Historia 1.1
A la mañana siguiente se despertó Bridgette, y sentado en la cama Félix la miraba atento con una sonrisa, trató de alejarse hasta topar en la cabecera de la cama arrastrando las sabanas apretujándolas contra su pecho, él solo sonreía divertido de su acción mostrando sus ojos completamente rojos, ella recordaba sus ojos grises no rojos.
― Ya ansiaba salir a conocerte ―Dijo el chico mostrando su sonrisa, sus colmillos sobresalían de esta.
― ¿Sa... salir? ―Aún le asustaba su presencia.
― Oh, sí, yo soy Plagg el lobo de idiota de Félix, por cierto dice que lo lamenta, no lo hará de nuevo.
― Por qué no lo dice él.
― Es sencillo porque no sabe cómo, por eso estoy yo aquí, te llevaré a pasear, saldremos por los alrededores, iremos al centro comercial, comeremos algo y pasiaremos más y será un gran día para ambos.
― No quiero.
― Tranquila vas conmigo, nadie te lastimará, no permitiré que nadie lo haga, ni siquiera Félix, te lo garantizo.
―Mmmm, bien también quiero conocer este lugar.
― Bien te espero ―Pero no se movió de su lugar siguiéndola con la mirada, ella tomó la ropa que estaba en la silla y entró a darse un baño rápido, no quería tardarse por si intentaba entrar, aunque había puesto el seguro, terminó de bañarse y se cambió en el baño, Plagg seguía sentado mirando hacia ella sonriéndole, él ya estaba arreglado, seguramente desde muy temprano.
Plagg le tomó de la mano y bajaron juntos, cuando la madre de Félix los vio, llevaba una charola con el desayuno para Bridgette, al ver los ojos rojos supo que era Plagg, tanto fue su asombro que tiro la charola, llevo sus manos a su boca y negó con la cabeza.
― Plagg ―Susurro― Bridgette aléjate de él, ven a mí.
― No lo hará ―Bridgette no sabía que sucedía.
― Plagg, por favor, dale el control a Félix ―Suplicó casi llorando.
― ¿Por qué debería? Si él me dejó salir por todo el día de hoy.
― Es imposible, deja a la chica ―Siguió suplicando.
― ¿Qué ocurre? ―Preguntó Bridgette confundida.
― La llevaré a comer y de paseo, no intervengas ―Dijo Plagg con una voz que daba miedo.
― Pero... ―Dejó la frase a medias porque Plagg comenzó a caminar con Bridgette.
Subieron al auto con un chofer muriéndose del miedo, llegaron al centro de la manada y decidieron caminar, al chofer le ordenaron esperarlos en centro comercial.
― ¿Por qué se comportan extraños todos?
― Es porque no salgo mucho, la última vez que Félix me dejó el control, fue cuando nos atacaron algunos vampiros, yo acabe con todos, pero también con aldeanos, no medí mi fuerza y me sobrepasé, todos me temen dese entonces, muchas familias se molestaron con Félix por no controlarme, y muchos abandonaron este lugar, muchas cosas cambiaron desde ese día, muchas familias se separaron, muchos me odian por eso, exactamente por eso nadie se acercará a ti.
― ¿Por qué lo hiciste?
― Llevaba mucho tiempo sin salir, Félix no me deja ni transformarme, siempre tiene el control y ese día me entusiasme de más.
― Entiendo.
― Pero a ti no te dañaría ―Detuvo su andar y paró frente a ella para mirarla a los ojos― te amo ―Dijo de una manera tan tierna y tan sincera, que le causó un escalofrío a la chica― no te lastimaría, porque te amo ―Le repitió, acaricio su mejilla con su mano libre, ya que no había soltado su mano en ningún momento desde que salieron de la casa.
― Es muy pronto... ―Apartó la mirada, él retomó su lado para caminar juntos, no podía forzarla, pero la sonrisa que se le escapó tras el primer te amo, y la mirada que le dedicó, lo decía todo, estaba feliz, su corazón latía desenfrenado y eso le agradaba.
― Aquí es calle donde vendedores de todo tipo venden objetos, algunos interesantes otros raros o antiguos.
― Como un bazar.
― Exactamente ―Ella se notaba muy entusiasmada.
Caminaron por varios locales, algunos miraban con miedo, otros comenzaron a seguirlos, por si debían intentar detenerlo.
