💛🌻Capítulo 14🌻💛


Narra IU

Se sentía tan cómodo. Ni siquiera cuando dormía abrazada de Wooyoung se sentía de esta manera. Y es que estaba entre despierta y dormida. No sabría describir esa sensación con detalles, pero a lo que sea que estuviera aferrada no quería soltarlo, era como un osito de felpa gigante, pero más duro y cálido.

Sentí como retiraban mi mano para apartarme y protesté un poco internamente. De forma automática me desperté y me quedé atónita mirándolo. Diablos! Estaba tan cerca y se veía tan...tan...sexy con ese pelo hecho una maraña y eso ojos color marrón claro levemente hinchados mirándome atentamente. Esta cercanía me gustaba y a la vez me aterraba.

De buenas a primeras me aparta asustado, con algo de brusquedad, de tal manera, que ruedo y caigo de la cama.

Ah!-me quejo al impactar contra el suelo.

Él corre rápido hacia mí preocupado.

-¿Estás bien?-preguntó.

-Sí claro. Solo sobo mi brazo porque me gusta mucho la textura de mi piel.-solté sarcástica mientras lo acuchillaba con la mirada.

Lo observé reír y me extendió la mano para ayudarme a levantar. Cosa que negué dándole un manotazo.

Me levanté por mi propia cuenta y salí del cuarto indignada.

Rayos JiEun! ¿Qué estabas pensando hacer allá adentro? ¿Qué esperabas que él hiciera?-di varios golpecitos en mis mejillas para calmarme y olvidarme de aquella situación embarazosa.

Bajé las escaleras para encontrarme con Rosé tomando el café sentada en la mesa que había en la misma cocina. La señora Kim estaba preparando algo delicioso, el aroma me traía casi flotando.

-Buenos días JiEun!-

-Buenos días Rosé, Buenos días señora Jeon.-saludé con una sonrisa.

-Buenos días pequeña. -habló la madre de Jungkook.

-¿Cómo seguiste? ¿Te mejoraste?-cuestionó Rosé.

-Estoy mejor de los dolores. Ahora son un poco más soportables.-dije tomando asiento frente a ella.

-Eso es bueno.-comentó mientras llevaba una rodaja de pan tostado a su boca.

-Aquí está tu desayuno querida. Puedes elegir lo que quieras para huntar el pan-la madre de Jeon colocó un plato con tostadas y un vaso de leche con café frente a mí. A un lado puso jaleas de fresa y melocotón. Al otro mantequilla, queso y mayonesa.

-Gracias por el desayuno señora.-incliné un poco la cabeza en señal de agradecimiento.

-No es nada. Deja las formalidades cielo.-contestó la mujer mayor.

-De acuerdo.-sonreí.

Observé cuando Jungkook entró a la cocina. Me miró por instantes, pero luego no lo volvió a hacer. Ni un buenos días para nadie. Lo observé engullirse un par de tostadas con queso haciendo que sus mejillas parecieran las de una ardilla. Estaba en pie al lado de su madre.

-Hijo...¿Por qué mejor no te sientas y desayunas con tranquilidad?-preguntó su madre.

-No puedo. Debo salir al pueblo a comprar algunas cosas.-contestó y podía sentir el sonido del pan crujiendo en su boca.

Lo siguiente que hizo fue tomarse todo aquel vaso de leche de una sola vez y limpiar sus labios con su lengua. De acuerdo. No pude dejar de admitir que aquello me había dejado de seguro con el hilo de baba colgando.

Salió del lugar sin decir tan siquiera adiós.

-Grosero hasta la médula. -musité y mordí con algo de brusquedad mi tostada con jalea de fresa, para luego probar el queso, el cual se veía muy bien.

-¿Dijiste algo?-preguntó Rosé.

-Oh! Nada... Nada. Me gusta el desayuno. El queso está muy fresco.-sonreí y llevé algunos dedos a mi boca para chuparlos. Sé que era de mala educación, pero digamos que tenía esa mala costumbre.

-Me alegra que te guste. Lo hacemos en la granja.-sonrió la señora Jeon.

-¿En serio?-abrí los ojos pasmada del asombro.

-Pues sí mi niña.-

¿Entonces por qué Jungkook habla tanto de problemas de finanzas y por qué en la casa había solo un baño si de seguro ganan mucho dinero con todo lo que se hace en la granja? Bueno...debe ser mayor el costo de la inversión que la ganancia.-pensé dándole respuesta a mi interrogante.

Narra Jungkook

En mi mente no dejaba de dar vueltas a lo sucedido en la mañana. Mi cuerpo reaccionó de esa manera ante mis pensamientos. No podía hacer aquello. Es bonita y eso, pero no me gusta.

Pero querías besarla. -me dijo mi subconsciente.

