Veintitres

[NARRADOR]

Ya habían pasado dos días desde que había ido a casa de Isaac. Días en los que no había vuelto a ver a Derek.

El problema fue que tampoco pudo preocuparse mucho por aquello, ya que en esos dos días había recibido llamadas extrañas de un número que por desgracia ya conocía. Era el número de Theo.

En la última llamada, le decía que quería hablar con él. Y Stiles, como héroe suicida que era, fue directo a la boca del lobo.

No le sorprendió cuando el lugar de reunión acabó siendo la biblioteca, más exactamente el punto exacto en donde recordaba haber visto caer a Donovan y, luego, le había visto morir.

— No me sorprende que volvieras –Le habló Theo.— El asesino siempre vuelve a la escena del crimen.

— Pues yo no te veo cerca de donde murió tu hermana –Contraatacó el humano.— ¿Qué quieres, Raeken?

— Vaya carácter –Se burló el chico Quimera.— ¿No te ha dicho tu madre que deberías ser más amable?

— ¿No te dije yo lo que iba a pasar si volvías a meter a mi familia? –Gruñó Stiles, cruzándose de brazos.— Ya dime para qué mierda me llamaste.

— Que malo –Ahora Theo se victimizaba.— ¿No puedo simplemente llamarte porque eres mi amigo?

— ¿A qué realidad alterna viajaste para llegar a la imaginativa idea de que soy tu amigo?

Theo no borró la sonrisa, aquella sonrisa de dientes blancos y asquerosamente perfecto que Stiles deseaba destruir a golpes, pero se contenía. A sabiendas de que si lo hacía iba a provocarse más problemas.

— Ahora hablando en serio, por favor –Pidió apretando la mandíbula.

— Verás... Me enteré de que tuviste otro problema con el Nogitsune –Comenzó a decir Theo.— Y, luego de mucho pensarlo, tomé una decisión importante.

— ¿Vas a matarme?

— Si fuera a matarte, no sería aquí –Le dijo sonriendo.— Vine para que te unas a mi manada.

— No eres alfa.

— En eso te equivocas.

A Stiles casi se le detiene el corazón al ver como los ojos del chico brillaban rojos. Incluso le temblaron las piernas.

— ¿C-cómo es que...?

— ¿Sorprendido? –Theo sonrió, esta vez con colmillos.— Te impresionaría lo que la ciencia y un transplante de corazón pueden hacer.

El ojimiel apretó aún más los puños, sintiendo una terrible impotencia al saber que no podía hacer nada contra el alfa.

— No voy a unirme a tu manada.

— Fingiré que no escuché eso –Sentenció Theo.— Te daré un tiempo para que lo pienses, y luego volveré por Void Stiles.

— Void Stiles ya no existe.

— Miéntete cuanto quieras, pero no necesitas ser como yo para saber que es mentira –Le dijo, esta vez, con seriedad.— Puedes saberlo por la forma en la que ahora tus puños sangran y ni siquiera lo has notado.

El humano miró hacia abajo para comprobar que era verdad.

— Hay que enojarse mucho para perforar piel y abrir heridas con uñas humanas –Puntualizó.— Eso es mucho odio para mantener retenido ¿Tanto me odias?

— Más de lo que te imaginas –Gruñó mientras relajaba un poco los puños, sintiendo el ardor de las heridas abiertas.

— En fin... Eso era todo lo que quería decirte –Theo sonrió.— Pronto volveré para que te unas a mí manada.

— ¿Quién dijo que lo haré?

— Créeme, lo harás –El chico se dio la vuelta.— Nos vemos, Stiles.

Y sin más, Theo se marchó. Dejando a Stiles allí, con la mandíbula apretada, las palmas sangrando y su sangre hirviendo por la rabia y la impotencia.

Salió de la escuela y al llegar a su casa se encontró con Derek, quien se encontraba observando las fotografías familiares.

— ¿Por qué no hay fotos de tu madre? –Le preguntó mientras observaba una foto en específico.

— Están guardadas –Le respondió.— ¿Se puede saber qué quieres?

Derek le miró y abrió la boca para responderle, pero su mandíbula cayó al percibir el aroma de la sangre del menor.

Se le acercó con el ceño fruncido y fue directo a coger sus manos, viendo las heridas en ellas.

— ¿Quién te hizo esto? –Preguntó, o más bien, gruñó.

— Nadie –Siseó Stiles adolorido.

— ¿Aparecieron en tus manos de la nada? –El menor solo negó.— ¿Quién fue?

Stiles le miró directo a los ojos, con la mandíbula rígida y los dientes aún apretados.

— Fui yo –Le dijo sin dejar de mirarle.— Yo me los hice.

El lobo deseó que fuera una mentira. Pero no, había escuchado como el corazón del menor nuevamente no se saltaba ni un solo latido.

— ¿Qué ocurre? –Preguntó Stiles mientras se sseparaba varios pasos.— Te quedaste callado.

— Lamento si te decepciona –Gruñó Derek sin soltarle las manos.

Con esa frase, fue como si algo hiciera click en la mente de Stiles.

Derek le arrastró a la cocina y le hizo meter las manos debajo del grifo de agua.

— Me escuchaste hablar con Isaac –Murmuró mientras el agua fría cayendo en sus heridas le hacían hacer una mueca de dolor.— ¿Pero cómo? Él me dijo que los cuartos estaban...

— Soy un lobo nacido,  puedo oír cualquier cosa –Le explicó, interrumpiéndole.— Y están semi-insonorizados.

El ojimiel emitió un pequeño Oh... Mientras quitaba las manos de debajo del agua.

— Puedo vendarme esto solo –Le dijo.— Y no intenté suicidarme, para que lo sepas.

Derek asintió con la cabeza y se fue hacia la puerta. Stiles quiso reír, ya que era la primera vez que el lobo no salía por la ventana. Pero no rió porque sospechaba que el tema no iba a acabarse allí. Sabía que Derek no iba a dejar pasar aquello, y eso le ponía nervioso.

NOTA DE LA AUTORA:

Theo ya empezó a joder, alguien matelo pls. Encima ahora es un alfa.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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