Segunda Melodía.

Jin, ¿Recuerdas nuestra primera cita?

***

Estacione donde me dijo Namjoon que lo hiciera,

 justo en la entrada de un puente 

donde las aguas eran turbias

 por las lluvias de temporada.

Siempre pasaba por el puente 

para volver a mi departamento, 

por lo que no me queje demasiado.

Namjoon ni siquiera se movió 

cuando me di la vuelta para mirarlo

 con ojos escrutadores,

tratando de descifrar la maraña de telarañas

 en las que estaba envuelto el chico a mi lado.

Ahora vas a decirme qué te sucede.

Le exigí.

Estaba cansado,  

me dolía la cabeza y quería irme al inframundo 

para morir por unas horas.

No estaba dispuesto a ser el mismo Seokjin de siempre, 

 no en ese instante.

Ese yo ideal tan desesperante a medida que los días pasan,

sentía que no podía aguantarlo más.

¿Es una pregunta o una amenaza?, 

¿Desde cuándo no pides las cosas por favor?

Sonríe Namjoon,

 echándose en el asiento 

sin dejar de mirar el techo del auto 

con la mirada perdida.

Namjoon.

Gruño frustrado.

SeokJin.

Me responde burlón.

Voy a volver a preguntarle qué es lo que ocurre, 

pero inesperadamente el chico a mi lado 

se saca el cinturón de seguridad 

tirando su bolso a los pies y sale del auto con rapidez 

azotando la puerta.

¡Oye, vuelve aquí, 

no hemos terminado de hablar!

Grito a medida que abro la puerta 

y le sigo recomponiéndome de la sorpresa. 

¡Ni siquiera hemos empezado!

Dice Namjoon alzando la voz

 y dándose la vuelta unos instantes sin dejar de caminar, 

mirándome con provocación.

 Camina de espaldas unos instantes 

para luego trotar por el puente.

Namjoon, no estoy de humor para esto.

Me quejo agotado, 

dando zancadas detrás de él.

 Por más que insisto y me quejo en gruñidos 

Namjoon sigue caminando

 hasta llegar a la mitad del puente 

y mirar hacia el horizonte donde las aguas reflejan la luna 

y las luces de la ciudad.

 Quiero irme a casa...

¡Namjoon!

El mencionado me mira, 

sin importarle mis gritos

 ni mis quejidos.

¿Alguna vez te has preguntado el porque 

nunca conversamos más de cinco minutos? 

Y eso que nos conocemos desde los nueve años.

Veníamos aquí a jugar 

todos los veranos 

con los demás, 

¿No te acuerdas?

Me dice y yo me cruzo de brazos, 

mirándolo como se mira a un misterio del universo,

 a un fenómeno que te maravilla 

y te asusta a la vez.

Sabes exactamente porqué dejamos de venir a jugar aquí.

Además, no tenemos muchas cosas en común.

 Ni ahora, ni en ese entonces. 

Volviste sólo hace cuatro años 

y jamás explicaste el porqué te fuiste tan de repente

cuando estábamos en secundaria, 

ahora...

Sigo pensando en más estúpidas y vacías razones, 

pero Namjoon me interrumpe

yo no sé

qué responder.

Estabas llorando.

¿Por qué?



***



Lamento lo que le paso a tu padre.

Dice Namjoon, 

de mi misma altura y un rostro aniñado, 

al ver mis ojos rojos en el espejo del baño de la universidad

de tanto llorar. 

Soy incapaz de mirarle devuelta, 

sólo sé que está a mi lado 

en este incómodo silencio

que he creado entre nosotros. 

 ¿Cómo lo sabes?

Me echo agua en la cara

 como si eso pudiera purificarme, 

han pasado solamente días desde que ha pasado todo

 y aun no puedo ver una película gore

 sin que se me revuelvan las entrañas.  

Algunos padres hablaron sobre ello.

Silencio, 

el más puro y llano silencio. 

No tengo nada que decir,

 nada que contar, 

nada...

Algunas personas dicen... 

que... 

se suicidó...

 ¿Es verdad?

El aire abandona ese mugroso baño. 

Es la primera vez que miro a Namjoon 

como si de una plaga se tratara, 

con el más puro aborrecimiento.

Vete a la mierda, 

Kim Namjoon.

Y él con una profunda lástima. 

Sé que ha tratado, 

por el tono suave de su voz, 

no decirlo de esa manera. 

Pero ha sonado la más cruel para mí.

Jin, espera, no es-

No quiero escuchar nada, 

porque absolutamente nada

 de lo que me podrían decir 

podría curar todas las heridas 

que se han abierto en mí 

y que no se cerraran jamás.


***


Siempre logras sacarme de quicio. 

Antes y ahora. 

En menos de cinco minutos.

Esbozo entre dientes, 

dándome la vuelta para irme al auto otra vez 

porque me he cansado de seguirlo. 

Me pregunto a qué se refería Jisoo

 cuando dijo que se había cansado de correr detrás de mí, 

si de verdad yo había estado alejándome de ella 

aunque hubiera estado

 todo el tiempo a su lado.

Lo siento. 

No es mi intención. 

La mayoría de la gente dice 

que soy desesperante cuando abro la boca 

y destructivo cuando no.

Muerdo mi labio inferior, 

indeciso sobre si abandonarlo o no

 por el tono amargo y divertido de su voz.

 La conciencia me remuerde

 siempre ahí donde vaya

 y aunque quiera volver a casa, 

mis pies dan la vuelta y termino apoyándome 

en la barandilla del puente a un metro de él.

¿Me dirás el por qué estabas llorando?

Pregunta otra vez, 

sin cansarse, 

luego de un corto silencio por parte de ambos.

 Sé que me observa detenidamente, 

puedo sentirlo por el manto de calidez 

que acaricia la mitad de mi rostro 

y lo compruebo cuando 

nuestras miradas

 se encuentran.

No. 

Ya te dije que no somos cercanos.

