CAPITULO 20

Varios meses después...

Alonso.

Abrí los ojos dándome cuenta de que aun estaba oscuro. Me removí en mi cama sintiendo unas manos alrededor de mi cintura, fue ahí cuando recordé que estaba con Larissa. Quite su mano de encima y me levante para dirigirme a la cocina, me moría de hambre. Revolví todo el refrigerador de la cocina de Larissa y no había gran cosa, no era hora para pedir pizza. Subí nuevamente a la habitación y salí al balcón a fumar, el frío inundó mi cuerpo en cuanto abrí la puerta. Estábamos en diciembre ya, muy cerca de navidad.  Vi el reloj y note que eran casi las seis de la mañana. Encendí el cigarro y me recargue en el balcón.

Estos últimos tres meses he estado saliendo con Sam, como en los viejos tiempos. Como amigos. Salidas al cine, parque, noches de antro con Jos y Logan que, al parecer ya olvidaron que Larissa existe. Todo esta siendo... Como debe de ser, a excepción de que Larissa se pone como loca cada vez que salgo con Sam y los demás. Realmente quiero a Larissa pero... Sus celos son peores que los de Sam. ¿Por qué de un momento a otro he empezado a compararlas?

Lance la colilla del cigarro hacia abajo y mire como caía hasta perderse en la oscuridad. Sentí algo frío en mi mano y gire a verla. Había una gota de agua, realmente fría. Levante la vista y vi varios copos de nieve cayendo. Estaba empezando a nevar.

-Oh joder...

El vibrar de mi celular me hizo meter mi mano al bolsillo de mi pantalonera y sacarlo. Era una llamada de Sam. Cerré la puerta del balcón para no despertar a Larissa mientras hablaba y conteste.

-¿Sam?

-¡Alonso esta nevando!-grito.

-Ay, ya me di cuenta.

-¿Te desperté?-dijo de manera tímida del otro lado de la linea.

-Para nada... Desperté hace rato.

-Hacia mucho que no veía nieve...

-Aquí cae muy seguido, aunque me sorprende que no lo hiciera en años pasados.

-Oye... ¿Qué harás en la tarde?

-... ¿Trabajar?

-río ligeramente-. Trabajas demasiado... ¿Nos damos una escapada?

-Amm... ¿A dónde?

-No sé... ¿vamos a patinar?

-¿Sabes patinar?

-Ah... algo.

-Bueno, no hay problema, yo te enseño... ¿Te parece a las... Cinco?

-Perfecto.

-Te veo luego.

-Adiós.

Colgué y entre a la habitación para ducharme.

***

Sam.

Dando las siete de la mañana salí de mi casa abrigada al cien, parecía que iba envuelta en dos cobijas. La nieve seguía cayendo cubriendo las calles completamente de blanco. Los copos quedaban atascados en mi cabello y a veces contra mi rostro, cuando ráfagas de viento llegaban. Llegue a la universidad y me deshice de mi abrigo para guardarlo en mi locker, para andar más a gusto. Fatima entró por la puerta igual o más abrigada que yo. Sacudió su gorro de estambre de todo rastro de nieve y se acercó a mi.

-Te ves bien ¿ya superaste a Alonso?

-la mire mal y saque mis cosas del casillero-. No es eso, sino que hoy en la tarde saldré con él.

-Ah, es eso... Sam...

-No empecemos Fatima... No quiero discutir contigo.

-Ya ni siquiera parecemos amigas ¿te has dado cuenta?

-... Claro que lo hago. Yo entiendo tu distanciamiento... Ahora eres madre.

-Sí... Lo siento.

-Tengo clase... Te veré luego.

-Adiós.

Pase todas las clases pensando en Alonso, no es como si antes no lo hubiera hecho, a decir verdad, lo hago todo el tiempo. Él es todo lo que me acompaña durante todo el día. Hacia la tarde, salí rápidamente, pues tenia que ir a cambiarme adecuadamente para mi ¿cita? Con Alonso. En casa, me puse un pantalón de mezclilla, unas botas largas con algo de peluche, una blusa blanca de manga larga y una chamarra de cuero. Baje y vi la hora, casi las cinco de la tarde. Busque en el armario de la habitación de abajo, mis patines.

-¿Dónde demonios podrán estar?-lanzaba cajas de zapatos, ropa y de todo por los aires. Tenía mucho que no patinaba, por lo tanto no sabia de mis patines desde que me mude y lo más probable es que no recuerde como patinar. Oh no, esto será problemático.

