Historia 2
Corría por el bosque, los vampiros la seguían, sabía que detenerse no era una opción, estaba cansada, había intentado cruzar un río, pero le costó más tiempo del que planeo, estaban muy cerca lo sabía, si la alcanzaban estaba muerta, lo sabía, y aun así, su cuerpo no podía mas, corría tanto como podía intentando buscar un lugar para refugiarse, pero había nada, se sintió perdida cuando unos brazos la atraparon, trato de liberarse, golpeo, pataleo, rasguñó pero no se comparaba a la fuerza de aquel chico de tez morena.
― ¿Qué encontraste? ―Cuestionó otro chico.
― Max ahí vampiros en la zona, perseguían a esta chica, encárgate, yo la llevaré a casa a revisarla, está muy alterada.
― Está bien nos haremos cargo, pero no crees que él se enojará, si la llevas a casa.
― Huele a humana, seguro la querían de almuerzo, no es un peligro, yo me encargo, tú y los chicos encárguense de los vampiros.
― Sí ―El chicos fue a cumplir sus órdenes.
― ¿Cómo te llamas?
Ella no contestó.
― ¿Por qué te seguían?
Siguió sin contestar él la llevaba del brazo y aunque no ejercía fuerza sabía que no podía escapar, la guío a una casa oculta entre una serie de árboles que la camuflaban, era una casa amplia y muy linda, la sentó en un comedor grande y estuvo a su lado haciendo preguntas que ella no contestó.
Le dio agua, jugo, comida, pero ella no aceptó nada por un rato, luego tímidamente bebió el agua, estaba agotada y pensaba en sus posibilidades de escapar, si decía que era humana y esos vampiros la querían drenar, pero no sabría que responder si le preguntaban donde vivía y por su aspecto se notaba que llevaba un tiempo en el bosque, trataba de formular una buena historia para que la dejaran marcharse.
― ¿Qué demonios pasó? ―Gritó un rubio exasperado.
― Vampiros rondaban por la zona buscando o posiblemente cazando, pero se marcharon al saber que entraban en nuestros dominós.
― ¿Apresaron a alguno?
― No, pero..., Adrien, encontramos a una chica traspasando los terrenos, es humana, creemos que la seguían a ella para alimentarse, pero no ha querido hablar ni decir nada.
― Cualquier persona que traspase a los terrenos debe morir, aun si es humano, son las reglas Nino.
― Escúchame Adrien es solo una muchacha, no es un peligro, déjala vivir ―Dijo Nino que trataba de impedir que entrara a la casa sin calmarse, no quería que su amigo acabara así de fácil con una vida, esa chica no era una amenaza, no tenía por qué matarla.
― Cada persona que se acerque, debe morir si no tiene ningún asunto, es así como nos mantenemos a salvo, no quiero tener por qué recordártelo.
― No tienes por qué alterarte, solo cálmate lo último que quiero es contradecir a mi Alfa, pero si ella no es un peligro, deja que al menos se marche ―Nino trataba de calmar a su amigo, no le gustaban los intrusos y llegaba a ser muy sádico si algo no le gustaba, era muy serio en sus deberes y cuando había avistamientos de intrusos, siempre se ponía muy alerta, lo había visto matar sin remordimiento a quien se acercaba de más a sus terrenos, pero esto también los protegía y mantenía con vida, protegidos y seguros.
― Está en la casa ¿cierto? ―Preguntó y antes de una respuesta se dirigió a liquidar a esa persona.
― Oh vamos, no hagas una locura ―Comentó siguiéndolo de cerca intentando que no hiciera locuras.
Al entrar a la casa fueron hacia el comedor donde estaba la chica, barios chicos estaba intentando alimentarla o hacer que hablara, pero sin éxito alguno, Nathaniel, un chico pelirrojo, estaba sentado a un lado de ella intentando averiguar por qué la seguían los vampiros, pero ella no respondía.
Cuando Adrien entró a su casa, inmediatamente sintió un exquisito aroma, que lo guio al comedor, una chica hermosa lo desprendía, pero se molestó de sobremanera cuando notó a Nathaniel hablándole tan cerca de ella, sin más que enojo en todo su ser se acercó al pelirrojo y lo arrojó con brusquedad lejos, le dedicó una mirada asesina, luego tomó del brazo a la chica y la levantó, la acorralo contra la pared― Mía ―gruñó y todos solo miraban la escena, luego enterró su cabeza en el cuello de la chica para olerla mejor, un aroma embriagador.
― Adrien la estas asustando ―Dijo Nino al ver que la chica estaba llorando.
― Mía – Gruñó más fuerte, separándose de la chica que se sintió frágil, sus piernas fallaron y se deslizó hasta el piso.
