Prólogo


Rosalie Hale desde sus inicios de vida había vivido como una mujer deseada, feliz por amor pero fallecida por culpa de aquel hombre, su venganza llegó tan pronto como su salvarlo pudo confiar en ella, Carlisle Cullen la había salvado, dado una segunda oportunidad de vivir de aquel cruel destino, convirtiéndola en vampiro y en un ser inmortal. Mató al hombre que traicionó su confianza, después de años convertida encontró a un joven de cabello oscuro desangrandose y apuntó de morir por un ataque de oso, lo salvó con ayuda de su padre adoptivo.

Lo salvó pensando que este podría ser su compañero destinado, pero se llevó la desilusión de que este solo fuera su tua cantante, a duras penas se resistió al verlo manchado de sangre pero lo había salvado y dado una segunda oportunidad de vida pero no con ella, porque ella no se sentía preparada para estar nuevamente con algún hombre en su vida.

Con el tiempo, el aquelarre olímpico, el clan Cullen fue creciendo pero ella había decidido un camino distinto a los que sus medio hermanos pudieran seguir, quería ayudar a su padre en el hospital, tras unos pequeños cambios al llegar a Forks empezó a ser la ayudante o enfermera del Dr. Carlisle Cullen, una aspirante de enfermera. Tras sus primeros días intentaba ayudar a todos los humanos posibles y mientras más los ayudaba más sentía que vivía sus sueños frustrados atraves de ellos, aunque aquello empezó a cambiar cuando una joven de veintiocho años que fue transferida de Canadá a Forks, debido a la recomendación de unos médicos para llegar con su padre, aunque le habían dicho que Carlisle no atendía enfermedades graves o de gran profundidad, sin embargo, la transferida había quedado tercamente en el hospital para ser atendida por él. Rosalie no entendía su obsesión de aquella paciente que siempre la escuchaba más nunca podía acceder por la dichosa enfermedad de gravedad que padecía.

Aunque una vez, en la noche al terminar las tareas en el hospital como con las multiayudas en Urgencias, preguntó a Carlisle:

—¿Porqué no puedo entrar en la habitación de la paciente 128?

Carlisle la miró de reojo al estar conduciendo hacia la casa, pareció meditar sus palabras y tras un simple suspiro accedió a responder:

—Porque la paciente 128, me ha pedido explícitamente discreción. Es una mujer con un cuadro de salud grave, es normal que se aísle por estar en una faceta terminal. Y he cedido debido a que estas acostumbrada a ayudar para seguir adelante en sus vidas humanas, pero...

—Su vida ya esta terminando a su fin. —saca su propia conclusión, tras un rostro descompuesto y triste por aquella desconocida mujer.

—Exacto, hija. Ella más que nada desearía dar un aspecto mejor, me confesó que estaría sumamente encantada de haberte conocido en otras condiciones pero no cree ser capaz de sobrellevar una saludable conversación. —confesó Carlisle.

No era de extrañarse que los demás pacientes hablaran de su hija adoptiva, Rosalie quien sin duda era bienvenida tras sus buenos tratos por varios pacientes y que el chisme de una mujer rubia con características muy parecidas a una hermosa ángel fuera ayudante de un gran doctor como él. Sin embargo, con el poco tiempo de cinco meses en los cuales la mujer había tratado de seguir luchando por extender más sus días, sus días ya eran contados.

Tras el silencio de ambos por unos pequeños minutos, mientras se desviaban de la carretera hacia el bosque, Rosalie volvió a hablar.

—¿Papá... ?

—¿Sí?

—¿Cuánto le queda?

—Entre los médicos, hemos sacado cuentas y sus estudios médicos han dado el resultado que no pasará de esta semana. Ya lo sabe, y he visto su dolor pero lo sabe disimular.

—Quiero conocerla.

—Pero, sabes como es la situación.

—Ya sé, pero desde que he escuchado su voz por algún motivo siento presión en mi garganta y no, no es sed. Es como si algo estirase con fuerzas y por no hacerlo me pese en la garganta cual si fuera una roca.

Carlisle queda sorprendido, deteniendo el auto frente a su hogar, aquella revelación era casi similar a cuando sintió la conexión con su hermosa Esme.

—¿Qué, desde cuando lo sientes?

—Desde hace unos pocos meses lo entendí, pero al principio creía que era por sed de sangre pero la sed se detiene cuando llego a su puerta.

—Es posible... —dice pensativo sacando una idea ante lo dicho.

—¿Es posible que, padre?

—Es posible que sea tu compañera, la sensación es similar a la que sentí con Esme cuando la encontré.  Aunque pensar mucho en ello no nos traerá buenas esperanzas, debemos averiguar si es certero o no.

Aquella noticia había sido un golpe duro para ambos, supieran o no la verdad ante las reacciones incondicionales que la paciente de la habitación 128, causaba en Rosalie eran desalentadoras porque no sabían si sería buena perderla o transformarla. Carlisle estaba preocupado en la salud mental y problemas que esto podría causar en su hija, mientras que Rosalie trataba de pensar que tal vez no todo iría a mal, pero ninguno sabría realmente del destino, ni siquiera una vidente lo podría haber visto, porque donde los ojos no ven, el corazón no siente pero donde sí los ve, aveces no solo el dolor llega sino que varias sorpresas detrás del mal momento podrían llegar.

Porque la paciente de la habitación 128, era una dulce mujer que escribía historias fantasiosas en sus tiempos libres, donde siempre deseaba tener una vida distinta a la que estaba terminando, deseaba una oportunidad de poder vivir distinto, porque muchas cosas la enfermedad extraña que la estaba matando impedía que llegara a realizar sus sueños, quería viajar, conocer y disfrutar de la vida. Porque Brunett Scotiabank, venía de buena familia pero toda yacía bajo el suelo nevado de Canadá, su vida económica le permitía dos tipos de vida, una anónima ante su trabajo de escritora y otra de vida cotidiana como historiadora de pueblos y culturas antiguas, su vida cotidiana se basaba en ir de país en país, ser conocida por varios lugares de Estados Unidos o latinoamericano para poder escribir historias que pudieran pasar de mano en mano hasta los próximos líderes del mundo. Al menos esa era su idea, dinero no faltaba pero tiempo si, su tiempo estaba contado y solo esperaba que pudiera terminar su testamento a tiempo, dejar su legado a su prima lejana y que esta pudiera seguir con su trabajo, ganar dinero y tal vez mirar del más allá que todo su esfuerzo en vida no hubiera sido en vano, sabía que sus investigaciones le darían dinero estable a su familia adoptiva, una prima totalmente lejana porque ella era una parte de la familia de Charlie Swan solo que nunca quiso compartir cierto dato a la prensa para dejar tranquilo a su tío lejano, después de todo ya no quedaba camino para ella.

«¿Al menos podré disfrutar de un amor del bueno, antes de morir?» se preguntaba Brunett al ver los días pasar y las noches nubladas de Forks.

Tal vez las cosas no estaban escritas, pero mientras menos predecible sean, más podría durar un amor del bueno, y eso fue lo que ocurrió en el torbellino Rosett.

Un hermoso torbellino donde el amor puro ganó y solo en ellas se podrían vivir un millón de aventuras en las cuales Rosalie viviría su sueño, vivir, casarse y tener hijos. Una vida humana, después de tanta solitaria inmortalidad.

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