19. Solo quiero estar contigo.

La mañana iba bastante tranquila. Prefería laborar como enfermera instrumentista, pero le tocó turno en hospitalización de cirugía.

Con la sonrisa que estaba acostumbrada a repartir a sus pacientes, entró al cuarto del desertor norcoreano que hace poco habían salvado.

Él no estaba en su cama. ¿Dónde se metería?

Sin previo aviso la aprehendieron bruscamente. Soltó la riñonera por el susto. Quiso gritar con todas sus fuerzas, pero solo soltó un gemido ahogado. Fue algo similar a esas pesadillas en las que quería gritar, pero no salía nada. Se sintió exactamente igual.

—¿Po-por qué? —logró articular.

—Solo coopere y no le haré nada —masculló el hombre, en el cual reconoció un acento diferente. Se trataba del norcoreano. ¿Sería una clase de espía?

Comenzó a temblar, presa del pánico cuando apuntó su yugular con un bisturí que ignoraba como lo había obtenido.

Endureció su agarre, consiguiendo así, lastimarla.

—Por favor, no me haga daño.

—¡Cállese!

La arrastró bruscamente hacia el pasadizo. Se encontraron con alguna que otra persona que retrocedió atemorizada.

Una vez en el star de enfermería, amenazó a todos con matarla si no lo dejaban salir del hospital. La enfermera Oh que en ese momento se hallaba dando indicaciones a los internos, los miró horrorizada. De manera cautelosa llamó a seguridad.

Quiénes resguardaban a ese hombre lo dejaron solo por unos minutos, creyendo que no pasaría nada.

En unos instantes se aproximaron pacientes, familiares, y personal de salud. Entre ellos apareció el doctor Kim para tratar de mediar con el sujeto.

—Déjala en libertad por favor. Nadie te detendrá si lo que quieres es huir.

—¡¿Me creen imbécil?! Ustedes los surcoreanos se sienten superiores a nosotros, ¿no es así?

Debido a su enojo, afianzó su agarre, lastimándola aún más.

No todos lo sabían, pero Jane padecía de asma crónica. El susto y el forcejeo provocó que sus bronquios se constriñeran, impidiendo que respirara con normalidad. Le empezó a doler el pecho y la espalda al intentar atrapar la mayor cantidad de aire posible.

La enfermera Oh comenzó a desesperarse al notar la crisis asmática que estaba sufriendo Jane. Se escuchaba un sonido sibilante de sus vías aéreas. No obstante, fue consciente del discreto plan que estaba tramando el doctor Kim y el doctor Seo, el novio de la doctora Cha, para rescatarla.

Los de seguridad por fin se dignaron en aparecer, apuntando con un arma al atacante.

—¡Atrás, o la mato! —advirtió, haciendo presión en el instrumento, que en ese momento cumplía función de arma blanca. Le lastimó el cuello.

Jane empezó a toser debido a la interrupción del paso de oxígeno a su sistema. Se le resbalaron las lágrimas por sus mejillas. Se le vino a la mente su papá, mamá y hermanito que esperaban por ella en su país. Solo deseaba salir con vida de esa horrible escena, por ellos. Estarían devastados si algo le pasara.

El doctor Seo cargó una jeringa con sedante y la apuntó discretamente al agresor. Entonces el doctor Kim captó su atención lanzándole la charola que estaba sobre el carrito de medicamentos.

En ese momento de vacilación, el doctor Seo lo apresó de su cuello y le administró el medicamento. Debido a la conmoción el desertor le clavó el bisturí en el brazo, aunque no lo lastimó demasiado ya que fue cautivado por la somnolencia.

Se desplomó sobre el suelo.

Jane llena de miedo, y con escaso oxígeno en sus pulmones, también cayó rendida.

—¡Jane! —vociferó la enfermera Oh corriendo a su auxilio—. ¡Rápido, preparen una máscara de oxígeno!

El doctor Kim la levantó en sus brazos para ponerla sobre una cama de emergencia. La atendió rápidamente, logrando estabilizarla.


Cuando ella despertó, se sintió desorientada. Observó a su alrededor tratando de entender que sucedía. Permanecía en una habitación de hospitalización de cirugía. Tenía una vía endovenosa en su mano; se le estaba administrando cloruro de sodio.

La escena traumática de antes, la rodeó haciendo que trague saliva con fuerza. Pensó que moriría en un país extranjero, y que jamás volvería a ver a su familia.

Abrió su WhatsApp que solo utilizaba con su gente, ya que allí nadie le daba uso. Le escribió a su mamá que tanto extrañaba. En ese momento necesitaba un fuerte abrazo de ella.

Mami, te quiero mucho.

Ella no se tardó en responder:

Yo también mi amor. Todos aquí te extrañamos mucho. ¿Todo está bien, mi reina?

Sí mami, todo va de maravilla.

No le gustaba mentir, pero en ese momento era necesario.

Ansiaba reposar en sus brazos y contarle todo lo que le pasaba para recibir su consuelo, y consejos. Se hallaba demasiado sensible, de modo que, no pudo detener sus lágrimas. Se sentía sola.

La doctora Cha, y la residente Yoon entraron a la habitación.

—Jane, ¿cómo te sientes? —cuestionó la primera.

Ella se secó las lágrimas.

—Estoy bien, gracias.

Pero las lágrimas no querían dejar de caer. La residente se acercó a abrazarla, formando un puchero en su boca.

—Oh, debes estar muy asustada. Tranquila, ya todo pasó.

—Gracias —sollozó—. ¿Cómo fue que me rescataron?

—Mi novio fue muy valiente —contó la doctora Cha.

Se sentó en su cama para narrarle toda la hazaña.