― ¿Estás bien? ―Quiso saber uno de los chicos, pero Adrien le gruñó evitando que alguno se le acercara, se agachó a su altura y la cargó como una princesa y la llevó a su habitación, limpió una de sus lágrimas, luego de depositarla sentada en su cama.
― ¿Cuál es tu nombre?
- Marinette.
― Bien, Marinette, yo soy Adrien y eres mi mate, estarás a mi lado siempre, vivirás conmigo a partir de hoy, esta será nuestra habitación, y tienes prohibido, estar muy cerca de los chicos, pero te estarán cuidando durante un tiempo hasta que te acostumbres al lugar, cualquier cosa que necesites o que quieras, me la pides a mí ¿tienes alguna duda?
No dijo nada solo dejo que algunas lágrimas salieran de sus ojos, ahora le sería más difícil escapar de ese lugar.
― Puedes entrar a darte un baño, te conseguiré algo de ropa, se nota que estás cansada, necesitas dormir, mañana hablaremos
―Dijo y salió de la habitación, se escuchó cuando cerraba la puerta con llave, ahora si no podía escapar.
Adrien bajó al comedor donde sus amigos lo esperaban algo sorprendidos.
― ¿Es ella? ―Preguntó Nino.
― Lo es ―Dijo luego se dirigió a Nathaniel― ¿Aún conservas algo de ropa de tus chicas?
― Claro, buscaré algo ―Se fue a su habitación en busca de algo que le sirviera a la joven.
― ¿Qué haremos ahora? Proteger a manada y a la chica no será fácil ―Dijo Max.
― Solo debe acostumbrarse, estará bien ―Respondió Adrien.
― No creo que sea tan simple, la asustaste, te miraba con miedo, si quieres mantenerla aquí deberás tratarla mejor.
― Solo remarqué que es mía, que me pertenece.
― No, estás mal, ella aún puede rechazarte y más con esa actitud.
― Ya cállate Nino, mejor dime que dijo.
― Dímelo tú, ella no habló con ninguno de nosotros, ni su nombre, ni su edad, ni por qué la perseguían.
― Solo me dijo su nombre Marinette, luego se puso a llorar, no insistí más.
― Traje esto, creo que le quedará perfecto ―Dijo Nathaniel haciendo acto de presencia.
― Le llevaré esto ―Adrien tomo la ropa y fue dejarla para que Marinette se cambiara, luego volvió a salir.
― Hasta que por fin nos es de utilidad tu fetiche de conservar la ropa de tus amantes ―Dijo divertido Max.
― cállate, no es un fetiche, solo que a veces las olvidan, no voy a tirarlas a la basura.
― ¿Algo que nos pueda ayudar a saber quién es y de dónde viene?
― Traía una mochila con ella.
Ñp
― Por qué no me lo dijiste antes Nino, dámela.
― Solo trae un cambio de ropa, algo de dinero, nada realmente importante, ni documentos ni fotos nada, como si escapara, como si llevara un tiempo viviendo en el bosque.
― Cómo es eso posible ―Vacío el contenido de la mochila, y efectivamente no tenía nada que les ayudara a saber más de ella.
― No lo mencioné porque, además que no tiene nada que nos ayude, me hizo pensar, si los vampiros la seguían, algo tuvo que hacer, y dudo que fuera robar, ser la mate de alguno queda descartado ya que es tuya, entonces ¿Por qué la seguían?
― Se lo preguntaré Nino, pero esta noche quiero que descanse, mañana hablaré con ella, y si los vampiros la seguían, estarán rondando, debemos estar alerta, Nathaniel debes ir a la ciudad y comprarle ropa y lo que creas que necesite, todos estaremos en guardia, menos Nino, tú la vigilarás, que no intente escapar, y trata de averiguar más de ella, entendieron.
Tondos asintieron, luego cada uno se fue a su dormitorio.
.
.
.
Marinette se bañó, hace mucho no se bañaba con agua caliente, uso barios varios productos para el cabello, reía, cuando se preguntó, cuando fue la última vez que estuvo bajo un techo, o que se bañara en un lugar que no fuera un río o un lago, extrañaba su antigua vida, extrañaba a su familia, pero estaba sola, odiaba sentirse así, tan vulnerable, había algo que debía hacer, a pesar de la ola de sensaciones que Adrien le causaba, ella tenía mucho por hacer, no debía dejarse llevar tan fácil, por alguien que no conocía.
