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—No, no, ¿qué es esto?  ¿Soy un demonio como dicen las iglesias?  — Inclina la cabeza hacia los lados, observando con gran detalle los colmillos que asomaban por sus mejillas.  Son como cuernos de rinoceronte minimalistas.  Más tarde, observa su propio rostro adulto.  Tiene una barbilla afilada, laterales redondos y ojos asiáticos muy alargados.  Piel pálida tan perfecta como un muñeco.  Solo tiene cinco años, ¿por qué parece un modelo masculino de dieciocho años?  Por alguna razón es alto.  Su estómago ruge.  —Tengo hambre... — De repente pierde la consternación en su físico como el niño real que es y se enfoca en la comida.

Se sujeta el estómago con una mano como si se le fuera a caer y mira a su alrededor.  Sale del baño lamiéndose los labios con ansiedad.

Sus padres todavía están dormidos.  No han notado que el niño camina.  Como adultos, tienen tantas cosas con las que lidiar que una vez que cierran los ojos... Duermen durante horas.  Silenciosamente, Ayane camina hacia la mesita al lado de la camilla.  Había algunos yogures de chocolate y vainilla allí.  Los cuatro empacados.
Abre uno lentamente.  Al principio, echa un vistazo a sus padres, comprobando que no interrumpe su sueño y vuelve a abrirlo. Primero abre el yogur de vainilla, se mete el bol en la boca.  Ansioso y desesperado.  Algunas porciones se le caen de la boca.

Después de chuparlo por completo, no parece ser suficiente y abre el de chocolate.  Lo mismo, lo chupa entero y echa la cabeza hacia atrás en placer.  Pero de nuevo, después de tragarlo todo... No es suficiente.
Nada llena su estómago.  Y el deseo solo se hace más fuerte.  —No estoy lleno... —Llora y deja sobre la mesa los dos cuencos de yogur vacíos.  Se balancea un poco pero sostiene bien su cuerpo y mira a sus padres.  Especialmente la madre ya que su cabeza está inclinada y su cuello está expuesto.

El campo visual de Ayane se vuelve defectuoso.  Todos los lares se vuelven borrosos excepto el cuello de June y, como rayos X, sus venas brillan en un rojo puro como si no tuvieran piel para cubrirlas.  Cuanto más mira, menos puede mirar a otra parte.  Ahora está hipnotizado.  «¿Por qué puedo ver eso?  Nunca antes había visto eso.  Ahora puede que no obtenga una F en la clase de Ciencias cuando esté en secundaria.  »

Le parece apetitoso. Oye el bombear de la sangre de su madre. Tiene un aroma exquisito. El aroma brota como nubes rosadas hacia la nariz del niño. Pero otro olor incluso más exquisito combate el aroma. El olor de First. Su nube azul adjunto a trazos rosados escala hasta entrar a su nariz. Ayane voltea hacia él. Siguiendo el olor.
Pone un pie frente al otro. Caminando lento como gato en caza. Ya no es consciente de sí mismo.

Una enfermera llega a la puerta y se detiene al ver la figura alta. Pega un respingo. —¡¿Quién es usted?! ¿Dónde está el niño? — Inspecciona la camilla asomándose por los laterales del alto vampiro desde la puerta. Sin moverse un centímetro más ni uno menos.

Ayane gira sobre un hombro lento, salivando. Ya fuera de sí. La ve a ella como una presa. Un conejo.

La chica pega un grito que despierta a los padres. Estos murmuran el nombre de su crió observando la camilla vacía. Entonces miran a la puerta desesperados.

Ahí es cuando ven una imagen aterradora: Ayane abrazando contra su pecho a la enfermera y penetra sus colmillos al cuello de ella. Usurpa todos los litros de sangre posibles. Ensuciandose la boca al igual las mejillas. La enfermera aún pega gritos, pero no puede huir. Va perdiendo estabilidad corporal hasta quedar colgada del abrazo y sus rodillas dobladas. Solo las puntillas están sobre el suelo.

