Historia 1

Un hombre de mediana edad, robusto y aunque usaba un traje elegante y anillos en sus dedos, era bastante grotesco, conducía un auto del año y a su lado una joven que lloraba, era hermosa y se saboreaba solo de pensar que solo hace un hora él la había comprado, así es la compró en un antro donde vendían a jovencitas, no aparentaba más de 17 años y no hablaba algo, aunque le molestaba que no respondiera a sus preguntas ya se encargaría de eso luego, ahora solo quería llegar a su hogar y hacer suya a esa linda joven, pero sus planes se vieron interrumpidos cuando recibió una llamada de una empresa aliada a la suya, esa empresa era muy importante y quería seguir teniendo tratos con ellos así que tuvo que aplazar sus planes e ir a la empresa Agreste, donde vería a su posible socio, ya que rara vez visitaba la empresa ya que dejaba a cargo a un amigo suyo, y debía aprovechar la oportunidad de hablarle en persona, cambió de dirección y luego de una advertencia a su acompañante entro con ella a la empresa y fue directo a la oficina de su socio.

― Señor Agreste es un gusto verle, nuestro contrato de sociedad que firmé con su padre está por expirar, estaba desando contactarlo ―Habló el mayor.

― ¿Quién es ella? ―Cuestionó el rubio alzando un ceja inquisitivo.

― Bueno es mi chica, la compré hace poco, tal vez pueda darte la dirección de lugar, pero se debe ser discreto, ya sabes.

― Ah, sí, cuanto pago por ella.

― Mucho.

― ¿Supongo que es virgen?

― Lo es, por eso su precio fue alto.

― Cuánto por ella ―Dijo apretando los puños.

― No, esta es mía, es muy linda, no la dejaré.

― El triple ―Insistió.

― Te pasaré la dirección y buscas a alguna, chico.

― no tengo tiempo y parece muy linda, te daré cinco veces lo que pagaste.

― Con eso podría comprar unas dos, acepto.

― Te haré un cheque ahora mismo.

― Es una lástima, eres muy linda, pero así, puedo comprar a otras y regresaré ahora mismo ―Se despidió el hombre de la chica, ni le importo los tratos ni el contrato pendiente, solo tomó su cheque y se marchó.

― ¿Cuál es tu nombre? ―Dijo el chico y se acercó a ella, quien retrocedió hasta topar en una pared, el chico solo hundió su cabeza en el cuello de la chica aspirando su aroma.

― Bridgette ―Fue lo que respondió, asustada y planeando como escapar esta vez, ahora sería más difícil.

― Bridgette ―Repitió su nombre y muy bajo dijo ― por poco no me controlo y hago una locura ―Suspiró― eres mía.

Ella sintió miedo y preocupación al escuchar eso, la estaba reclamando como suya.

Se alejó de ella, y llamó a su vicepresidente, tomo de la mano a la chica y la hizo sentarse en sus piernas, cuando él se sentó en su escritorio, un chico castaño, entro luego de unos minutos.

― Me llamaste Félix, ¿algún problema con el contrato?

― No, Claude desharé la sociedad con él, no entiendo como mi padre se asoció con él.

― Entonces… ―Dijo apuntando a la chica.

― Mía ―Respondió en un gruñido.

― Bien, ¿necesitas algo?

― Sí, sigue a ese hombre y donde vaya, quiero que revisen el lugar, no es posible que con todo el cinismo del mundo me haya dicho que venden a chicas en algún bar, quiero que te encargues de ese lugar.

― Claro, yo me encargo, pero seguirlo será difícil salió hace rato.

― Mmm… ―Bridgette se removió un poco y busco un papel, muy bien ocultado, una tarjeta del lugar, y se la ofreció al chico castaño.

― Luna, no se preocupe yo me haré cargo, Alfa, me retiro, esto tomará algo de tiempo.

― Que la secretaria traiga los papeles que debo revisar, quiero irme ya.

― Entiendo Félix pero no vienes a la oficina seguido y ya se te acumuló el trabajo.

