Segunda Melodía.
Jin, ¿Recuerdas nuestra primera cita?
***
Estacione donde me dijo Namjoon que lo hiciera,
justo en la entrada de un puente
donde las aguas eran turbias
por las lluvias de temporada.
Siempre pasaba por el puente
para volver a mi departamento,
por lo que no me queje demasiado.
Namjoon ni siquiera se movió
cuando me di la vuelta para mirarlo
con ojos escrutadores,
tratando de descifrar la maraña de telarañas
en las que estaba envuelto el chico a mi lado.
Ahora vas a decirme qué te sucede.
Le exigí.
Estaba cansado,
me dolía la cabeza y quería irme al inframundo
para morir por unas horas.
No estaba dispuesto a ser el mismo Seokjin de siempre,
no en ese instante.
Ese yo ideal tan desesperante a medida que los días pasan,
sentía que no podía aguantarlo más.
¿Es una pregunta o una amenaza?,
¿Desde cuándo no pides las cosas por favor?
Sonríe Namjoon,
echándose en el asiento
sin dejar de mirar el techo del auto
con la mirada perdida.
Namjoon.
Gruño frustrado.
SeokJin.
Me responde burlón.
Voy a volver a preguntarle qué es lo que ocurre,
pero inesperadamente el chico a mi lado
se saca el cinturón de seguridad
tirando su bolso a los pies y sale del auto con rapidez
azotando la puerta.
¡Oye, vuelve aquí,
no hemos terminado de hablar!
Grito a medida que abro la puerta
y le sigo recomponiéndome de la sorpresa.
¡Ni siquiera hemos empezado!
Dice Namjoon alzando la voz
y dándose la vuelta unos instantes sin dejar de caminar,
mirándome con provocación.
Camina de espaldas unos instantes
para luego trotar por el puente.
Namjoon, no estoy de humor para esto.
Me quejo agotado,
dando zancadas detrás de él.
Por más que insisto y me quejo en gruñidos
Namjoon sigue caminando
hasta llegar a la mitad del puente
y mirar hacia el horizonte donde las aguas reflejan la luna
y las luces de la ciudad.
Quiero irme a casa...
¡Namjoon!
El mencionado me mira,
sin importarle mis gritos
ni mis quejidos.
¿Alguna vez te has preguntado el porque
nunca conversamos más de cinco minutos?
Y eso que nos conocemos desde los nueve años.
Veníamos aquí a jugar
todos los veranos
con los demás,
¿No te acuerdas?
Me dice y yo me cruzo de brazos,
mirándolo como se mira a un misterio del universo,
a un fenómeno que te maravilla
y te asusta a la vez.
Sabes exactamente porqué dejamos de venir a jugar aquí.
Además, no tenemos muchas cosas en común.
Ni ahora, ni en ese entonces.
Volviste sólo hace cuatro años
y jamás explicaste el porqué te fuiste tan de repente
cuando estábamos en secundaria,
ahora...
Sigo pensando en más estúpidas y vacías razones,
pero Namjoon me interrumpe
y
yo no sé
qué responder.
Estabas llorando.
¿Por qué?
***
Lamento lo que le paso a tu padre.
Dice Namjoon,
de mi misma altura y un rostro aniñado,
al ver mis ojos rojos en el espejo del baño de la universidad
de tanto llorar.
Soy incapaz de mirarle devuelta,
sólo sé que está a mi lado
en este incómodo silencio
que he creado entre nosotros.
¿Cómo lo sabes?
Me echo agua en la cara
como si eso pudiera purificarme,
han pasado solamente días desde que ha pasado todo
y aun no puedo ver una película gore
sin que se me revuelvan las entrañas.
Algunos padres hablaron sobre ello.
Silencio,
el más puro y llano silencio.
No tengo nada que decir,
nada que contar,
nada...
Algunas personas dicen...
que...
se suicidó...
¿Es verdad?
El aire abandona ese mugroso baño.
Es la primera vez que miro a Namjoon
como si de una plaga se tratara,
con el más puro aborrecimiento.
Vete a la mierda,
Kim Namjoon.
Y él con una profunda lástima.
Sé que ha tratado,
por el tono suave de su voz,
no decirlo de esa manera.
