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First se baja del vehículo y cierra la puerta con calma, teniendo bajo sus dedos las llaves del auto y haciendo las mismas sonar como lindos cascabeles. El niño pequeño corre hacia él ofreciéndole sus diminutos brazos. —¡Qué hay, campeón! — Se agacha y lo envuelve en sus brazos para levantarlo del suelo. Luego, giran en círculos. Gruñendo de ternura. —¿Listo para jugar PlayStation y patearle el trasero a este medio viejo?
—¡No eres viejo, papá! —Ríe Ayane.
-¿Crees? Tengo dolores de cabeza que me hacen pensar lo contrario. — First finge ruidos dolorosos solo para que el niño se ría. —Adelante, entra. Tu mamá y yo hablaremos un rato. — Lo pone de pie y le da las llaves.
—¡Voy a encender la PlayStation! — Grita corriendo como un pinguino por lo pequeñas que son sus piernas y entra, sin importarle dejar la puerta abierta.
First suspira mirando a la mujer que alguna vez amó. Una mujer de joven edad. Ciertamente, se conocieron cuando estaban en la escuela secundaria y entre sus seres queridos él siempre tendría la culpa de dejarla embarazada mientras que, June Wasawatee, siempre dividiría la culpa entre ambas partes: la de él y la de ella. Ambos se entregaron el uno al otro en una hermosa y juvenil noche de terribles errores. El primer error fueron sus nervios, el segundo su poco conocimiento sobre el sexo, por último pero no menos importante, el tercero fue cuando el condón se rompió.
A pesar de todo, First siempre está ahí para ella. Incluso cuando partieron sus corazones en dos. Él no tiene razones para ser malo, ella tampoco.
—¿Por qué esa cara de gruñona, mariposita? — Se apoya contra el auto al lado de ella. Ella desvanece todas sus facciones malhumoradas para reírse.
—Es solo... El doctor. Sus exámenes dicen que Ayane no está,— ella mira la puerta y vuelve a él. —mejorando, First. Me recomendó más medicina. ¡Más, First! ¿Por cuánto tiempo necesitamos comprar medicamentos? ¿Por qué no lo curan si para eso existen? Es agotador y mi miedo no aumenta sino que crece. Pensamientos como: “¿Mi hijo estará vivo cuando me despierte a la mañana siguiente?” me atacan a punto de mantenerme despierta todas las noches. Que es mi culpa. No debí haber fumado durante el embarazo. Me sigo repitiendo eso a mí misma--
—Mariposita, oye, —la consuela sosteniendo sus mejillas. Ambos se miran a los ojos. Ella quiere llorar y él también, pero él está conteniendo las lágrimas. —Él estará bien. Nuestro hijo estará bien, es fuerte. Esa enfermedad pulmonar no le hará nada. Ya verás. Si sucedió por tu culpa o no, no importa, ahora eres su mamá. Lo proteges.
Sus labios tiemblan mientras deja correr algunas lágrimas. Ella lo abraza y él le devuelve el abrazo. Mostrando su apoyo y amor como siempre. Ahora, son mejores amigos. Así como se conocieron.
Desafortunadamente, Ayane se quedó en la puerta... Decepcionado de hacerlos sentir tristes. De ser una carga. Cabizbajo al escuchar las confesiones de su mamá. Acaricia su propio pecho. —Si no fuera por estos pulmones... Por mi enfermedad. Sería un niño normal y no tendrían preocupaciones. — Suena herido. Terriblemente herido.
◡◡
Cuando First entra por la puerta, encuentra a Ayane jugando y fingiendo que no escuchó nada. Balanceando sus pequeñas piernas hacia adelante y hacia atrás en el sofá. Control de PlayStation entre sus manos. -¡Hola papá! ¿Mamá ya se fue?
—Sí, conoces el protocolo. La verás la próxima semana. Me dejó tus cosas. Ahora, ¡juguemos antes de que me dé mucho sueño!