—¡¡¿QUIÉN ERES TÚ?! ¿DÓNDE ESTÁ AYANE? — Pregunta June parándose tras First.

Ayane deja caer a la enfermera para mirarlos como un animal sediento. Hiperventilando. Ojos rojos. Los padres reconocen esas facciones incluso si es un adulto.

—¿Ayane? — Pregunta June casi sin voz.

El niño levanta las cejas todo indefenso. Adolorido de que lo vean así. Gotas largas de sangre aún abandonan su boca. —Mamá.... Papá... — Llama. Sale corriendo por la puerta. Hasta desaparecer como si abriera un portal.

—AYANE.— Grita June corriendo hasta al pasillo donde comete una pausa. First va corriendo tras ella hasta detenerse. —¿Dónde está nuestro hijo? ¿Qué le pasó? — Se acerca al pecho del ex para llorar ahí cubriendo los laterales del rostro. First también está asustado, pero seguro de algo: Interrogará a Gawin.

Ayane aparece cubriéndose el rostro como boxeador, pero al bajar los brazos, se encuentra en una carretera. Una rodeada de bosques. Solitaria. —¿Dónde estoy? — Baja los brazos para tomar un vistazo. —¡Wow! ¡Soy como Iron-Man! — Se emociona pegando pequeños brincos en un solo eje.

Luces de un camión lo iluminan. Alguien rápido se acerca. Para cuando mira, es golpeado por el auto. Aquel conductor se detiene en seco. Luego se baja desesperado. Un hombre mayor en ropajes campesinos.

—¡Oh por Dios! No, no. — Se asusta. Rodea el auto para caminar hacia el chico. Donde las luces altas los iluminan como reflectores en escenario.

—Por Dios, ¿estás bien? — Pregunta el anciano agachandose para revisar al niño desmayado. Luego arruga el ceño. Ve esos colmillos como cuernos. —¿Qué es esto?

Ayane abre los ojos en rojo y se sienta para adentrarlo a un abrazo y volver a morder en el anciano. Hundiendo los colmillos cuernudos. El viejo pega un grito temblando. Quiere salir del agarre, pero no puede.

Para cuando Ayane finaliza, baja descalzo la carretera. Chupando la sangre en sus dedos con una inocencia y despreocupación inmensa. Mira los lares todo indefenso. La bata médica anda abierta tras su espalda. Revelando toda una espalda fuera de granos y unos glúteos perfectos.

—Mm. Extraño a mamá y a papá. — Murmura apenado todo cabizbajo. Los brazos los deja colgar a sus lados como adorno mientras camina. Sus colmillos se han ocultado todos. Pero sigue bañado del mentón hasta el cuello con sangre. Incluso su pecho.

Ve una ardilla más adelante caminar por el césped.

Sonríe emocionado de ver un animalito. Usa velocidad sobrenatural para quedar agachado frente la ardilla y sujetarla del lomo. La ardilla se queda quieta mirando al chico atenta.

—Eres muy bonita. Jamás había sujetado una ardilla. Ahora soy capaz. — Ríe Ayane. La sostiene en horizontal con ambas manos. Entonces apena el rostro. —Tengo tanta hambre... Ya no quiero lastimar personas.

Relame sus labios. Inclina la cabeza listo para morder a la ardilla, cuando un camión toca claxon a su lado. Él deja caer la ardilla y endereza la espalda alerta. Mira estupefacto la camioneta.

«Yo escondí al anciano, ¿ya lo encontraron?»

—Mamá, ¡¿Qué haces?! — Escucha a un adolescente masculino discutir tras el vidrio del auto. Seguido, escucha la puerta del conductor abrirse.

Una mujer de color, belfos grandes, cejas oscuras pero un perfil hermoso y cuerpo voluptuoso baja del auto. Ella tiene el cabello risado, viste una bufanda alrededor de la cabeza y ropajes granjeros.

—Oh por Dios, ¿estás bien? — Cariñosamente toma al chico de los brazos. Verificandolo.