Salió de bañarse enreda en toallas esperando no encontrarse a Adrien, afortunadamente no estaba, pero si una linda pijama, rosa con conejos, se apresuró a cambiarse para no ser vista, luego de secar su cabello, entró a la cama, tan suave, tan calentita, tan cómoda, hacía mucho que solo dormía en árboles y cuevas, años viviendo a escondidas huyendo, siempre escapando, nada era un sitio seguro, recordó como era su vida antes, una familia amorosa, risas y felicidad, y ahora tenía que escapar para mantenerse viva, una promesa la hacía seguir adelante, no se dejaría vencer, trataría de escapar antes de sentir algo por ese rubio hermoso de ojos verdes, que la hacían estremecer al mirarlo.
No, definitivamente debía irse lo más rápido posible, se acomodó en la cama tratando de dormir, cuando escuchó la puerta abrirse, era Adrien no tenía duda, escucho como se cambiaba de ropa por algo más cómodo, no quiso mirar, trato de hacerse la dormida, luego sintió como se hundía el colchón en señal que se había acostado, a su lado, luego fue jalda hacia él, se removió inquieta, ella no quería eso, terminó dando vuelta, él la abrazo para evitar que se moviera más, entrelazando sus piernas, hasta que dejo de moverse y se perdío en su mirada.
― Tranquila solo quiero abrazarte ―Le dio un beso en la frente― descansa.
Estaba demasiado cansada para protestar, esa noche durmió muy cómodamente, Adrien era cálido y en sus brazos se sentía protegida, Adrien tampoco tardó mucho en dormirse, por primera vez en su vida se sentía completo, tenía muchas preguntas pero aun así estaba tan feliz, amo estar al lado de su mate, y póderla tener de ese modo, no la dejaría ir jamás, pasara lo que pasara.
Por la mañana estaba Marinette solo decidió levantarse peinarse un poco y bajar aún en pijama ya que lo que usualmente usaba de ropa, estaba en su mochila, la cual recordaba había quedado abajo, como medida de prevención, nunca traía nada importante, solo ropa, ya que viajaba mucho, sabía perfectamente que no debía conservar nada que la delatara, por eso no cargaba nada de real valor desde hace mucho, además que había perdido lo que era realmente importante para ella tiempo atrás.
Al llegar a la cocina Nino le sirvió el desayuno, ella lo aceptó gustosa luego Nino le mostró la casa entera, cada habitación de los chicos, le contó muchos de los horarios y que podía pedirle a cada chico.
― Nathaniel, es quien va a la ciudad con más frecuencia, si requieres algo, él es a quien debes acudir, Max es un geniecito, tiene muchos juegos de mesa y videojuegos, si quieres entretenerte él es el indicado, a Kim le encanta el ejercicio, a menos quieras retorcerserte de dolor no lo retes a nada, y rehúsate a su retos, porque es muy competitivo, también esta Alim es bastante serio, pero es muy inteligente y le gusta mucho leer, si buscas un libro él tiene muchos, yo soy quien cocina y la limpieza es entre todos, bueno Adrien es nuestro Alfa nos cuida, nos protegemos unos a otros pero es él que siempre se preocupa más, es el primero en salir a revisar los terrenos y el último en regresar, si no lo notaste ayer todos los chicos regresaron solo faltaba él, siempre ha sido así.
Marinette no podía pensar en nada más que aquel chico era realmente asombroso, muy responsable y una linda sonrisa apareció en su rostro, Nino le miró sorprendido, no pensó que ella fuera la clase de chica que sonriera mucho, pero debía admitirlo esa sonrisa era hermosa, dejó caer una tasa y el ruido hizo que Marinette dejara de sonreír y viera asustada la los pedazos de la taza en el piso, Nino reaccionaba, y en eso Adrien entró preocupadísimo, viendo que no hubiese sucedido nada malo, seguido por Nathaniel que llevaba varias bolsas consigo las cuales dejó en el sofá para ver que sucedía.
― Oh viejo, se lo perdieron ―Dijo Nino saliendo de transe para sonreír y agacharse a recoger los tozos de vidrio, Marinette intento ayudar pero Adrien la detuvo, la miró queriendo preguntar pero ella negó.
― Traje algo de ropa para ti, espero te guste ―Nathaniel, miró la escena conmovido, ni palabras necesitaron para entenderse, apenas se habían encontrado y ya se entendían, sintió algo de celos, él ansiaba encontrar a su mate y amarla, pero al no encontrarla decidió salir con varias chicas ninguna era importante, pero lo hacían sentir que no estaba solo, por eso era el único que seguía yendo a la ciudad, nadie más quería entrar, solo él ya que aún esperaba encontrarla en algún sitio, no quería darse por vencido, y si estaba en una casa en medio del bosque ocultos, tendría menos posibilidades de encontrar a su mate, aunque la Diosa Luna también tenía sus formas para hacer que dos personas destinadas se unieran aun en los lugares más recónditos.
