11
Brie:
Lo del teléfono en el arroz debe ser un mito.
Suspiro dejándolo caer en el mismo lugar y veo al perro entrar a la habitación.
—¡Hey! No puedes entrar aqui.
Suspiro cuando se acomoda en el suelo y me ve con ojos tristes.
—Apuesto que tu también debes odiar convivir con el.
—¿Odiar a quien?
Noto a August en la puerta.
—¿Espiando?
Niega con la cabeza y decide entrar.
—Yo no hago eso.—Contesta.—¿Odiar a quien?—Insiste.
—Olvida eso.—Me le acerco.—No quise incomodar...
—Ahora lo es.—Responde y suspiro.—Eres como papá.
Parpadeo.
—Ambos piensan que estoy mal y se sienten incomodos de hablar de mamá.
—¿Soy como tu papá?
Definitivamente no.
El niega.
—De acuerdo, no lo volveré a mencionar, solo estoy sorprendida por como lo tomas siendo...
—Eso dicen todos.—Me interrumpe.—Soy maduro para mi edad.
—Ni hablas como un niño ya ¿Asi eres cuando entras en confianza?
August encoge los hombros.
—Se que ella esta bien.—Finaliza y la habitación queda en silencio.
Entonces se que no debo tocar el tema, pero me intriga lo mucho que nos parecemos.
(***)
Siento frio durante la noche y un molesto ruido me hace poner los pies fuera de la cama, me abrigo con las mantas y me dirijo hacia el "problema" , cruzo los pasillos y no se como termino en el sótano.
—¿Qué caraj..?—Me sorprendo al ver a Arthur pelear con una de las ventanas del sótano rota, la nieve a llenado parte del lugar y sigue entrando.
Arthur nota mi presencia.
—No te quedes ahi, ayúdame.
Otra ventana se rompe y me tapo los oídos.
Mierda.
—Joder.—Se queja.
—Tablas.—Le pido y el comienza a buscar con la mirada, me señala debajo de un escritorio de metal.—Ahi.
Voy a lugar y estiro el brazo agachándome.
—No hay.
—Sigue buscando.
—¿Al menos tienes clavos y martillo?
—Si.—Me señala una maleta de madera, la cual abro y encuentro.
—Al menos.
—¿Quieres apurarte?
—Es un desorden aqui dentro, déjame buscar...—veo las repitas y .—A la mierda.
—¿Qué vas a hacer?
Me ayudo con los instrumentos que encuentro en la maleta y logro romper pedazos de madera, los que termino pasando a Arthur, tardamos y el sótano es un desastre, pero entre los dos logramos cerrar los dos agujeros.
Observo las otras ventanas.
—Tal vez deberíamos.
—Si.—Responde y nos ponemos a trabajar.
(***)
Termino sentada sobre el suelo del sótano y Arthur a mi lado.
—Mañana termino de hacer limpieza.—Pronuncia agotado.
—Ya debes cambiar de profesión.
Siento su mirada sobre mi.
—O de casa de alquiler.
Espero una mala reacción, pero noto una ligera sonrisa. Intuyo que eso es lo que queda despues de este desastre: Sonreir.
Y prefiero hacer eso que sobre pensar cuando terminara esta tormenta y podre irme de aqui. De nada me sirve sobre pensar si el clima no esta a mi favor.
Trago saliva y me pongo de pie, extiendo mi mano hacia el y la mira en silencio, insisto agitándola y el finalmente la toma.
Lo ayudo a ponerse de pie y los míos pierden equilibrio, termino sujetándolo de ambas manos y ambos nos miramos.
—¿Estas bien?—Noto ligera preocupación.
—Lo estoy.—Miro nuestras manos y ambos nos soltamos.—Debería irme dormir y cambiar esta ropa.
—Hare lo mismo.
No agrego nada y me da el pase para caminar delante suyo, llego a las escaleras que me conducen el piso de arriba y lo escucho decir mi nombre.
—Brie.
Me giro y mi mirada encuentra la suya.
—Gracias.—Pronuncia en voz casi baja, como si no quisiera que lo escuche.
—Ya ves que no puedo ser tan mala.—Hago una mueca.
No contesta y el cierra la puerta del sótano, para luego volverse hacia mi.
—Descansa.—Le digo y empiezo a irme.
—Te debo una.—Esta vez dice y lo miro antes de irme.
—Si, claro.—Finalizo y me voy a mi habitación.
No lo se, tal vez sea buena idea que me deba algo.
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