💛🌻Capítulo 1🌻💛

TOMORROW

Mismo día, misma luna, 24/7. Todo se repite.
Del trabajo a la escuela, del colegio a la casa y así sucede día tras día. Nada relevante en el diario andar.
Mi vida está entre los 20 y algo desempleado, temeroso del mañana; porque soy pobre. Para personas como yo, en este país, el futuro es incierto.

Es gracioso, piensas que todo es posible cuando eres niño pero cuando creces te das cuenta que la realidad es cruda y bastante cruel. Cuando sientes lo difícil que es pasar un día todo cambia.

Sobrevivir diariamente es un reto para mí.
Ver a mamá tan angustiada me pone triste. Quiero sacarla de la miseria y darle la vida de lujo que se merece, tanto a ella como a mis hermanas.

Seguir sintiendo como el control golpea

Seguir esperando los golpes que la vida tiene preparados es lo que hago todo el tiempo y es lo que hace que me vida no sea tan monótona.

Cada día es un repetición de ctrl+c, ctrl+v.

—¡Oppa! ¿Qué haces? ¡Mamá te está buscando!—grita Seulgi desde afuera de mi pequeña habitación.

—Ya voy.—cierro mi libreta de composiciones y la guardo en una gaveta con seguro.

—¿Qué quiere?—pregunto de mala gana.

—No lo sé.—se encoge de hombros y regresa a su habitación.

Camino hasta la cocina. Ahí está mamá, calentando la leche recién sacada de la uvre de la vaca. El olor a pan y queso fresco inunda la casa. Los rayos del sol se cuelan a través de las ventanas y la hacen ver como un ángel.
Recuesto mi cabeza a la pared y me quedo mirándola en silencio mientras prepara las cosas. A veces se ve tan angustiada y agetreada que quisiera poder hacer algo para sacarla por completo de esta miseria. Pero con el trabajo en el rancho de mis tíos no es suficiente el pago como para sustentar el hogar. Solo me alcanza para pagar la matrícula de la escuela nocturna. Por el día trabajo y en la noche estudio.

—¿Me buscabas madre?—pregunto.

—Necesito que les lleves esto a tus abuelos en Seúl. Dicen que se quedaron sin leche y queso en la cafetería.—

—¿A Seúl? ¿Sabes cuánto cuesta un viaje en tren? Mamá. No podemos darnos el lujo de gastar tanto dinero. Lo necesitamos para pagar las deudas del rancho y para terminar de pagar el terreno. Demás está decir que Seulgi y Rosè estudian y hay que pagarles la matrícula. —le indicó un tanto estresado.

—Basta de contender conmigo Jungkook. ¿Crees que no sé eso? Tus abuelos lo necesitan. Ellos nos están ayudando también y no es justo que seas tan egoísta.—alza la voz.

—¡Ja!—Jadeo, sonrío y peino mi cabello hacia atrás lamiendo mis labios en busca de paciencia.

—¿Egoísta?—mi tono es un tanto sardónico.

No puedo creer lo que mamá acaba de decir. Yo estaba pensando en todos, ni siquiera hablé de mí.

—No creo que esa sea la palabra correcta mamá.—indico.

—En todo caso. Vas a ir a Seúl y punto. ¡Ya Dios proveerá!—contesta cortante y se da la vuelta para atender a la cafetera que ha comenzado a colar. El sonido es tan fuerte como el olor a café.

Suelto un largo suspiro y me relamo los labios.

—Siempre dices lo mismo.—murmuro.

—Jungkook...—su tono de voz me da una advertencia.

—¿Cuándo es que salgo?—pregunto resignado, casi en un gruñido.

—Te conseguí un boleto para la tarde.—contesta.

—De acuerdo.—tomo un pan, lo unto con mantequilla y luego un jarro, para actoseguido verter leche en él.

Engullo todo el pan, y mastico rápido. No tengo tiempo para detenerme saboreando los alimentos. Debo dejar cosas arregladas aquí antes de ir a Seúl. Por último me termino todo el vaso de leche y friego los trastos.

Cuando acabo el desayuno bajo al baño, que queda afuera de la casa, a darme una buena ducha para comenzar el día de una manera adecuada.

Me pongo mi camisa de mangas largas a cuadros, mi vaquero, me calzo mis botas de cuero y me coloco mi sombrero.

