Cap 25. Siempre lo he sabido.
(Penúltimo capitulo)
Narra Laura:
Ojalá pudiera decir que la semana se me pasó lenta pero no puedo. La semana se me ha pasado volando y aunque me ha servido para desconectar, ojalá pudiera quedarme más tiempo.
Durante esta semana me han pasado muchas cosas. Fui a visitar a mi abuelo al hospital aunque yo no quería, ya que no me gustaba verlo en un hospital. Me reencontré con mis viejos amigos que, obviamente, han cambiado mucho al igual que yo. A los dos días de mi llegada le dieron el alta a mi abuelo. Por las mañanas ayudaba a mis abuelos en cualquier cosa que necesitaran y por la tarde salía con mis amigos. Me puse al día con ellos e hicimos cosas que hacíamos de pequeños.
Hoy es sábado y para despedirme, ayer, montaron una fiesta donde, obviamente, había alcohol. No os voy a mentir, bebí. No soy ninguna santa. Lo malo es que hoy me tenía que levantar pronto. Volví de la fiesta a las 7 de la mañana. Menos mal que no volví sola porque sino seguro que me hubiese perdido. Me acompañaron Mireia y Ben, amigos de mi infancia.
Todo había cambiado en Litton. Ellos decían que no, que todo estaba igual, pero es normal, ya que ellos no salen de aquí. Yo, en cambio, llevaba mucho sin venir y se ve más el cambio que ha habido. Volver al pueblo de mi infancia no ha podido ser mejor idea.
Me despierto por el horrible sonido de la alarma. El sonido retumba en mi cabeza y hace que me revuelva en la cama. De repente el sonido para y doy gracias a dios por eso. Pero alguien empieza a moverme levemente.
-Lau, mi niña- dice mi abuelo.- Hora de despertarse.
-Mmm- gruño y él se ríe.- ¿Qué hora es?
-Las nueve- solo he dormido dos horas.- Va arriba- dice y escucho sus pasos alejarse.
Poco a poco me voy sentando en la cama y me froto los ojos. Solo quiero seguir durmiendo, pero desgraciadamente no puedo. Mi vuelo sale a las 12 del mediodía. Me levanto de la cama y me acerco a la silla del escritorio que hay en la habitación. En ella dejé la ropa para hoy. La cojo y me voy al baño.
Enciendo el agua y mientras se calienta me quito el pijama y la ropa interior. Cuando el agua ya está caliente me meto dentro. Las gotas caen por todo mi cuerpo eliminando todo rastro de cansancio y alcohol. Al acabar salgo y me seco para vestirme rápidamente. Cojo la ropa sucia y vuelvo a mi habitación.
Guardo la ropa sucia en una bolsa y la meto en la maleta. La cierro y la pongo de pie. Arrastro la maleta hasta la puerta de mi habitación y el simple ruido que hacen las ruedas al deslizarse por el suelo me produce dolor de cabeza. Definitivamente, la resaca es lo peor.
-Ya estoy lista- digo al llegar a la entrada.
-¿No quieres desayunar nada antes de irnos?- me pregunta mi abuela llegando a mi lado.
-No Abu, ya sabes que yo no como nada para desayunar- le digo antes de que insista.
Miro la hora en mi reloj de muñeca y pone que son las 10. Mi abuelo llega junto con nosotras y ya estamos listo para irnos al aeropuerto. Como cuando vine, tengo que ir al aeropuerto de Manchester así que hay 45 minutos de viaje. Dejo la maleta en el maletero del taxi, que mi abuelo ha llamado. Luego me siento en los asientos de atrás junto con mi abuela, mi abuelo va de copiloto.
Ya que hay bastante tiempo de camino decido echarme una siesta. Pongo mi cabeza en las piernas de mi abuela y ella me acaricia el pelo. Así solía dormirme de pequeña cuando me echaba las siestas en casa de mis abuelos. No tardo mucho en dormirme, ya que estoy agotada.
Mi abuela me despierta delicadamente. Cuando bajo del coche mi maleta ya está en la acera. Mi abuelo paga el taxi y los tres entramos al aeropuerto. Al entrar fijo mi mirada en el reloj grande que hay ahí. Son las 10:50.
