6

Mikel escucha el grito de la vaca y sale de su casa dirigiéndose a la granja. Cuando se detiene en la entrada, queda perplejo. -¿Qué? ¿Cómo? - Él pregunta. Porque ahora mismo la vaca produce toneladas de leche. Vaciándose como nunca antes. El cubo está casi listo y Ayane está arrodillado junto a ella sin tener que usar las manos. Ningún rastro de sangre que pueda demostrar que es culpable de la marca de mordedura en la ubre de la vaca. Le sonríe confiado a Mikel. Orgulloso de demostrar que está equivocado. Desde que lo recibieron en este hogar, ese chico lo ha juzgado sin parar. Diciendo comentarios ofensivos como: "Le doy una semana, no podrá vivir en la granja." Yeilåh ha estado discutiendo como leona con él desde ayer. Enfrentándolo como, "Bueno, ¡tú le enseñarás!” y etc.
Los colmillos de vampiro contienen efectos secundarios afrodisíacos, así que en términos extraños, la vaca se excitó tanto que gotea toda su leche.
-¿Qué le hiciste a ella? Esto es imposible. — Mikel se encorva junto a la vaca aún no creyendo lo que sus ojos ven. Impresionado. Emocionado también. A Ayane le resulta curioso verlo sonreír. No le sienta mal. ¿Por qué será que los gruñones tienen bonitas sonrisas? Siempre sucede.
—Supongo que tengo un don. — Pretende Ayane encogiendo los hombros y mirando abajo. Mikel sonríe. Mira la ubre de nuevo. Esta vez nota detalles perturbadores. Detalles que Ayane creyó ignoraría tras ver el derramamiento de leche. —¿Pero qué...? Tiene una mordida. Está hinchada. — Toca la ubre por encima. La vaca jadea en respuesta.
—¿La mordiste? — Mikel acusa a Ayane.
—¿Qué? ¿Por qué haría eso?
—Si no fuiste tú, ¡¿Qué la mordió?!
—Quizás la picó una abeja.
—Una abeja no deja dos arcos, tonto.
Ambos se ponen de pie confrontándose. Ayane mirándolo más que mal. Yeilåh sale hacia la granja al tener un presentimiento. Al ir, los encuentra tirándose truenos a los ojos. Reduce la caminata a una autoritaria sujetando sus caderas. Sintiendo el baja-sube de sus muslos.
—Chicos, ¿ahora qué pasa?
—¡Mikel me acusa de morder a la vaca! Yo solo la hice ordeñar. Jamás le puse un diente encima. — Miente Ayane todo lloroso. Un rubor rodea sus ojos. Yeilåh lo mira apenada, creyéndole antes que a su propio hijo.
—A revisar esa mordida. — Ambos retroceden abriendo paso y ella camina hacia enfrente. Se arrodilla para revisar el ubre. Hay un mordisco similar a colmillos. —Ayane, ¿no entró ningún animal mientras estabas aquí?
—No...
—¡Mientes! — Mikel insiste.
—¡¿Por qué eres tan malo conmigo?! ¿Qué te hice? ¿O los malos modales le pertenecen a los de tu raza?
—¿Ahora eres un maldito racista?
—¡He visto videos en el teléfono de mi papá! Negros en los aeropuertos que gritan o bailan sin vergüenza alguna o proclaman cosas que ni les pertenece--
Yeliåh lo sujeta de un hombro citando suaves, —Oye, oye... — Un poco herida. El niño se detiene para mirarla nervioso. Al decir esas cosas no pretendía incluirla a ella, pero el error fue generalizar. Una palabra muy madura para Ayane, quién solo quería defenderse. —Eso es un poco ofensivo, Ayane.
—Lo siento. No me refería a ti. Es que él siempre me molesta--
—Jamás vuelvas a decir cosas como esas, ¿está bien? No te harán bien. — La mujer sigue tratándolo cariñosa. Entonces le da una rígida mirada a Mikel.
—Si no vas a cooperar, por favor ve a ayudar a los señores Catheyong. — Bastante amable se muestra. No solo porque es su hijo, más bien porque prefiere la paz que tener a alguien de su sangre celoso por un extraño. Es una mujer paciente, obtiene respuestas tarde o temprano y soluciones pacíficas. Jamás le han convenido las guerras. Por lo experienciado siempre traen muerte y dolor.
