03

Para Taehyun la vida siempre fue complicada, y se volvió un desastre desde que Beomgyu decidió comprometerse con Eunji.

    Pese a los celos, la envidia y el deseo que sentía por estar en su lugar, él sabía mejor que nadie que nada cambiaría su decisión. Beomgyu era un hombre de palabra y jamás rompía una promesa. Beomgyu no traicionaba. Nunca.

    Excepto que él había roto su propia promesa.

    —¿Estás bien? —preguntó Eunho, su novio— Te noto extraño.

    Él lo miró.

    —Sólo estoy un poco preocupado, Soobin me invitó a cenar en casa de un viejo amigo.

    Mas bien, Eunji lo había hecho, pero Taehyun no tenía por qué saberlo.

    —¿Viejo amigo?

    —Sólo es alguien que conozco —mintió como todo un experto, evitando tener que llegar a mencionar su nombre. El nombre del hombre que verdaderamente amaba—. Soobin vendrá por mí a las ocho.

    Eunho miró en dirección a los ojos de Taehyun.
Él no era demasiado bueno ocultando sus sentimientos y sus ojos eran demasiado expresivos, sin embargo, él no dijo nada al respecto. Eunho quería creer que si Taehyun no mencionaba nada sobre ese amigo, es porque debía haber una buena razón para no hacerlo.

    Él confiaba ciegamente en Taehyun.

    —Estoy bien —él dijo—. Puedes dejar de inspeccionar mi rostro tratando de encontrar alguna respuesta a mi comportamiento, Eunho.

    —Me preocupas.

    Riendo con gracia, Taehyun contestó:

    —No tienes por qué hacerlo.

    Eunho le miró serio.

    —Yo no estaría tan preocupado si fuese a ver a un viejo amigo, Taehyun.

    —Yo estoy bien —dijo él—. No sabes cuánto deseo verlo, es sólo que... bueno, ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos, y aún mantengo el recuerdo ferviente del dolor en mi pecho desde ese último adiós —continuó, arrastrando melancolía en su voz—. Se sintió como el aguijón de una abeja hundiéndose en mi pecho. Miles de aguijones hundiéndose junto a la tristeza que invadió mi... mi alma desde entonces, Eunho.

    Eunho le lanzó una mirada curiosa.

    —Él debió ser un buen amigo.

    —Él fue mucho más que un buen amigo —Taehyun dijo—. Él fue alguien realmente especial para mí, y probablemente siempre lo sea —suspiró—. A veces pienso que eso es algo triste, ¿no lo crees?

    —Para nada —contestó—. Ustedes debieron tener una linda amistad, amor, no debes sentirte mal por dejar ir a un amigo.

    —Tienes razón. Es sólo que... él no fue tan sólo un amigo.

    —¿A qué te refieres?

    Taehyun bajó su cabeza avergonzado.

    —Iré a ver a Beomgyu, Eunho.

    Y aquel fue el comienzo del verdadero martirio en su vida.

    Tendido en la cama, Beomgyu acariciaba el cabello de Eunji mientras pensaba en las decisiones que había estado tomando últimamente. La habitación se encontraba en completo silencio mientras él la observaba. Eunji vestía una de sus camisetas junto a su ropa interior, él mantuvo sus brazos envueltos alrededor de su cintura y ella despertó debido a un mal presentimiento.

    Eunji sintió temor. Ella tuvo esa sensación después de mucho tiempo.

    —Dulzura —llamó, girando sobre si misma—. Invité a un amigo a cenar esta tarde junto a Soobin.

    Los ojos de Beomgyu fueron en dirección a su adormilado rostro.

    —¿Quién es?

    —Bueno... sólo un viejo compañero de la escuela —respondió rápidamente—. Seguramente oíste hablar sobre él en la secundaria, solía ser bastante popular por su miedo a las mariposas.

    Mariposas.

    ¿No suena familiar?

    —No realmente.

    Beomgyu tuvo que hacer un esfuerzo para refrescar su memoria.