Por razones que van más allá de mí y de Namjoon,

 no puedo dejar de mirar en la profundidad de sus ojos; 

como un pozo que me llama

 a calar en él.

¿Entonces qué somos?

No puedo evitar sonreír mordazmente 

desviando mi mirada a los árboles grandes 

y oscuros a nuestro alrededor 

cerniendo sus sombras sobre nosotros.

Eres...

Eres como el gato de mis vecinos del piso de arriba. 

O el árbol en la esquina de mi casa. 

No sé nada de ellos, pero los veo todos los días.

Vuelvo a mirar a Namjoon, 

en lo que puedo darme cuenta de su mohín 

y sus ojos fijos en el agua bajo nosotros.

Noto algo extraño en él, 

tal vez la forma en la que encorva su espalda 

o su mudez queriendo decir cualquier cosa. 

Conozco esa misma mudez,

 porque está en mí. 

La poseo como una enfermedad, 

matándome de a poco.

Supongo que la distancia pasaba y chocaba contra nosotros.

Es lo único que dice.

Voy a preguntar qué le pasa, 

porque está actuando tan extraño, 

aunque no es como si conociera sus comportamientos, 

pero siempre vi en él un chico normal 

sin nada en lo que podría preocuparme. 

No como cuando éramos niños, 

en ese tiempo, 

todo de él me preocupaba 

aunque no quisiese aceptarlo. 

Pero Namjoon ya no despertaba esa curiosidad en mí, 

había sido perdida en las pocas veces 

que le veía por el campus de la universidad,

 en el centro comercial 

o en todo el tiempo que pase sin verle. 

Era una persona totalmente normal y común para mí, 

de esas que no te pegan bofetadas para despertar,

 de esas que no te abren los ojos ni el pecho,

de esas que no ves en tus párpados antes de dormir,

de esas que no deseas desgarradoramente, 

pero de repente

.

.

.

ocurre 

algo.



***

¿Realmente

significó

tan 

poco 

para mí

es que

sigo

engañándome?


***



Él retrocede de espaldas, 

fijo en un punto frente a él, 

y antes de mirarme empieza a correr.

¿Por qué está corriendo?

Y por supuesto que sé la respuesta.

¡Namjoon!

Grito espantado 

cuando veo como aquel chico alto

 corre directamente hacia el barandal, 

pegando un salto sobre ella 

y cayendo como una flecha en vertical

 hasta desaparecer en las oscuras 

profundidades del agua. 

Mi corazón se detiene, 

sé que pronuncio su nombre

 repitiéndose una y otra vez 

en mis labios,

 y camino hacia donde segundos antes había estado. 

Solo puedo oír el viento azotando mi cabello 

y las aguas turbulentas tragándose todo.

Cuento sólo sesenta segundos 

con una bomba a punto de estallar 

en mi pecho, 

para que termine sacándome la chaqueta,

 tirándola al piso, 

pasando por encima del barandal 

y tirándome a las aguas sin ningún titubeo.

Todo es oscuro y tenebroso en las aguas frías 

en donde nos perdemos cada vez más,

 en donde me deslizo 

hasta la profundidad del lodo.

¿Qué

demonios 

estoy 

haciendo?


***  



Muerdo mi lápiz inconscientemente, 

mirando como el chico a dos puestos 

por delante de mí 

y en la fila del lado derecho, 

no despega la vista de su cuaderno.

 La profesora da una explicación 

y espera a que todos prestemos atención, 

pero soy tan curioso que Namjoon 

es lo que único que logra captar mi mirada.

¿Tan resuelto está a terminar toda la tarea?, 

¿A tomar apuntes? 

No sé qué es lo que está haciendo,

 casi encima del pupitre con ambos brazos 

alrededor de su cuaderno mientras escribe

 y escribe...

 de alguna forma, 

me parece bonito 

el hoyuelo

 en su mejilla. 

Tierno.

Namjoon es tierno a pesar de sus cambios de humor. 

Y de que es un chico.

Es una ternura distinta, 

pero similar a la vez,

 a la que siento por mi hermano menor.

Al parecer,

 la profesora capta esa misma ternura, 

porque se dirige a Namjoon

 y como una cazadora le arrebata el cuaderno, 

preguntándole de forma altiva si ha terminado

 de prestar atención a lo que ella decía.

Veo como lee

 los apuntes de Namjoon,

 pero sólo alcanzo atisbar los hombros tensos de él 

y luego relajados cuando ella

 le devuelve el cuaderno 

sin ninguna expresión. 

Solo esa arruga entre sus cejas.

Kim Namjoon, léenos lo que estás escribiendo

 a toda la clase.

Me sorprendo un poco, 

porque Namjoon,

 a pesar de ser menor que yo 

y más inteligente, 

no ha terminado su tarea 

y está haciendo algo

 que no tiene ninguna relación a las matemáticas.

Lo siento, Profesora Lee.

Se disculpa e incluso a mí 

me da lástima y pena

 verle tan aterrado. 

La profesora no piensa lo mismo que yo, 

o no parece importarle, 

porque sigue totalmente imperturbable.

Nada de lo siento, 

léenos eso que es tan importante 

como para no prestar atención a la clase. 

Vamos.

Se encoge en su asiento

 tan avergonzado como yo estoy de curioso, 

al igual que toda la clase. 

Cuando me doy cuenta de que todos lo miran, 

no sé porqué, 

agacho la cabeza. 

Dejo de mirarlo,

 porque de alguna forma siento lo vergonzoso 

que debe ser para él. 

No puedo.

Escucho que se niega, 

casi en un hilo de voz. 

Deseo con todas mis ganas 

que la profesora no sea tan dura con él, 

pero sólo me quedo callado

 apretando los labios 

y esperando a que lo deje en paz.

Kim Namjoon, vas a hacerlo... 

o te irás de esta clase 

y mandaré una citación a tu madre.

Habían murmullos en la sala, 

pero estos desaparecen 

al dar esa horrible sentencia. 

Incluso yo sé que eso es una amenaza de muerte.

