Diez

[STILES]

- ¿Quién eres?

Eso era lo que Derek acababa de preguntarle a la extraña niña, la cual nos miró a todos uno por uno para luego levantarse del columpio en el que estaba sentada y mirar fijamente a Derek mientras le sonreía.

- ¿Yo? -Preguntó haciéndose la desentendida.- Tengo muchos nombres, ninguno que sean dignos de pronunciar los mortales como ustedes. Pero creo que ustedes me llaman... Parca.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo al ver como sujetaba el cadáver de aquél zorro como si de un gato vivo se tratara y además le acariciaba con ternura.

- ¿Estamos muertos? -Pregunté algo asustado por la que pudiera ser la respuesta.

- ¿Muertos? -La niña rió con sorna.- No no no... Que ustedes estén aquí ha sido un pequeño fallo mío. Verán... Mi trabajo era traer de regreso a esta criaturita de aquí -Señaló al zorro muerto en sus brazos.- La cual, por razones ya conocidas por ustedes, se encontraba dentro de este humano.

La Parca me señaló y todos se me quedaron viendo, yo solo me encogí se hombros y regresé la vista a la niña.

- Eso no explica por qué estamos aquí -Le reclamó Scott.

- Aish... Estos mortales de hoy en día quieren todo para ayer -Se quejó.- Debía traer a este Nogitsune de regreso al Limbo, pero el conjuro que usé era para traer a los que debieran estar muertos. Por lo que ustedes cuatro, al haber sorteado a la muerte más de una vez, habéis acabado aquí.

- ¿Y ahora qué? -Preguntó Lydia.

- Yo que ustedes me pondría cómoda, ya que realmente no sois cuerpos tangibles, sino almas.

Antes de que cualquiera de nosotros pudiera decir cualquier cosa, la niña hizo un movimiento con la cabeza y un televisor antiguo apareció entre nosotros y ella. En la pantalla, dividida en cuatro cuadrados, aparecimos nosotros. Aunque en realidad no eramos nosotros, sino que al parecer eran solo nuestros cuerpos.

Observando más de cerca, al parecer los cuatro estábamos tirados en un pozo. Ya que las paredes que nos rodeaban y el suelo eran de tierra.

- He tenido mis ojos en ustedes durante todo este camino que habéis recorrido, esperando que quizás alguno se diera cuenta de que en realidad no estaban en el mundo. Pero me han decepcionado.

- ¿Cómo pudiste espiarnos sin que te oliéramos u oyéramos? -Preguntó Derek.

- Los cuervos son mis ojos aquí y en el mundo mortal, ellos me muestran lo que debo ver.

- Tenemos que volver -Murmuró Lydia saliendo del shock.- ¡Tienes que regresarnos allí!

- Tú a mí no me gritas, Banshee -Le advirtió frunciendo el ceño.- En este momento, eres la persona que más odio de este lugar. Me has quitado el trabajo muchas veces.

Estuve a punto de reírme a causa del mohín que hizo la niña, pero como si adivinara lo que estaba por hacer clavó su fría y muerta mirada en mí, dejándome helad.

- Además... -Volvió a hablar.- ¿Para qué quieren volver al mundo si la gente se muere por venir aquí? -Nos preguntó sonriendo la niña.- Aunque bueno... Si os vais ya no tendré que vigilaros y podré volver a mi trabajo. He dejado pausado el tiempo mientras hablamos, de esa forma ningún alma que deba morir se salva de mí.

Todos nos miramos, ya ni nos quedaba duda de que estábamos frente a la mismísima muerte.

- Hay una forma de regresar al mundo -Continuó hablando.- ¿Conocen el dicho "A la muerte no se le guardan secretos"? Pues eso aplica con ustedes, deben revelar sus secretos más profundos, los que nadie sabe a excepción de ustedes.

Miré a Scott y él me miró a mí, luego miré a Lydia y evité mirar a Derek. No quería ver a Derek en ese momento.

Pasaron un par se minutos y nadie hablaba, no queriendo ser los primeros en revelar el más profundo secreto. Hasta que la persona menos esperada se ofreció.

