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Hay cosas que no se pueden ver con los ojos, solo con el corazón. En lo alto de las montañas, lejos de la ciudad, lejos de todo, seres míticos protegen su hogar.

Tres dragones surcan los cielos. Sus cuerpos en forma de espiral traspasan las nubes. Sus pieles llenas de escamas y sus garras encorvadas para no dañar a nadie. Eran dragones con bigotes grises y colas de león. Agitaban sus caderas de lado a lado mientras volaban. La madre dragón en el centro y los hijos a los laterales. Todos revisándose con esa sonrisa. La cálida sonrisa del amor.

Como dragones, su deber era proteger las montañas y anunciar el caos o la Apocalipsis a los monjes de la catedral cercana. Solo ellos tenían permitido verlos. Porque eran tan bondadosos como las criaturas. Ellos cerraron el paso a las montañas para que las criaturas no corrieran riesgos.

Hace una semana, la madre dragón volvió a dar a luz. Y es una excelente noticia considerando que son los únicos. Los hijos están entusiasmados por su nuevo hermano. El padre dragón se queda en la cueva a velar el nido. El nido quedó a la talla del huevo y como decoro, pusieron magnolias entre las ramas. El padre dormía a su lado. Con el hocico sobre las patas delanteras y arropado por su propia cola. Abre un ojo y le echa un vistazo al huevo. El huevo aún no quiebra. Tal vez la próxima semana.
Sonríe ladino. Fascinado de tener un nuevo miembro en la familia. Sus orejas de ciervo perciben algo y se echan para atrás. Alza la mirada a los bosques. Alerta al crujir de las ramas. En el bosque hay distintas criaturas. Criaturas normales como: jabalíes, conejos, zorros, pumas, etc. Sin embargo, ninguna se acercaban a los dragones. Los veían como líderes del bosque.

El dragón espera. Sin mover un músculo.

Y alguien sale de entre los árboles. Vestido en negro y arrastrando del cuello a un monje - el mismo sentado y cabizbajo. Sangre seca desde la boca a la garganta. Su cuello roto.

El hombre que lo arrastra carga una lanza antigua. El sujeto se detiene con una sonrisa y suelta al monje. Escuchando su cuerpo caer. El hombre tiene los ojos azules y los labios carnosos. Su cabello es un desastre ondulado.

-Hola. - Saluda, con la respiración agitada. El dragón se alza en sus cuatro y abandona las sombras. Mostrándose intimidante. Sin una pizca de gracia. Determinado a proteger a su pequeño.
Ahora de pie, es alto. Más alto que el visitante. Tal se obliga a mirar arriba. -Wow. Ustedes son algo grandes, ¿eh? -Sorna columpiando las manos.

«Qué. Quieres. » Pide el dragón, con una voz potente. «Qué. Eres. »

-Solo soy un hombre que quiere ser millonario y tiene la suerte de tener súper fuerza.

-Entonces naciste para hacer el bien, pero decidiste hacer el mal. Solo nace uno como tu cada mil años.

-Sí, no soy bueno para hacer el bien. Verás, ¿por qué joderte la espalda por otros cuando no harán lo mismo por ti? ¿Qué debo sentir al ayudar? ¿Bondad? Eso es una payasada. Los humanos no se ayudarían entre sí si tuvieran poderes. Me parece que debes salir más, dragoncito. No sabes nada del mundo. Ustedes sí son leales a esta Tierra. Pero ellos escupen el mundo que les fue dado.

-Hablas como si no fueras humano.

-No me siento como uno.

-¿Cómo te sientes?

-Superior.

Percibe el acercamiento de algo a la derecha entonces voltea y traspasa el estómago de la madre dragón, quién se lanzó a él para atacarlo. La madre dragón agranda los ojos ante la penetración y mantiene las garras abiertas. Mueve la cola, pero no hay nada que pueda hacer.

El progenitor grita a los vientos y se lanza a atacar al hombre, pero este retira la lanza para incrustarla en él. Traspasando su estómago. Temblando al usar toda su fuerza. El dragón tiembla y al igual que su dragona, caen sobre las hojas. De costado. Viéndose el uno al otro. Minimizan el largo de sus cuerpos hasta tomar formas humanas. La mujer era una hermosa pelirroja cuyo cabello arropaba toda su espalda y costados. Sus ojos verdes escudados por lágrimas.

El hombre con una piel oscura, más oscura que la noche y aún así brillosa a los costados. Él también tenía el pelo largo y azabache. Su barba, sin embargo, se ajustaba a la quijada.

