╭ ⌂ - Capítulo 2

Las horas fueron pasando, y un pequeño beetle color plateado iba a toda marcha llegando a la casa del Clan Cullen, una vez que llegaron justo una hora antes de la ceremonia, fueron recibidas por la joven Alice, que era capaz de volverse loca por no tener el apoyo de Rosalie en ciertas cosas, lo tenía totalmente planeado pero estando con esa dichosa mujer su hermana no era tan anticipada como antes.

—¡Al fin llegaron, casi me vuelven loca! —exclama totalmente energética y con las manos arreglando su ropa como un tic, pero enseguida fue calmada por el hombre rubio(Jasper) que la abraza por la cintura.—Gracias, mi jazzy.

Ambas mujeres la habían escuchado como venía el torbellino pero también como había sido calmada. Con tanta elegancia y tranquilidad Rosalie salió del auto, con una sonrisa de disculpa pero poco duró en cuanto la mujer que iba de conductora, en un pestañeo o dos, ya estaba a su lado. A los ojos de Alice, aquella mujer era bastante distinta, latidos de corazón provenían de ella pero Jasper no se sentía ansioso por beber dicha sangre y como iba vestida de un color distinto a las damas de honor, para finalizar y ver los tenis con tacon, sus ojos enseguida mostraron un tic nervioso, iba a decir algo enseguida pero la mirada de color rojiza c/ ámbar, se conectaron.

—Señorita Cullen, ahórrese sus costumbres de moda. Soy dueña de mi esposa y de mi misma. Era esto o jeans. —correspondió con seguridad la joven de cabellos negros.

Mientras se aseguraba de cerrar las puertas de su beetle plateado, antes de abrazar a su esposa territorialmente, tras aquella muestra de afecto específico nuestra rubia favorita se enorgullece aún más.

—Llevemos la fiesta en paz.

Alice iba a decir algo al respecto, pero la mirada de Rosalie le advertía discreción, por lo que a regañadientes tomó chip y cambió a su humor inicial, asintiendo para luego besar a su jazzy y liberarse del agarré.

—Excelente. Entonces vámonos que necesito tu habilidad artística de belleza para el cabello de Bella. —dijo la pixie antes de dar un paso hacia ellas, y con una habilidad inmaculable intentar acercarse a la rubia pero un gélido y ardiente muro la recibió unos centímetros antes de siquiera tocar la mano de Rosalie—¿P-pero que...?

—Mi soldatina, tranquila...

Enseguida Rosalie intervino al sentir a su esposa tensa por aquellos actos tan impulsivos por la Cullen pixie. Logrando que la rubia se gire mejor a verla para tomar el rostro suave y caliente de su castaña con sus ojos encendidos en naranja rojizo, el humor normal en la mujer era cálido y cordial pero apenas se viera amenazada era muy buena a distancia corta en defender su objetivo.

Brunett Scotiabank Hale, era mujer bastante protectora, posesiva y cautelosa. Y eso había aumentado al encontrar a su compañera de vida. Por lo que, SOLO rosalie era capaz de calmar el golpe de calor de advertencia en su mujer, con solo ese gesto los párpados de mujer de tenis cedieron en calma, y un ronroneo resurgió sin vergüenza alguna. Sin embargo, abrió sus ojos ya calmados en dirección de Alice.

—No me agradas mucho.

—Cariño. —advirtió con cautela, Rosalie— No tenía mala intenciones. Así de efusiva es Alice, me iré solo por un momento, te prometo que no me demoraré. —besó la frente y poco después subió escaleras arribas, perdiéndose dentro de la casa.

Alice encantada y con una sonrisa de pena, asintió también retirándose tras ella, dejando a su esposo con la invitada. Ambos se observaron con una curiosidad sigilosa y con cierta extrañeza, la castaña se recostó contra su beetle.

—Ella es agradable, solo que no confío. —se disculpa entre una mueca, Brunett.

—Lo sé, no percibo odio en ti. —corresponde Jasper, mientras su postura es de sus manos cruzadas tras su espalda.

—Usted si me agrada.

Ambos se dedican una suave sonrisa, Jasper percibía calidez y buenas emociones provenientes de la mujer, mientras que para Brunett, el rubio era como un teniente con que poder confiar para cosas de alto riesgo. Al menos así lo percibía.

—Así que a ti te también te dicen así.

Ante lo dicho por Jasper, la mujer frunció el ceño al sentir que se perdió una parte de la conversación por lo que, llevó su mano a la nuca y con un ligero rubor lo admite.

—¿Me lo dice por? Perdone, pero no entendí. —sonríe nerviosa.

—No se preocupe señorita Scotiabank, tampoco me he expresado correctamente. Lo decía por el término que anteriormente utilizó Rosalie en usted.

—Usted puede tutearme. Mi mujer confía en usted, por lo que también yo en usted. —añade mientras lo escuchaba pero luego pensó en lo dicho—... Uhm... ¿Soldatina?

—Touché.
—Exacto. Alice, mi esposa, me lo dice por la vinculación de mi pasado.

Ambos esperaban un momento pensativos.

—Rose también lo vincula con mi pasado, creo. Aunque me costó aceptar el apodo, no me consideraba digna de tal apodo que merecia portarse con orgullo y fortaleza.

—¿No ha sido parte de la milicia? —pregunta curioso ante tal cuestión —Perdón, si usted... Señorita Brunett, decide oportuno contarlo, yo...

—Tranquilo, joven Jasper. No me ha molestado, pero no creo oportuno decirlo en estos momentos de fiestas. —añade mientras se despega del auto, y abre con delicadeza el auto del copiloto, en la guantera una pequeña cajita de color plateado con un mono azul claro. —En otra ocasión, tendremos tiempo para conversar harto nuestros motivos personales por el cual creemos que nuestras parejas nos lo dicen.

Jasper al ver lo cautelosa que era la mujer tan solo asintió, aceptando la propuesta cordial.

—Comprendo.

—¿Aceptaría ser mi guía hacia nuestras mujeres? —pregunta.

—Sería un gran placer para mí.

Siendo así como ambos, se dirigieron a la mansión, mientras iban hablando de los detalles que se observaban por su alrededor, los ojos curiosos de otros par de vampiros querían entender porque el misterio tras esa mujer.

#¿quienes serán esos ojos? ¡Hola! Después de tanto al fin estoy retomando mi estado de ánimo para publicar capítulos, espero mejorar ahora mi estado de salud para estar 100% y disfrutar de sus reacciones. ¿Que les pareció el capítulo?

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