― Por eso te tengo a ti, deberías hacerte cargo.

― En ciertos asuntos se necesita tu firma, no es válida la mía por más vicepresidente que sea.

― Bien solo quiero acabar esto ya, que traiga todos los documentos.

― Nos vemos luego Luna.

― Ignóralo, ¿cómo llegaste a ese lugar? ¿Te lastimaron?

Ella no respondió ninguna pregunta, a pesar de la insistencia o del mal carácter de Félix, ya no contestó nada, luego entró la secretaria con muchos documentos, hizo un gesto extraño de ver a la chica sentada en las piernas de su jefe, a pesar de que muchas mujeres muy bellas estuvieron tras él, ninguna paso de ser solo un acostón y esa simple chica parecía tener toda la atención de rubio.

Félix no quiso soltar en ningún momento a Bridgette, mando traer comida y agua, pero le dijo a Bridgette que si deseaba comer tenía que hablarle y pedírselo, pero ella no se inmutó, y a pesar del hambre que sentía, no habló, Félix esperaba doblegarla, pero ella no cedería y no comió en todo el día.

Félix estaba furioso tanto que a terminar su trabo, arrastró a Bridgette hasta su auto al estar dentro solo condujo hasta salir de la ciudad, hasta muchas casas rodeadas de un extenso bosque, bastante cerca de la ciudad, pero parecía muy lejos por tantos árboles que nublaban su vista.

Félix le hablaba y ella no respondía, estaba sumida en sus pensamientos y él no podía permitir eso, era el Alfa de una de las mandas más fuertes y su Luna no podía ser así de irreverente con él.

La bajo del auto con brusquedad, paso apresurado, su madre lo llamo.

― ¿Félix que haces?

― Ella es mi Luna, Bridgette debe aprender modales, estará en mi habitación y te prohíbo que le intentes ayudar.

― Pero que dices, esa chica se nota que necesita explicaciones, te teme, no hagas locuras, está llorando.

― Cállate madre, soy el Alfa, obedéceme.

― Pero esa chica necesita cuidados, se nota que esta confundida y está muy delgada, llamaré al médico a que la revisen.

― He dicho que no ―Gritó― lo llamaré si lo considero necesario, de lo contrario estará encerrada en mi habitación hasta que decida hablarme.

― Pero... ―No terminó de hablar ya que su hijo se marchó llevando a rastras a Bridgette, lo mejor que podía hacer ahora era conseguirle ropa y accesorios de uso personal, solo esperaba que su hijo no hiciera estupideces.

Abrió su puerta y aventó a Bridgette con brusquedad, cerró con seguro, caminó a Bridgette aun furioso, estaba perdiendo el control, deicidio ir al baño y preparar la tina para que se duchara, la arrastró y desgarró su ropa, ella solo lloraba, más se enfureció de ver grandes moretones en el cuerpo de la chica, la dejo sola ordenándole que se bañara bien, salió y le dijo a su madre que llamara al médico, trató de tranquilizarse, por el momento su madre le dio algo de ropa para Bridgette, necesitaba tranquilizarse.

Le llevo la ropa al baño y ella seguía llorando, no sabía qué hacer, ella tenía que irse tenía asuntos por resolver.

― Te preguntaré otra vez, ¿qué hacías en ese lugar? ¿Tienes padres? ¿Te vendieron a ese lugar? ¿Cuánto tiempo estuviste ahí? ―Ella no parecía querer hablar― escúchame quiero que me respondas y que veas a los ojos, eres mi Luna y tendrás que acatar mis órdenes como todos en este lugar, es mejor que no me hagas enojar, no importa si eres mi mate igual debes obedecerme.

Salió dejándole la ropa, para que se cambiara, ella término de bañarse y se cambió, se había tardado mucho, debía pensar con claridad como escapar, no debía dar indicios de eso, debía ser precavida o terminaría encerrada, necesitaba fingir.

Salió a la habitación, Félix estaba recostado en la cama siguiéndola con la mirada.