—Tíos. ¡Ya estoy aquí!—anuncio y entrando a la casa me quito el sombrero.

—¡Omo! Mi pequeño Jungkook. ¡Hoy llegaste bastante temprano!—me saluda mi tía reluciendo una sonrisa.

—Es que los abuelos necesitan que lleve leche y queso para su negocio en Seúl y vine más temprano para adelantar el trabajo.—

—¿Vas a viajar a Seúl? ¿Por cuánto tiempo?—pregunta abriendo los ojos .

—No sé. No deben ser muchos días. Quizás 1 día o dos.—

—A lo mejor mi madre quiere que te quedes más allá. Hace mucho que no te ven y sabes lo testaruda que es.
Sonrío ante su comentario.
Es cierto.—le doy la razón.

—Pero de cualquier manera no puedo pasar mucho tiempo allí. Aquí tengo trabajo pendiente, la escuela y no puedo dejar a mi madre arreando sola con los problemas de la casa.—

—¿Y para qué estamos tu tío y yo? ¿Y tus hermanos? Jimin ha tenido mucho éxito en su carrera como bailarín y cada vez que puede les manda dinero. Tu mamá no va a lidiar con todos los problemas de la casa sola, así que pasa un tiempo por allá y tómate unas vacaciones.— coloca una de sus manos en mi hombro.

—Pero tía...No estamos en...—me sella la boca con una manzana.

—Jungkook no paras de trabajar en todo un año y no quieres tomarte aunque sea unas vacaciones. Deberías hacerlo, te va a hacer bien. Pienso que necesitas comenzar a pensar un poco más en ti. Además...¿Tú no tenías un sueño? ¿Por qué no aprovechas el tiempo en Seúl y haces las audiciones para alguna compañía?— ladea la cabeza esperando por una respuesta de mi parte.

Me saco la fruta de la boca y le doy una mordida a la manzana.

—No creo que vaya a ser aceptado. ¿Quién va a escoger a un campesino de Busan que nunca antes ha tenido preparación en ninguna escuela de arte?—suspiro desanimado al finalizar la oración

—Pero...¿Qué dices? Los mejores talentos vienen de la calle. O bueno...En este caso, del campo. Mira a tu hermano mayor.—

Me río, pero en realidad estoy pensando seriamente en lo que me ha dicho. Si logro tener éxito como Jimin, puede que consiga sacar a mi familia de la pobreza.

—¿Dónde está tío?—interrogo.

—Debe estar cuidando de los caballos en el establo. Ya sabes que los está preparando para la próxima carrera.—

—Me voy a pasar por el establo para ver en qué puedo ayudarlo.—anuncio y me dispongo a ponerme el sombrero nuevamente.

—De acuerdo. Si ves a tu prima Yeri, le dices que venga de inmediato. Hoy no se me va a escapar tan fácil. Tiene pendiente la limpieza y el lavado.—se coloca las manos a ambos lados de la cadera haciendo un mohín de disgusto.

—Está bien. Yo se lo digo.—suelto una carcajada por su rostro enojado y me encamino hacia donde se encuentra mi tío.

Entro por el inmenso umbral de color blanco del granero del tío Kim. Nada más que me ve deja lo que está haciendo, martillando la herradura de un caballo, y va directo a saludarme.

—¿Que hay campeón? ¿Ya fuiste a revisar el sembrado de trigo?—me saluda cordialmente y pasa su brazo alrededor de mis hombros.

—No. Aún no he ido. Vine a ver si querías mi ayuda aquí.—le sonrío algo apenado por haberme olvidado de eso.

—Oh sí. Ahora que lo pienso sí. Necesito limpiar todo el establo y darle de comer a los animales. ¿Crees que podrías hacerlo por tu tío que ya está tan viejo y cansado?—pone la mano en su columna y realiza una ligera mueca de dolor.

—Esto es lo menos que puedo hacer por usted tío.—respondo.

Él vuelve a lo que estaba haciendo y yo camino unos pasos para agarrar un rastrillo que se encontraba recostado a una de las paredes mullidas del granero. Una vez lo tengo en manos comienzo mi labor de remover los fardos de heno, para darle de comer a los animales.
Después voy a llenar los baldes de agua para echárselos a los caballos en sus respectivas posetas.

A pesar de que termine apestando a mono y con el sudor bañando todo mi cuerpo me gusta lo que hago, y más, si es para ayudar a mi familia. Eso me satisface porque me siento productivo y útil, de alguna forma u otra.