Un niño corría con su balón, pero se le soltó y al tratar de alcanzarlo, se topó contra Bridgette, Plagg gruñó porque alguien más la hubiese tocado, Bridgette se inclinó y acarició la cabeza del niño le sonrió y le dijo que todo iba a estar bien, él pequeño se había asustado por el repentino gruñido del Alfa, pero se calmó al tacto de su Luna, simplemente se dejó mimar.
Muchos miraban la escena muy alerta, asombrados esperando que el Alfa no les atacara, sabían por el aroma que la chica era su Luna ya que al ser mordida tendía esa aura de superioridad y el aroma del Alfa en ella, algunos enternecidos por saber que la Luna sería una mujer de buen corazón.
Plagg estaba muy feliz su mate era una mujer muy dulce y buena con los niños, al principio se molestó pero luego de ver la esa se maravilló con la idea de aun día verla así con sus cachorros, y esto le hizo sentirse inmensamente feliz.
Un hombre buscaba a su hijo pequeño, encontró su balón, y se apresuró a ir por él, sin ser consciente de lo que sucedía, se alegró de ver a una mujer ayudando a su pequeño, sin percatarse del peligro se acercó a la mujer y se disculpó por las molestias.
― No escapes así Axel, perdone las molestias... mmm, señorita ―Ni siquiera había visto al Alfa solo se dirigió a cargar en brazos a su hijo y sonreírle a la dama.
― Acaso le coqueteas descaradamente a tu Luna, en mi presencia ―Estaba más que molesto, y ahora si todos comenzaron a ponerse en guardia.
― No... No mi Alfa yo no, perdone, por favor... deje a mi hijo irse... se lo ruego ―Dijo completamente aterrado notando que era Plagg quien estaba frente a él.
― Debería matarte, a todos aquí, por faltarle el respeto de ese modo ―Dijo mostrando sus colmillos y sus garras apunto de atacar.
― S-sí deberías matarlos a todos, esas flores no son de mi agrado - apunto a unas flores - él me faltó el respeto, su hijo chocó conmigo mientras caminaba, mátalo, no mejor no, mejor castígalos a todos ―Plagg le puso atención calmándose― que trabajen aquí hasta que sus flores sean de mi agrado, todo el lugar, que ese hombre reciba un castigo ejemplar, déjalo vivir con la vergüenza que cargara por haber coqueteado con su Luna, si ese sería un buen castigo ―Al principio titubeo de sus palabras pero luego con mucha determinación.
― Pero... ―Trató de protestar.
― Ahora quiero irme, aún debemos ir al centro comercial, ahora ―Dijo mirándolo directamente acercándose mucho a él.
― Bien ―Dijo ya completamente calmado―, acaten las ordenes de su Luna ―Gruñó fuerte, abrazó a su Bridgette y se dirigieron al centro comercial.
Llegaron a un restaurante y comieron tranquilos, luego fueron a ver algunas tiendas, muchos estaban asustados otros lo seguían disimuladamente, pero luego de varias horas de compras comenzaron a relajarse.
Plagg había insistido en que debía comprar muchas cosas, no sería justo que siempre usara la ropa que su madre escogía, esa salida le sirvió para relajarse y estar a gusto juntos, el chofer tuvo mucho trabajo, llevando las compras al auto, mientras Bridgette y Plagg paseaban, vieron una película, comieron helado, y ya tarde se dirigieron a la su casa, donde estaba la madre de Félix totalmente preocupada, sonrió de ver que todo estaba bien, además que las noticias sobre lo ocurrido ya había recorrido toda la manda, se rumoreaba que la Luna era tan poderosa que domaba a la bestia más sanguinaria.
Bridgette estaba cansada y subió a su cuarto a descansar ya luego se encargaría de acomodar todas sus compras, se puso una pijama y entró a la cama, hace mucho no se sentía tan feliz, a pesar de los malos recuerdos, ese día se permitió un poquito de felicidad, Plagg se quedó con su madre asegurándole que le regresaría el control a Félix, hasta que ella estuvo convencida.
Plagg subió a su cuarto y miro a Bridgette ya sentada, cobijada, esperándolo, una imagen muy bella, quería, deseaba, anhelaba, tener una vida con ella.
Se cambió en el baño a una cómoda piyama y se acercó a Bridgette y la abrazó.