-Madea. - Susurra. Estirando la mano para alcanzar la de su amada. Ella estira su brazo con las mismas intenciones: Morir tomados de la mano.

El hombre se acercaba a la cueva cuando llegaron los dos hijos de la madre dragón y el varón tomó el huevo entre sus brazos. Parado en dos patas. Mirando mal al humano.

La hembra mira a sus padres y les pregunta qué hacer. Pero Madea ruega que se vayan. Que dejen las montañas y protejan a su pequeño hermano.

Los hijos no quieren dejarlos. Son sus padres. Dejarlos sería un acto de crueldad. Pero era cierto que ya no podían hacer nada. Ya no había nada que hacer y los monjes habrían de estar muertos. Abandonan el bosque y vuelan lejos. Lejos de ahí. Sin darle oportunidad al hombre de lanzar. El mismo maldice, viéndolos partir.

•••

First Foccet trabaja como psicólogo. Pero tiene una nueva tarea: conducir a sus hijos a la escuela. Todas las mañanas antes de las ocho. Su hijo mayor es una dulzura, el menor es un problema.

Ahora mismo prepara el desayuno para sus hijos y revisa el calendario pegado en la nevera. Tachando el nombre del paciente de ayer. Su hijo, Ayane, espera a por el desayuno. Sentado en la mesa familiar. -¿Ya papá se fue?

-Sí, hijo, papá fue al banco a trabajar. ¿Ya se levantó tu hermano?

-Eh, creo que no, papá. - Ayane sonríe incómodo porque no quiere ir a despertar a su hermano. No le tiene miedo, al contrario, tiene ganas de meterle un puño.

-¿Podrías revisarlo? Por favor, Ayane. - Pide con dulzura antes de volver al horno y voltear el huevo hervido. Ayane suspira pesado y responde que sí. Sube las escaleras, camina hasta el final del pasillo y comete una pausa. Observando la puerta metalera de Rama. "Rama" significa "Rey" en tailandés. Ayane piensa que sus padres lo nombraron de esa manera esperando que fuera tan responsable como su nombre. Pero es un holgazán malcriado.

En la puerta hay un cartel que lee: "NO ENTRAR - CUIDADO CON EL VAMPIRO". A lo que Ayane rueda los ojos y toca. -Rama, ¿estás despierto? - Pregunta. -Papá First nos está haciendo el desayuno. Huele rico.

No hay respuesta del otro lado.

-Rama, voy a entrar. - Ayane entra y, como siempre, encuentra al pelilargo roncando sobre la almohada con un brazo colgando fuera y auriculares puestos con música rock a todo volumen. -Rama. - Llama una vez. Para la segunda vez, se desespera. No aguanta más entonces hace algo peligroso: quitarle los auriculares gritando su nombre.

Rama abre los ojos como una mismísima bestia. Sin mover un músculo, desliza los orbes hasta el final de los ojos. Mirándolo. Ayane traga grueso.

El chico se pone en pie siendo mucho más alto y musculoso que el otro. Tiene el cabello esparcido por la cara. Viste una camiseta de tiras y cortos que huelen a calzoncillo sudado. -No toques mis audífonos. - Demanda, arrancándole los audífonos de la mano.

-Pues levántate temprano. - También demanda Ayane.

-¿Y qué si no quiero? La escuela es estúpida.

-¿Por qué le haces esto a papá? Siempre le quieres hacer las cosas más difíciles de lo que ya son. Sé agradecido y coopera.

-Chicos, el desayuno está listo. - First aparece en la puerta con una sonrisa que decae en segundos al ver que Rama no está listo. -¿Qué esperas, Rama? Toma un baño y vístete, no nos queda tiempo.

-Ya voy. Es innecesario que me lo digas. - Rama tira los audífonos a la cama y lo pasa de largo, empujándole un hombro. A propósito. First vuelve a suspirar pesado. Su relación con Rama no es la mejor. Es como si no fuera su hijo en absoluto. Como si no hubiera vivido nueve meses en su vientre. Esperaba que tuviera la misma bondad que Ayane y su padre, pero a fin de cuentas, es un dhür. Un vampiro superior a otros. Tenía la misma crueldad que Gawin cuando era vampiro. Por eso se lleva más con Gawin. A pesar de todo, ninguno le ha contado del verdadero poder de un dhür. La parte en que puede alzar a sus víctimas y drenarlas desde el suelo.

Ayane va a ir tras él por empujar a su padre, pero el mismo lo detiene. Con cariño. -No te preocupes.

-No puedes dejar que te traté así. - Gruñe Ayane.