Namjoon lo sabe también, 

porque después de unos segundos

 en los que creo que va a terminar yendo a detención, 

él empieza a leer en un susurro apenas audible, 

que la profesora desalienta 

con un << más alto, queremos escucharte >> 

que me parece cruelmente innecesario.

Pero eso queda a un segundo plano, 

porque en esta dimensión, 

en este mundo de tantos mundos paralelos, 

Namjoon empieza hablar 

y es lo único que puedo oír.

He estado buscándote

en cielos estrellados, 

autos rotos,

espejos quebrados, 

caras sin rostros, 

mariposas en capullos

y en eternos lamentos.

Se calla. 

Quiero oír más, 

pero la profesora se adelanta. 

Despacio levanto la cabeza, 

y sólo puedo ver su espalda encorvada.

Sigue. 

Léelo todo, 

sé que es más.

Él exhala y yo suspiro a la vez, 

ansioso por escuchar más 

y él por acabar lo antes posible. 

La luz proveniente de la ventana 

en esta mañana de primavera 

hace que la sombra de Namjoon 

se vea más grande de lo que es.

En tiempos paralelos,

mis otros yo te buscan, 

tardes enteras, 

días infinitos, 

horas eternas 

y no se cansan en absoluto.

Búscame en esta canción, 

que he creado solo

para nosotros,

este idioma que componen

tu nombre y el mío, 

en la tenebrosa oscuridad, 

en tu precioso corazón 

y en tus ojos encantadores

yo te encontraré a ti.

Yo estaré aquí, 

no es necesario que lo pidas,

esperando por ti, 

deteniendo el tiempo solo para nosotros,

porque he descubierto un nuevo placer

 en verte sonreír, 

pero búscame...

En fotografías viejas, 

en películas antiguas,

en libros desgastados, 

en los rincones 

de tus más dolorosos recuerdos.

Búscame en el hoy,

ese presente que circula,

baja y sube

en nuestras venas 

donde nadas y nadas 

por torrentes escabrosos 

dentro de mí...

y , por favor, 

no me olvides...

búscame,

aunque sepas que jamás me encontrarás.

Termina de hablar 

y me cuesta volver al lugar donde me encuentro, 

sentado en la silla de mi pupitre, 

mirando fijamente al chico que se ha quedado callado 

y me ha dejado inmerso en sus palabras 

que revolotean alrededor de la sala 

como mil mariposas 

de los colores más hermosos 

que haya visto alguna vez.

La profesora parece estar satisfecha,

 porque se aleja dándonos la espalda 

como una soberana dando 

por terminado su acto.

Y no me interesa 

ella o cualquiera.

Yo solo veo a Namjoon. 

Y esto chicos, 

es para que aprendan que...

Tampoco escucho gran cosa, 

él es lo único que logra 

llamar mi atención.

Desprotegido y abochornado, 

así se ve Namjoon.

 Y por alguna razón eso llama a las mariposas como un imán, 

que empiezan a revolotear y revolotear a mi alrededor

haciéndome cosquillas

por todas partes.

¿Qué

significa

esto?



***


¡Namjoon!

Es lo primero que clamo al salir hacia la superficie, 

mirando el cielo oscuro con sus inexistentes estrellas, 

sintiendo mi garganta quemar por el agua 

que ha entrado por mis fosas nasales en un descuido. 

Me tiro el flequillo mojado hacia atrás

 el cual estorba mi visión

 y miro hacia todas partes,

 sólo encontrándome con la nada misma

 llena de lodo. 

 Y un todo sucio y viscoso. 

Nado y nado 

hacia la dirección en la que le he visto caer 

y me zambullo para encontrar algo, 

lo que sea que me lleve a él.

Había olvidado lo que era sentirse

 lleno de miedo y desesperación

al ver a alguien cruzar ese límite tan delgado 

entre la vida y la muerte.

Una dulce y tan mortal línea

que nos separan

a él y a mí.

Y estoy a punto de caer en ella 

cuando veo algo, 

o más bien alguien, 

aparecer de la espesa oscuridad 

justo frente a mí. 

¡Ah, maldición, está helada!

Pego un grito al verle y tanto asustado como rabioso

 impacto mi palma contra su mejilla.

¡Ah, eso dolió, Seokjin!

Me dice sobando su rostro,

 totalmente inadvertido de que ha logrado

 detener mi mundo en un momento 

que parecía eterno.

¡Eres un estúpido, 

un idiota!

La rabia se convierte en lágrimas camufladas por el agua

 y me doy la vuelta nadando hacia la orilla, 

alejándome todo lo que puedo de él,

quien se ha mantenido flotando 

con sus ojos puestos en mi nuca.

 Al llegar al limite de la tierra 

me afirmo del césped 

y tiro de mi cuerpo empapado 

hasta caer de espaldas en la tierra. 

Nunca había sentido el frío 

molerme los huesos 

ni unas ganas tan horrendas y pútridas de llorar.


***


No hay ninguna

estrella en el cielo

como en esos días

en que éramos felices

y no lo sabíamos.


*** 



Pasan unos minutos 

cuando escucho a Namjoon caer desplomado a mi lado, 

jadeando por el esfuerzo de salir

 de esas aguas que nos apresaban.

¿Las estrellas creerán que brillan menos al ver las luces de la ciudad?

Si no tomas en cuenta la contaminación, 

tal vez por eso

no hay ninguna

ahora mismo.

Me pregunta luego de un largo silencio

 en el que me abrazo a mí mismo, 

sentado en el pasto,

 sin dejar de temblar. 

No contesto, 

ni tampoco planeo hacerlo,

 ¿Por qué me encuentro

 totalmente empapado 

por alguien que no es más 

ni menos 

en mi vida?

 Un neutro que nunca me ha interesado, 

¿Por qué salté?

Jin, 

si quieres seguir llorando, 

sólo tienes que hacerlo.

Me giro bruscamente 

a mirar a este tipo que se haya mirando el cielo con tristeza,

 una tristeza que nunca había visto antes en otros ojos. 