Corre hacia el sofá y Ayane se ríe a carcajadas. Se sienta casi dejándose caer hacia atrás y coge el segundo mando de la mesa de delante. Ambos riendo en un ambiente cariñoso.
Un hombre de piel bronceada, pelo negro puntiagudo y hombros tan anchos como montañas está estacionado lejos de una escena de crimen. O una masacre. Está sentado en una Lamborghini morada con ropa estilizada de CEO en un color más oscuro que el del automóvil. Lleva gafas de sol y gruñe ante lo que ve.
El humano interrogado por Gawin, ahora está boca abajo colgando de los pies de un puente con la garganta abierta y el estómago también. Todos los órganos cuelgan con él como una correa de cintura. Se baja las gafas de sol pues sus ojos se tornan amarillos. Estos duelen al hacerlo. Le arden como si tuviera la cabeza dentro de un caldero con agua hirviente. Son la premonición de su bestia interior.
Saca un recipiente de gotas de agua. Seguido tira la cabeza para atrás y se deja caer las gotas en los ojos. —¡Urgh! — Gruñe el doble de fuerte ahora cabizbajándose.
Para cuando vuelve a mirar la escena los ojos regresan a sus orbes color café. —Ese maldito Gawin Damphe... Siempre yéndose a extremos. No tenía por qué matar a nadie. — Da reversa al auto entonces conduce enfurecido hacia adelante. El carro rebota ante algunos baches, pero ni eso le importa. Simplemente sigue conduciendo.
Para cuando llega a un edificio totalmente rentado por hombres lobos, abre la única puerta a la oficina de hombres lobos. En esa oficina hay dos hombres lobos transformados. Son bestias de cuatro patas enormes. Tan grandes que abarcan mitad de la habitación (suertudamente no llegan al techo) pero se mordisquean los cuellos o se abrazan de los mismos viendo quién derriba a quién. Ambos lobos tienen tonados oscuros y raspan las garras contra el liso suelo.
Hay alguien sentado tras la mesa de oficina. Un hombre mayor de barba similar a Mario Bros solo que totalmente blanca y a menudo le han dicho que se parece al Chef Boyardee, pero él se niega. Viste una camisa abotonada blanca, pantalones negros y guantes negros.
—¡Nieto! ¡Viniste! Los vampiros no te han comido, entonces todo bien, ¿verdad? — Habla como un niño pequeño pese a que es un hombre mayor. Los guardaespaldas a los lados del hombre ocultan sus rostros tras sus manos. Avergonzados.
—Jefe, no es momento para sonar así. — Uno lloriquea a medias.
Incluso el nieto suspira agotado, pero camina normal hasta llegar a la Oficina. Pasando de largo esa escena conflictiva entre lobos. Como si nada. Un vistazo diario.
—Gawin Damphere ha demostrado ser nada más que un maldito salvaje. Mató a un amigo humano mío y lo expuso como a un cerdo. Para que lo viera. Ya sabe que fuimos nosotros.
El viejo deja atrás toda actitud infantil tornando todas sus facciones serias. —Lamento tu pérdida, chico. Sin embargo, los vampiros son así. Despiadados. Nosotros tenemos corazón al lado de ellos, no somos fríos como la sangre que corre por sus venas. Deberemos ver a Gawin antes de que cometa más muertes.
Un aullido dolorido suena tras ellos. El muchacho bronceado, Nanon, se da la vuelta. Entonces ve un lobo negro acostado sobre un charco de sangre. Traumatizado por demás.... Así partió a la otra vida. El lobo marrón gruñe repetidas veces.
Sus huesos crujen.
Estos se rompen para volver al estado humano. Recreando a uno. Enteramente. Mientras el pelaje es reemplazado por carne humana, quién sea que sea el lobo pega un grito ensordecedor. Un grito que pasa de un tornado bestial a uno humano.