-Lo sé. ¿Alguna vez he dejado que se salga con la suya? - Sonríe First, animado. -Dame sus audífonos y su iPad. Se los quitaré por dos meses. A ver si con eso baja niveles.

Ayane ríe. Orgulloso de su papá. Orgulloso de sus castigos. Jamás se deja por nada ni por nadie.

-¿De qué ríes?

-Es solo que recuerdo cuando me castigabas a mí. - Sigue riendo nostálgico. -pronto iré a la Universidad y y no he sido castigado desde los dieciséis.

First se entristece al recordar que Ayane pronto irá a la Universidad. Y probablemente quiera quedarse en los dormitorios de allá. Se quedaría solo junto a Gawin y Rama. Su hijo menos favorito. Se supone que no hayan favoritos en una familia, pero eso es mentira.

-Consíderate afortunado, Ayane. - First lo felicita, dándole una palmada en un brazo. Ambos se miran con todo el amor del mundo y First va a recoger las cosas del menor.

•••

Una vez en la escuela, First estaciona frente las puertas. Dónde muchos padres dejan a sus hijos y siguen habiendo adolescentes que cruzan la carretera hasta la escuela.

-Qué tengan buen día, chicos--- First va diciendo, pero Rama es el primero en salir. Furioso porque le quitaron los audífonos. Camina cabizbajo con unos pantalones ajustados, botas, bocamangas enrolladas y una chaqueta de cuadros atada a la cintura. Sus accesorios son anillos plateados en los dedos y un collar de canicas.

Ayane suspira. -Gracias por los deseos, papá. Aunque no compartimos clase, vigilaré a Rama lo mejor que pueda.

-Gracias, hijo. - Agradece First mientras el otro sale. El psicólogo suspira conforme observa a sus dos hijos subir las escaleras. Ya están tan grandes. Y se siente tan... Mayor. Toma un vistazo en el retrovisor para encontrar una cana a la derecha. -Dios no. Deberé pintarla otra vez. -Intenta peinarla con un dedo, cuando tocan a su ventana.

Voltea a la izquierda encontrando a una hermosa mujer de atuendo profesional. Madura ella, pero con un cabello resplandeciente. «Seguro se pinta las canas a tiempo. » Piensa First mientras baja la ventana.

-Buenos días, hola. - Él saluda.

-Buenos días, caballero. ¿Usted es el padre de Rama y Ayane?

-Sí, soy yo. En realidad, soy su otro papá. Somos una pareja homosexual. Seguramente ha visto a Gawin, mi esposo. Él se encargaba de traerlos al comienzo, pero ahora que trabaja, me toca a mí.

-Ah. Bueno. ¿Me presta un minuto de su tiempo? Soy la directora, Viv.

-Eh, sí. Claro.

•••

En la oficina de ella, First aguarda sentado frente su escritorio. -Quería hablarle de su hijo. Rama.

-Sí. ¿Qué con él?

- Él y sus notas, sr. Damphere. Si sigue así a duras penas pasará el año. He recibido quejas de maestros diciendo que les dispara papeles con un sorbete, que no presta atención y que no hace nada más que dormir. ¿Muestra estas actitudes en la casa?

-Rama es... Complicado. La verdad, es que es un niño muy difícil. En todos estos quince años solo se lleva con Gawin, su otro papá. A mí es como si me excluyera. Y realmente lo intento, señorita, pero él no me lo permite. Pero no se preocupe. Lo regañaré y veré que estudie.

-Gracias, sr. Damphere. Sería de gran ayuda. Y eso es todo. Espero que su relación con él mejore.

-Gracias, señorita. - Él se pone en pie. -Ah, antes de irme, ¿sabe en qué clase está ahora?

•••

Rama está en el Salón de Química usando la mochila como almohada mientras todos prestan atención al maestro. First entra y el maestro comete una pausa. -¿Sí, diga?

-Perdone. ¿Puedo ir hacia mi hijo?

-Claro.

El joven padre sube los escalones que dan con las mesas al fondo y azota una palma en la nuca de su hijo. -¡Aish! ¿Qué mierda--? - Iba diciendo Rama al enderezar la espalda.

-¿No te basta con dormir en la casa? ¿Vienes aquí a perder el tiempo? ¡Otros matarían por estar en tu lugar y aprender! - Regaña con la respiración agitada mientras el hijo los mira a todos. Ve algunos sonriendo y otros asustados. Muy pocos asustados. «Se lo merece. » Escucha a una chica romper el chicle en su boca.

Sigue observando a todos los estudiantes hasta regresar su mirada a First.