- Le tengo miedo al fuego -Había hablado Derek.- Por eso en la cocina de mi Loft no hay horno.

Lydia, Scott y yo le miramos incrédulos, era muy poco creíble que el gran Derek Hale le tuviera miedo al fuego.

- Sigo yo -Lydia dio un paso hacia adelante.- Me gusta Peter.

- ¿¡QUÉ!?

Okay, esto ya era muy raro ¡Incluso Derek gritó "¿¡Qué!?". La Banshee nos dedicó una mirada asesina antes de enrojecer y llevarse las manos al rostro.

- La primera vez que tuve sexo casi me orino encima de los nervios.

Ese secreto de Scott no lo conocía, y me traumatizó el hecho de enterarme de esta forma. Aunque me hubiera reído si no estuviéramos en las circunstancias en las que nos encontramos.

- No soy tan alegre como parece, me paso la mayor parte del tiempo deprimido e intento que nadie lo note.

Todos esperamos a que algo pasara, pero nada, continuábamos en el mismo lugar y la Parca no hacía nada para regresarnos.

- ¿Y? -Preguntó Derek.- Ya confesamos, regresanos al mundo.

- Cada uno tiene otro secreto que no quiere decir, así que o hablan o se acostumbran al paisaje de ceniza.

- Maldita sea nuestra suerte -Murmuró Scott.- ¡Deucalion casi me convence de matar a la manada!

- ¡Yo salía con Jackson porque él es gay y necesitaba una tapadera! -Gritó Lydia.

- Cuando recuerdo el incendio me clavo las garras en cada parte de mi piel que alcanzo o me pongo a golpear cosas, gracias a eso puedo romper muros.

Me quedé en silencio mirando a Derek, eso de verdad era horrible y triste.

- Sigues tú, humano.

Todos me miraron ante las palabras de la Parca, ya que efectivamente era yo quien debía contar su secreto más oscuro.

Ya sabía bien qué era lo que debía de decir, pero la verdad era que no quería hacerlo. Menos cuando la persona implicada estaba a solo unos pocos pasos de mí.

- Luego de esto no volveremos a hablar de lo que se dijo aquí NUNCA -Demandé en un murmullo que todos llegaron a escuchar.

- Estoy de acuerdo con Stiles -Dijo Scott.

- Yo también -Habló esta vez Lydia.

Derek no dijo nada, aunque ni siquiera le miré antes de finalmente comenzar a hablar.

- Estoy enamorado de Derek -Hablé tan rápido que dudo de que mis amigos me hayan entendido claramente.- Ya está ¡Ese es el gran secreto! Ahora llévanos a casa.

- Un trato es un trato.

La Parca hizo nuevamente un movimiento con la cabeza y la ceniza a nuestro alrededor comenzó a flotar, envolviéndonos a los cuatro mientras intentábamos ver entre ella.

Lo último que logré ver fue como la figura de la niña se agrandaba y deformaba, tomando una forma alta y esquelética, la cual sujetaba una guadaña en una mano y al Nogitsune en la otra.

Lo siguiente fue realmente extraño, ninguno de mis amigos se encontraba conmigo y me sentía flotar. Era como si estuviera corriendo a gran velocidad por el bosque, aunque no sentía mis pies tocar el suelo ni mis piernas moverse, tampoco podía bajar la mirada. Era como si mi cuerpo se estuviera moviendo solo, o mejor dicho, era como si estuviera levitando.

De repente, la sensación de flotar desapareció y todo se volvió negro. Un horrible dolor de cabeza me atacó rápidamente, como si de repente me hubiera dado una resaca asesina. Abrí los ojos y me sorprendí al ver que estaba en un profundo pozo, pero el dolor me indicaba que estaba de regreso en el mundo de los vivos.

NOTA DE LA AUTORA:

Hasta aquí el capítulo de hoy, todos regresaron a la tierra de los vivos. Aunque como toda película de terror nos ha enseñado, volver de la muerte puede dejar consecuencias.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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