Dos cosas capaces de ser evitadas.
Mikel pone los ojos en blanco antes de marchar. Estampando cada pie como si eso fuese a solucionar algo. Es tan solo otro chico inmaduro de diecisiete años creyendo ser un hombre.
Yeliåh gira sobre un hombro hacia las vacas. —Ayane, ¿podrías ordeñar a la segunda vaca bajo mi supervisión? Así obtenemos pruebas de que mi hijo está siendo paranoico. Buena venganza, ¿a que sí?
El vampiro se pone nervioso. Si no puede morder a la vaca, ¿cómo la hará derramar toneladas de leche? Agranda los ojos un poco. Desconcertado.
«No muestres tus emociones, no muestres tus emociones, Ayane.» Se repite a sí mismo dentro de su mente. Yeliåh solo nota su silencio y no ve nada bueno en el. Pero en lugar de recurrir a preocupaciones extremas, solo apunta a sus saberes: -¿Qué te pasa, Ayane? – pregunta. -No creas todo lo que dice mi hijo, a veces se aferra demasiado a lo que cree y se comporta como un tarado.
-Mala palabra. – Ayane jadea, tapándose la boca con las dos manos y mirándola completamente sorprendido. -¿No hay un frasco de malas palabras aquí? El que diga una debe poner un dólar adentro.
-¿Incluso los padres?
-¡Ey! Ahora que lo dices... Nunca había pensado en eso. ¡Mamá y papá no estaban obligados a hacerlo, solo yo con el dinero que me daban para helado!
Yeliåh se ríe.
Ahora un poco distraído, Ayane determina el rostro. Camina hacia la vaca con dos puños a los laterales. Agarra otra cubeta alojada en una esquina entonces se agacha junto a la vaca. «Si no puedo morderla, ¿funcionará si la rasguño?». Agarra el ubre, ocultando las uñas tras la misma. Yeliåh presta atención.
Entonces Ayane hunde una uña en la ubre. La vaca agranda los ojos por unos segundos, pero de repente, Ayane es habilitado a entrar a su mente. Recibe escalofríos al comienzo. Pues puede ver los recuerdos de la vaca. Desde bebé. Está dentro de ella.
«Por favor, por mí, deja caer toda tu leche. Eres muy bonita. Has tenido una vida fabulosa. ¿Te llamas Audrey?» Ayane le habla por telepatía. La vaca lo mira entre parpadeos cotidianos. La vida no es una fábula, los animales no hablan ni crean gestos faciales demasiado humanos, así que el animal, aunque escucha, se mantiene serio. Normal.
Luego suelta leche. Por todas las mamarias. Algo fabuloso.
Yeliåh no sabe cómo lo ha logrado, pero sonríe. —¿Cómo es posible?
«Gracias, Audrey. »
—Ni yo sé. — Sonríe soltando la ubre.

First va hacia la grieta creada con el sofá. Puede ver el sofá desde donde está. —Bien, tú puedes, First. Dejaste el gimnasio, pero aún conservas algo de fuerza.
Coloca ambas manos en el espaldar del sofá entonces empuja hacia adelante. No hay mucho movimiento por más que empuje. Sus piernas se deslizan hacia atrás por más que las ancle enfrente. Gruñe sin rendirse.
Hasta que mueve el sofá al menos hasta crear espacio suficiente. Suspira aliviado. Sabía que le quedaba algo de fuerza. Pasa adentro, viendo la abundante oscuridad en la mansión. Da miedo pues se siente todo el desconsuelo, pesar, melancolía cantar por las paredes como sirenas invisibles. Partículas de polvo vuelan por alrededor. Son una simpática compañia, casi hermosa. First decide subir las escaleras. Apenas toca el barandal puede sentir frío. Mucho frío. Mira abajo enroscando los dedos en ese material. «Así que pones tu mano aquí siempre que bajas o subes los escalones. » Toma nota mental incluso del más tonto detalle posible. Mira arriba entonces asciende. Paso a paso. Sonando el mástil.
La primera pared al final de las escaleras tiene dos enormes persianas color marrón. Bloqueando el sol por completo. Entre medio, una mesa redonda hace decoro. Para un ambiente cálido, tiene un jarro de magnolias encima. A la derecha hay una puerta cerrada. A la izquierda esperan tres habitaciones. La primera viéndose que es el dormitorio de Gawin.