Hasta exponer un hombre joven desnudo. Uno de rodillas con los brazos desfallecidos entre los muslos. Mira el tejado agotado. Tiene una cintura delgada como papel, hombros anchos, caderas apetecibles color caramelo y su cabello cae como ondas sobre su frente. Pies desnudos bajo los glúteos.
Mira agotado a Nanon. Jadeando. Luchando por recuperar la respiración.
—¡Vaya!, mataste a ese maldito traidor. Muy bien para tu quinta semana con nosotros, Gulf.
—¿Es nuevo en la manada? — Pregunta Nanon sin dejar de verlo.
—En la manada y en el bajo mundo. Sabes que intentamos reunir a todos los que sean inexpertos. — Explica amable el jefe gánster.
Nanon echa para atrás los hombros al quitarse la chaqueta. Luego camina educado hacia Gulf. Coloca una arrodilla sobre el suelo para cubrir al lobo con la chaqueta. La cierra en su tórax.
—Aún no puedo creer que lo hice... Lo he logrado. — Sonríe Gulf fuera de aire. Su cuello sanando una enorme mordida a la derecha.
Nanon pasa de mirar la mordida a mirarlo a él.
—Sí, bien hecho. Venciste a un traidor, esos son los feroces.
Gulf ríe un poco. —¿Quién eres tú?
—Soy--— Nanon abre la boca para informarle todo humilde cuando el viejo dice:
—Es mi nieto, Nanon Prah, nomás es regresa cuando le da la gana porque está muy ocupado con su agencia de modelo.
—ABUELO, YO IBA A CONTESTARLE. — Grita el nieto todo amargado sobre un hombro.
Para ese grito, el abuelo ya le está dando la espalda con la silla giratoria y bebé de una taza de café. Los guardaespaldas suspiran rendidos con esta profesión.
Gulf pasa de mirar a los familiares todo curioso a quedarsele viendo a Nanon para al final darle una sonrisa labial.
Martes
8:00 A. M.
First está parado al lado de una estantería de libros por simple estiramiento. No quiere pasarse todo el tiempo sentado. Debe moverse un poco. Lee sobre algún paciente.
Gawin entra por la puerta con una sombrilla negra, gafas de sol del mismo color. Coloca el paraguas al margen de la puerta entonces, sin hacer ruido no a propósito pero por naturaleza, camina hacia enfrente.
Ve a First leyendo.
Siempre está leyendo. Se le hace curioso ver a un humano tan entretenido en la mañana no aburrirse con información de clientes. Para Gawin leer es divertido solo si es con tramas ficticias o llenas de acción. Romance... Podía leerlos. Solo algunos. Le parecía inteligente cómo alguien soltero o virgen puede tener variadas ideas sobre distintos romances. O como ese género te hace sentir tremendamente solo. Hace muchas décadas, Gawin se enamoró. Fue un romance prohibido y no fue de una humana, peor aún, fue de un ángel.
Una dama tan preciosa que el hombre siempre mal interpretaría su bondad con lujuria. Su inocencia con perversión. Ella era la rosa más bella del mundo y se le conoce hasta el día de hoy como La Novia de Dios. First tiene un aura bondadoso similar a ella... Incluso huelen iguales.
Vieja historia, otros tiempos. Ahora solo le cabe a Gawin continuar y modernizarse.
Estira las cornisas hasta formar una sonrisa labial. Usa velocidad sobrenatural a propósito. Sin que First lo note.
—“Acusado de matar a su esposa... ” Lee el psicólogo. Lleva arriba la página en orden de pasar a segunda, pero inevitablemente posa ojos al frente y ve a Gawin bien de cerca. Este sonriendo labial usando gafas de sol.
—¡Wow! — First tira la libreta de archivos arriba sus cabezas.
Gawin se espanta, pero lo sujeta de la cintura con una mano y de la espalda con la otra. El rubio queda acostado en el aire como alguna posición tango. Por otro lado, el vampiro queda hiper agachado sobre él. Mirándolo tierno.
