Son las 9 de la mañana de un sábado cualquiera cuando los rayos de sol se cuelan por mi ventana y se posan sobre mi rostro. Eso me hace despertar y abrir un poco mis ojos. Ya estoy acostumbrada a despertarme con los rayos de sol.

Me siento en la cama y fijo mi mirada en el paisaje de la ciudad que se ve a través de mi ventana. Me encanta quedarme un rato mirando todos esos edificios iluminados por el amanecer. Después de un rato decido que ya es hora de levantarme. Me levanto de mi cama y acomodo mi pijama. Llevo un pijama de dos piezas muy simple, la camisa blanca lisa y de manga corta y unos shorts grises. Aunque sean finales de marzo hace bastante calor.

Cuando ya estoy lista me dirijo hacia las escaleras. Las bajo rápidamente, es una costumbre que tengo. Al llegar a la entrada de la escalera me dirijo a la izquierda, abro la puerta y me ubico en la cocina. En esta se encuentra mi madre sentada y tomando su café mañanero.

-Buenos días, mamá- le digo y mi voz sale ronca por no haber hablado durante muchas horas.

-Buenos días, cariño-me dice y sigue leyendo el periódico, el cual no me había dado cuenta de que tenía hasta ahora.

Me dirijo hasta la nevera en busca de leche. La cojo y me vierto un poco en una taza. Me siento al frente de mi madre y me dispongo a desayunar. Y sí, solo desayuno un vaso de leche, no soy capaz de comer nada hasta pasadas las 11 de la mañana.

2 minutos después aparece mi hermano y su mejor amigo, que también es mi mejor amigo. Oh, cierto no os lo había dicho. Mi mejor amigo vive con nosotros desde hace 4 años. Sus padres y mis padres han sido amigos desde siempre. Sus padres siempre viajaban por trabajo, pero hace 4 años los viajes aumentaron y se vieron obligados a tomar una decisión respecto a su hijo.

Hablaron con mis padres y entre los 4 decidieron que viviría con nosotros. Obviamente, a mi hermano y a mí nos encantó la idea, ya que somos amigos desde que nacimos. A él también le encantó, pero no le hacía gracia estar mucho tiempo alejado de sus padres, pero no tenía otra opción.

Mi hermano Nick es tan solo 1 año mayor que yo, para ser más exactos 363 días más grande que yo. Él nació el 7 de marzo de 2002 y yo nací el 5 de marzo de 2003. Es más alto que yo, aunque eso no es muy difícil, yo mido 1,65 m y Nick 1,75 m. Tiene el pelo castaño y ojos color miel, su piel no es ni muy morena ni muy blanca. Tiene algo de músculo debido a que todos los domingos sale a correr y después hace algunos ejercicios.

Ross, mi mejor amigo y el mejor amigo de mi hermano, también es un año mayor que yo, él nació el 20 de febrero de 2002, es mayor que mi hermano y a la mínima se lo restriega. Él es rubio y también tiene los ojos color miel. Mide 1,73. Sí, mi hermano es más alto e igual que Ross le restriega que él es mayor, Nick le restriega que él es más alto. ¡CRÍOS! Ross también tiene algo de músculo, cada domingo acompaña a mi hermano a correr y hacer ejercicio.

¡Aah! Por cierto no os he hablado de mí. Yo me llamo Laura, tengo 16 años, nací el 5 de... bueno eso ya lo sabéis. Tengo el pelo castaño, ni muy oscuro ni muy claro. Es liso y me llega dos dedos por debajo del hombro. Mis ojos no son color miel como los de mi hermano, los míos son más oscuros, pero aun así me encantan, cuanto más oscuros más me gustan. Sobre mi cuerpo... bff... soy delgada, tengo un poco de barriga pero muy muy poco. Cada lunes y miércoles hago ejercicio en casa para tener un vientre más plano y para conseguir más resistencia.

Bueno volviendo a la realidad. Estoy sentada mientras Nick se prepara su vaso de leche con Nesquik y Ross su café. Cuando acaban de preparar su desayuno se dirigen a la mesa en la que yo estoy.

-Buenos días, mamá. Hola mocosa- dice Nick y eso último va por mí, obviamente.

-Buenos días, Raquel. Buenos días, pequeña- dice Ross mientras me dedica una sonrisa.

-Buenos días, cariño. Buenos días, Ross- saluda mi madre.

-Buenos días, Rossy. Hola, asqueroso- digo ya con mi voz normal, ya no está ronca.

-Te he dicho mil veces que no me llames Rossy- dice Ross mientras rueda los ojos.

Río y me dirijo al fregadero a dejar mi taza vacía. Cuando me giro para volver a la mesa mi madre ya no está.

-Me voy a duchar, así que no molestéis- digo en tono serio y salgo de la cocina.

Subo las escaleras y me dirijo a mi habitación. Cojo lo necesario y me dirijo al baño que está cerca de esta. Entro y pongo el pestillo. Me dirijo a la ducha y enciendo el agua para que se caliente. Me quito el pijama y la ropa interior y me dispongo a entrar a la ducha, pero no sin antes comprobar que el agua no está ardiendo. El agua está perfecta.

Entro y dejo que el agua acabe de quitar la pereza mañanera que me queda. Mi momento favorito es este sin duda.

Cuando acabo salgo y me fijo que ha pasado una hora. Son las 10:34. Me seco, peino mi pelo y me coloco la ropa interior para después vestirme. Me pongo una camiseta blanca de manga corta en la que pone "Love is love" en color negro y unos jeans azul oscuro. No llevo zapatos, voy descalza como siempre cuando estoy en casa.

Salgo del baño y me voy a mi habitación. Cojo mi teléfono el cual tengo enchufado al lado de mi sofá junto a la ventana. Al cogerlo veo que tengo dos mensajes de mi mejor amiga.

Abby❣️: Buenos diiiiias❤️
Abby❣️: Está tarde voy a tu casa tenemos que hablar.

Eso último no me gusta. La última vez que dijo "tenemos que hablar" estuvo conversando durante tres horas seguidas sobre un chico que había visto cuando estaba comiendo en un restaurante con sus padres y que, según ella, era ideal para mí. Siempre me está buscando chicos, pero ahora mismo yo no quiero nada con nadie. La verdad no sabía que sería esta vez, pero sabía que esta tarde sería muy, muy larga.