Seis
[NARRADOR]
Una semana transcurrió sin incidentes graves, solo una que otra broma algo exagerada que el Nogitsune hacía para provocar a los miembros de la manada y así conseguir las peleas que tanto le gustabas y de las cuales tanto disfrutaba alimentarse. Aunque su diversión no duró mucho cuando, durante otra reunión en el Loft que había acabado en pelea, Derek tomó cartas en el asunto y comenzó a dar las órdenes. Demostrando que ha pesar de ya no ser un alfa tenía más autoridad que Scott frente a los demás miembros de la manada.
Ahora el Nogitsune estaba aburrido, habían pasado dos días desde la última vez que algún miembro de la manada había discutido y el demonio de mil años había comenzado a desesperarse. El principal problema era que ya no tenía una fuente confiable de alimento, por lo cual estaba comenzando a poco a poco deteriorarse físicamente.
La manada lo notaba y se preocupaba por ello, puesto que aunque odiaran a esa criatura, el que en realidad sufría era el joven humano que se encontraba atrapado en alguna esquina de su propia mente. Atrapado y sin poder hacer nada para evitar que esa criatura continuara provocando el consumismo de su masa muscular, porque el Nogitsune se rehusaba a comer, no siquiera pensaba tocar la comida humana que le ofrecían los miembros de la manada.
- ¡Esa mierda no es comida! -Gritó la última vez que intentaron dársela.
Habían llegado a un punto tan desesperado en el que incluso habían intentado inmovilizarlo para inyectarle un suero, pero eso había acabado con Isaac, Scott, Chris y Derek muy heridos e incapaces de volver a intentarlo cuando el Nogitsune finalmente se cansó de pelear y gritar.
Ahora se encontraban nuevamente en el instituto, el Nogitsune observaba como varios miembros de la manada practicaban Lacrosse, un deporte que la verdad le parecía estúpido.
De repente notó que los lobos no le estaban prestando atención, normalmente cada vez que movía aunque fuera una de sus manos alguno de los miembros de la manada se volteaba a verle, pero ahora estaban muy metidos en el juego como para tener en cuenta su existencia.
El zorro oscuro sonrió, sintiendo que finalmente iba a poder tener un poco de privacidad. Los lobos podían ser realmente muy molestos cuando se lo proponían, y él, al ser una criatura de naturaleza solitaria, no se sentía muy a gusto estando rodeado de chuchos que por el momento no le servían para alimentarse del odio, dolor y caos que ya no le querían brindar.
Vigilando que ninguno de los lobos le viera, el Nogitsune se las arregló para salir del lugar y comenzar a caminar por el bosque; quería alejarse lo más posible de la civilización por unos minutos. Luego de un buen rato caminando sin un rumbo predeterminado, comenzó a escuchar música sonando muy fuerte, era una especie de rock pesado que le retumbaba en la cabeza. Se cubrió los oídos y bufó con molestia, queriendo acabar con ese molesto ruido.
Caminó hacia la dirección en la que provenía aquella música que se le hacía infernal, allí se encontró con un grupo de universitarios, los cuales daban la impresión de estar realmente pasados de copas. El adolescente se quedó observándolos desde una distancia prudente, desde la cual aquellos cuatro borrachos no podían verle o, en caso de que lo hicieran, podría irse antes de que ellos le buscaran problemas.
De repente una idea llegó a la mente del castaño mientras esbozaba una sonrisa retorcida. Él había prometido no lastimar a nadie EN el pueblo, pero técnicamente el bosque no era parte del pueblo, por lo que si se divertía con esas personas no iba a estar rompiendo su promesa. Rió por lo bajo y estuvo a punto de lanzarse hacia donde esas personas se encontrabas cuando alguien le cogió por la parte trasera de la sudadera y lo arrastró, alejándole de los que iban a ser sus víctimas de ese día.
No le hizo falta voltearse para saber quién era el que lo arrastraba, ya que este no tardó en darle la vuelta, cogerlo por el cuello de la sudadera y estamparlo contra un árbol. El Nogitsune no iba a admitir que eso le dolió.
- Ahora me vas a explicar qué estabas a punto de hacer -Ordenó el pelinegro apretando su agarre.
- ¡Hey! más despacio, Derek -Dijo riendo el adolescente.- Nos estás haciendo daño.
