contacto. — ¿Quién?
El mayor soltó una pequeña risa, le prendía aún más hacer que su hermanito se olvidara hasta de su novia. Bajo los boxers de ambos dejando caer saliva de su lengua hacia su propio miembro y que encajara más fácil entre los muslos trabajados de Natsuo.
No lo iba a ensartar tan rápido.
— Ya sabes... Tu novia, la ratoncita esa... — Las manos del albino se cerraron contra la pared al sentir el duro miembro de Touya entre sus piernas las cuales cerró con más fuerza haciendo gemir al mayor. — Escuche que a las ratas les gusta coger mucho... ¿Ya te la has tirado?
— Ah~ — Natsuo sentía su propio miembro palpitar y estremecerse en busca de ser atendido. Sabía bien que su hermano sólo buscaba humillarlo, recalcar lo mal que estaba aquello y a pesar de que lo decía cada vez que lo hacían, a Natsuo no hacía más que excitarlo más. No le sorprendería que la próxima vez Touya tuviera un látigo o cualquier juguete para humillarlo y que le terminara gustando. — Solo métela de una vez...
— Pero tienes que tener energía para ver a mi cuñada... ¿Sabes qué no te puedo dejar sin semilla, verdad? — Y con ello, el mayor comenzó a rozar su miembro por la entrada del albino, simulando pequeñas embestidas. — Aunque no te preocupes, te llenare de la mía.
En un descuido por parte de Touya, Natsuo aprovechó para echar su cadera para atrás y ser embestido directamente, sobraba decir que ya estaba acostumbrado a eso, pero era igual de placentero cada vez.
Touya jadeo agarrando a su hermano por la cintura con ambas manos y Natsuo gimio mordiendo su mano para no llamar tanto la atención.
A los segundos el sonido de ambas pieles chocar inundó el callejón junto con los gemidos y jadeos de ambos, el pelinegro se movía rápidamente como siempre para acabar rápido, ver como su miembro se perdía en el interior de su hermano le prendía mucho en ambos sentidos, había veces que su ropa se quemaba al no tener control de su poder, pero extrañamente Natsuo contrarestaba eso.
El interior de su hermano se sentía genial, a veces frío, otras caliente, incluso tibio, le gustaba de cualquier forma ya que era él quien lo causaba y quien lo disfrutaba, era como un juguete para masturbarte donde ajustabas la temperatura.
— ¡Ngh! Touya... Carajo, s-se siente muy bien... creo que me voy a correr. — Soltó el menor entre jadeos, su miembro el cual se movía por las embestidas comenzaba a gotear al igual que su boca con saliva por el placer.
— ¿No terminaste de comer, verdad? Porque te voy a llenar tanto que vas a vomitar. — Le soltó otra nalgada aún más fuerte que lo hizo contraerse y gritar mientras se corría, inconscientemente Natsuo congeló algo de la pared donde estaba recargado. — Mierda, que bien aprietas.
A los segundos Touya soltó su semilla dentro de su hermano aferrándose fuertemente a sus caderas para que no saliera ni una gota y llegara lo más profundo posible, el albino alzaba con pocas fuerzas su trasero.
Saco lentamente su miembro y lo sacudió un poco golpeándolo contra el trasero del menor para limpiarlo, cuando acabó, Natsuo cayó de rodillas al suelo.
— Todavía no descanses, tienes que limpiarme. — Dijo el ojiturquesa mientras sacudía su medio erecto miembro. — Es tu culpa que este así y no te puedo dejar ir con hambre.
El ojigris sintió su propio miembro palpitar de nuevo, de verdad le prendía que Touya lo humillara, no espero a que lo dijera dos veces para acercarse y tomar el miembro contrario para poder lamerlo, desde los testículos hasta la punta sucesivamente, para dejarlo limpio y de paso saborearlo un rato más.
— Sí, todo eso te entra por tu dos agujeros, hermanito~ — Canturreo el más delgado acariciando el cabello blanco de su hermano, que en un movimiento se metió todo a la boca. — Ah~
Natsuo tuvo un orgasmo seco cuando escuchó al contrario gemir, después de todo él también era hombre y le gustaba complacer a su pareja.
《Pareja》 Pensó el ojigris ya acabando con su trabajo y recibiendo un golpe duro de realidad que le daba siempre que acababa de follar con Touya.
El cierre de su hermano lo hizo regresar completamente, él ya estaba listo para salir y lo miraba desde arriba serio.
— De nada por la comida. — Le sonrió burlesco.
— Cállate. — Estaba enojado consigo mismo al no poder odiar a su hermano mayor.
Se levantó y acomodó su pants deportivo, era incómodo ya que se había ensuciado y podía jurar como la semilla de su hermano caía lentamente por su trasero. Como siempre, se quitó su suéter y lo amarró en su cintura para evitar ser descubierto.
— Carajo, a la próxima debería cogerte sin suéter, tus brazos son tan grandes como tus tetas.
— Te voy a ahorcar. — Golpeo el hombro de Touya por la "broma".
— Mierda, sí. — Ambos salieron del callejón riendo topandose con un Shoto. Los tres Todorokis se quedaron en silencio, era normal en el heterocromatico estar serio así que no podían descifrar si habían sido atrapados o no. — Hola, mitad-mitad.
Shoto arrugó la nariz al escuchar a su hermano decirle por aquel apodo que Bakugo le había dicho, Touya lo escuchó y se quedó con aquello también.
Natsuo le dio un codazo al mayor y luego le sonrió al menor, se llevaban bien después de todo.
— Ho-Hola, Shoto. ¿Ya regresaste de comer? — Pregunto nervioso tratando de aligerar el ambiente. El mitad albino continuó su camino hacia su casa, pero asintió a su hermano.
— ¿Tú también regresaste de comer, verdad? — Touya aguantó una carcajada y Natsuo se paralizó, el menor ya había entrado a la casa dejandolos solos.
— Carajo, carajo, carajo... — Se tomó del pelo el albino, al mayor no podría importarle menos si Shoto se traumaba o le decía a sus padres, los odiaba y motivos para irse no le faltaban, la única razón por la que seguía en aquella casa era Natsuo.
— Descuida, ese tipo no dirá nada. — Se encogió de hombros para entrar a la casa.
— ¿Cómo es que estás tan despreocupado? Tienes idea del daño mental que puede ocasi— Fue interrumpido cuando el mayor apretó sus mejillas con una mano y lo besó en la entrada de la casa. Había entrado hasta en la boca del menor, recorriendo con su lengua la contraría, se separó dejando un hilo de saliva que los unía.
— No. Dirá. Nada. — Los ojos turquesa de Touya brillaron en confianza lo que lo hizo sentir mejor, asintió en silencio y se adentró a la casa.
— ¿No van a comer? — Llego Fuyumi preocupada al verlos serios, pensó que se habían peleado.
— Más tarde. — Soltó Touya dirigiéndose a su habitación, Natsuo le sonrió en disculpa a su hermana y le dijo que se iba a su cuarto también.
Fuyumi suspiró agotada, al final ninguno de sus hermanos comió con ella ese día.
☆●☆●☆●☆
Escrita: el 8 de junio del 2022
Publicada: 14 de abril del 2023
Que no se pierda esta joya.
¿Preguntas, dudas, comentarios?
Gracias por llegar hasta acá, ¿Les gustaría más contenido de este ship o me devuelvo a mi cueva?
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