Cap 22. No quiero.

(Últimos capítulos)

Después de besarme, Ross se fue sin decir nada más.

No pienso dejar que esto acabe.

Esa fue su última frase. ¿Lo decía en serio? Espero que no, no quiero que Abby sufra.

Hoy me despierto más tarde de lo normal. Cuando miro el reloj veo que son las 12 del mediodía. No me apetece moverme, me duele todo.

Después de 10 minutos intentándolo por fin me levanto de la cama. Arrastro mis pies, por el suelo, hasta la puerta. Con los ojos cerrados, salgo de mi habitación y me voy al baño. Entro y cierro la puerta con pestillo.

Me pongo delante del espejo y me froto los ojos. Cuando abro los ojos me miro y me quedo en shock. Estoy roja, muy roja. Me quemé, ayer, en la piscina de Abby.

Me acerco al espejo y me toco la cara.

-¡Aaa!- grito debido al dolor.

Dios, me duele mucho. Tengo que hablar con mi madre. Yo nunca me había quemado antes. Al menos no que yo recuerde. No sé qué hacer para que deje de doler.

Salgo del baño y bajo las escaleras. Cuando voy al salón están todos ahí. Mis padres, mi hermano y Ross. Al entrar Nick y Ross fijan la mirada en mí y abren los ojos como platos.

-Mamá- le digo.

-Buenos días, Lau- me dice sin apartar la mirada de la televisión.

-Mamá- le vuelvo a decir para que me mire, cosa que no hace.

-Dime.

-Puedes mirarme por favor- le digo y se gira a verme. Al verme tiene la misma reacción que han tenido Nick y Ross minutos atrás.

-¿Qué te ha pasado?- me pregunta levantándose y dirigiéndose hacia mí.

-Me quemé ayer- le digo.

-Sí, eso ya lo veo- me dice.

-Me duele mucho. ¿Qué hago?- le pregunto nerviosa por el dolor.

-Tienes que hidratar la piel. Ves a echarte crema, anda- me dice y se vuelve a sentar en el sofá.

Suelto un bufido y me giro para salir de la sala. Subo las escaleras y voy al baño. Cojo la crema del armario, que hay debajo del lavamanos, y salgo del baño.

Me voy a mi habitación y me siento en el sofá. Me quito el pantalón de pijama. Estiro las piernas en el sofá y echo crema en ellas. Dejo el bote de crema en el suelo y, con las manos, extiendo mi crema por los dos lados de las piernas.

Supuestamente, debería aliviar, pero no, siento que la piel me quema. Cuando acabo con las piernas hago lo mismo con los brazos. Siento lo mismo que en las piernas.

Me quito la camiseta, quedando solo con las bragas, ya que no utilizo sujetador para dormir. Me echo crema por el pecho y al extenderla el dolor vuelve. Cuando acabo de extenderla por el pecho, la puerta se abre sin ni siquiera picar.

Giro mi cabeza hacia la puerta pensando que era mi madre pero no. Ross entra por la puerta y rápidamente me tapo el pecho con un cojín.

-¡Ross!- le grito y él se ríe.- Llama antes de entrar.

-Perdón- dice entre risas.- Pensaba que ya habrías acabado de echarte la crema, llevas una hora aquí metida.

¿Una hora? Bueno no me entraña, ya que voy muy lenta porque si no me duele aún más.

-Pues no, no he acabado. Bueno ahora sí- digo buscando mi camiseta.

-¿No te has echado en la espalda verdad?- me pregunta y yo paro de buscar. Niego con la cabeza y él se acerca. Coge el bote y me mira.

-¿Qué?- le pregunto.

-Gírate- me dice y yo le miro confundida. Él agita el bote de crema para darme a entender de que me la va a echar.

Le hago caso y me giro. Al sentir la crema en la espalda suelto un bufido de dolor. A los segundos siento la mano de Ross en mi espalda y me quedo estática. Noto su mano por toda mi espalda y la piel se me eriza.