― Ven ―La llamó y a pesar que no quería, debía aceptar― acuéstate, debes estar cansada - la tomó de la muñeca y la hizo acostarse sobre él, aún tenía el cabello húmedo pero no importo, quería sentirla cerca de él, su lobo se lo pedía, que la tuviese cerca.

― Quiero saber ―Murmuró Félix.

― Es... muy horrible, no quiero recordarlo ―Dijo muy bajito, sabía que él lo escucharía, ella no quería hablarlo, tenía mucha rabia, fue secuestrada, golpeada, humillada y casi violada, no había sido fácil, las tenían encadenadas, les daban baños con agua helada, les daban ropa muy diminuta y no les importaba si tenían 12 o 20 años simplemente las vendían al mejor postor, ella tenía 17 años y siempre vivía escapando, hasta que por el cansancio fue alcanzada y la golpearon hasta dejarla inconsciente, por las heridas no pudieron ponerla en venta de inmediato, pero la mantenían esposada, encadenada en un cuarto oscuro con más chicas a las que vendían, incluso algunos chicos, ya que los viejos decrépitos tenían fetiches de todo tipo, había visto como a una niña de solo 12 era vendida a un anciano asqueroso, pero no podía hacer nada, pensó que tendría una oportunidad de huir del viejo que a ella la compro, pero luego al estar con Félix su plan cambiaba, no sería fácil huir de un hombre lobo, si ella sabía lo que él era, no iba a negar que se sintió atraída por él, pero definitivamente con ese genio, no podía permitirse ceder ante él.

Es sueño la estaba venciendo, pero Félix la movió de espaldas a la cama y se subió arriba de ella sin aplastarla y se acercó a ella.

― Amo tu aroma ―Dijo hundiendo su rostro en el cuello de Bridgette, dejó un par de besos, luego sin resistirlo la mordió, la estaba marcando, aunque gritó, y pataleó, lo golpeó no se comparaba con su fuerza y no lo movió ni un poco, le dolía mucho, no esperaba ser marcada, esto cambiaba por mucho sus planes, Félix lamió donde dejó su mordida, le levantó lentamente, mirando como ella cedía ante el sueño, el cansancio y el desmayo provocado luego de una mordida.

Tres días pasaron y no despertaba, el médico ya le había explicado que tenía un peso muy bajo, la anemia le había hecho ser muy vulnerable, una mordida la unía a él como pareja, pero el lazo que los unía era muy débil aun, nesecitaba que ella lo aceptara de lo contrario esa marca en vez de unirlos los lastimaría.

Cuando al fin despertó Bridgette no estaba sola, la madre de Félix la cuidaba.

― Qué bueno que despiertas ― le dijo en tono dulce.

― Mmm ―Le dolía un poco la cabeza, se sentó aún algo adormilada.

― Perdónalo, es un poco, bueno es muy orgulloso y pierde fácil los estribos, pero confío que tu podrás cambiarlo.

― Lo dudo ―Respondió muy bajo.

― Verás su padre murió cuando era apenas un niño, a su corta edad tuvo que tomar las riendas de la manada, no pudo ser un niño, jugar ya que tenía muchas responsabilidades, a pesar que yo estaba ayudándole, me guardó rencor por no tener una infancia, se volvió frio y serio, es un buen Alfa pero demasiado controlador, quiere que todo se haga como él quiere y a la más mínima desobediencia, llega a ser muy extremista, ser una de las manadas más fuertes, implica mucho.

― Supongo, pero aun así… ―La señora le dio un vaso con agua el cual aceptó y comenzó a beberlo.

― Confío en que tú puedas hacer algo, ya te dijo tus responsabilidades ¿cierto?

― No, sé lo que son, pero de él no recibido explicación alguna, ni siquiera debería estar aquí.

― No digas eso, yo confío en que la Diosa Luna te eligió por algo, bueno, somos Licántropos, cambia formas, mejor conocidos como hombres-lobo, Félix es el Alfa y tú al ser su pareja serás la Luna de la manada, todos te respetarán y seguirán tus ordenes tanto como a Félix, la mordida es un vínculo, su lazo en otras palabras su amor es lo que mantendrá la fuerza de la manada.