Me acerco a la zona de facturación y hay cola así que tengo que esperar. Cuando por fin consigo facturar mi maleta ya son las once y media. Solo falta media hora para mi vuelo. Todo este tiempo esperamos, a que anuncien el vuelo, sentados en las sillas de espera.
Pasajeros del vuelo OrderTravel número 5248 con destino Los Ángeles embarquen por la puerta número 3.
Al escuchar mi vuelo los tres no levantamos. Es hora de las despedidas. No me gusta despedirme, pero no hay más remedio.
-Cuídate cariño- dice mi abuela mientras me abraza.
-Tú también- le digo al separarme. Me acerco, ahora, a mi abuelo.- Te voy a echar mucho de menos.
-Y yo a ti, mi niña- dice separándose de mí.
-Cuídate por favor. Cualquier cosa llamáis- le digo.
-Tú también cuídate. Lo haremos- dice refiriéndose a llamarnos.
Me da un beso en la frente y me alejo de él. Me dirijo a la cola y cuando llego, a la chica, le doy mi billete. Como con mis padres, me despido de ellos con la mano y entro en el avión. Busco mi asiento, que es el de la ventanilla, en la fila 13. Me siento y espero a que el avión despegue.
Cuando este despega me dispongo a dormir porque me esperan otras 10 horas y 45 minutos de vuelo. Antes de ponerme a dormir miro por última vez Reino Unido.
-Prometo volvernos a ver pronto, Litton- murmuro para mí misma.
Me duermo y a diferencia de la otra vez, esta vez, me despierto cuando queda una hora de vuelo. Son las 21:45 (hora Litton). Ya que tengo tiempo libre decido sincronizar otra vez mi reloj y le pongo la hora de Los Ángeles, 13.
Saco el móvil y dudo de si encenderlo o no. Al final no lo hago porque me prometí que nada de móvil durante mi estancia en Litton. Excepto aquella vez, el primer día, cuando llamé a mis padres, no he vuelto a encender mi móvil en todo el viaje. Todavía no he llegado a Los Ángeles así que técnicamente el viaje no ha terminado así que no voy a encender el teléfono. Vuelvo a guardar el móvil y el resto del viaje me dedico a mira por la ventanilla.
Cuando estamos a punto de aterrizar el miedo me invade. No sé como reaccionaran los chicos o si estarán enfadados conmigo. Abby seguro que está enfadada, pero se le pasara rápido en cuanto le pida perdón; en cambio, los chicos no creo que me perdonen tan rápido.
Mi cabeza me va a explotar, sigo con resaca aunque hay pasado más de 10 horas. Busco en la mochila de mano alguna pastilla para el dolor de cabeza pero nada. Encuentro un pequeño espejo y lo saco. Al mirarme me sorprendo porque parezco una zombie, se nota a kilómetros que no he dormido nada.
El avión aterriza y soy de las últimas en salir. No sé si estoy preparada para el reencuentro. Me voy a la cinta de las maletas. Mi maleta, para suerte o desgracia, sale de las primeras. La cojo y me dirijo a la sala de espera. Antes de llegar respiro hondo y camino hacia ahí. Busco con la mirada a mis padres o a alguno de los chicos.
-¡Lau!- escucho mi nombre y al girar levemente la cabeza a la derecha la veo, mi madre.
-¡Mamá!- grito acercándome. Al llegar a ella la abrazo fuertemente.
-Te he echado mucho de menos- me dice al separarnos.
-Y yo a ti- le digo. Después me acerco a mi padre.- Papá, a ti también te he echado menos- le digo abrazándolo.
-Yo también- me dice.
Cuando me separo de él busco con la mirada a los chicos, pero no veo a nadie. Bajo mi mirada triste, hacia el suelo.
-Están en el coche- dice mi madre y levanto mi cabeza para verla.
-¿Qué?- le pregunto para asegurarme de que he oído bien.
-Los chicos están en el coche- dice y no puedo evitar sonreír.- Pero no te hagas ilusiones, no están contentos contigo- al decir eso mi sonrisa se borra.- Han venido porque les hemos obligado.