El timbre sonó al momento que encontraba los dichosos patines, corrí hacia la puerta para abrirla, ahí estaba Alonso, estaba demasiado abrigado, su nariz estaba roja dando a entender el frío que tenia. Traía un pantalón gris, con botas cafés de cintas, suéter gris, arriba un chaleco negro con una chamarra negra, bufanda de tejido negra y guantes, y la capucha de la chamarra puesta.

-Vaya, ¿dónde quedo el glamour?

-Callate, que tengo mucho frío.

-Lo pude notar.

-¿Lista?

-Claro, vamos.

Cerré bien la puerta antes de tomar la mano de Alonso hacia su auto. ¿Ya mencione que volvimos a ser los de antes? Los que jugaban como amigos, se tomaban de las manos, hacían tareas por las tardes, a veces me quedaba en su casa o él en la mía y nadie lo veía raro.

Íbamos en su auto, inundados por el silencio y el sonido de la radio que hablaba de cierre de escuelas y de la tormenta que ocurrirá por la noche. El lago quedaba algo lejos y todo el camino me dispuse a ver el perfil de Alonso descaradamente. Analizando el largo de sus pestañas, la manera en que su cabello rubio a punto de desteñirse caía por su frente, su nariz aun roja por el frío y la forma en que sus labios se entreabrían halando algo fe aire caliente del auto.

Cuando hubimos llegado estacionó el auto y se giro a verme. Fue cuando se dio cuenta de mi mirada puesta en él.

-¿Tengo algo?-se coloco los guantes de nuevo.

-¿Eh? No, es que.... Amm...

-sonrió bajando la cabeza-. Vamos.

El lago estaba vacío, lo teníamos para nosotros solos. Nos sentamos en una banca frente a este para cambiar nuestros zapatos por los patines.

-¿Lista?-se inclinó hacia mí.

-N-no lo sé...

-Vamos, no te soltaré-tomó mi mano, y yo voltee a verle, una sonrisa apareció en su rostro mientras mordía su labio.  Asentí y él se levantó ayudándome a mí. Caminamos a pasos cortos hacia el lago, yo me quedé en la orilla, antes de entrar mientras el patinaba alrededor y luego hacia en medio.

-Oye, sigo aquí...

-El hielo cruje de ese lado-apunto con su dedo al otro extremo del lago-, no te acerques mucho hacia ahí.

-Bien.

Tomo mis manos y camine hacia él al tiempo que él patinaba de reversa de manera lenta mientras yo tomaba confianza para estar sola en el hielo.

-Te voy a soltar.

-No, Alonso aun no...

-Sí... Sólo calmate, no pasara nada.

-No, no...-fue soltándome de a poco pero me aferraba a sus manos-, Alonso...

-No te va a pasar nada, aquí estoy.

-Vale... Pero si me caigo te golpearé.

-Okey-dijo riéndose de mi cobardía. Dios, que no me caiga. Alonso dejo mis manos y se alejó unos pasos más de mí. Me deslice por el hielo hacia él mientras reía nerviosamente. Intentaba sujetarlo de la chamarra pero era más hábil en eso y se alejaba. El miedo se había ido y comenzamos a juguetear de un lado a otro del lago, intentaba atraparlo pero no me dejaba.

-¡No es justo, eres mas rápido en esta cosa!-le lance una bola de nieve que había agarrado de la orilla, pero no le di, vaya puntería.

-Tú eres demasiado lenta.

-Ya verás...

Retrocedí para tomar más nieve mientras él reía del otro lado. Me detuve antes de llegar a la orilla tras el crujir del hielo, oh mierda, lo había olvidado.

No me quedaría ahí quieta así que trate de salir de ahí lentamente y sin que Alonso se diera cuenta, pero el hielo crujió de nuevo haciendo que el volteara.

-¡Sam... No te muevas!

El hielo crujió de nuevo y se agrietó. Mire a Alonso que se acercaba a mi rápidamente desde el otro lado pero el hielo término de partirse y caí al agua fría. Helada.

-¡Sam!

Fue lo último que Alonso dijo antes de verme caer en el hielo. Trate de sostener la respiración y algo de calor en mi cuerpo pero solo fue por un momento, los sentidos comenzaron a fallarme, la cabeza a doler al igual que mi pecho. Abrí la boca sintiendo como el agua entraba por ella. Los ojos se me iban cerrando poco a poco. Antes de hacerlo vi como alguien entraba al agua y luego todo fue oscuridad.

***

Hola! Ya se, ya se, hasta que me aparezco de nuevo :v esta semana he estado algo ocupada y por eso no pude subir capitulo, pero bueno, ya acabo semana santa ya estaré disponible.

Disfruten el capitulo y... No me maten! *se cubre de los ladrillazos*

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