― ¿Para mí? ―Susurro Marinette viendo muchas bolsas.
― Claro que para ti ―Sonrió coqueto Nathaniel saliendo de sus pensamientos.
― Aléjate, ayuda a Nino ―Interpuso una mano en el pecho de Nathaniel con una mirada asesina, no quería que se le acercara nadie a ella.
― Ammm ―No dijo nada, pensaba agradecerle pero se dio cuenta que había bajado sus defensas, sonreía, comía sin desconfiar, hablaba y ni había buscado la manera de escapar, estar ahí la hacía sentir muy cómoda, demasiado.
- revisa que sea lo que necesitas si no es de tu agrado obligare a Nathaniel a que lo use - trato de ser dulce, algo raro en él que siempre estaba gritón y de mal humor, ella lo cambiaba.
Marinette no respondió y miró en cada bolsa, era ropa linda, algunos vestidos, chaquetas para las noches de frío, unos zapatos, botas, una bolsa que inmediatamente entregó a Adrien sonrojada y molesta, Adrien miro al interior de la bolsa, se ruborizó también y furioso fue a buscar la cabeza de Nathaniel.
― Tú, bastardo infeliz, que te piensas que es ella, para insultarla de este modo.
― Cálmate Adrien ¿Qué paso?
― No te metas Nino, éste infeliz se atreve a tratar de insultar a mi mate, te voy a...
― Vamos no la he insultado.
― ¿Y esto qué es? ―Le arrojó la bolsa.
― Solo es un estimulante para sus noches de amor.
― Depravado, ella no va a usar esto, pero tú sí.
― Mira si les gusta hay más modelos yo podía...
― Cállate, lo usarás todo el día a menos que quieras morir aquí mismo.
― Era un broma, no te enfades yo me encargo de eso...
― No, te ordeno, te exijo que subas a tu habitación y uses esto, el resto del día.
― No lo hagas.
― Crees que bromeo.
― No Adrien...
― Ahora ―Su tono fue grave y muy sinestro, Nathaniel no dijo nada más y subió a su habitación.
Era la hora de la comida y los chicos comenzaron a reunirse en el comedor, Nino preparaba la comida todos los días, para todos en esa casa, Marinette y Adrien llevaron las bolsas a su habitación y esperaron ya no encontrar sorpresa desargables, pero de hecho era lo contrario, cremas, perfumes, un poco de maquillaje, algunos collares y pulseras, realmente Nathaniel había hecho un buen trabajo al conseguir productos de su interés, ella se notaba feliz y Adrien no dejaba de verla, le resultaba sumamente hermosa.
Bajaron al comedor, todos estaban sentados solamente esperando a Nathaniel, tardo en bajar y claro que estaba muy sonrojado y molesto, llevaba puesto un muy provocador baby doll.
― ¿Acaso tratas de seducirnos Nath? ―Dijo divertido Kim.
― Qué piernas ―Habló Nino riendo.
― Celosos, nunca alguno se vería tan bien como yo ―Trató de defenderse Nathaniel.
― Luces muy sexy Nath -Comentó Adrien.
― ¿En serio? ―Subió una pierna a la silla y con su mano lentamente la recorría― ¿Eso piensas? ―Dijo con voz melosa, Marinette no aguanto más y comenzó a carcajearse, todos se giraron a verla.
― Realmente te queda Nath ―Habló entre risas con una bella y radiante mirada, no recordaba la última vez que había reído de ese modo, luego se detuvo cuando notó todas las miradas sobre ella.
― Qué hermosa ―Sonrió Adrien.
― Tan bella ―Concordó Max.
― Si lo es, es radiante, y yo que pensé que solo yo la vería sonreír así ―Dijo Nino.
― Todos dejen de verla ―Gruñó el celoso― cómo que ya la habías visto sonreír ―Cuestionó.
― Esta mañana, mientas estuve con ella, es tan radiante que ni el sol parece tan radiante como la sonrisa de ella ―Confesó Nino más para molestar que nada, aunque si le pareció así.
― No quiero que estés con Nino mucho tiempo ―Le dijo a Marinette el celoso.
― Puedes venir conmigo ―Sugirió Nathaniel ya sentado.
― No, no quiero que se contagie de tus extraños gustitos ―Respondió Adrien.
Fue realmente una comida entretenida, nunca imagino que esos chicos pudieran hacerla sentir tan a gusto, tan feliz aun con esas mínimas cosas, ella solía sonreír mucho, pero había dejado de hacerlo cuando cambio su vida y tuvo que pasarla huyendo, no era lindo, nada lindo hablar de su pasado, pero se sentía tan bien estar con ellos, que simplemente se permitió estar ahí.
.
.
.
.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top