Nadie dice nada más y los tres nos dirigimos a la salida. Los sigo por todo el parking hasta llegar al coche. Cuando llegamos guardo la maleta en el maletero y me acerco a mi puerta. Respiro hondo, otra vez, y abro la puerta. Entro y me siento en mi sitio. Nick se sienta en el asiento de la ventanilla izquierda, Ross en medio y yo en el asiento de la ventanilla derecha.
-Hola- digo suavemente. No recibo respuesta ni siquiera me miran.
Mi padre se sube de piloto y mi madre de copiloto. Me pongo el cinturón al igual que ellos y mi padre arranca.
-Cariño- me llama mi madre.- ¿Estás bien? Parece que no has descansado- siento la mirada de los chicos.
-Y no lo he hecho- digo soltando un bostezo.- Mireia y Ben me hicieron una fiesta de despedida ayer por la noche. Me acosté tarde, muy tarde.
-¿A qué hora?- me pregunta papá.
-A las 7 y me he despertado a las 9. He dormido en el avión, pero parece que eso me ha cansado aún más- le contesto. Me froto las sienes debido al dolor.
-¿Te duele la cabeza?- pregunta mi madre.
-Tengo resaca- digo tranquilamente. Mis padres ya saben que bebo. Miro a los chicos de reojo y veo que me están mirando. Seguramente estén pensando en lo bien que me lo he pasado sin ellos y me están odiando aún más.
-Toma- dice mi madre dándome una pastilla y una botella de agua.
-Gracias- digo cogiendo las cosas. Me tomo la pastilla y le devuelvo la botella.
Como sé que los chicos no me van a hablar decido ponerme los auriculares. Apoyo mi cabeza en la ventanilla y me quedo dormida. Para ellos serán las 15, pero yo sigo con el horario de Litton y ahora mismo serían las 23. Estoy agotada, entre la resaca y el viaje, solo quiero dormir.
Siento algo blandito debajo de mí. Abro levente los ojos y veo que estoy en una cama. Miro alrededor y me doy cuenta de que estoy en mi habitación. Me acurruco en mi cama y continúo durmiendo.
Abro mis ojos y lo primero que veo es mi sofá junto a mi ventanal. Sonrío y me levanto poco a poco hasta quedarme sentada en la cama. Me levanto y me acerco al sofá. Me recuesto en este y me pongo a mirar por la ventana. Después de un rato ahí decido encender mi móvil. Me levanto del sofá y busco mi móvil. Rápidamente, lo encuentro en mi mesita de noche. Lo cojo y me vuelvo al sofá.
Al poner el pin, mensajes y llamadas aparecen. Primero entro en llamadas y veo que tengo muchas de todos los del grupo incluidas Selena y Maddie. Después me voy a WhatsApp y aparece lo mismo que en las llamadas.
De Jacob tengo 8 mensajes donde me dice que todos, incluido él, están preocupados por mí.
De Maddie tengo otros 8, donde me dice prácticamente lo mismo.
De Ryan tengo 10, diciéndome que Abby y los chicos se han enfadado y que dé señales de vida.
De Selena tengo 15. Sus mensajes me han sorprendido. Aparte de los típicos de: "¿Por qué te has ido?"; hay unos cuantos donde me explica que a su padre lo han trasladado a Nueva York y que se iba el miércoles. Eso significa que ya no está aquí. Por eso estaba tan rara últimamente. Después la llamaré y le pediré perdón por no haber estado aquí y no haber llamado antes.
De Oli y Lily tengo otros 23, diciéndome lo mismo que los demás. Pidiéndome explicaciones y demás.
De Abby tengo 30 mensajes donde me dice que está preocupada por mí y que quiere que le explique el porqué de mi huida a Litton.
De Luke tengo 46 mensajes. En sus mensajes se nota el enfado por no habérselo dicho y por no contestar a las llamadas y a los mensajes.
De Nick tengo 67 mensajes, en los que ponen más o menos lo mismo, pero de distintas maneras. Sobre todo me dice que está enfadado por no habérselo dicho o por no haberle dejado ir conmigo.
Y por último, Ross. De él tengo 82 mensajes. No ha habido día que no me haya escrito. Empezaba confundido y tranquilo, pero sus últimos mensajes reflejan enfado y molestia.