― ¿Y si no congeniamos?

― Tienen que hacerlo, ya estás marcada, ya no puede rechazarte, ni tu a él, lo que te recomiendo es que trates de no hacerlo enojar, dale gusto y háblale, dice que no quieres hablarle.

― … ―Solo le dio el vaso vacío y no dijo nada.

― Vamos te prepararé la tina, te das un baño y bajas a la cocina, prepararé algo para que comas, tres días sin despertar, necesitas alimentarte.

― ¿Tres días? ―Preguntó la más joven sorprendida, abriendo levemente los ojos.

― Dormiste por tres días ―Le confirmó.

― ¿Es normal eso?

― No, no lo es pero tienes anemia y por eso ―prefirió omitir que también se debía a que el lazo no era muy fuerte ni estable.

Bridgette solo entró a bañarse cuando estuvo lista, se sentía débil, trató de relajarse y luego se vistió, la madre de Félix era muy amable y le había llevado ropa para cambiarse, cuando estuvo lista bajó, y vio a Félix discutiendo con su madre.

― ¿Por qué no me avisaste antes?

― Cálmate Félix, la vas a asustar, estás muy alterado, ya despertó ya está bien, solo cálmate, está bien.

― ¿Llamaste al médico?

― No, no lo creí necesario ella está bien, solo sigue las instrucciones que te dio antes.

― Igual quiero que esté bien, no quiero que al final resulte que omitió algo, buscaré otro doctor.

― El doctor es amigo de la familia, él no omitiría nada que fuera importante.

― Aun así ―Olfateó el aire y Bridgette terminó de bajar las escaleras y se dirigió a la cocina, como si no hubiera escuchado nada, Félix dejó de hablar con su madre y se dirigió a Bridgette, la abrazó y aspiró su aroma.

― ... ―no dijo nada ni tampoco le correspondió el abrazo.

― Estás mejor, necesitas algo, quieres algo, lo que sea ―Estaba preocupado.

― Tengo hambre ―Musitó muy bajito.

― Bien mamá ayuda a Maty en la cocina para hacerte algo, vamos al comedor ―La guío al comedor y se sentó a su lado, acercó la silla para estar más cerca de ella.

― . . . ―No quería estar en silencio, pero no sabía de qué hablarle, toda su vida había sido muy difícil.

― Quiero que me digas si te sientes mal o si necesitas algo, siento que estás muy preocupada, ¿qué sucede? ―Gracias al el vínculo sentía la preocupación y tristeza de su pareja.

― Solo pensaba en... en cosas del pasado, no es nada ―Era cierto siempre pensaba en su pasado y eso le impedía sonreír.

Félix intuía algo más, pero lo ignoró, no preguntó más estaba feliz de que escuchar de nuevo su hermosa voz, había pasado días horrendos pensando en que ya no despertaría y se sentía muy mal por haberla mordido  aún sin su consentimiento, pero no resistió su cercanía, tanto tiempo esperó por ella, tanto tiempo que pensó que nunca la encontraría, luego de la muerte de su padre tuvo que atender la empresa y a la manada, fue difícil y muchas cosas cambiaron, exilió a muchos y muchos otros dejaron de verlo como alfa y fueron a vivir legos de sus dominios, trató de encontrar a alguna chica digna de ser su Luna pero ninguna lograba satisfacerlo y su lobo tampoco aceptaba a ninguna chica, por lo que tomó decisiones, dejar a cargo de Claude la empresa, él era su beta, y en quien más confiaba, por eso lo dejó a cargo, solo iba a la empresa cuando se necesitaba su presencia, de no ser necesario él solo se encargaba de cuidar a su manada, eran fuertes y esperaba que con la llegada de Bridgette lo fueran aún más.

Bridgette terminó de comer y él simplemente la veía, era muy linda, rasgos finos, una piel clara y suave, sus ojos azules denotaban tristeza, pero tenía una hermosa y cálida mirada.