—Si yo fuera tú, ¿dónde ocultaría unas deliciosas carnes? — Voltea hacia la habitación cerrada. Ojea por segundos esa puerta. Es la única cerrada. La única curiosa. —Okay, me convenciste.— Le dice a la puerta.
Al pararse frente a ella agarra la manija y empuja, pero no abre. —Maldita.... — Se abstiene dándole su mejor perfil con los ojos cerrados. Exhala a través las fosas. Cansado de tardar. Quiere salir de esto rápido. Siente que en cualquier momento será atrapado con las manos en masa.
Se dirige a la habitación de Gawin aunque presiente que las carnes no están ahí.
Ve una cama enorme. No por nada hay una cama de tamaño llamada “Rey”. Tiene una sabana azul bien organizada, dos almohadas enormes, un gabinete y un armario gigante. —Debe ser bueno vivir aquí. — Dice First mirando todo. Llega hasta el gabinete y abre la primera cápsula.
Ve unos grilletes con tela frondosa en las muñecas, variados juguetes sexuales que incluso First a su edad desconoce, condones y una Glock. —Pervertido.— Resopla First mirando aborrecido todo.
Cierra ese gabinete para mejor abrir el segundo. Al abrir ese, queda perplejo. Hay un papel. Un papel antiguo, de esos de tela rasposa. Lo coge en una mano y así mismo lo alza. —Así que ella es mi ancestro.
Hay una mujer dibujada a carbón. Todo de ella detallado en trazos lineales: Sombra bajo el mentón, cabello largo pintado en carbón, labios delgados largos de perfecta curvatura, ojos sonrientes y una nariz casi griega. No por nada los ángeles a menudo son llamados una creación hermosa. Tienen rostros dignos de su nombre, a saber ellos sus corazones.
First permanece unos segundos mirándola. Sinceramente apenado pues si esta imagen fue dibujada desde hace mucho y un vampiro la ha guardado durante todas estas décadas.... Significa que debió amarla. Ya no quedan dudas.
Guarda con cortesía la imagen, redimiendo la privacidad que irrumpió. Decide no registrar más en los privados asuntos del vampiro, no le ayudarán en nada respecto a su hijo. Más motivado, se mantiene a una buena distancia de la puerta cerrada.
—Se vale el intento. — Suspira.
Corre hacia la puerta para chocar la misma con su hombro. La puerta rebota pero no abre. First jadea, sosteniendo su hombro izquierdo mientras retrocede. —Maldición. Está dura. — Vuelve a detenerse a larga distancia.
Deja de cubrirse el hombro herido. Pega un grito guerrero corriendo hacia la puerta, cuando una mano se asoma a su campo visionario, una de garras negras en dedos humanos. Él agranda los ojos sin detenerse pues no le es favorable poner frenos en sus pies, pero la mano empuja abierta la puerta con súper fuerza.
First grita al no poder detenerse. La inercia lo lleva hacia adentro.
Hasta que, finalmente, cae. Su rostro golpea unas bolsas de plástico con algo suave dentro. Terriblemente suave, casi viscoso, dan ganas de masajearlo, pero a la vez no. Permanece acostado unos segundos. Jadea excesivamente largo. Parece un gemido. Presiona los laterales de los párpados.
Al abrir los ojos retrocede la cabeza y toma una ojeada de la bolsa. Es un pedazo enorme de carne. Seguramente humana, difícil adivinar qué extremidad es. Tiene porciones similares a nieve pues está congelada. Hay montones de bolsas así. Todas amontonadas como una montaña. Esta es la carne. Aquí está.
«Qué frío. Este lugar está helado. » First se abraza así mismo frotando de arriba a abajo los laterales de sus brazos. Agrieta los dientes por inercia. Temeroso, mira sobre un hombro al sujeto que le abrió.
Es un chico bastante joven, luce amable de solo verlo, con un cabello negro en flecos y ropa estilo chico bueno. —¡Hola! — Saluda.
—¿Eres un hombre lobo? — First se pone en pie con un pequeño tropezón adjuntado, pero se recupera de eso.
—¡Sí! Soy un hombre lobo. Tranquilo, Gawin me contrató como espía para cuando él no está en casa. Por otro lado, ¿tienes su permiso para estar aquí?