Permanecen viéndose. First asustado.
La libreta de archivos le da un golpecito en la cabeza a Gawin luego cae al lado de ellos. —Auch.— Dice el vampirito.
—¡C--Cuánto lo siento, sr. Damphe! Soy un tonto. Es que no note cuando llegó.
Gawin lo reacomoda seguido se agacha para agarrar la libreta. —No, discúlpame a mí. Tuve la culpa. Quería asustaste, pero no fue una buena idea.
—Sr. Damphe, si quiere asustar personas trabaje para las Casas de Horrores que abren en Halloween, no asuste a su psicólogo. ¿O quiere hundir mi salud mental?
—Pero su salud mental ya está hundida, ¿no es así?
Gawin endereza la espalda y le mantiene la mirada. First evapora su sonrisa poco a poco. Entrando a un tipo de hipnosis. Sus pupilas se achican mientras que las de Gawin crecen. Pues este le lee la mente.
En La Mente De First:
First abre los ojos ahora parado al borde de un acantilado dentro de un bosque helado. Abarrotado por completo en nieve. Se abraza así mismo con una chaqueta negra seda, mahones, y botas. Mira alrededor temblando con miedo.
—Mi hijo.... — Susurra mirando devuelta al acantilado. —morirá. Mi hijo morirá, no quiero que muera. No habrá salvación para él. No la habrá. Si pudiera matarme para que él fuera feliz, lo haría. ¡Lo haría!
Fuera de La Mente de First:
First aún sigue bajo hipnosis en ese bosque nevado donde los miedos más íntimos salen a la luz. Una lágrima deja caer aunque no pueda mover nada de su cuerpo. Gawin sigue leyendo. Al contrario del humano, puede estar consciente al leer mentes o hipnotizar personas.
«Siempre que te leo la mente estas preocupado por quedar en ridículo frente tus clientes. Pero este miedo es diferente. Ahora temes por tu hijo. ¿Quién es?»
Gawin piensa.
Entonces desactiva la hipnosis. Regresando a ambos a la normalidad.
First vuelve a sonreír. No recuerda nada. Ni siquiera lo que acababa de presenciar como miedo. Se limpia la lágrima derramada sin saber por qué lloro.
—Qué raro, ¿será polvo? Bueno, vamos a hacer esta sección.
—Vamos.
Para cuando están sentados First está sonriendo labial. Esperando que el otro hable. Pero nada surge esta vez. Es extraño. —A ver, me rindo, ¿es tu deseo asustarme en el día de hoy? Ya te he hecho las preguntas básicas y al contrario de los días anteriores, hoy no has iniciado conversaciones.
—Es porque hoy he estado pensando en usted, First.
—Uh. ¿Pensar en mí cómo...? — First se ajusta los paneles de la chaqueta nervioso y reajusta el trasero, pero le vuelve a sonreír expectante.
—Su hijo. Está enfermo, ¿no?
—.... ¿Cómo--?
—Una cosa a la vez, psicólogo. Pero le tengo una propuesta.
First lo mira completamente serio. —No me gusta que otras personas se metan en mi vida, sr. Damphere.
—¿Y si le ofrezco a su hijo vida eterna y bienestar infinito?
El único humano en la habitación se le queda viendo expectante. Sin saber qué significa esto. Pero a la vez, sintiendo la propuesta como un milagro.
*N/A: Espero les haya gustado este capítulo que tuvo algunos detalles sobre información que aún nos toca explorar, ¿Cuál habrá sido el ángel del que se enamoró Gawin? ¿Qué pasará con Ayane? 😱😱💖 Por cierto, ¿Qué les parecieron los pequeños (muy pequeños) momentos de comedia? Seguiremos teniendo más de esos pero del capítulo 3 para abajo varias cosas serán INTENSAS y aquí es cuando empiezan las cosas de mafia😍😍*
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