«¿Cómo le irá a Jimin? ¿Lo podré ver en Seúl? Extraño a mi hyung.»

Seco el sudor de mi frente con el dorso de la mano y, muevo mi cabeza de arriba a abajo haciendo ejercicios de rotación para relajar los músculos tensos del cuello.

Al culminar con todas las tareas que me quedaban pendientes en el campo regreso a casa para darme un baño y alistar mis maletas para viajar a la capital.

                   🤠🤠🤠

—Jungkook, tu hermano Jimin acaba de llamar.—dice mamá en cuanto entro a la casa. Su ojos destilan ese brillo de felicidad característico de cuando uno se encuentra con los ánimos renovados, haciendo ver sus pupilas menos enjutas y más vivas.

—¿Serio?¿Y por qué no fuiste a avisarme a casa de mi tío de que ese enano llamó?—cuestiono serio. Yo también hubiera querido hablar con mi hermano, hace tiempo no tenemos esas charlas profundas que solíamos tener, y lo extraño mucho.

—Porque dijo que estaba apurado, que solo había llamado para saber cómo estábamos y decir que mañana debe llegar el dinero que nos mandó.—explica mamá.

—¡Ash! Ese enano.—musito provocando que mi mamá se carcajee y subo a mi habitación a buscar ropa para bañarme.

🤠🤠🤠

Cuando culmino, cuelgo la toalla en un clavo y vuelvo a mi cuarto para empacar las cosas.

🤠🤠🤠

Sentado esperando el tren me leo un libro y de vez en cuando miro mi reloj de pulsera para ver la hora.

—Creo que llegué demasiado temprano.—murmuro checando una vez más mi reloj.

Tengo tantas cosas que quiero hacer en la ciudad, pero a la misma vez no quiero quedarme mucho tiempo porque la granja depende de mí. Mi madre y mis hermanas me necesitan con ellas.

Levanto la vista una vez más y ya mi tren está aquí. Tomo mis maletas y voy a alinearme con los pasajeros que también están para abordar el tren. Entrego mi boleto y entro a tomar el asiento que me corresponde. Coloco las maletas en la parte superior y ayudo a una chica a subir las suyas también.

Me siento justo al lado de la ventanilla, cruzo mis piernas y continúo leyendo mi libro.

Colmillo Blanco es realmente interesante. Narra la historia de un lobo solitario que aprende a vivir en la selva y pasa muchos trabajos. Es encerrado y hasta usado como perro de pelea. La difícil vida de ese animal, fácilmente podría ser comparada con la mía.

El viaje dura aproximadamente unas 3 horas hasta llegar a Seúl. Tres horas que paso intercalando entre ver el paisaje, tomar fotografías y leer mi libro favorito.

🤠🤠🤠

Los niños que se encuentran delante de mí antes de bajar del tren juegan animadamente a los pistoleros mientras se esconden detrás de sus padres y corren alrededor. Me recuerda tanto a la época en que mi hyung y yo jugábamos en el campo y nos bañábamos en el río. Así que sin querer una sonrisa se dibujó en mi cara al rememorar aquellos tiempos en mi mente.

Flashback

—Piuf piuf.—tomé una rama pequeña que había en el suelo y simulé que le disparaba a mi hyung.

—Atrápame si puedes.—gritó Jimin hyung y también agarró una ramita y empezó a disparar, bueno, en realidad era simular sonidos de disparo con la boca.

—¡Hyung! ¡Eso no se vale! ¡Eres más rápido que yo!—grité y empecé a correr tras él con mi pistola artificial.

—¿Qué te pasa Kookie Tokki? ¡Eres muy lento! Como una babosa. —se burlaba.

—¡Yah! Estoy cansado. Ya no puedo. —me quejaba pero seguía corriendo. No me iba a dar por vencido.

En un imprevisto mi pie chocó con una piedra y caí rodando loma abajo junto a Jimin, al cual  llevé conmigo en el trayecto.

Ambos caímos al río y cuando salimos a flote empezamos reírnos y lanzarnos agua.

Hyung me cargó en su espalda para salir del agua porque me había hecho una herida en la rodilla.

Todavía recuerdo la cara que puso mamá cuando nos vio a los dos llenos de lodo de pies a cabeza y empapados.
Si más no recuerdo el máximo de días que estuvimos de castigo fueron tres días. Mamá nunca ha sido muy recia.