Más lleno de odio que nunca.

-Te odio. - Gruñe, sus ojos escudados por lágrimas.

-Puedes odiarme todo lo que quieras, no me importa. Un día sabrás que hago esto por tu bien. Por ahora, presta atención. Los maestros no vienen aquí a perder su tiempo.

Puntúa y se marcha. Disculpándose con el profesor por quitarle tiempo, pero el profesor está más que orgulloso y dice: «No fue nada. » Sonriente. Todos voltean a la pizarra. Rama tira el bulto al suelo e igual, presta atención.

First no sabe si hizo bien o mal. Su corazón late al mil. La frase lo asusta un poco, pero Rama aún tiene quince años, es solo un niño berrinchudo. Sube al auto y lo enciende. Acto seguido lo pone en marcha.

•••

Hoy debe atender a un nuevo paciente. Por suerte, abrió la clínica justo a tiempo y se sentó a esperar por el cliente. Mientras tanto, lee el informe de este.

El hombre en la foto es guapo.
Tiene 37 años.
Es ingeniero y no tiene antecedentes penales. Tiene un registro limpio.

Su teléfono vibra. First lo saca del bolsillo y encuentra un mensaje de su esposo.

Gawin: ¿Cómo te fue?

First: Hasta ahora bien. ¿Recoges a los chicos?

Gawin: 👍🏻

First ríe por el emoji de pulgar arriba.

Gawin: ¿Estás solo en la clínica?

First: Sí.

Gawin: ¿Qué calzoncillos traes ahora?

First: Ya estamos viejos para esto😝.

Gawin: No lo estamos. Vamos, ¿qué traes?

First: Calzoncillos negros. ¿Estás en hora de almuerzo?

Gawin: Sí. Horario adelantado por salir temprano. Pero quiero comerte a ti.

First se muerde el labio inferior y siente el urge de descruzar las piernas.

First: ¿Qué comerías primero?

Gawin: Tus labios.

First: ¿Qué más?

Gawin: Tu pene.

La respiración de First se altera y pelea por no abrir sus pantalones y masturbarse.

Gawin: Luego tu dulce culo y no te soltaría hasta hacerte correr.

First: Espero me hagas eso esta noche. Yo también quiero comerte.

Gawin: No puedo esperar.

Alguien toca a la puerta y First guarda el teléfono. -Adelante.

-Buenas tardes. - La persona que entra tiene una sonrisa humilde.

-Buenas tardes, ¿cómo está, sr. Primatta?

Ayane toma clases con regularidad, cuando el profesor es citado a la puerta. Los estudiantes lo ven intercambiar palabras con la secretaria y luego asentir. Invita a pasar dos individuos de color. Un chico y una chica. Ambos tímidos con sonrisas afables. El chico trae una mochila enorme.

Son hermosos, pero a Ayane le intriga el chico.

-Clase, tenemos nuevos estudiantes. Ellos son Noona y Karl. Serán sus nuevos compañeros a partir de hoy.

Los tímidos hermanos saludan a la clase, pero por alguna razón, conectan miradas con Ayane. Quién los observa igual de intrigado.

•••

Gawin recogió a sus hijos, First compró pizza para toda la familia y con sangre de bebé (la dosis que Gawin solía vender y ahora consigue del nuevo líder), los chicos van a sus cuartos a estudiar mientras que los adultos se divierten en la cama. En privado, claro.

Aún están vestidos y besándose entre risas. Gawin no ha cambiado mucho, excepto que ahora ata su cabello en una coleta desaliñada.

First está sentado en su regazo agrupando sus mejillas y dedicándole canciones con sus besos. Gawin responde a sus canciones con amor.

-Tengo que irme a bañar. - Gime First.

-No lo hagas. Si lo haces me dormiré. - Súplica Gawin. El rubio sonríe y sigue repartiendo besos.

-Yo también tengo sueño. - Mucita.

Muy pronto, solo se quitan la ropa para dormir, no tienen energía para nada más. Se acurrucan entre sí y ahí quedan. No hicieron el amor.

-Cuando era vampiro no tenía este problema. - Murmura Gawin, soñoliento.

-Shh, vamos a dormir. Lo haremos después. - First responde, también soñoliento.

💤Continuará...

*N/A: ¡Primer capítulo! ¿Qué les pareció? Dios, Rama Foccet Damphere sí que es un caso, ¿eh? Tenemos la incógnita del hombre que mató a los dragones, ¿para qué quiere el huevo? ¿Hay más a su motivo? ¡Descubrámoslo en los siguientes caps! *

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