Carrera contrarreloj

Diccionario ravkano:

-Oprichniki: guardia personal de los Oscuros.

El sol había vuelto a salir y mientras Irina había ido a recoger algo para comer, Alina aprovechó para curar las heridas que Mal había sufrido en la frontera con Fjerda. Habían asesinado a dos de sus mejores amigos, que decidieron ir tras él cuando se ofreció voluntario para ir a por el ciervo de Morozova.

-Así que, ¿fuiste tú quien lo encontró? -preguntó Irina sentándose a su lado. Mal asintió.

-¿Le dijiste a Kirigan dónde está? -quiso saber Alina cogiendo el ungüento que había hecho para curarle.

-No -negó este deteniendo su respiración cuando Alina puso el ungüento en sus heridas-. No exactamente.

-¿Cuánto sabe? -habló Irina-. ¿Lo encontraría sin ti?

-Le señalé una zona amplia en el mapa, nada más. -Irina negó con la cabeza, sabía que eso no le pararía-. Da igual. Llegaremos a la Sombra pronto. Tras cruzar, no podrán pararnos.

Irina no creía aquello.

-Necesitamos un plan mejor. Es estúpido que un Invocador de sombras cruce la Sombra teniendo en cuenta que solo empeoraría el viaje. Pero te aseguro que si quiere, él cruzara la Sombra para perseguirnos.

Alina había estado callada, pensativa.

-Irina -preguntó-. ¿Podría reclamar el poder del ciervo?

-Técnicamente sí. Si lo matas. ¿En qué estás pensando?

-Vayamos al Norte -pidió de repente-. Encontremos al ciervo antes que él.

-¿Qué? ¿Por qué? -cuestionó Mal perdido.

-El ciervo de Morozova es un amplificador muy poderoso -explicó Irina.

-Si lo utilizo yo, quizás me de fuerza para destruir la Sombra.

-Entonces, ¿para qué lo quiere el general? -cuestionó el rastreador.

-Si lo mata él y le pone el amplificador a Alina, él podrá controlar su poder y por ende controlar la Sombra. No habrá fuerza que lo pare -comentó Irina con voz seria.

Los tres se miraron. Todo estaba claro. Irían al norte.

X

Cuando el general se unió a David e Iván tras el encuentro con Brekker, su mano derecha fue a informarle.

-Han robado...

-Lo sé -interrumpió Kirigan. Por supuesto que habían robado el carruaje. ¿Qué otra cosa harían?

-Eran ladrones. Cogeré un caballo y los alcanzaré -se ofreció el Mortificador.

-No, es perder el tiempo -se negó el Oscuro-. Irina no está con ellos. Va ella sola con la Invocadora del Sol.

Iván se puso rígido. Comprendía los planes de su general. Le respetaba, pero nunca entendió por qué nunca participaba en ellos Mikhaylova. La primera vez que preguntó, su superior le explicó que Irina era demasiado compasiva. Lo mejor era no meterla en todo aquello.

No lo cuestionó, pero ahora comprendía por qué el general la había mantenido en silencio todo el tiempo que pudo. Esperaba que cuando la alcanzaran, lo comprendiera todo y se pusiera de su lado.

-Nuestra prioridad es encontrar a Irina. Starkov no estará muy lejos. Apenas puede hacer algo sin ella -Se burló el general.

Entonces, David levantó el dedo, esperando la aprobación de Kirigan.

-No hace falta que... -el Oscuro casi se golpea la cara-. ¿Sí, David?

-Genya le dio un anillo a Starkov. Es de iridio puro. No es muy común en Ravka -explicó moviendo las manos de forma exagerada-. Si estamos a un radio de un kilómetro y medio de ella, puedo detectarla.

Los ojos del Oscuro brillaron ante esa nueva información. Si encontraban a Starkov, encontrarían a Irina, su esposa.

-Fantástico. Otro ejemplo de la versatilidad de los Durast. En marcha -ordenó poniendo al tímido Durast al frente.