-Ya está- me dice y me pasa mi camiseta.

-Gracias- le digo.- ¿Puedes girarte? Me quiero poner la camiseta.

Se gira riéndose levemente y yo aprovecho para ponerme la camiseta del pijama lo más rápido posible. Cojo el bote de la crema del suelo.

-Ya te puedes girar- le digo mientras me pongo crema en la cara.

Me duele tanto que siento que las lágrimas van a salir. Ross me mira con pena y al ver que lo estoy viendo me sonríe.

Cuando acabo de echarme la crema la dejo en la mesita de noche y me vuelvo a recostar en el sofá.

-Por cierto, ¿qué querías?- le pregunto.

-Aah, solo venía a verte- me dice y yo bajo la cabeza sonrojada.

Escucho sus pasos acercarse y me levanta la cabeza para mirarle. Acerca su rostro al mío y me besa. No me aparto, besarle es lo que más quiero aún que sé que está mal. Se separa de mí y me sonríe.

-Ross no...- digo, pero me calla con otro beso.

-Ya te dije que no pienso renunciar a esto- me dice.

-Menos mal.

-¿Menos mal?- ¡Mierda! Lo he dicho en voz alta.- ¿Tú tampoco quieres que esto acabe?- dice en tono divertido.

-Quiero que acabe, pero no puedo evitar besarte- le digo y él sonríe.

Me siento en el sofá y él se sienta enfrente mío. Me mira fijamente y eso me pone nerviosa así que bajo la mirada.

-Lau- dice y lo miro.- ¿Te puedo preguntar algo?

-Dim...- pero la puerta me interrumpe.

-¡Laurita!- grita Luke cuanto entra. Cuando ve a Ross abre los ojos como platos.- Perdón no sabía que estabais...- dice pero lo interrumpo.

-No interrumpes nada- le digo.

-Vale- dice y el silencio nos rodea.- Emm... yo venía a hablar contigo.

-Yo ya me voy- dice Ross poniéndose de pie. Pasa por al lado de Luke y chocan los puños antes de salir por la puerta.

-Dime- le digo a Luke mientras doy unas palmadas en el sofá para que se siente enfrente mío.

-He hablado con la chica- me dice refiriéndose a la chica que le gusta.

-Cuenta, cuenta- le digo emocionada.

-Le he dicho lo que siento- me dice y yo suelto un grito de felicidad. Lo sé, soy muy infantil, pero de verdad extrañaba todas esas veces que Luke me contaba sus cosas.

-¿Y ella qué te ha dicho?- le pregunto intrigada.

-Que siente algo por mí- una sonrisa amplia aparece en mi rostro.- Pero...- Oh oh, hay un pero.- dice que lo nuestro no puede ser.

-¿Por?

-No lo sé, dice que no me lo puede explicar- dice triste.

-Lo siento mucho Luke- le digo y lo abrazo.

-Bueno yo solo venía a decirte eso. Echaba de menos nuestras charlas.

-Yo también.

Continuamos hablando de todo y nada hasta la hora de comer. Luke llamó a su madre y le dijo que se quedaba a comer. Después de comer se fue a jugar a fútbol al jardín con los chicos mientras yo los veía desde las escaleras traseras.

Mientras los miro jugar mi móvil se pone a vibrar. Saco el teléfono del bolsillo trasero y miro la pantalla. Es mi abuela. Contesto rápidamente.

-Hola, Abu- la saludo.

-Hola, cariño, cuanto tiempo sin hablar- y era verdad llevaba desde mi cumpleaños sin hablar con ella.

-He estado un poco ocupada- digo mirando a Ross.

-No pasa nada cariño- me dice y yo sonrío.

-¿Qué tal todo por Litton?- mi abuela siguen viviendo en el pueblo. Mis padres se vinieron a Los Ángeles después de casarse.