Ayane se queda perplejo pues actúa igual que su madre. Se le queda viendo conmocionado.

—¡Mikel ven aquí! — Grita la madre dirigiendo el rostro hacia el auto y de nuevo hacia Ayane.

—Tú... ¿Me vas a ayudar? — Lágrimas caen de los ojos del vampiro. Mirándola perplejo.

—Sí, te ayudaremos. Lo haremos, ¿qué te pasó?

Quién se baja es un chico joven. Uno de color también. Tiene el cabello rapado, usa mahones con una camisa manga-corta y botas granjeras.

—Oh por Dios. ¿Qué carajos...? ¿Mataste a alguien?

—¡Mikel! — Reprende la madre ante su falta de comprensión.

Ayane lo mira esperanzado. —¿Cómo lo supiste? — Murmura casi sin voz.

Hijo y madre guardan silencio. Realmente confundidos. Se le quedan viendo perplejos. —¿Qué? — Únicamente respira la mujer.

Ayane sonríe atontado, pero en pocos segundos cae desmayado.


Al rato, está abrazando sus rodillas sentado en la parte trasera de la camioneta. Cabeza sobre los brazos. Extrañando a sus padres. Rezando por no matar a más nadie. Ya la hambre ha cesado.

«¿Volverá?» Interroga las oscuras esquinas de su mente. «¿Volveré a matar? No quiero lastimar... Más personas. Mucho menos estas. »

Mira la ventana del auto que da con los asientos frontales.

—No lo sé, mamá. ¿No te parece peligroso? Es un extraño. — Discute Mikel.

«Bueno, a él sí podría comermelo.» Espeta sin arrepentimientos en su mente. Mirándolo con la quijada reposada en los brazos.

—No siento nada malo en él, Mikel. Tiene una bata médica. ¿Qué tal si huyó por algo? Sabes bien que puedo ver los auras de las personas. En él... Vi un niño. Uno muy asustado.

FLASHBACK (20 Minutos Atrás):

Mientras la mujer se acercaba al chico que sus luces frontales iluminaban, pudo ver un aura blanco. El aura de un niño de cinco años dentro del chico adulto agachado.

Eso la hizo detener el auto.

FIN DEL FLASHBACK.

—Somos desertores de África, Mikel, — Ella traga grueso sin retractarse. —Si puedo evitar que alguien más sufra, haré lo que sea. Y si nos ataca a nosotros... — Abre el baúl entre sus asientos para sacar una revólver y se la mete en la área trasera del pantalón. Oculta la misma con la camisa. Mirando a Mikel como advertencia. Él comprende y da un asentir.

Ayane ha escuchado todo, pero aún así guarda silencio... Solo desvía la mirada.

Gawin está en su mansión dando un festejón para olvidar lo amargo de su propuesta. Dejar a la suerte al psicólogo, a todos. Dejando ocho botellas de vino caro por alrededor de la sala dónde bocinas de gran costo tocan música pop.

Él baila con mujeres que le restriegan el cuerpo, sabiendo bien hacer movimientos satisfactorios. La de ahora tiene un traje-pantalón corto en color naranja, botas y un escote extremo para lo pequeño de sus pechos. Un cabello largo color caramelo y menea el trasero como un baile hindú.
Sonríe gustosa mientras Gawin bombea el tórax restregandole lo suyo. Primeros botones de su camisa abiertos. Novena botella en una mano. Bañado en vino.

Otras chicas y chicos bailan alrededor de los muebles. Extasiados en el placer. Conquistados por la lujuria, drogas, bailes... El reinado de un vampiro.

Gawin muestra los colmillos en una sonrisa. La chica está hipnotizada para restarle importancia. Tal voltea arropando su cuello con sus brazos. Acercando sus rostros para un beso.

Cuando First entra por las puertas. Pisando fuerte el suelo.

Gawin reduce los bailes para mirar sobre un hombro. Al ver al hombre que más respeta, pierde todo enfoque en la chica.

—First, ¿Qué--?