-Ya pero eso es porque soy hombre. Eso! Y no tengo novia hace mucho. La necesidad...Sí, es eso.-me contesté para mis adentros.

¿La razón por la que iba al pueblo? Bueno...Iba a comprar algunas monturas nuevas para Tokki y de paso ver si le conseguía almohadillas sanitarias a JiEun. Sería algo vergonzoso pedirlas, pero no es como si fuera a ocurrir el fin del mundo por eso.

En aproximadamente 1 hora estuve en el pueblo. No había podido ir en la camioneta del tío porque estaba reparándola, así que fui a caballo.

Compré la montura nueva para Tokki y el arnés.

-Bien...Creo que ya puedo volver. Esto se verá muy bien en Tokki-suspiré y luego sonreí mirando la montura.

Nada más dar unos pocos pasos recordé que me faltaba algo por hacer, y eso era comprar aquellas almohadillas sanitarias para Lee JiEun.

Caminé en busca de una tienda de aseo y en pocos minutos la encontré.

Observé el letrero gigante con el nombre de la tienda.

Coloqué las manos en mi cintura y leí en voz alta.

-Ribbon.-

Dejé amarrado a un poste el caballo del tío, este era mas bien un animal viejo y de carga pero era muy dócil e inteligente . El tío Kim se empeñaba en que quería domar a Tokki porque es un equino joven y fuerte que de seguro ganará la carrera y eso traerá una buena suma de dinero. No algo grandioso, pero sí suficiente para abastecer un tiempo el hogar.

No lo pensé más y entré quitando mi sombrero. Caminé entre estantes buscando lo que necesitaba.

Habían demasiados productos. Champú de todas las marcas, jabón, cremas faciales y de cuerpo entero de todo tipo, mascarillas exfoliantes, desodorantes, sales para baño, esponjas, papel higiénico, pero no veía nada de almohadillas.

Estaba al darme por vencido cuando vi a unas chicas salir de entre una de las hileras de estantes con unos paquetes color rosa pastel que parecían ser lo que estaba buscando. Me acerqué a ellas.

Emmm...Disculpen señoritas.-las chicas se detuvieron y no pasé desapercibida las miradas que me brindaron. Me escanearon de arriba a abajo como a un jodido código de barras.

-¿Qué se te ofrece guapo? Te podemos ayudar en lo que necesites.-habló la más alta de las dos.

-Oh...este...em...-estaba intentando formular aquellas palabras. Ok. Esto era más vergonzoso de lo que había imaginado.

-¿Qué pasa cariño? ¿El ratón te comió la lengua?-se rieron ambas. Tuve que morder mi lengua para no soltar una barbaridad y poder conseguir mi objetivo.

-No es eso. Eso que traen en la mano...-miraron el envoltorio que traían en sus manos y me devolvieron la vista en silencio esperando a que hablara. Me miraban con duda esta vez.-Eso son almohadillas sanitarias?-añadí.

-Oh cielo! Qué adorable! ¿Vas a comprarle estas a tu novia?-las dos subieron dos octavas más a su voz y sentí el fastidio atravesar por mis venas a una velocidad descomunal. Respiré hondo en busca de paciencia y solté un largo suspiro.

-Emmm...son para mis hermanas.-hablé.

-¡Eres muy bondadoso oppa!-se engancharon de mis brazos. Creo que habría sido mejor decirles que eran para mi novia y así me hubiera evitado que invadieran mi espacio personal.

Rodé los ojos.

Emm...Bueno...Chicas. Debo retirarme. Estoy algo apurado. Iré a comprar de estos y me iré.-me disculpé mientras me deshacía de sus manos que parecían chicle.

Al llegar al anaquel que estaba repleto de todas estas me quedé perplejo en el lugar. Habían de todo tipo y colores. ¿Cuál debería elegir?

Demonios!-maldije.

Bien cogeré al azar. Seleccioné unas cuantas y luego de pasar por la caja registradora para pagar me marché. Todos en el lugar se habían puesto de acuerdo para mirarme divertidos y eso me estresaba a más no poder.

Al estar ya en la granja entré a la casa. Encontré a JiEun desempolvando algunos muebles mientras Rosé la ayudaba con los adornos.

-Aquí tienes-le lancé al sofá la bolsa de plástico blanca que contenía aquellos pequeños paquetes, los cuales se esparcieron por los cojines al caer.

-Oh?!-su expresión indicaba sorpresa.

-Oh My God! ¿Jeon Jungkook comprando de estas?-dramatizó Rosé poniendo su mano en el pecho.

-JiEun te puedes dar con un canto en el pecho porque esta pequeña bestia no hace esto todo el tiempo. Ya sabes...macho cabrío.-fingió que se lo decía en secreto pero claramente lo decía en voz alta para molestarme.