-Todo bien. A ver cuando nos haces una visita- hacía años que no los iba a ver y ellos ya estaban muy mayores como para coger un avión.

-Pronto- mentí. Iré, pero no creo que sea pronto.

-Vale cariño. ¿Y qué tal tu hermano?- me pregunta. Fijo la mirada en Nick quien se acaba de caer.

-Digamos que bien- digo riéndome levemente por la caída.

-Me alegro. ¿Qué tal la escuela?- me pregunta.

Seguimos hablando durante más de una hora mientras los chicos seguían jugando. Me preguntaba cosas sobre todos y yo le respondía. No dejaba de repetirme lo mucho que me echaba de menos.

Les diría a mis padres de ir este verano, pero me dirán lo de siempre. Que no tienen tiempo o que no hay suficiente dinero. Echo de menos mi pueblo.

-Pásame a tu hermano- me dice, me levanto y me acerco a los chicos. Aparto el móvil de la oreja y tapo el micrófono.

-Nick- le digo, pero no me hace caso.- ¡Nick!- ni caso.- ¡NICK!- le grito y por fin me mira.

Le indicó con la mano que se acerque. Le pasa el balón a Luke y se acerca a mí.

-¿Qué?- me pregunta molesto por interrumpir su juego.

-La Abu está al teléfono- le digo.

-¿Y?- me pregunta confundido.

-Pues que quiere hablar contigo- digo pasándole el teléfono. Él me coge el móvil y se lo pone en la oreja.

-Hola. ¿Abu?- dice y se aparta de mí con mi móvil en la oreja.

Vuelvo a las escaleras y me siento a mirar al cielo, ya que mi móvil lo tiene Nick. El cielo está despejado, no hay ni una nube ni siquiera esas blancas y bonitas. Está completamente azul.

-Hey- dice alguien y bajo la mirada hacia él.

-Hola- le digo sonriente.

-¿Aburrida?- me pregunta.

-Antes no, ahora sí.

-¿Y eso?- me pregunta Ross confundido.

-Antes tenía mi móvil, ahora no- digo señalando a Nick que estaba a unos metros de nosotros todavía hablando por teléfono.

-¿Por qué tiene tu móvil?- me pregunta.

-Ha llamado mi abuela- le respondo.

-Aah- y ahí se acaba nuestra conversación.

Se siente a mi lado y a los segundos llega Luke y se sienta al otro lado. Los tres miramos como Nick va de un lado para otro mientras habla.

-Tengo unas ganas enormes de besarte- me susurra Ross en el oído. Giro mi cabeza, rápidamente, hacia él y me dedica una amplia sonrisa.

No le contesto. Vuelvo mi mirada a Nick que viene hacia nosotros.

-Toma- me dice extendiéndome el móvil. Lo cojo y miro que la llamada ha terminado. Bloqueo el móvil y me lo vuelvo a guardar en el bolsillo.

Nick coge el balón y se va a donde antes estaban jugando. Se gira y nos mira confundido.

-Va, par de paquetes- dice refiriéndose a Ross y Luke.

Luke se levanta y va hacia él. Ross acerca sus labios a mi oído y me quedo estática cuando su labio roza mi lóbulo.

-Ten por seguro que luego me cobró el beso que me he estado aguantando- dice y se levanta.

Empieza a caminar hacia ellos, pero antes de llegar se gira a verme. Me sonríe y me guiña un ojo. Se vuelve a girar y se va a jugar con chicos.

Entro en casa y los dejo jugar. Me voy a mi habitación y cierro la puerta detrás de mí. Me tumbo en el sofá y me pongo a leer mi libro.

No sé en qué momento, pero me quedo dormida mientras leo. De repente siento que alguien me está moviendo y poco a poco abro mis ojos. Y como si de un ángel se tratara veo a Ross delante de mí. No puedo evitar sonreír.

Me froto los ojos y me recuesto en el sofá. Suelto un bostezo tan profundo que hasta una lágrima cae por mi mejilla.