First le mete un puño. Tumbandolo al suelo. La chica junto a las demás pegan un grito. Los chicos se quedan perplejos.

—¡¿QUÉ LE HICISTE A AYANE?! NADA RESULTÓ COMO PROMETISTE. — Grita el humano, poniendo cada pie a los laterales de Gawin. Crea una doblez para alzarlo de la camisa y le da otro puño.

—¡YO NO SABÍA QUE TIPO DE SANGRE ERA TU HIJO! — Grita Gawin como un rugido feroz. Con velocidad sobrenatural los mueve hasta estampar a First escaleras arriba. Yacen acostados en los escalones. Gawin encima de él agarrandolo de la camisa.

Los humanos se van, asustados.

—Me dijiste que estaría bien.  Que te encargarías. ¿Dónde está esa compasión de antes?

—Sí, es cierto. Pero me temo informar que soy cobarde para algunas cosas. Tu. Hijo. Ahora es el vampiro más poderoso de esta Tierra y aún no lo sabe. Con él no habrá vuelta atrás.

—Podemos ayudarlo. Tal vez si le das de tu sangre. ¡¿AHORA ERES UN MALDITO COBARDE?! ME DEBES UNA, AYÚDAME DE UNA PUTA VEZ. — First no teme en agarrarlo del caballo y tirar de él.

Gawin gruñe mostrando sus colmillos.

—Primero. Quiero verificar una cosa. — Sujeta la frente de First y hunde el rostro en su cuello.

—¡¿Qué haces--?! ¡Ah! — First convulsiona obligado a mirar el techo mientras unos colmillos penetran su carne. Primero duele, pero luego... Se siente como una droga. Una dulce inyección... Suave, lenta... No puede evitar afligir su rostro y gemir.
Gawin succiona fuerte. Aplastando la carne debajo, usurpando sangre litro tras litro.

—¡Ah! — Vuelve a gemir aferrándose al hombro del vampiro. Su boca en una “O” erótica. Cierra los ojos para tirar atrás la cabeza. Pecho arqueado.

Gawin ve la genética de su sangre. Explorando el orígen de su sangre pura. En los abundantes recuerdos, puede ver a Rosaline. El ángel del que se enamoró.

«¿Por qué la puedo ver? ¡¿POR QUÉ LA SIENTO EN TI?! » Gawin muestra vulnerabilidad al alzar las cejas sin dejar de succionar.

—¡Gawin! ¡Por favor! — First gime, desesperado por ser soltado.

Gawin sigue succionando. Explorando los recuerdos.


En uno de los recuerdos ve a Rosaline, su querido ángel, haber sido acorralada por dos hombres humanos y abusaron de ella. Ese mismo día en la tarde, cuando regresó a su humilde cabaña con Gawin, ambos en el año donde Noé construía el arca, pretendió estar bien. Que sus heridas en las rodillas, en el rostro fueron por su torpeza. A Gawin le costó creerle... Hasta que cedió a la mentira.

Suelta a First. Alzando la mirada y llorando. Llorando por la única criatura que llegó a amar de verdad en este vil mundo.

—Eres descendiente de Rosaline. — Habla Gawin.

First sigue extasiado. Excitado incluso. Pero se abstiene para mirarlo indignado. Recuperando el aliento.

—Por eso corre sangre pura en ti y en tu hijo. — El vampiro suena molesto. Falta de aire en su ser también. Ambos se miran en confrontación. Comenzando a retractar que alguna vez se hayan llevado bien. Las lámparas color oro ambientan la escena en tonados cálidos.

—Tu hijo es un dhür.

Explica Gawin.

*N/A: 😱😱 ¿Ayane con unos desertores de África? ¿First es descendiente del ángel? (OmG que opinan de esa escena cuando Gawin le succiona la sangre. La encontré intimidante pero sensual, espero les parezca de la misma formita🤭🤭 me lo dicen en los comentarios) Tuvimos tanto en este capítulo *Pega gritito emocionada* y lo que nos falta chicos & chicas pq habrá mafia humana también🤭💖*

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