-Yah! Deja de exagerar. También les he comprado a ti y a Seulgi.

-Sí, claro. Luego de que te estuviéramos rogando durante días. JiEun ni siquiera lo tuvo que intentar.-alzó las cejas repetidas veces mirándome de forma sugerente.

Iba a responder algo pero la voz de Seulgi me sobresaltó.

-YAH!!! JEON JUNGKOOK!! ¿QUÉ HACES CON TUS BOTAS ASQUEROSAS, LLENAS DE FANGO EN EL PISO QUE ESTOY LIMPIANDO YO??!!-Ok. Me había metido en un problema grave. Había entrado tan enfocado en lo que iba a hacer que ni cuenta me había dado. Mi hermana gruñona odiaba que entraran a la casa cuando ella limpiaba, era hasta capaz de matar por eso.

-Ya ya me iba. Tengo un animal que domar.-hablé levantando las manos en señal de paz.

-Más te vale.-colocó sus brazos en jarra.

Comencé a retirarme...

-Gracias Jeon.-escuché decir a la stalker.

Me giré sobre mis talones para mirarla. Tenía una sonrisa ligera en el rostro y sostenía uno de los paquetes rosa palo entre sus manos y pecho.

Asentí en respuesta y esta vez sí me fui.

Entré al establo y vi a Tokki. Acaricié su larga crin y relinchó en respuesta. Esto era lo máximo que se dejaba hacer, porque nunca se ha dejado montar. Solo Jimin podía hacerlo. Supongo que lo extraña y por eso niega a cualquiera acercarse de más o domesticarlo.

-Bien...Hoy saldremos a dar un paseo.-dije dando una palmadas en su lomo.

El animal soltó un resoplido e hizo sonar sus cascos en el suelo. No parecía agradarle mucho la idea. Era inteligente y de seguro se imaginaba para qué era el paseo, ya que nos solíamos sacarlo mucho del establo.

Le coloqué el arnés a regañadientes, pero nunca pude ponerle la montura porque no se quedaba quieto.

Luego lo llevé conmigo hacia afuera a un terreno amplio donde podría empezar a entrenarlo. Esto me iba a costar mucho. No me quedaba casi tiempo para lograr montarlo y que hiciera lo que quería, por ello debería dar mi esfuerzo al cien por ciento aunque no tuviera descanso. Soy alguien que cuando se propone una cosa, no se detiene hasta lograrlo.

Narra IU

-JiEun...¿Crees que puedas llevarle agua fría y este paño a Jungkook? Debe estarla pasando difícil con Tokki.-habló Seulgi y me extendió lo que traía en sus manos. Lo acepté.

-¿Con Tokki? ¿Por qué? Él parece ser un buen chico.-le dije

-Pues resulta ser que es un caballo cerrero y Jungkook asumió el reto de amansarlo antes de la carrera este fin de semana.

-¡Vaya! Wao! ¿Pero eso no es muy complicado?-pregunté asombrada.

-Literalmente lo es. Pero es Jungkook. No hay reto que no acepte. Ese es su carácter.-se encogió de hombros e hizo un mohín gracioso.

-Que raro...una bestia domando a otra bestia.-me reí.

-Jajjaja. Buena comparación. Pero Jungkook es solo apariencias. Él es rígido por ciertas cosas que le ha tocado pasar pero es un dulce cuando agarra cariño con algo o alguien. Claro que eso le cuesta más.-sonrió enternecida mientras hablaba de su hermano. Esta familia, sin duda alguna, se quería mucho.

-Bien...Solo debes caminar recto hacia la derecha y allí encontrarás el lugar donde está Kook.-agregó y yo asentí en respuesta.

Salí con aquel pomo de agua helada en manos y la toalla para el sudor en mi hombro.

Oh! JiEun!-me encontré con los chicos Kim y su hermana Yeri. Los tres me saludaron de forma cordial. Todos observaban a Jungkook en aquel círculo que estaba trazado con vallas blancas. En ese terreno estaba Jungkook intentando poner la montura al animal pero este corría lejos de él cuando intentaba hacer algún movimiento.

Los primos de Jeon se reían, e incluso, yo también. ¿Para qué mentir?

La escena era verdaderamente graciosa. Corría detrás del animal, y este huía de él.

-¿No es divertido?-preguntó Taehyung entre risas.

-Sí que lo es.-reí.

Lo observé cuando lanzó su sombrero de cuero al suelo y lo comenzó a pisotear con frustración. Estaba tan concentrado que no había notado que tenía público.

Cuando alzó la cabeza fue que nos vio y su rostró se enfurruñó en una mueca agria.

Dejó al animal a un lado y caminó en dirección a nosotros.

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