― Gracias por este día tan maravilloso ―Susurró y la besó, un beso intenso, pero muy dulce sin pretender nada más, ella seguía el beso como podía, abrazándolo del cuello, cuando se separaron solo escondió su rostro sonrojado en su pecho y él la abrazo más a él, hasta quedarse dormidos, uno a lado del otro.
Al despertar Bridgette estaba sola, se levantó para bañarse antes de bajar, pero antes de llegar al baño Félix salió de él, Bridgette lo abrazó instintivamente, él no sabía cómo reaccionar, quería decirle que la quería, y abrazarla y besarla, pero dijo lo primero que le cruzo por la mente.
― Se lo que hiciste, lo manipulaste, en ese mercado, con esas personas, lo manipulaste a tu antojo para que no lastimara a nadie, eres una manipuladora ―Su voz sonó a reclamo y enojo, ella entendió que Plagg ya no estaba más, ahora solo estaba Félix, sus palabras dolían, lo soltó y se encerró en el baño, trato de no sollozar fuerte ya que las lágrimas no cesaban, le dolía saber que empezaba a confiar en él, pero al parecer a Félix no le interesaba intentarlo con ella, y eso dolía.
― Te estaba abrazando idiota, solo tenías que decir un buenos días, no hablarle así.
― Cállate, no miento ella solo te mani...
― Y que preferías, que perdiera el control, que matar a todos en ese lugar, que no me importara nadie ni nada y atacara a todos, que ella no solo te temiera a ti sino a mí también, hizo lo mejor, me deje llevar por su voz, por sus palabras, por su necesidad de protegerlos a ellos incluso de mí o de ti.
― No dejará que me disculpe...
― No lo has intentado, te mostré como tenerla a tu lado, platicar normalmente, estar mirándola sentirse a gusto y hablar mucho, mucho más que contigo, ¿porque te empeñas en alejarla?
― No lo hago.
― En serio ¿y por qué no te disculpas?
― No me escuchará.
― No lo has intentado, lo sientes mediante el vínculo, la lastimaron tus palabras, está llorando tras esa puerta y no haces nada.
― Tengo mejores cosas que hacer que pedirle disculpas y que me siga ignorando.
― Ella no lo haría, solo te advierto que de seguir así, tomaré el control y te hundiré en un abismo donde duermas y no sepas que pasa afuera así que mejor, arregla esto o mis vistas serán seguidas y no te dejaré consiente para que no sepas ni sientas su cercanía.
― También es mía, solo eres mi lobo, parte de mí, no puedes...
― Puedo y lo haré, que no te quede duda.
Después de esa pelea mental ente Félix y su lobo, Félix decidió bajar desayunar no vio a Bridgette así que se resignó a ir a su oficina a trabajar, le dijo a su madre que cuando Bridgette estuviera libre fura a su oficina con él.
Cuando Bridgette se calmó se bañó, escogió un poco de su ropa nueva, luego bajó, desayunó sola, la madre de Félix estuvo con ella le dio el mensaje de Félix, y salió, normalmente visitaba refugios y orfanatos, se mantenía activa, por lo que Bridgette se quedó sola, pensó en ir con Félix pero se rehusaba a ir, por lo que decidió, acomodar su ropa y todo lo que había comprado con Plagg, era una habitación muy grande, un vestidor muy amplio, solo ocupando la mitad por artículos de Félix, decidió acomodar tranquila todas su cosas, recuerdos la agobiaban, hace cuanto que no podía decir que algo le pertenecía, hace cuanto que no estaba en un lugar igual, hace cuanto no estaba tan en calma sin sentirse perseguida.
Esta melancolía la percibió Félix, tanto que no pudo trabajar, harto de no poder concentrarse dirijo su vista a la ventana, donde miro a Bridgette caminando por el patio, seguramente no quería tenerlo cerca y periferia deambular por la casa y el patio, la siguió con la mirada hasta perderá, si no podía concentrarse mejor intentaría disculparse, salió de la casa para seguirla, estaba observando las flores, tan bella, tan frágil, la amaba, si solo pudiera demostrárselo.
Una semana paso y Bridgette casi no hablaba con Félix, y este le daba su espacio, aunque muchas veces la seguía de lejos, no había podido trabajar y estaba muy desconcentrado, su piel ardía como suplicando el contacto de la piel de Bridgette, quería abrazarla, tenerla en sus brazos y sentir su aroma, deseaba tanto besarla y que ella lo correspondiera, pero su terquedad era tanta que le impedía acercarse a ella, pero tras una semana llego a su límite, la quería la necesitaba, iría por ella.