- Me importa una mierda.
- Si... eso supuse -El Nogitsune se encogió de hombros.- A mí no me importa. Después de todo, el dolor lo sufre tu querido Stiles.
Derek gruñó y alzó su puño derecho en un obvio además de que iba a darle un puñetazo a la criatura que se encontraba frente a él. Estuvo a punto de hacerlo, incluso el Nogitsune creyó que lo haría, pero en un último momento el lobo bajó el puño y soltó al castaño, dejándole caer.
- ¡No me lo puedo creer! -El Nogitsune soltó una carcajada.- ¿De verdad te preocupa este niño? ¡Me vas a matar de la risa! ¿Quién hubiera dicho que el lobo malo se iba a preocupar por el chico de la sudadera roja? Es como un cuento de hadas.
El pelinegro ya se arrepentía de no haber golpeado a aquel zorro demoníaco, quizás así por lo menos iba a conseguir que se callara por un par de minutos. Aunque siempre podía volver a intentar callarle con un trozo de cinta adhesiva.
Derek se sorprendió cuando, en el camino de regreso a la escuela, el Nogitsune no opuso resistencia para intentar escapar. Simplemente se dejó arrastrar por el lobo mientras no borraba la sonrisa de su rostro, a Derek comenzaba a perturbarle ver esa sonrisa, no se parecía en nada a la sonrisa de Stiles.
- Tengo tanta hambre... -Se quejó el castaño.- Dame de comer, chucho.
El lobo de ojos verdes frunció el ceño, aquella cosa se estaba ganando un buen puñetazo.
- No puedes ir por la vida dando ordenes.
- Y me lo dice el ex-alfa más mierda del mundo -Dijo con burla el zorro demoníaco.- Admítelo lobo, tú y yo nos parecemos más de lo que quieres aceptar ¡Es más! Hasta podría decirse que me caes bien, si tuviera que matar a tu manada serías el único al que no torturaría.
Derek se volteó para ver a la criatura, le había sorprendido que luego de tanto tiempo volviera a insinuar que en algún momento iba a matarlo. El Nogitsune era una rata desagradecida, ya que luego de que la manada le había protegido y alimentado aún quería matarlos.
(...)
Luego de las clases, la manada había ido a reunirse en la veterinaria de Deaton. Por lo que dejaron a cierto zorro maligno encerrado en el Loft, con una barrera que el Druida había puesto para impedirle salir.
El Nogitsune caminaba de un lado al otro, en su mano sujetaba un encendedor que había encontrado en la cocina y lo movía por entre los dedos del cuerpo que controlaba. Observó por el rabillo del ojo algo que se encontraba encima de un estante en la sala, se acercó al objeto y lo cogió entre sus manos.
Era un pequeño cuadro con una fotografía familiar, el vidrio que mantenía la imagen en el interior estaba roto y la madera del marco se sentía extraña. Probablemente era una de las pocas cosas que habían sobrevivido al fuego, aunque en opinión del Nogitsune, no por mucho.
Cogió el encendedor y giró la pequeña rosca mientras comenzaba a acercarlo hacia el cuadro, planeaba incendiarlo y alimentarse del dolor y el odio que le provocaría al mayor de los Hale el volver a perder algo tan importante sin poder hacer nada para impedirlo.
El problema fue que, a medio camino, las manos dejaron de responderle. Ambas se alejaron la una de la otra para que el fuego no tocara aquél cuadro y por más que la criatura lo intentaba no pudo recuperar el control hasta que su mano derecha dejó el cuadro en su lugar.
- Oh... Esto es interesante -Se rió el Nogitsune.- No habías intentado recuperar el control desde que le hablaste a ese lobo amargado, has estado muy callado desde entonces.
El zorro no recibió respuesta, debía admitir que no era divertido hacer lo que hacía sin Stiles para quejarse y sufrir en su mente, aunque no por eso iba a dejar de hacerlo.
Dejó el encendedor encima de la mesa y decidió intentar ver eso que la manada llamaba televisión, quizás encontraba alguna película de terror que le distrajera de su sed de sangre. Tenía que entretenerse hasta que algún miembro de la manada regresara.
NOTA DE LA AUTORA:
Bueno gente, hasta acá llega el capítulo de hoy. Déjenme sus opiniones en los comentarios.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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