Fin del Flashback.

Después que salieron las personas amontonadas delante de mí, salgo yo.

Me acerco a una de las cabinas telefónicas que hay en la terminal y saco unas monedas de mis bolsillos para poder llamar a mi abuelo y avisarles que ya estoy en Seúl.

Ellos dijeron que me vendrán a recoger, solo tengo que pasar por el control de pasajeros, lo normal, revisan las maletas y luego me dejan ir.

Reviso una vez más para ver en qué condiciones está el queso y pues aún está fresco pero casi al comenzar a gratinarse por el calor.

Sentado en uno de los bancos en la parte de afuera de la terminal ferroviaria me encuentro yo, tomando algunas notas y sacando cálculos de las cosas que debo comprar para la granja mientras silvo alguna que otra canción de esas que mi mamá siempre escucha en la radio.

Un claxon me saca de mi concentración. Alzo la vista para encontrarme con un Studebeacker ya bastante desgastado. Tiene arañazos y abolladuras por doquier. Yo dudo que resista hasta llegar a casa.

—¡¡¡Mi niño adorado te extrañé muchísimo!!!—la voz de mi abuela hace que dejara de prestar atención a los detalles del auto, casi chatarra, frente a mí y enfocara mi atención en ella.

Le dedico una sonrisa sincera y correspondo a su abrazo. La he extrañado también. No la veo desde mis 12 años.

—¡Como has crecido! ¡Mírate! ¡Eres tan apuesto! Yo recuerdo haber dejado a una pequeña ardilla en Busan. ¿Cuándo fue que creciste tanto y te pusiste tan guapo?—pregunta mientras palpa mis músculos por encima de la ropa y mira cada detalle de mí bien cerca, porque ya su desgastada visión no le permite ver con la misma claridad de antes.

Me río por las cosas que dice y el abuelo se acerca también y me da un fuerte apretón de manos. Luego un abrazo y palmea mi espalda.

—Cualquiera pensaría que eres mayor que tu hermano Jimin. Has crecido muchísimo. —recalca el abuelo Jeon con voz ronca y me da otra fuerte palmada en la espalda.

—Anda recoge tus cosas y vayamos a casa.— ordena el abuelo.

—Mi nieto... Cuando lleguemos a casa me cuentas como están todos allá en Busan y cómo te va en la escuela.—comenta la abuela.

Afirmo con una sonrisa y vuelve al auto.

Yo subo las cosas en la parrilla del auto y este rechina un poco quejándose del peso. También traigo mi guitarra al hombro por lo que la guardo en la parte trasera del auto donde me sentaría yo después.

Saco unas sogas que llevaba en una de las maletas y las amarro lo más fuerte que puedo al techo.

Me pregunto una y otra vez el porqué si a mis abuelos les va bien con el negocio de la cafetería, aún tienen un auto en las condiciones en que este está. Luego recuerdo que ya son mayores y no tienen a alguien que se encargue de estas cosas por ellos.

El vehículo va cancaneando por todo el camino y cada vez que hay algún hueco todo el auto se remueve. La carrocería está casi en el aire. Definitivamente una de las cosas que haré en Seúl será ayudar al abuelo a buscar un auto nuevo porque repararlo y dejarlo como nuevo costará más que si se comprara uno de último modelo.

Llegamos a la casa y es muy bonita. Muy bien decorada, amplia y acogedora. Nada que ver con el auto.

La abuela me muestra mi habitación y me deja toallas para que pueda tomar una ducha y descansar un rato. Ella dice que en cuanto esté lista la cena me llamará.

Luego de dejar un beso en su mejilla desempaco mis cosas y las organizo en el armario.

No pretendo estar mucho tiempo pero la abuela, que es bien testaruda y no acepta un "no" por respuesta, en el camino hacia acá logró convencerme de quedarme más tiempo, claro, en eso también influyó lo que me dijo mi tía de que era hora de que tomara unas vacaciones. Aunque será imposible tomarlas, aún así, estaré más descansado que en el campo.

°°°Espero que lo esten disfrutando.°°°  Siento mucho si el principio está algo monótono pero todo es necesario.

¤▪SofiMin0093▪¤

Puede que encuentren algunos errores en el camino ya que la historia está siendo editada.

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