Y es una tristeza tan parecida a la mía, 

con una locura que se haya tan ahondo

 en las lagunas dentro de mí, 

que las granadas en mi cabeza 

en mi pecho

y en mis ojos 

terminan por estallar.

 ¡¿Cómo te se ocurre saltar desde esta altura?!,

 ¡¿Estás loco?!, 

¡Podrías haber muerto como ese tipo 

que se suicidó cuando teníamos once años, 

estúpido imbécil!,

 ¡¿Qué harían tus padres si supieran lo que has hecho?!,

 ¡Eres un pésimo hijo!, 

¡Eres un maldito bastardo!

Y claro, no sería él 

sino me contradijera.

 Desde aquel salto, 

hasta creo que ya le conozco,

porque espera a que yo tome una bocanada de aire

para empezar a hablar.

Tú también saltaste tras de mí. 

Sonríe.

 Sonríe a pesar de que le he insultado 

y le esté estrangulando imaginariamente 

con mi mirada.

No importa qué pase, 

tú siempre terminas salvando 

a quien te necesite.

Y ya no sé porqué digo lo primero 

que se me viene a la mente. 

Tengo tanta rabia, 

tanta tristeza, 

tanta frustración... 

No, claro que no... 

Namjoon... 

No he podido salvar a nadie, 

mucho menos a mí mismo.

Respondo con amargura. 

Ambos respiramos con fuerza, 

como si no hubiera oxigeno suficiente

 en el mundo para ambos.

Siempre te veo ayudando a las personas, 

no importa qué estés haciendo...

 una vez te vi cargando las maletas de una señora

que estoy seguro que no conocías, 

recogiendo basura que no era tuya, 

ayudando a un señor borracho para que tomara un taxi, 

y en otra te vi guiando a un extranjero perdido. 

Cuando éramos niños, 

siempre ayudabas a los demás en sus tareas, 

no importaba lo mal que se portaban contigo riéndose de como lucías, 

con tus frenillos y tus lentes. 

Siempre fuiste muy entrometido... 

y  fuerte.

Sé que son detalles, 

pero creo que son cosas

 que de verdad importan.

Me quedo mirándolo anonado,

 sin creer que este chico me ha estado mirando 

como ninguna otra persona en el mundo. 

Eso no quiere decir nada...

Susurro, 

y él es capaz de oírme 

a pesar del ruido de la corriente.

¿Entonces por qué saltaste?

Miro el desolado lugar alrededor 

y recién me doy cuenta de la aparición 

de algunas luciérnagas iluminándonos. 

No lo sé.

Eso es lo único que puedo decir,

 aun cuando no sé si lo he pronunciado en voz alta.

No lo sé.

Vuelvo a decir.

Esa es la mejor respuesta 

que puedo dar a todo lo que hago.



***



Namjoon, ¿Quieres ir con nosotros a la casa de SeokJin a jugar vídeo juegos? 

Eso sí, tendrás que llevar dinero para que compremos pizza.

Es lo primero que escucho cuando vuelvo de la hora de colación, 

dándole la espalda a Namjoon y a Mark 

mientras abro mi mochila 

para guardar mi cepillo de dientes. 

Sé que dijeron mi nombre 

y que necesito una mochila más grande, 

porque ya no me caben tantos cuadernos. 

Seguro, Mark.

Escucho que responde,

 con ese tono de voz tan agradable, 

y tan molesto para mis oídos. 

Me doy la vuelta y, 

cuando Mark está a punto de irse, 

camino detrás de él mirando a Namjoon de reojo 

y viendo como se acerca JaeHwan 

con un cuaderno en la mano.

Namjoon, ¿Puedes decirme cómo se hacía esta ecuación?

Dice poniendo una silla al lado de su pupitre 

y veo como el más alto sonríe agradable

 desde que ya no lo molestan.

Mira, este ocho tienes que cambiar su signo a negativo y...

Dejo de escucharlo cuando agarro el brazo de Mark

 y lo giro hacia mí, 

alejándonos del chico de hoyuelos y bajando la voz 

a tal modo de que los oídos curiosos 

de mis otros compañeros 

no me escuchen.

¿Por qué invitaste a Namjoon a mi casa?

Mark me mira extrañado, 

porque sabe que soy demasiado sociable 

para actuar de esa forma tan despectiva. 

Yo soy uno de los pilares del entretenimiento 

desde que me saqué los frenillos

 y me puse lentes de contacto.

Vamos, SeokJin, 

Namjoon es un chico genial, 

además te he visto hablando con él antes. 

Tiene unos vídeos juegos muy geniales, 

como Battlefield.

Se ve entusiasmado, 

contrario a mi expresión, 

porque no me gusta para nada 

y él sólo ignora mi desagrado.

 No sé que me pasa, 

pero tener a Namjoon cerca de mí 

desde esa vez

tan lejana

me es incómodo,

 como un foco de luz intenso 

que da directamente a mis ojos.

Cuando éramos pequeños 

decías que era un insoportable 

cabezón sabelotodo.

Le recuerdo, 

casi en un gruñido fastidioso. 

Mark se cruza de brazos

 y pone los ojos en blanco 

como queriendo decir que yo era un exagerado, 

pero no lo soy.

 No me sentía así

 en ese momento.

Pero hemos crecido, SeokJin, 

antes a ti te molestaban por usar lentes y frenillos 

y ahora mírate, 

eres uno de los chicos más guapos de la escuela.

El chico más guapo de la escuela, de hecho. 

Debemos aprovechar nuestro tiempo de vagos 

antes de que empiecen los exámenes

Me palmea el hombro 

tratando de relajarme,

 pero sólo consigo suspirar resignado 

y ya menos molesto.

¿Por qué estaba tan molesto? 

Como digas. 

Pero no vuelvas a invitar a nadie 

a mi casa sin mi permiso.

Le advierto, 

señalando su cara de forma amenazadora. 

Mark se ríe,

 y actúa igual de encantador que cuando era niño 

y decía que se portaba bien.

