Veintinueve
[NARRADOR]
Stiles había creído que el liberar a Donovan iba a ser el mayor problema que iba a tener esa noche. Y ahora deseaba que lo hubiera sido, pero no, ese fue el menor problema que tuvo esa noche.
Todo comenzó cuando llegó al departamento, estaba demasiado concentrado intentando quitarse los trozos de raíces que se habían quedado atrapados en sus mangas como para notar que, a pesar de que el lugar estaba a oscuras, no estaba solo. Aunque pocos segundos después de entrar, cuando ni siquiera había llegado a cerrar la puerta y la luz del edificio iluminaba una mínima porción del departamento, un gruñido le dejó claro que no estaba solo.
Al escuchar aquello se puso rígido y metió la mano en su bolsillo, aferrándose nuevamente a la pobre planta de acónito que ya había magullado de tanto tocar.
Las peores escenas pasaron por su mente mientras estiraba su brazo hacia la luz que se encontraba a centímetros de la puerta. Su alivio fue inmenso cuando, en cuanto encendió la lámpara, vio que se trataba de Derek.
— Maldito seas, Sourwolf –Le dijo sujetándose el pecho mientras cerraba la puerta.— ¿Volviste a tu costumbre de causarme infartos?
El pelinegro no respondió, se le acercó como si fuera a arrancarle la garganta y, en lugar de hacer eso, le cogió por el cuello de la sudadera y le estampó contra la puerta, haciendo que esta temblara.
— ¡Bestia! –Siseó Stiles adolorido.— ¿Qué diablos haces? Eso me duele, no soy un maldito chucho al que puedas...
— ¿¡Dónde estabas!?
Stiles se quedó boquiabierto ante el grito, podía contar con los dedos de una mano las veces que había escuchado a Derek gritar, pero cada vez que le escuchaba se quedaba paralizado. Sobre todo ahora que el grito y aquella penetrante mirada iban dirigidos directamente a él.
En los ojos de Derek podía ver reflejados una ira y nervios que le parecían sorprendentes. El lobo era alguien que controlaba muy bien sus emociones, pero en ese momento parecía que fueran a explotar. Stiles no pudo contener la pequeña sonrisa que se le escapó al ser él el causante de aquello.
— ¿Crees que es divertido? ¡Llevo horas buscádote! –Le recriminó el ojiverde.— ¿Dónde diablos estabas y por qué hueles a ese tal Donovan? ¿Fuiste tan idiota como para ir a verle?
El ojimiel temió responder, pero asintió con la cabeza, haciendo que Derek volviera a gruñir mientras se le acercaba un poco más, mirándole directo a los ojos.
— Y me imagino que fuiste tan idiota como para liberarle ¿Verdad? –Le preguntó frunciendo el entrecejo.
— Me ofende que me llames idiota –Se quejó.— Pero si, lo hice.
Derek boqueó como si fuera a gritarle, a gruñirle o incluso a rugirle. Pero volvió a cerrar la boca y bufó mientras le soltaba y se alejaba de él.
— A veces creo que quieres que te maten –Le dijo antes de volver a mirarle.— Muévete, voy a salir a buscar a ese maldito antes de que él venga a por ti.
— Me temo que no puedo dejarte hacerlo –Repuso Stiles apretando los labios.— Le prometí una ventaja de 24 horas.
— ¿Qué mierda es eso?
— Nos damos 24 horas de ventaja el uno al otro, en ese tiempo no podemos intentar atacarnos –Explicó.— Y permitir que le busques sería como romper nuestro acuerdo.
El mayor estuvo a punto de moverle de en medio y salir de todas formas, pero Stiles se veía realmente decidido acerca de lo que decía.
Derek gruñó y se dio media vuelta, cogiéndose los cabellos con nerviosismo para luego volver a enfrentarle.
— Si ese idiota vuelve a intentar hacerte daño y no estoy allí, vas a...
— Ya pude matarlo una vez –Le recordó, interrumpiéndolo.— No tendré problema en hacerlo de nuevo.
Nuevamente, Derek le gruñó en lugar de responderle, para luego cogerle por el brazo y jalarle más al interior del departamento.
— Ven –Le dijo jaloneándole.— Estás herido y sucio, vamos a limpiarte.
Antes de que Stiles asimilara las palabras del lobo, se vio mientra este le comenzaba a quirar la sudadera, desnudando toda su parte superior. Acabó solo en boxers metido debajo de la dicha mientras Derek comenzaba a quitarle la tierra de las heridas que hasta el momento no había notado que se había hecho en los brazos y las manos.
— Eres un descuidado –Le acusó Derek.
— Lo siento –Siseó mientras sentía el jabón y agua caliente meterse en sus heridas.— Pero necesitaba respuestas, necesitaba saber quién es el que lo regresó a la vida.
Ambos se miraron fijamente y Derek le dio un tingaso en la frente.
— La próxima vez avísame si planeas algo así.
— ¿Vendrías conmigo si lo hiciera? –Le preguntó mientras se sobaba la frente.— ¿Aunque fuera solo una hipótesis?
— Tú siempre has venido conmigo.
— Si, pero de colado –Le recordó.— Nunca me dejabas ir contigo y la manada, tenía que seguirte a escondidas.
— Porque era peligroso –Puntualizó volviendo a su trabajo de quitarle la mugre de los brazos.— Y por eso mismo, la próxima vez te acompañaré.
Al ver que el lobo no iba a dejarle persuadir para dejarle ir a hacer su investigaciones solo, Stiles asintió con la cabeza, aceptando lo que el mayor le decía. Aunque era obvio que Derek le acompañaría aunqué fuera en contra de su voluntad.
— Derek...
— No me vengas con los no te necesito, puedo cuidarme solo porque te juro que voy a golpearte.
— No iba a decir eso... –Murmuró mientras se mordía el labio disimuladamente.— Gracias.
Derek le miró como si, en lugar de agradecerle, Stiles acabara de insultarle.
— ¿Por qué me dices gracias? –Le preguntó, sonando a la defensiva.
— Porque siempre me ayudas y hasta me has traído a vivir a tu casa, aunque no me lo merezco por la forma en la que siempre te hablo y todo eso.
— Es tu forma de ser y lo respeto, ahora sal de la ducha –Le dijo, cerrando el grifo.— Tenemos que buscarte ropa seca.
Stiles le miró en silencio, sonriendo mientras hacía lo dicho, y el lobo le miró extrañado.
El mayor iba a hablar justo cuando el humano se le adelantó.
— ¿Por qué no puedo gustarle a alguien como tú?
Aquella frase salío sin que Stiles la pensara y sin que Derek se la esperara. Provocando que los dos se quedaran estupefactos.
NOTA DE LA AUTORA:
A la verga Stiles, comprate un filtro cerebro-boca. La acabas de cagar bien cagada.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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