Cuando entró a la habitación tras otro pésimo día, la vio de pie mirando por la ventana el aire removía su cabello, la luz de la Luna cubriéndola, cualquier pensamiento o razonamiento se esfumo, ya no sabía ni cuál era su objetivo y simplemente dijo lo que por tantos días guardo.
― Perdóname ―Ella se estremeció pero no se giró a verlo― ese día, él pudo matarlos a todos, pero se detuvo por ti, solo por ti, porque eres más importante que todo, para él, para mí, porque te amo, perdóname por ser un insensible, no sé cómo cuidarte, no sé cómo sentirme, siempre estás triste y yo no sé la razón, no puedo consolarte cuando lloras en silencio, no estoy haciendo mi trabajo de cuidarte, he faltado a mi promesa de cuidarte de amarte eso me está matando, perdóname ―Terminó de decir y salió del cuarto estaba llorando, la última vez que lloró fue cuando perdió a su padre y se prometió se fuerte, pero ahora está destrozado, su actitud la alejaba a ella, y sentía que poco a poco la perdía.
Bridgette se giró pero él estaba serrando la puerta tras él, era sincero, quería disculparse también por ser infantil y escapar cuando tenía la oportunidad, por no hablarle más de lo necesario, por no ocuparse de los asuntos de la manada como correspondían a una Luna, pero se había ido, lo espero sentada en el piso a los pies de cama, pero no llegó en toda la noche, el sueño la venció y se durmió en esa posición, abrazando sus piernas, esperando verlo entrar por la puerta, vaya, hasta escucharlo gritar que no debía estar durmiendo en ese lugar, pero no regresó, él regreso a su oficina para luego servirse una bebida, luego otra, la botella entera, luego la arrojó al piso, lloro un poco más, y al final se durmió en el sofá, preguntándose si ella terminaría yéndose de su lado.
Al despertar decidió subir a su cuarto por algo de ropa, para darse un baño, al abrir la puerta, la vio ahí en el suelo, alzo la mirada al escuchar la puerta, se acercó a ella, parecía adormilada con sueño, la iba a subir a la cama, cuando se agacho a su altura ella le salto encima abrazándolo, cayendo encima de él, la abrazó desde la cintura, pero luego la soltó, giró y se posicionó sobre ella, la besó y la besó más y más hasta que el aire les hizo falta y aun con la respiración entrecortada, volvió a besarla, sonrojada con su respiración entrecortada, era lo más bellos que podía ver, sin decir nada, la cargó, la dejó en la cama con delicadeza, la tapó con la colcha.
― Aún tienes sueño descansa ―La dejó ahí y fue a darse un baño, al salir se dio cuenta que en verdad estaba cansada, ya que estaba profundamente dormida, su lobo solo le dijo un te lo dije, ese día estuvo más tranquilo.
Aunque no podía trabajar y optó por recostarse junto a su Bridgette, se quedó dormido al estar en calma, la tenía abrazada, una sensación de paz los inundó, hasta más tarde cuando Bridgette se despertó, se movió lento para no despertarlo, salió a comer algo ligero, cuando estaba terminando, bajo un Félix preocupado, buscando algo con la mirada, se tranquilizó al verla, se acercó a ella y la abrazo apegándola a su cuerpo, sin decirle nada, unos minutos maravillosos, luego estuvieron viendo películas hasta tarde ya que habían dormido casi todo el día, nadie los molesto, quedándose dormidos en el sofá, Félix la abrazaba y ella tenía su cabeza en su pecho, durmieron incomodos pero despertaron tan felices, a partir de eso, estuvieron más unidos, Félix no se alejaba mucho de su Bridgette, intentaba controlar sus celos y salían a pasear por los terrenos de la manada, incluso días en los que Plagg tomaba el control del cuerpo de Félix y se portaba cariñoso, comprensivo y muy amoroso, un mes estuvieron así.
Y un día en que iban a dar un paseo luego del trabajo caminaban tomados de las manos, Bridgette había comenzado a hablarle de muchas cosas, pero también ocultaba otras y en ocasiones simplemente no hablaba mucho, pero ese día algo llamo su atención, soltó la mano de Félix y salió corriendo, Félix la siguió se detuvo a unos pasos al verla abrazando a alguien...
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