Sí, sí, como tú digas, príncipe.

A veces olvidaba todas las cosas malas 

que hacían las personas que conozco a otras personas,

 cosas que yo presenciaba, 

pero que finalmente terminaba por ignorar

 porque pensaba que era para mejor... 

Todos cambiábamos, 

yo lo había hecho y, 

aunque no me diera cuenta

 en ese entonces,

Namjoon también lo había hecho.


***

Vamos al auto, 

vas a enfermarte si sigues todo mojado.

Vuelvo a la realidad, 

donde Namjoon roza 

mi espalda mojada con sus dedos 

y ese es un aviso para mí,

 haciendo que me pare a pesar de que el agua hace de mi ropa 

y mi cuerpo 

pesados como el plomo.

Me enfermaré y tú también... idiota.

Rezongo entre dientes,

 sin preocuparme por causar una mala imagen,

 demasiado cansado para ponerme

 la máscara de amabilidad y estúpidas sonrisas.

Al menos, 

no usadas con Namjoon. 

Él es demasiado inteligente 

y sé que puede ver a través de ellas.

Siempre pudo.

Por eso lo digo, Jin.

Suspiro y miro a nuestro alrededor, 

donde las luciérnagas parpadean de vez en cuando

 mientras me abrazo a mí mismo.

 Namjoon camina entre el césped seco 

a la altura de sus caderas,

 a un costado del puente donde la maleza 

y los árboles no nos dan paso,

 a excepción de un muro

 de dos metros y medio hasta el barandal.

¿Crees que puedas alcanzar si te alzo?

Pregunta Namjoon,

 acariciándose el mentón 

y debatiéndose así mismo

 mientras me mira 

y luego el muro.

Me acerco a él 

temblando por el frío 

y lo pego un empujón con mi hombro, 

sin importarme el ser maleducado, 

agarrándome a las hiedras

 y apoyando mi pie entre las piedras del muro tratando de subir. 

Al principio me cuesta, 

y estoy a punto de resbalarme 

sino fuera por unas manos que me alzan de la cintura

 dándome estabilidad.

Te ayudo.

Dice Namjoon tras de mí, 

con una voz casi cantarina 

que me hace enojar aun más. 

¡No me toques!

Grito tratando de zafarme de su agarre,

 moviendo mis caderas de un lado a otro, 

mientras gruño y trato de agarrarme 

de la parte superior del muro.

 Me faltan apenas unos centímetros, 

si me estiro más...

¡Ah, déjame ayudarte o te vas a caer!

No sé si son las fuertes manos de Namjoon 

a cada lado de mis caderas que me distraen 

o la sensación de irritación que me provoca, 

pero termino por volver a gritarle. 

¡No me voy a caer!

Y contrario a lo que digo, 

termino resbalándome,

 casi terminando en el piso si no fuera por Namjoon, 

quien me ha atrapado entre sus brazos 

sintiendo su ancho pecho

 chocar contra mi espalda. 

Odio que sea 

más alto que yo.

¿Qué decías?

Susurra en mi oído casi burlón.

 Me estremezco, 

pero no se nota por el frío que sigue calándome a través de la ropa. 

Me separo bruscamente de él, 

sin mirarle, 

y vuelvo a intentarlo hasta que por fin logro escalar 

y quedarme apoyado en el borde del barandal, 

estirando la mano hacia Namjoon 

quien me mira fijamente 

con una pequeña sonrisa.

¿Vas a subir o no?

Pregunto apenas en un susurro, 

mi rostro inexpresivo

 como una máscara

 hecha de cemento. 

Namjoon agarra mi mano 

sonriendo aún más, 

casi como un niño emocionado.

¿Por qué pareces un héroe ahora mismo, hyung? 

Eres como Jin man,

 el  increíble hombre 

de hombros anchos.

Hago una mueca, 

ni siquiera pienso mucho en lo que dice, 

sólo me concentro en ayudarle

 a subir con más facilidad.

Ah, cállate de una vez...

Cuando por fin Namjoon

 logra estabilizarse,

 suelto su mano 

y ambos pasamos por encima del barandal a la vez, 

entumecidos por el frío. 

Nos quedamos mirando por un segundo, 

luego de que yo recogiera mi chaqueta, 

cuando Namjoon empieza 

a sonreír con inocencia.

¡Quien llega último al auto se come los mocos!

Namjoon corre

 y yo me quedo mirándolo enmudecido, 

casi puedo visualizarme a mí mismo 

como un cachorro empapado 

y abandonado 

mientras Namjoon corre 

como un siberiano juguetón 

sacando la lengua. 

Arrastro los pies con desgana

 siguiendo su rastro, 

viendo como se detiene al lado de la puerta del auto 

y da pequeños saltitos, 

sobándose los brazos tratando de darse calor 

y entrando con cuidado. 

La ropa se nos pega al cuerpo 

y de nuestras bocas y nariz 

sale el humo por el contraste del frío 

y el calor de nuestros cuerpos 

evaporándose. 

Entro al auto en el asiento del piloto,

 dándome cuenta que Namjoon ha prendido la calefacción 

y escarba buscando algo en su bolso.

¿Qué haces...?, 

¡Achú!

Estornudo, 

mirándolo con curiosidad 

mientras me saco la camiseta 

y la tiro a mis pies,

 poniéndome la chaqueta encima sin ningún pudor. 

Cuando empiezo a buscar las llaves en mis bolsillos 

y algo que me ayude a secarme en el asiento de atrás, 

veo como Namjoon me tiende una caja de pañuelos 

y un vaso desechable con una sustancia caliente 

y desconocida dentro.

Chocolate caliente y pañuelos, 

perfectos para esta noche.

Me sonríe de una forma tan cálida 

que me quedo mudo, 

preguntándome qué es lo que planea.

 Qué es lo que quiere de mí.

¿Por qué estás haciendo esto?