X

Siguieron a Mal mientras rastreaba al ciervo. Poco tardó en dar con un rastro. Lamentablemente, los tres sabían que dentro de nada entrarían en territorio fjerdano y las cosas se complicarian a partir de ese momento.

Siguieron su camino con buen pie y cogiendo las provisiones necesarias para el viaje. Alina estaba tan hambrienta que se comió ella sola otra ración de bayas. Mal la miraba extrañado.

-Ahora tienes buen comer, ¿no? Eso es nuevo.

-Usar mis poderes me está cambiando -reveló Alina-. El apetito al menos. ¿Es eso malo?

-No, estás genial. Pareces sana. -Mal miró a Irina-. ¿Eso es lo que te hace ser Invocadora?

-Si Alina estuvo reprimiendo su poder durante tanto tiempo, es normal que tuviera varios efectos negativos: cansancio, pérdida de apetito, debilidad... Es tremendamente dañino que los Grisha repriman su poder. Su esperanza de vida disminuye drásticamente. En cambio, si el Grisha posee un poder fuerte y lo utiliza de forma constante, el Grisha casi puede vivir eternamente.

Alina abrió los ojos, comprendiendo por fin todo.

-Por eso él ha vivido tanto -miró a la Invocadora de sombras-. Por eso habéis vivido tanto.

Irina hizo una mueca. Hablar de eternidad con unos críos era complicado. Porque eso era lo que eran para ella y Aleksander, unos niños jugando en una guerra interminable.

-Nos intentará cazar y no parará nunca -reveló la Oscura con voz dura-. Tú eres una amenaza para la Sombra y a la vez te necesita para controlarla. Por otro lado, yo soy una de las únicas Grisha que puede hacer frente a su poder.

Un escalofrío recorrió la espalda de Alina. El recuerdo del rencor y frialdad del general hacia ella llegó como un balde de agua fría. Si él estaba conteniendose, no sabría lo que haría con ella ahora que sabía toda la verdad.

Otras dudas aparecieron en su mente. ¿Qué pasaría con Mal? ¿Lo mataría después de cumplir su propósito? Peor aún.

¿Qué haría con Irina?

X

El grupo de Grisha y oprichniki rodearon al general negro, que estaba interrogando a un soldado del Primer Ejército.

-Sí, ella era medio Shu. Con ella estaba otra mujer. Me golpeó con tanta fuerza que me dejó k.o. en el suelo. La Shu hizo un truco con fósforo y cegó a mi amigo.

-¿Sabes adónde fueron? -preguntó Kirigan manteniendo una expresión pétrea, pero sentía como sus sombras se alegraban de haber encontrado un rastro. Pronto, muy pronto, Irina volvería al lugar donde debería estar.

-Las vimos huir hacia el norte, al bosque.

Maravilloso. Con David a su disposición, las encontrarían rápidamente. Se dio la vuelta para ir a buscarlas, pero el soldado volvió a hablar.

-Son espías, ¿no?

-¿Por qué dices eso? -quiso saber Kirigan alzando una ceja. Se alegró de que su Irina lo hubiera golpeado con fuerza.

-El Primer Ejército también vino antes. La buscaba. Al menos a la Shu.

Aquello llamó la atención de Kirigan.

-¿Quién exactamente?

-Un rastreador. Un cabo.

El recuerdo de Malyen Oretsev llegó a su mente. Oh, sí, se acordaba de él. El rastreador que encontró al ciervo.

-No es cualquier rastreador. Ni la Shu cualquier chica. En cuanto a la mujer que te dejó k.o., creo que he sido demasiado benevolente con ella -murmuró más para sí mismo-. Huérfanos de Kerazmin reunidos, junto a una de las Grisha más poderosas -Hizo una mueca-. Adorable. -Se dio la vuelta, mirando al horizonte, hacia donde empezaba el bosque-. Starkov está en el bosque e Irina está guiandola hacia el ciervo.

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