La llevó a su oficina donde trabajaba normalmente, la sentó en su piernas y aspiro nuevamente su aroma antes de trabajar, reviso algunos papeles sin soltar a Bridgette, nunca trató de conquistar a alguna mujer ya que siempre ellas se le ofrecían, por lo que no sabía cómo comportarse ante ella.

― ¿Me quedaré aquí todo el día? ―Pregunto aburrida.

― Bueno, hoy no tengo nada interesante por hacer solo papeleo, pero que quieres hacer.

― Salir, conocer todo aquí, quiero...

― Quieres irte, ¿es eso?

― Yo no...

― Me quieres dejar, no lo niegues ―Sus celos irracionales se debían a que el reciente vínculo le hacía querer estar siempre a su lado, los primeros meses seria así, pero él era demasiado posesivo y celoso para entender que ella solo quería ver el lugar, ella se levantó asustada, estaba gritándole, y ella solo quería conocer el que se supone sería su nuevo hogar.

Cuando ella se alejaba caminado hacia atrás sin quitarle los ojos de encima mostrando su temor por su cambio tan drástico de humor, además el vínculo le hacía ver lo mucho que le asustaba verlo así, pero no se detuvo camino hacia ella furioso.

― Quieres déjame, piensas salir y coquetear con los hombres que haya aquí, me vas a cambiar, yo no voy a permitir eso ―La tiró al piso con intención de completar la marca de pertenencia, pero al tirarla de ese modo, se golpeó contra una mesita de vidrio, ocasionándole un corte en el brazo, comenzó a salir mucha sangre, estaba respirando con dificultad, verla así, lo hizo salir de transe, y llamo al doctor de urgencia, sin acercársele, estaba muy alterada como para alterarla más si se le acercaba, sentía que solo la alertaría más, llamo a su madre, que al verla solo se llevó a la chica a la cocina para lavar inmediatamente la herida, luego la llevó a la habitación de Félix y le curó las heridas con un botiquín, no quiso preguntar nada, solo la ayudó a calmarse hasta que llego el doctor, revisó la herida, afortunadamente no fue muy profunda y no necesitaba puntos, pero calmarla fue más difícil, estaba muy alterada, ya era muy tarde cuando el medico se fue, Félix no se acercó a la habitación, pero estuvo en la sala esperando, ni siquiera podía pensar en trabajo, estaba pendiente de Bridgette sabía que había hecho mal y que ella no confiaría en él fácilmente, cuando llegó el doctor le preguntó el estado de Bridgette, y este solo le dijo que debió haber tenido algún trauma en su pasado, para reaccionar de ese modo, pero si no sabían a que se debía, no podían ayudarla, le aconsejo que amor, era único que necesitaba, si seguía el camino que llevaban ella lo terminaría odiando.

Que podía hacer él no sabía cómo ser delicado, no sabía cómo tratarla, la quería, pero la lastimaba.

Cuando salió su madre estaba muy enojada, pero todo el regaño y el sermón que recibió él no lo escuchó, estaba sumido en sus pensamientos, razonando cómo comportarse ante ella.

Después de un rato subió, se acercó a la puerta para escuchar su respiración, estaba tranquila y dedujo que ya estría dormida, solo así se adentró al cuarto, hasta llegar a ella, se inclinó hasta ella.

― Perdóname ―Susurro en un sollozo.

― Eres idiota, tanto tiempo esperándola y la alejas de ese modo.

― Cállate Plagg.

― No me callo, es mía, no voy a permitir que la lastimes.

― Yo sé que no hice bien, la asuste...

― Asustarla, ella te teme, que no sentiste, la manera en que nos vio, no la culparía si decidiera irse.

― ¿Dejarías que sucediera eso?

― No, por eso mismo yo intervendré.

― Eso ser peligroso para todos.

― No permitiré que se aleje aún más y aun si es a la fuerza yo tomaré el control todo el día de mañana.

Dicho eso se acostó a su lado y se quedó mirándola hasta que se quedó dormido.

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