No les culpo. Tienen todo el derecho a estar enfadados conmigo. Aunque llamé a mis padres y les decía que estaba bien les dije que no les dijeran nada a los chicos. Solo les permití decirles que estaba bien, nada más.
A Jacob, Maddie, Oli, Ryan y Lily les envío un mensaje pidiéndoles perdón y diciendo que nos veremos en clase. A Selena la llamo y me paso un rato hablando con ella hasta que me dice que se tiene que ir, ya que está ocupada con la mudanza. A Abby también la llamo y después de suplicar, por fin me perdona. Le he dicho que necesitaba desconectar porque he tenido problemas con Nick. Obviamente, es mentira, pero no le iba a decir lo de Ross. Ella me ha dicho que tiene que contarme algo, pero que lo hará en persona.
Después de hablar con todos ellos miro la hora y veo que son las 17. Me levanto del sofá y dejo el móvil en la cama. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Al entrar a la sala me encuentro, solamente, a mis padres.
-Voy a ir a ver a Luke- les informo.
-Vale cariño- me dice mi madre.
Me doy la vuelta y me voy hasta la puerta principal. Cojo mi llave y salgo de casa. Cruzo la calle y llego a casa de Luke. Dudo unos segundo en si tocar o no, pero al final lo hago. Ahora que lo pienso, últimamente, dudo mucho.
Después de unos segundos la puerta se abre y me sorprendo al ver a Luke. Pensaba que me abriría alguno de sus padres pero no. Su cara al verme es de sorpresa, pero después cambia a serio como si se hubiese acordado de que está enfadado conmigo.
-Hola- le digo suavemente.
-Hola- dice seco.
-¿Podemos hablar?- le pregunto con miedo.
Lo duda un momento, pero después se aparta a un lado para dejarme pasar. Entro y subo las escaleras. No me ha dicho nada de ir a su habitación, pero sé que me lo dirá así que me adelanto. Al llegar a su habitación me siento en la cama y él se queda de pie.
-Lo siento- digo después de un tiempo en silencio.
-¿Por qué?- dice seco.-¿Por haberte ido sin avisar? ¿Por no contestar a ningún mensaje? ¿O a ninguna llamada?- se nota que está enfadado.
-Por todo- digo con la mirada en el suelo.
-¿Por qué lo has hecho?- me pregunta sentándose a mi lado. Lo miro y parece que ya no está tan enfadado.
-A mi abuelo lo ingresaron. Estaba preocupado por él. Además, llevaba dos semanas muy estresada- le explico.
-¿Por lo de Ross?- me pregunta y yo asiento con la cabeza.
-Necesitaba desconexión y vi la oportunidad de tener una semana de paz y tranquilidad. Me fui de un día para otro, no pensé que sería tan pronto, pero mi madre ya había comprado el billete. No conteste ningún mensaje ni ninguna llamada porque me prometí nada de teléfono durante todo el viaje. No quería saber nada de nadie. Lo siento mucho, tenía que habértelo dicho.
Él no dice nada y eso me pone aún más nerviosa de lo que ya estoy.
-Te perdono- me dice y lo miro con una sonrisa.
-¿En serio?- pregunto sin creérmelo.
-Aha- me dice y lo abrazo.
-Gracias- le digo después de separarnos.
-Pero no lo vuelvas a hacer- me advierte y yo asiento con la cabeza.
-Me quedaría hablando, pero todavía tengo que hablar con Ross y Nick- digo yéndome hasta la puerta de su habitación.
-Lau- me llama.
-Dime- le digo.
-Tengo que hablar contigo pero mejor en otro momento.
-Vale- digo poco convencida y salgo de su habitación.
Cuando llego a mi casa subo las escaleras corriendo y me voy a la habitación de los chicos. Toco la puerta y escucho un adelante de dentro. Abro la puerta y los veo a los dos, cada uno en su cama. Los dos fijan su mirada en mí y el enfado reina en el ambiente.
-¿Puedo hablar con vosotros?- les pregunto.
-No- dice Ross levantándose de su cama y pasando por mi lado para salir de la habitación.
-Conmigo sí- dice Nick. Me acerco a las camas y me siento en la de Ross mirando a Nick.
-Perdón- le digo.
-¿Por qué lo has hecho?- me pregunta.
