╭ ⌂ - Capítulo 24

La pelirroja de ojos anaranjadizo casi rojizos, se encontraba casi en Canadá, se había escapado de toda la tensión que cada parte donde pisaba le llegaba. Tanta ira iba ahogando que no dio mas, al punto de golpear fuertemente un pino cercano tras un gruñido parecido a un tigre salió desde su garganta, al par de incendiar inmediatamente el pino, que para fortuna estaba alejado de los demás, por lo que no se esparciría en caos.

—Siguen desconfiando de mi ... —susurra con cada palabra quemándose en su garganta.

Un subclase observaba a su amo con lástima, era un puffle de color gris.

—¿Porqué cuesta tanto estar viva?—pregunta la pelirroja con el cabello suelto, apenas virando sus ojos encendidos en ira y molestia entre aquellos cabellos que la ocultan.

«Porque eres diferente ama, y lo diferente no siempre es bien recibido. Pero no debe tomarlo en cuenta, hasta ahora lo que hecho todo correcto»se expresa el puffle de color gris.

—Parece correcto, todo está en calma, todo parece ir bien ... pero, ¡Siempre hay algo que me hace diferente! ¿Es que acaso no comprenden que odio ser el centro de atención?—golpea fuertemente pino y este termina cayendo al suelo nevado, apagando lo encendido, evaporando nieve y levantando humo.

«Ama...eso terminó cuando decidió salvar la vida de la niña Reneesme.»gruñó el puffle gris, en respuesta audible.

A lo que Runa lo miró molesta porque sabía que tenía razón, había sido demasiado piadosa con esa niña, ya dos veces que ayudaba y se involucraba en la vida de esa mocosa.

Emmett estaba a una distancia considerada, prudente para no incomodar a su esposa. Sin embargo, el puffle lo encontró muy facilmente.

—Quiero espacio, Emmett.

—Tu refugio soy yo, nena.

Runa suspira tras esa contestación, no podía tampoco contrariar esa verdad.

—¿Quieres pelear un poco? Eso ayuda a liberar tenciones. —propone Emmett, tras una sonrisa.

Logrando que la pelirroja se fuera apasiguando con la ira que sentía. No podía evitar caer en el encanto de esa sonrisa, por lo que tras el humo calmandose, la pelirroja abrazó a su refugio, su esposo.

—Me siento afortunado de poder ser tu calma, Runa. —admite Emmett tras respirar el aroma del cabello pelirrojo de su esposa, al igual que sus manos la abrazan protector y posesivo desde la cadera, apegando aquel femenino cuerpo hacia él.

—Lo eres...

Tras un silencio cómodo para ambos, Emmett dando el espacio a su esposa, iba solo dando pequeñas caricias en la espalda, tratando de disipar la tensión.

—Isabella logró molestar a Caius, logrando a su vez que desconfiarán acerca de mi decisión con su vida. La mandé a hacer servicio comunitario en la guardia, pero tal parece no fue lo ideal. —comentó en un murmullo muy íntimo Runa.

—¿Qué hizo? —preguntó Emmett, por mera curiosidad.

—Según lo que entendí, quiso suplantar malas referencias a mis decisiones como Reina. Igual puede tener o no razón, sin embargo, no le incumbe aquello, ni siquiera exponer sin pruebas a los dos mas irascibles de la corte. —suspira con total molestia.

—Me sorprende que no valore su existencia. Y me sorprendió que no la matarás, no sueles tener tanta paciencia, cariño. —expresó sincero.

—Estar tanto tiempo con Leila hace mal, mucha empatía en mi, ya ves.

—También hay razón en eso, aunque es mas sana Leila que la ranita. En fin, ¿Entonces qué haremos?

—Volveremos a Volterra, dejaremos que Carlisle nos notifique el avance del embarazo del Clan Rosette, tras el nacimiento vendremos a observar que todo vaya bien y luego seguiremos con nuestras vidas. —admite organizadamente, tras un bostezo.

—¿Y qué pasará con Bella?

—Si su existencia aún sigue para cuando estemos en Volterra, esperaremos a que cumpla los meses que dije frente a la niña; si cambia de actitud, Le devolvemos su libertad pero condicional y si no... Pues directamente diré que murió en servicio.

—Buenos planes, para una mujer como la mía, que suertudo soy.—expresa Emmett tras besar la frente de ella.

—Tal vez... Oye, cariño ...

—¿Si? —pregunta con el ceño fruncido tras la vaga respuesta.

—¿Porqué siempre me has dejado entender que soy tu Tua cantante?

—Por qué Alice me lo dijo, y al ser otra pero especial, supongo que siempre acepté con fe de que tu destino no fuera la muerte como las demás. Alice nunca me permitiría matar a una amiga suya, más si es su mejor amiga. —contesta pensativo y sorprendido.—¿Porqué?

—He leído informaciones, donde dicen que el término Tuacantante; es el banco de sangre del vampiro, la sangre le canta y son muchas las que existen en el mundo. Pero pocas veces no mueren, las excepciones somos yo y Bella, ¿Pero qué me hace diferente de ella? Mi sangre no es, porque es deliciosa para ti pero no necesaria.

—Te hace diferente de ella, una cosa que ella nunca podrá conseguir tener.

—¿Y eso es?

—Amor verdadero. Nuestro amor es natural y puro, nació del desafío, de la pasión y de un torbellido de aventuras, luchamos contra un instinto, y fuimos evolucionando sanamente en esta vida.

Runa lo mira con una dulzura crédula.

—¿El amor es tan fuerte?

—Si, cada vez que te sentí lejos, que te perdía. Sentía que ya no tenía un lugar donde encajar. Eres mi mundo, mi vida.

Emmett concluye robando un dulce beso a su pelirroja.

—Que sepas que el amor es mutuo. —rompió un momento el beso, para luego seguirlo con mucha pasión, al mismo tiempo que pegó un salto y enrolló las piernas a la cintura de Emmett.

Este la toma sin ninguna dificultad.

—Mmmm~

Siendo así como todo estrago que Isabella hiciera en Runa, se arreglaba con un Emmett en su vida.

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