    Jieun temía a las palomas.

    Chaeryeong temía a las abejas y todo el tiempo iba detrás de Shin Ryujin, la capitana del equipo de básquetbol.

    Luego estaba Jisung, él temía a las flores y jamás aceptó ninguna a pesar de ser tan popular entre los jugadores del equipo de fútbol.

    Entonces, ¿quién?

    Debemos preparar la cena entonces —propuso Beomgyu, rindiéndose ante la idea de adivinar quién era el amigo de Eunji.

    Eunji sonrió.

    —Vamos —respondió entusiasmada—. Prepararemos sopa de algas.

    —Pero no es mi cumpleaños.

    —Digamos que es... una fecha importante.

    Para Eunji, esa noche sería el funeral del amor que Beomgyu sentía por Taehyun, y debía despedirlo adecuadamente.

    Había estado esperando demasiado por ello. La noche en que todo llegaría a su fin. La noche en que Beomgyu volvería a amarla. La noche en que Beomgyu dejaría de pensar en él.

    La noche en que todo volvería a ser como antes.

    —¿Cortarás los vegetales, dulzura? —dijo Eunji.

    —Puedes hacerlo esta vez, yo haré el resto.

    Beomgyu se paró frente a la estufa de la cocina y condimentó la sopa, esperanzado y esperando que fuese quien quería que fuese aquel misterioso chico que los visitaría aquella noche, y por supuesto que también debía hacer un buen trabajo por Soobin, su mejor y único amigo, el único en quien podía confiar, y por sobre todo, su único medio de información sobre Taehyun. Sobre su chico. Y aunque Beomgyu sabía perfectamente que aquello era algo incorrecto, él simplemente no podía evitar seguir buscándolo, porque una parte de él aún lo necesitaba para sentirse vivo y con un propósito. Beomgyu sabía que pese a ya no estar juntos su propósito era velar por su seguridad, y él había estado haciéndolo desde el día en que ellos se conocieron, porque desde entonces él no supo hacer otra cosa más que preocuparse por Taehyun. Vivir por Taehyun.

    Por supuesto que sabía que no era justo para Eunji, ¿pero qué podía hacer? Él amaba a Taehyun, y seguiría haciéndolo hasta el fin de los tiempos, pero hacer feliz a Eunji con su matrimonio también era parte de su felicidad propia.

    Él sólo quería sentir que hacía algo bien por alguien más.

    —Puedes poner las algas, Eun —dijo Beomgyu antes de acercarla y fundir sus labios en un tierno beso, aún intentando trasmitir el amor que sabía que no podría entregarle a Taehyun, y Eunji se sintió tan feliz con aquel beso que Beomgyu sólo quiso entregarle más de ello.

    Beomgyu imaginó sus labios sobre los de Taehyun, sus manos acariciándolo y tocando con avidez, deseando por más. Él sonrió y la abrazó. La abrazó como si fuese él, con tanto amor y delicadeza como el de un jardinero a su flor. Como un diamante brillando a la luz del sol, pero él cayó en cuenta de que la persona a quien estaba besando no era Taehyun y aquella pasión se apagó.

    El timbre sonó.

    —Iré a abrir, debe ser Soobin.

    El sonido de sus pasos hizo eco en toda la casa, dejando la huella de lo que pronto se convertiría en una nueva realidad, profunda y misteriosa. Tan profunda como el mismo mar y tan suave como el viento. Ellos estaban a punto de descubrir lo que vendría a sus vidas dentro de poco, y aquello era tan extasiante como una gota de agua en medio del desierto.

    Sin embargo, al ver quién se ocultaba tras la espalda de Soobin, todos sus planes se estrellaron contra el suelo y fueron aplastados por el mismo destino.

    —Taehyun.

    Fue entonces cuando supo que Eunji tenía razón, todo volvería a ser como antes.

Ustedes después de leer este capítulo
sabiendo que ahora viene lo
realmente triste en la historia:

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