La voz de Gulf se torna amenazante, en adición a que aún tiene las garras fuera, levitando estas cerca a su rostro a medida que se acerca hacia el humano dando pasos lentos. Pasos de cazador.
«Ay, no. » Piensa First.
Cuando, todas las ventanas de la mansión, son rotas por rocas. Rocas que dejan caer las persianas. Permitiendo la luz del sol. Los vidrios quebrantan en múltiples pedazos. Gulf mira la pared derecha como si así pudiera mirar el exterior. —¡¿Quién carajos...?! — Sale por la puerta dejando a First solo.
El humano aprovecha para agarrar algunas bolsas de carnes y cargarlas bajo sus axilas. Corre afuera con esas bolsas y encuentra a Gulf parado a distancia de las puertas principales. Mirando estas fijamente. Consternado. Silencioso.
—SAL AHORA, GAWIN. — Protesta una voz afuera.
Es Nanon, habiendo brincando el portón junto a muchos hombres lobos ya. Todos ellos transformados en bestias de cuatro patas. Tras ellos algunos lobos siguen en forma humana recién brincando el portón. Nanon entre medio de todos ellos habiendo tomado liderazgo en lugar de su abuelo. Mirando mortal el lugar. Sin misericordia alguna. Quiere dar guerra. Aún no se transforma para poder hablar.
—¿Quiénes son? — Pregunta First.
—Hombres lobo. Estos no están de humor, saldré a--
—¡YA VOY YO!
—¡¿Qué?! ¡Espera--!
First pasa corriendo de él y sale por las puertas para frenar frente todas esas bestias, hiperventilando. Nanon confunde la mirada. Los demás se miran entre sí.
—¡Yo les daré sus carnes! ¡Todas! — First deja caer las bolsas. —Si me ayudan también.
—¿Quién eres tú? — Nanon pregunta.
El humano va a contestar cuando, de repente, Gulf sale transformado y gruñendo. Mirando únicamente a Nanon. Desafiándolo. Nanon bufa una risa al reconocer ese lobo.
—Gulf. Eres tú. Maldito traidor. — Nanon comenta sonriendo sarcástico hacia el traicionero de su manada. Ese espía que los mandó al infierno en cuánto Gawin hizo un trato con él. Ante el comentario, Gulf solo ensancha las cornisas del hocico, mostrando los colmillos agrietados.
—Bien. Si Gawin no va a salir, ¡entonces entren a matar! — Nanon grita agachándose para quedar en cuatro. Sus extremidades se retuercen, los huesos se comprimen, y él grita adolorido. Hasta estallar su forma humana entre pedazos de ropa y charcos de sangre. Corre hacia Gulf. Ambos lobos determinados a pelear para resolver cuentas pendientes.
First debe correr adentro pues los lobos van a por él.
—¡MIERDA, MIERDA, MIERDA! ¡ÉL NO ESTÁ AQUÍ, BOLA DE IMBÉCILES!
Sube las escaleras hasta entrar a la habitación de Gawin. Ahí cierra la puerta y se mete bajo la cama, de una posición en que incluso bajo las sábanas pueda ver la puerta.
La puerta rebota con estruendos. Anunciando la llegada de los lobos. Estos gruñen e incluso rasguñan la puerta, pero por el sonido de sus pasos parecen retroceder. Alejándose.
First permanece sobre su pecho con miedo. Mentón sobre nudillos encorvados. Ojos azules testigos del horror.
Los lobos vuelven a azotar la puerta, volando la misma. First pega un jadeo y se cubre la boca por inercia. Apretándose los mofletes como regaño. Presiona sus ojos cerrados por unos momentos imaginándose lo peor de lo peor. Ya solo queda ser atrapado.
Vuelve a abrir los ojos. Sin verlos. Nada de ellos. Arruga el entrecejo y tiltea la cabeza para confirmar si realmente se han ido.
Pero tanto fue el shock, que un hundimiento en la cama por encima suyo, lo hace salir del trance y ser capaz de oírlos. Estos están en el interior rebuscando. Son dos. Hay un lobo gris parado en la cama. Cada paso más cerca al borde.
First permanece cubriéndose la boca. Recibe temblores por el miedo. Miedo a morir sin ver a Ayane ni saber qué habrá sido de él.
Sigue mirando la puerta como opción de huida.