-Quería estar con el Abu- le digo.
-¿Solo por eso?- me dice y yo asiento con la cabeza.- Mamá nos había dicho que estabas muy estresada.
-Emm...- no sabía qué decir.- He tenido algunas peleas con Abby y necesitaba desconectar.
-Tranquila, te entiendo- me dice.
-¿Eso significa que me perdonas?- le pregunto ilusionada.
-Sí- me dice y lo abrazo.
-Gracias, gracias, gracias- le digo mientras lo abrazo.
Me separo de él y me voy hacia la puerta para salir, pero Nick me detiene.
-Lau- dice y me giro.- Dale tiempo- dice refiriéndose a Ross. Asiento con la cabeza y salgo.
Busco a Ross por toda la casa hasta que lo encuentro en el patio, está sentado en el césped. Me acerco y me siento a su lado.
-¿Podemos hablar?- le pregunto.
-¿De qué? ¿De qué te has ido sin avisar? ¿De qué no has contestado ningún mensaje ni ninguna llamada? ¿De qué te estresaba lo nuestro?- dice enfadado.
-Yo nunca he dicho que lo nuestro me estres...- digo pero me interrumpe.
-No quiero tus explicaciones, no ahora. He estado toda la semana escribiéndote y llamándote en busca de una explicación y tú no me has contestado. Así que ahora no me vengas con explicaciones- me dice y se levanta para volver a entrar a casa.
Minutos después me levanto y entro yo también en casa. Subo las escaleras y me voy a mi habitación. Me recuesto en mi sofá y me pongo a mira por la ventana.
<<Toc-Toc>> La puerta se abre sin esperar mi respuesta y de detrás aparece Nick. Con la mirada me pregunta si puede pasar y yo asiento con la cabeza. Entra y cierra la puerta detrás de él. Me siento en el sofá para dejarle un sitio a mi lado.
-Sé que has intentado hablar con Ross y no has podido- me dice.
-Está enfadado conmigo- le digo.
-Normal- dice y yo lo miro con confusión.
-Es normal, pero todos me habéis perdonado menos él- le digo indignada.
-Lau- dice y hace una pausa, parece que se piensa en si decirme algo o no.
-¿Qué?- le digo.
-Sé que no estabas estresada por pelearte con Abby. No te habías peleado con ella- hace una pausa.- Entre tú y Ross ha pasado algo- dice y lo miro sorprendido.- No soy tonto. La primera vez que casi os pillo me pareció raro vuestro comportamiento. Las otras dos veces os pillé, pero me lo calle.
-¿Lo sabías?- le pregunto sorprendida.
-Sí.
-Emm... yo...- digo pero me interrumpe.
-No hace falta que me expliques nada- me dice.
-¿No estás enfadado?- le pregunto, porque siempre le ha parecido mal la idea de que salga con alguno de sus amigos.
-No- me dice y me sonríe.- Mira, Lau. Sé que te fuiste porque la situación con Ross te estresó y no te culpo. Espero que te haya servido este tiempo- dice y yo asiento con la cabeza.
-Lo malo es que ahora Ross no me quiere ni ver.
-Te voy a confesar algo- dice después de unos minutos en silencio. Lo miro atento.- Mamá siempre ha querido que Ross y tú estéis juntos- lo miro sorprendida.- Le tiene mucho cariño a Ross y piensa que es el indicado para ti. Quiere que estéis juntos, pero piensa que no va a pasar- hace una pausa.- En cambio, yo, es al revés- lo miro confundida.- Yo no quería, ni quiero, que estéis juntos, pero siempre he sabido que acabaríais juntos. Solo había que veros para saberlo.
-Eso quiere decir...- digo y dejo la frase a medias para que la complete.
-Que si de verdad te gusta Ross, que sé que sí, deberías ir por él aunque él no quiera hablar.
-¿Y qué hay de eso de que no puedo salir con tus amigos?- le pregunto.
-Eres mi hermanita pequeña y si tú eres feliz, yo también- me dice con una sonrisa. Lo abrazo fuertemente y él me corresponde.
-Eres el mejor hermano del mundo- le digo aun abrazándolo.
-Te quiero, enana- dice dándome una beso en la cabeza.
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