Susurro, 

con un tic en la comisura de mis labios, 

formando una sonrisa nerviosa

 mientras recibo el chocolate caliente en mis manos insensibles por el frío.

 Estoy desconcertado, 

incluso el enojo se evaporó, 

más aún al ver como Namjoon me ignora, 

volviendo a escarbar en su bolso 

y sacando una chaqueta, 

para ponérsela después de sacarse la camiseta mojada. 

Tiene un cuerpo igual de formado que el mío 

y aunque sus hombros no son tan anchos, 

me gana en bíceps. 

¿Puedo quedarme a dormir en tu casa hoy? 

Tómalo como un regalo de cumpleaños.

Dice sin ningún signo de vergüenza. 

Yo arrugo el entrecejo, 

incrédulo por la pregunta, 

mientras Namjoon se sirve su propio vaso de chocolate 

de un gran termo que no me había dado cuenta

 que había puesto en el , 

al lado de la camiseta mojada.

Ya te di un regalo de cumpleaños.

Rebatí con obviedad, 

relamiéndome los labios 

cuando di un primer sorbo al chocolate caliente. 

Estaba demasiado dulce para mi gusto, 

pero me lo tomé de todas formas. 

Tenía algo de Namjoon que no podía explicar, 

¿Lo había preparado él?

No, no, Jisoo y tú 

me dieron ese regalo de cumpleaños.

 Yo quiero un regalo tuyo. 

Rectifica, 

sonriéndome como nadie 

me había sonreído nunca. 

No sabía como explicarlo, 

pero esa sonrisa de alguna forma valía 

el salto que había hecho. 

Y no lo quería aceptar.

Te quedarás en mi casa sólo 

si me dices porqué saltaste.

Lo digo sin pensar demasiado. 

Namjoon no borra su sonrisa, 

de hecho, 

suelta una pequeña carcajada 

y se recuesta en el asiento, 

tomando un sorbo del vaso.

Sólo quería hacerlo.

Suspiré sin quitar la vista del manubrio, 

sacando pañuelos de vez en cuando al estornudar 

y bebiendo del chocolate caliente 

hasta que ya no quedo más. 

Namjoon se había acomodado en el asiento y,

 aunque no decíamos nada, 

él parecía saber perfectamente 

lo que yo iba a hacer. 

Me estiré encima de su cuerpo, 

abriendo la puerta de su lado 

mirándolo con dureza.

Lárgate.

Namjoon hace un puchero, 

arrugando el entrecejo y 

volviendo a cerrar la puerta.

¿Después de que te di mi preciado chocolate caliente?

Yo volví a suspirar sonoramente ante su dramatismo, 

pasándome las manos por el cabello 

y mirándole sin poder creerme 

lo descarado que podía ser.

¿Me estás chantajeando 

después de provocarme 

un maldito infarto? 

Y encima te atreves a mentirme.

Sabía que lo hacía. 

Yo era un experto en las mentiras,

 y Namjoon no lo era.

No te miento, 

de verdad quería hacerlo. 

Fue como un impulso. 

Los impulsos nunca 

tienen una gran razón de ser...

Tal vez no me mentía del todo, 

pero tampoco decía la verdad.

Te equivocas, 

los impulsos definitivamente 

tienen una gran razón. 

Por eso se convierten en impulsos, 

porque son cosas que no puedes hacer 

si lo piensas demasiado.

Se queda pensativo. 

Y yo lo miro. 

Sus ojos están algo rojos 

al igual que su nariz.

Hmm... 

te lo diré si me dices 

el por qué estabas llorando.

Resoplo con frustración 

e impaciencia, 

casi queriendo golpear 

mi cabeza contra el volante.

¿Tanto te importa?

Namjoon me sonríe.

No más del que te importe 

la razón del porqué salté.

Siento un nudo en mi garganta, 

aprieto los labios para callarme, 

pero termino diciendo lo primero 

que se me viene a la cabeza.

Lloré porque 

me sentía vacío. 

Y eso me asustó.

Pienso que me va a decir algo, 

como que yo no soy así; 

que debo ser positivo. 

Que debo sonreír más. 

Que debo recordar que la vida es maravillosa. 

Que soy Park SeokJin 

y que la tristeza 

no existe para mí. 

Pero no dice nada de eso, 

simplemente me escucha y, 

cuando se da cuenta que no diré nada más, 

él toma la palabra.

Yo salté porque estaba en la lista de cosas 

que tenía que hacer 

en mi cumpleaños.

Me sonríe, 

para luego inclinarse hacía mí 

de forma insinuante, 

susurrándome como si estuviera 

contándome un secreto. 

Lo siguiente, 

es dormir en casa de un extraño.

Yo sonrío inesperadamente,

honestamente, 

por primera vez en el día, 

una sonrisa imperceptible 

hasta para mí 

mientras lo miro alzando una ceja.

No somos extraños.

Namjoon se encoge de hombros, 

burlonamente al alejarse 

y volver a achicarse en el asiento.

Tú mismo has dicho 

que no éramos cercanos.

Ruedo los ojos, 

no puedo creer que esté usando 

mis propias palabras contra mí.

No es lo mismo, Namjoon.

El mencionado se cruza de brazos 

y me mira como quien dice

 << yo tengo la razón >>.  

¿Vas a seguir peleando conmigo en tu auto 

o iremos a tu casa 

antes de que nos de una neumonia?

Me está sacando de quicio. 

Siempre logra sacarme de quicio, 

con sus cambios tan fáciles de expresión, 

sus sonrisas burlonas, 

su forma tan altanera de ser 

y sus comentarios lógicos. 

Es incluso más irritante que yo. 

Ah, ¿Por qué siendo tan inteligente 

te comportas como un tonto?

Musito dándole una mirada enfurruñada. 

Namjoon vuelve sonreír irónicamente 

mientras se pone el bolso en el regazo 

y guarda la camiseta mojada en una bolsa.

No somos lo que vemos, Park SeokJin. 

Pensé que lo sabías.

Es casi como una indirecta, 

así lo siento.

¿Qué quieres decir?