La enfermera Oh, y el doctor Kim llegaron también para visitarla. Detrás de él aparecieron los chicos; se veían realmente preocupados, pero cargando con ellos flores y un enorme peluche.

—¡Jane! —corearon.

Se dieron un abrazo grupal.

—Vinimos en cuanto mi tío me avisó —mencionó Nam.

Ella le sonrió al doctor Kim en agradecimiento. Seguro les avisó para que llegaran a levantarle el ánimo.

Buscó con la mirada a Jin, él no había ido.

—¿Te asustaste mucho? —preguntó Ji Min.

—En ese momento estuve muy asustada, pero ya estoy bien.

Hobi le acarició la cabeza.

—Me habría hecho pipí en los pantalones si me hubiese pasado a mí.

Consiguió hacerle sonreír. Realmente era un sol.

—¿Te lastimó? —indagó Tae colocando su dedo en el apósito que estaba sobre la herida de su cuello.

—Solo un poco.

Jung Kook arrugó el entrecejo.

—¿Quedará cicatriz?

—No, no lo creo —respondió.

Empezaron a comentar lo valiente que había sido respecto a la situación. El único que no emitía una sola palabra, era Yoon Gi; se mantenía solo observando desde un rincón. Trató de hacer contacto visual con él, pero mantenía su mirada pegada al suelo.

Tras el momento de visita, los muchachos se marcharon, el único que quedó fue el gatito. Por fin se dignó en mirarla. Estiró la comisura de su boca, y caminó hacia ella para abrazarla con todas sus fuerzas. Jane recostó la cabeza sobre su hombro. Le estaba brindando el consuelo que tanto necesitaba.

Volvió a llorar.

—Fue muy difícil cuando escuché la noticia.

Se separó de ella y secó sus lágrimas.

—¿Por qué me pasan estas cosas a mí?

—No sé, el karma debe estar sobre ti —bromeó.

—Oppa.

—Ya no llores más, eres una chica fuerte, ¿no es así?

Asintió.

La acompañó un rato más hasta que tuvo que marcharse también. Lo bueno es que la dejó con mejor ánimo.



En la comodidad de su departamento, Seok Jin se desperezaba de la buena siesta que había tomado. Últimamente se sentía cansado y desmotivado.

Observó su teléfono sobre la mesita de noche, estuvo a punto de tomarlo, pero el timbre que sonaba de manera suave, se lo impidió. Se trataba de su ex novia. Ella trajo consigo donas para compartir. Sonreía de manera linda y brillante, se veía feliz.

—No me avisaste que vendrías —le dijo amablemente.

—Lo siento, quise darte una sorpresa. ¿Me dejas pasar?

—Claro.

Se sentaron frente al televisor para disfrutar del programa de la tarde. A ella se le antojó ver las noticias.

Seok Jin se comió una dona en dos bocados.

—Cuidado que te atoras —le advirtió ella.

Le quedó mirando embobada. Se fijó en las migajas que decidieron quedarse prendadas en las comisuras de su boca. Con cariño colocó su dedo pulgar sobre sus labios, tomándolo desprevenido. Él se apartó bruscamente, lo que hizo que ella se sintiera mal.

—Lo siento, solo quise quitarte las sobras.

El ambiente se puso tenso e incómodo.

—Me asustaste.

—Ya.

Para romper ese momento rígido, pusieron atención a lo que pasaba en la televisión. Se reportó el incidente del hospital. A través de un video grabado con celular, se presenciaba el instante donde el desertor norcoreano tomó de rehén a Jane.

Seok Jin ajustó su mirada para constatar que se trataba de ella.

—Jane —susurró con el corazón en la boca.

Se quedó paralizado mientras contempló el peligro que ella atravesó, hasta que se desplomó en el suelo. Con los nervios a flor de piel, salió disparado a verla.

—Espera, ¿a dónde vas? —Escuchó, pero no se detuvo.

Manejó como loco hacia el hospital, esperando que ella se encontrara bien. Rogó al cielo que por favor no le hubiese sucedido nada malo.

¿Por qué a ella?

Con la misma consternación corrió por las instalaciones, hasta llegar al área donde ella trabajaba.

—Jane Briceño —pronunció en cuanto llegó.

Fue consciente que los presentes lo reconocieron, pero nada le importaba, solo quería saber que ella estaba bien.

Una de las enfermeras se acercó a él.

—¿Seok Jin-ssi?

—Sí —respondió azorado—. Jane, la busco a ella. ¿Está bien?

—Venga por aquí.

Siguió a la mujer hasta el interior. Ella le guio a una habitación. Al ingresar, su corazón latió a máxima velocidad al divisar que Jane estaba tranquilamente sentada sobre la cama, leyendo algo.

—Jane.

Ella levantó la mirada. Se sorprendió al verlo ahí, todo desarreglado y con la mirada magullada.

—Jin... —pronunció conmovida.

Sin pensarlo más, corrió hacia ella y la estrechó en sus brazos. Jane aun no podía creer que él estuviese ahí.

Al separarse acunó su rostro con sus grandes manos. La inspeccionó y se lamentó al encontrar una herida en su cuello.

—¿Te duele mucho?

—Está bien.

—Sentí que moriría.

Aun sosteniendo su rostro, la acercó para pegar su frente a la suya. Jane parecía no reaccionar.

En ese momento fue consciente de los profundos sentimientos que ella le despertaba, ya no había más dudas. Ella era todo.

—Jane, te quiero. Sin ti estoy perdido. —Se separó un centímetro para mirarla a los ojos—. Sólo quiero estar contigo.

Ella continuaba en trance. Sin poder evitarlo, la besó, la besó como nunca había besado a nadie. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top