9.
Haz llegado llorando otra vez, ahora con una mancha en la mejilla.
Pediste tu café de siempre y te sentaste en tu mesa favorita, mirando como llovía mientras llorabas.
No pude evitar mandarte una pequeña nota, escrita en una servilleta. Perdón si se veía descuidada, pero no sabía que más hacer.
No me gusta verte llorar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top