Como respuesta, 

Namjoon estornuda por segunda vez. 

Es tierno, 

tanto que termino por recordar

 cuando éramos pequeños. 

¿Cómo puede ser tierno 

siendo tan grande 

y tan torpemente varonil?

¿Podemos irnos ya? 

Creo que se me congeló un pulmón o algo.

Se queja. 

Niego con la cabeza, 

tratando de sacarme los pensamientos 

de querer abrazarlo, 

así que prendo el motor y conduzco atravesando el puente 

hacia la noche 

en una calle desierta. 

Pues te aguantas, 

quién mierda te manda a 

tener estos impulsos.

Rezongo, 

sonando casi como mi madre. 

Me muerdo la lengua 

y tengo ganas de golpearme a mí mismo. 

Porque en el fondo, 

saltar había sido divertido. 

Saltar de aquel puente en el que jugábamos

 cuando éramos pequeños

 siempre había sido un deseo reprimido 

del que sólo me percaté cuando pasamos por encima 

y nos alejamos cada vez más. 

Pero eso Namjoon 

no iba a saberlo.

¿Te has puesto a pensar 

cuánto tiempo les tomo a los trabajadores 

hacer estos puentes?

Pregunta de repente, 

sin ningún aviso, 

sacándome de mis pensamientos.

¿Te has puesto a pensar 

en callarte?

Digo con impulso. 

Hasta yo mismo me sorprendo.

 Namjoon se ríe como si yo 

hubiera dicho un buen chiste.

Es por esto que no somos cercanos, 

Park SeokJin.

Gruño con irritación. 

Me odio y odio a Namjoon 

por sacar este lado de mí.

Deja de decirme Park SeokJin, 

soy tu hyung.

Miro de reojo como Namjoon 

vuelve a sonreír sarcástico.

No sé, 

como dijiste que no éramos cercanos. 

Quiero que se calle, 

pero sólo termino callándome 

para no estallar en gritos y más gritos.

Tan sólo dime Jin hyung, ¿Bien?

Namjoon asiente, 

esta vez viéndome 

realmente satisfecho. 

Tú deberías decirme Nam.

Yo muerdo mi labio inferior, 

el frío no se ha ido

 y la noche es tan oscura

 como en el fondo del mar.

Sólo porque es tu cumpleaños...



***


¿Por qué papá se fue, Hyung?

Me pregunta Jimin, 

tan pequeño a mi lado 

como el niño de nueve años que es,

 que no dudo en abrazarlo 

mientras él esconde su rostro 

en mi cuello.

 Estamos en una esquina de la sala, 

viendo como todas las personas 

vestidas de negro 

le dejan flores a ese ataúd cerrado.

No lo sé, Jiminnie. 

Mamá dice que estaba muy cansado, 

y estaba enfermo...

Jimin alza la vista, 

con los ojos rojos por el llanto.

¿Estaba enfermo? 

Yo... no lo sabía.

Apenas le sonrío, 

tratando de mantenerme fuerte. 

Tenía que ser fuerte, 

pero sentía como el alma se me iba a los pies 

cuando pensaba en lo que 

había hecho mi padre

y la forma en la

que lo vi

por última vez.

Yo tampoco. 

Papá no quería preocuparnos, 

porque nos amaba.

Mi hermano menor vuelve a romper en llanto, 

aferrándose a mí 

como la única ancla que tiene.

Q-quiero que papá regrese... 

¿Por qué... 

nos tuvo... 

que dejar?

Me falta el aire, 

me falta la vida, 

me falta esperanzas 

y me falta todo lo que alguna vez amé. 

Cierro los ojos, 

incapaz de llorar, 

porque por más que trato de asimilarlo, 

no puedo. 

No puedo.

Está mejor, ¿Sabes? 

Ahora ya no está enfermo, 

dónde sea que esté... 

él está bien.

Su llanto se hace más fuerte, 

cada vez más fuerte...

 tanto como los latidos de mi corazón

 se hacen más débiles 

hasta ya no existir. 

Repito y repito cosas que no creo, 

tan falso como mi sonrisa. 

Tan falso como 

todo lo que soy. 

Tranquilo, 

estaremos bien... 

estaremos bien...


***


¿Jin?, ¿Pasa algo?

Pestañeo, 

viendo como el semáforo está en verde. 

Arranco el auto y

 siento como Namjoon 

no me quita la vista de encima.

Ya vamos a llegar

Durante el camino, 

he vuelto a tener las energías 

necesarias para sonreír. 

No sé de dónde saco las fuerzas para hacerlo, 

pero la cara de Namjoon se desfigura

 cada vez más como queriendo decir

 << ¿Quién demonios eres tú? >>.

No te pregunté eso.

Reclama con cierto tono de voz molesto, 

mientras yo lo ignoro 

y llegamos frente a mi departamento,

 dejando el auto en el estacionamiento. 

Me trago mis suspiros 

como piedras en la garganta 

y tomando la camiseta húmeda a mis pies, 

me saco el cinturón de seguridad. 

Realmente no pasa nada, Namjoo-

Nam.

Le digo al salir del auto y poniendo el seguro 

cuando él se baja y me sigue dentro.

 Subimos las escaleras hasta mi piso, 

abro la puerta 

y me saco los zapatos en la entrada,

 viendo de reojo como Namjoon 

hace lo mismo.

Tengo el pantalón y calcetines tan empapados 

que termino por sacármelos, 

mirando a Namjoon 

para que lo haga también, 

pero sólo se me queda viendo 

con una expresión inescrutable. 

No quiero mojar el pasillo. 

Sacátelos.

Le digo, 

esperando a que lo haga 

y cuando lo hace, 

recibo sus pantalones empapados

 y sus calcetines de Ryan.

 Tiene las orejas rojas al igual que yo, 

y cuando voy a cruzar el pasillo 

para dejar la ropa en el lavadero, 

Jun lo cruza en calzoncillos.

Se queda quieto, 

mirándonos fijamente 

y alzando una ceja 

con curiosidad.