De repente, el lobo gris agacha la cabeza pasado el margen y mira bajo la cama con las orejas puntiagudas siendo los cuernos más filosos, por no añadir aterradores, que First jamás imaginó ver. La sábana cubre el rostro del lobo. Este exhala por las fosas, esa ventisca echando para enfrente la sábana y First es capaz de ver los ojos amarillos que atentan su vida. Unos ojos asesinos.
First deja de cubrirse la boca comenzando a hiperventilar más fuerte. Aprovecha el segundo en que ese lobo alza la cabeza para arrastrarse fuera de la cama y correr hacia la puerta. El segundo lobo (pelaje negro) le brinca encima obligándolo a quedar sobre su espalda justo entre sus cuatro patas. First lo mira con miedo al máximo.
—No, por favor, si tan solo me escucharán. — Súplica.
El lobo abre el hocico grande listo para comérselo. Mostrando gotas gordas de saliva caer, pegadas a los colmillos superiores.
«Lo siento, Ayane, lo intenté. » First cierra los ojos dándose por vencido.
El lobo es agarrado del cuello por Gawin. Quién ha aparecido de repente en la habitación. —Nadie pone un dedo en él sin mi permiso. — Amenaza, entonces usa una fuerza sobrenatural que avienta al lobo por los aires hasta chocar una pared. El lobo gris corre a él y Gawin lo noquea del cuello con la mano hecha una hoja digna de combate. Usada para tocar puntos vitales y provocar somnolencia.
Se da la vuelta para mirar insolente al humano. —¿Qué has hecho? — Reprende en voz grave.
—L--Lo siento. Quería respuestas para mí hijo, pero solo empeoré las cosas para ti.
Gawin se coloca en una rodilla. Le da una ojeada. —¿Estás bien? ¿Te han hecho daño?
—No... Estoy bien, — Se sienta First, inconsciente de lo cerca que quedan al hacerlo. —perdón por--
Al mirar arriba sus rostros tienen centímetros de distancia. Gawin se ve algo paniqueado por la cercanía. Mucho más de lo que First se ve. Ambos se miran de ojo en ojo. Contemplan sus rostros.
El vampiro se acostumbra a la cercanía entonces se torna serio. —No te disculpes, lo importante es que estás bien. Ven, arreglaremos el asunto de los lobos. Necesito tu ayuda para pasar sin quemarme. Otra vez.
—¿Atravesaste todas esas ventanas por mí?
—Pues sí, ¿esperabas que no? Perdí el paraguas al correr tan rápido como escuché tus pensamientos.
First comete otro silencio. Viendo lo mucho que el vampiro se preocupa por él. Por un simple psicólogo. Ahora que lo piensa, siempre ha demostrado esta clase de preocupación desde que se conocieron. Nomás ahora First puede verlo con claridad.
—De acuerdo, ponte esto. — El psicólogo le coloca su gorra. Tira para atrás los brazos, quitándose la chaqueta. Entonces la coloca sobre el gorro para que sus paneles lluevan tal cuales túnicas a los laterales de él. Gawin queda a su cuidado, su merced, viéndose por primera vez como alguien que se deja acariciar si así lo quiere.
—Has adelantado mi más preciado plan. Sin embargo, intentaré resolverlo hoy para salvar a tu hijo. Es lo único que importa.
—Lo siento--
—Yo lo siento. Fui un descarado al despreciar tus sentimientos hacia tu hijo. Pido perdón.
Gawin baja la cabeza haciendo una pequeña reverencia. First se conmociona al principio. Todo esto le parece demasiado mas no lo rechaza, lo aprecia en su lugar. Sonríe labial.
—No pasa nada. Arriba, debemos resolver este asunto.

Caminan la sala de estar íntimamente cerca. First manteniendo la chaqueta encima del vampiro con ambas manos (una en un hombro, otra en el brazo derecho). Ambos caminan determinados hacia las puertas.
*N/A: OMG ¡¿Qué les pareció el cap?! La escena del lobo gris me mantuvo tensa, pero nuestro Gawin lo salvó *Pega gritito* Dividiré el capítulo en dos partes porque todo lo planeado me toma muchas letras, he estado dividiendo todo este tiempo jajaja💖💖 ¡¿NANON Y GULF A PELEAR?! ¿Se revelará el asunto de por qué Gawin dejó de suplirles carne? WOW😱😱🤭🤭🤭💖*
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