-Buenos días- me dice y yo abro los ojos, sorprendida.

-¿Buenos días? ¿Cuánto llevo durmiendo?- pregunto alucinando. Se ríe a carcajadas.

-Tranquila, solo han pasado dos horas- dice entre risas. Suelto un suspiro de alivio.

-¿Por qué me has despertado?- le pregunto, porque ha interrumpido mi sueño con Chris Hemsworth.

-Venía a cobrar- me dice sonriendo.

-¿Cobrar?- pregunto con el ceño fruncido por la confusión.

Se acerca a mí y me besa. Ya no me molesto ni en apartarlo. ¿Para qué? Si es lo que más deseo. Nos separamos por la falta de aire y se aleja de mí.

-Eso- me responde. Sonrío y él hace lo mismo.

-Creo que todavía tienes que cobrar más- digo poniéndome de pie y pasando mis brazos por su cuello.

-¿A sí?- me pregunta con una sonrisa pícara. Asiento con la cabeza.

Acerco mis labios a los suyos y esta vez lo beso yo. Abro mi boca para darle paso a la lengua de Ross.

Tocan a la puerta y nos separamos de golpe. Esta se abre y entra Nick.

-Hey- saluda.- ¿Vemos una película?- nos pregunta. Ross y yo nos miramos nerviosos, ya que por casi nos pilla.

-Claro- dice Ross.

-Genial os espero abajo- nos dice y sale de la habitación.

Cuando Nick sale tanto Ross como yo soltamos el aire que teníamos retenido. Nos miramos y nos reímos.

-Tenemos que tener más cuidado- le digo.

-¿Eso quiere decir que no quieres que los besos se acaben?- me pregunta con una amplia sonrisa.

-Emm... yo...- digo nerviosa.

-Me encanta cuando te pones tan nerviosa- dice poniendo sus manos en mi cintura.

-No- le digo y él me mira confundido.

-¿No qué?- me pregunta.

-Que no quiero que los besos acaben-le digo y lo vuelvo a besar.

Después del beso los dos bajamos a la sala donde está Nick tirado en el sofá esperándonos. Nos sentamos cada uno a un lado de Nick y nos ponemos a ver la película.

El resto del día no hacemos gran cosa. Comemos, vemos un par de pelis más, cenamos y cada uno se va a su habitación.

Entro en mi habitación y me tiro en la cama. Me giro para quedar boca abajo, pero el roce de las sábanas, sobre toda mi piel quemada, hace que suelte un quejido y me vuelva a dar la vuelta. Definitivamente, esta va a ser una larga noche.

Me levanto y cojo mi neceser. Salgo de mi habitación y entro al baño. Me lavo los dientes y me hago dos trenzas. Salgo del baño y vuelvo a mi habitación.

Me he hecho dos trenzas porque mañana quiero unas ondas un poco más marcadas. Mi pelo normalmente ya tiene ondas, pero son leves y yo quiero que se noten un poco más.

Dejo el neceser en su sitio y voy hacia la mesita de noche. Enciendo la lamparita y apago la luz de la habitación. Abro la cama y me meto dentro. El roce de las sábanas me duele así que me quito las sábanas. Dejo la piel al aire, sin nada que le roce.

Gracias a dios no hace frío así que puedo dormir sin sábanas y no morirme de frío. Apago la lamparita y me dispongo a dormir.

De repente siento que alguien me da un beso en la frente y yo abro los ojos de golpe. Gracias a la claridad que entra por la venta consigo ver que es Ross.

-¿Qué haces aquí?- le pregunto.

-Vengo a darte las buenas noches- dice y le sonrío.

-Buenas noches, Rossy- le digo.

-Buenas noches, pequeña- dice y esta vez no me besa en la frente como siempre.

Agacha su rostro hasta el mío y roza sus labios con los míos. Muerdo mi labio inferior y me besa. Le correspondo el beso y lo profundizo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top