No preguntaré, 

pero por favor 

no hagan ruido.

Y desaparece por la cocina.

Suspiro, 

dejando la ropa en la lavadora, 

volviendo a caminar hacia mi habitación 

seguido de Namjoon, 

quien ha adelantado el paso 

hasta casi pegarse a mí espalda

 cuando entramos.

¿Vives con otras personas?

Me pregunta curioso al ver toda mi habitación, 

y yo lo miro ya sin importarme

 que sólo esté en calzoncillos 

medio desnudo. 

Hay cierta parte de su cuerpo 

que no puedo dejar de mirar, 

que me atrae como las esculturas humanas

en una exposición de arte corporal.

Con tres chicos más, 

el que acabas de ver se llama Jun.

 Me siento extraño, 

siento la garganta seca 

y el calor recorriendo mi rostro.

Sin pensar demasiado en ello 

y creyendo firmemente que voy a resfriarme, 

me dirijo hacia mi mueble

 para sacar algunas prendas, 

para mí y para el chico 

que no deja de mirar 

el collages de fotos en mi mural.

¡Aquí salgo yo!

Exclama emocionado, 

señalando esa foto donde salimos sonrientes 

por terminar el penúltimo año. 

Recuerdo lo que pasó ese tiempo, 

con el estómago retorcido, 

pero no digo nada. 

Namjoon ya lo ha dicho por mí.

Y aquí sale tu padre...

 Lo dice casi en susurro, 

uno que termino por ignorar. 

Me acerco a él, 

tendiéndole la ropa 

que creo que le quedará bien.

El baño está en el pasillo a la izquierda, 

justo al lado de la cocina.

Namjoon me sonríe agradecido y asiente, 

tomando las prendas y saliendo

 de la habitación.

Todo es silencio 

cuando 

él se va.



***

¿Namjoon no irá a la graduación?

Aquel comentario llama mi atención.

 Alzo la vista hacia JaewHan, 

quien se encuentra comiendo

delante de mí. 

Los fideos con crema eran deliciosos, 

pero no tenían toda mi atención.

¿No te has enterado?

Dice Lehyun,

 sentada al costado de nosotros. 

Namjoon se fue de la escuela. 

Dicen que se mudo a Estados Unidos.

Responde, 

haciendo que todos nos quedemos callados, 

perplejos, 

porque jamás

 habíamos escuchado algo sobre eso. 

Namjoon no había dicho nada, 

ni siquiera a Jackson, 

quien a mi lado no pudo 

evitar soltar un escandaloso 

<< ¿Qué? >>

 que nos describió a todos.

Namjoon se había ido 

hace dos semanas, 

y no había resultado extraño 

porque siempre solía faltar de vez en cuando, 

pero ahora...

Por alguna razón, 

me sentí decepcionado. 

profundamente 

triste.



***


[...] Lo siento, Jinnie... 

Recuerda que te amo demasiado. 

Los amo demasiado.

Por eso me voy, 

porque sé que están mejor sin mí.

Sé que es cobarde que les deje este mensaje en la grabadora, 

pero...

 no podía irme 

sin despedirme.

No lo entenderás ahora, 

pero es mucho mejor así... 

esto me está matando lentamente 

y no puedo detenerlo.

No sé qué hacer.

Lo siento.

Lo siento.

Lo sien...


***

3:45 am.


Despierto a causa de unas manos 

tocando mi rostro, 

con gotas de sudor

recorriendo mis sienes y

 palpitante por la sangre que fluje

 acelerada en mis venas.

Estás bien, 

ha sido una pesadilla. 

Tranquilo, Jin.

Ya pasó, 

ya pasó...

Pestañeo, 

sintiendo como las lágrimas 

inundan mis ojos y me alejo de Namjoon 

temblando de pies a cabeza, 

chocando con la cabecera de la cama. 

El corazón me late tan fuerte

 que es lo único que escucho, 

recordando el porqué Namjoon está sentado 

frente a mí en mi cama, 

sólo siendo iluminado por la lámpara 

en la mesa de noche. 

Recuerdo que me puse mi pijama, 

que había empezado a sentir calor, 

que no dejaba de estornudar,

 que me tomé un té con limón 

junto con una pastilla para el resfrío 

y que me fui a dormir luego de poner sábanas 

en el sillón de la sala.

¿Qué...

 haces 

...aquí?

Susurro, 

secándome las lágrimas escurridizas

 y mordiéndome el labio 

tan fuerte que me hago daño.

Pase por aquí 

porque quería tomar un vaso de agua...

 y vi que estabas teniendo una pesadilla, 

no dejabas de moverte, 

de quejarte entre dientes.

Estabas llamando a tu papá.

Confiesa, 

mirándome con ternura. 

El silencio que se instaura me hace llorar, 

desgarrando las capas de hielo en mi corazón 

que se deshojan como una flor marchita.

Lloro y lloro, 

de rabia, 

de tristeza, 

de aguda melancolía, 

porque justo ahora, 

en este momento, 

justo este día... 

había decidido tener ese sueño otra vez. 

Había decidido recordar.

¿P-por qué?

Pregunto en voz alta, 

no sé a quién, 

ya ni siquiera sé dónde estoy. 

Escondo el rostro entre mis manos 

y lloro, 

aún más al sentir como unos brazos

 me rodean y me mecen 

contra su cuerpo. 

Tengo frío,

 sintiendo el roce de filosas agujas

bajo mi piel, 

mareándome a la deriva, 

no existe suelo, 

no existe ancla 

que me sostenga.

Tal vez sólo él, 

abrazándome y acariciando mi cabello 

sin ninguna pregunta, 

sin esperar nada, 

sin hacer nada más 

que estar ahí.

A mi lado.

El fuego me quema 

como si fuera hielo,

 los huesos me duelen,

el tiempo no existe,

hay un aroma dulce a chocolate 

en mi nariz,

y una voz grave en mi oído 

que dice algo que 

ya no puedo oír.





***



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top