Pero ha sonado la más cruel para mí.
Jin, espera, no es-
No quiero escuchar nada,
porque absolutamente nada
de lo que me podrían decir
podría curar todas las heridas
que se han abierto en mí
y que no se cerraran jamás.
***
Siempre logras sacarme de quicio.
Antes y ahora.
En menos de cinco minutos.
Esbozo entre dientes,
dándome la vuelta para irme al auto otra vez
porque me he cansado de seguirlo.
Me pregunto a qué se refería Jisoo
cuando dijo que se había cansado de correr detrás de mí,
si de verdad yo había estado alejándome de ella
aunque hubiera estado
todo el tiempo a su lado.
Lo siento.
No es mi intención.
La mayoría de la gente dice
que soy desesperante cuando abro la boca
y destructivo cuando no.
Muerdo mi labio inferior,
indeciso sobre si abandonarlo o no
por el tono amargo y divertido de su voz.
La conciencia me remuerde
siempre ahí donde vaya
y aunque quiera volver a casa,
mis pies dan la vuelta y termino apoyándome
en la barandilla del puente a un metro de él.
¿Me dirás el por qué estabas llorando?
Pregunta otra vez,
sin cansarse,
luego de un corto silencio por parte de ambos.
Sé que me observa detenidamente,
puedo sentirlo por el manto de calidez
que acaricia la mitad de mi rostro
y lo compruebo cuando
nuestras miradas
se encuentran.
No.
Ya te dije que no somos cercanos.
Por razones que van más allá de mí y de Namjoon,
no puedo dejar de mirar en la profundidad de sus ojos;
como un pozo que me llama
a calar en él.
¿Entonces qué somos?
No puedo evitar sonreír mordazmente
desviando mi mirada a los árboles grandes
y oscuros a nuestro alrededor
cerniendo sus sombras sobre nosotros.
Eres...
Eres como el gato de mis vecinos del piso de arriba.
O el árbol en la esquina de mi casa.
No sé nada de ellos, pero los veo todos los días.
Vuelvo a mirar a Namjoon,
en lo que puedo darme cuenta de su mohín
y sus ojos fijos en el agua bajo nosotros.
Noto algo extraño en él,
tal vez la forma en la que encorva su espalda
o su mudez queriendo decir cualquier cosa.
Conozco esa misma mudez,
porque está en mí.
La poseo como una enfermedad,
matándome de a poco.
Supongo que la distancia pasaba y chocaba contra nosotros.
Es lo único que dice.
Voy a preguntar qué le pasa,
porque está actuando tan extraño,
aunque no es como si conociera sus comportamientos,
pero siempre vi en él un chico normal
sin nada en lo que podría preocuparme.
No como cuando éramos niños,
en ese tiempo,
todo de él me preocupaba
aunque no quisiese aceptarlo.
Pero Namjoon ya no despertaba esa curiosidad en mí,
había sido perdida en las pocas veces
que le veía por el campus de la universidad,
en el centro comercial
o en todo el tiempo que pase sin verle.
Era una persona totalmente normal y común para mí,
de esas que no te pegan bofetadas para despertar,
de esas que no te abren los ojos ni el pecho,
de esas que no ves en tus párpados antes de dormir,
de esas que no deseas desgarradoramente,
pero de repente
.
.
.
ocurre
algo.
***
¿Realmente
significó
tan
poco
para mí
o
es que
sigo
engañándome?
***
Él retrocede de espaldas,
fijo en un punto frente a él,
y antes de mirarme empieza a correr.
¿Por qué está corriendo?
Y por supuesto que sé la respuesta.
¡Namjoon!
Grito espantado
cuando veo como aquel chico alto
corre directamente hacia el barandal,
pegando un salto sobre ella
y cayendo como una flecha en vertical
hasta desaparecer en las oscuras
profundidades del agua.
Mi corazón se detiene,
sé que pronuncio su nombre
repitiéndose una y otra vez
en mis labios,
y camino hacia donde segundos antes había estado.
Solo puedo oír el viento azotando mi cabello
y las aguas turbulentas tragándose todo.
Cuento sólo sesenta segundos
con una bomba a punto de estallar
en mi pecho,
para que termine sacándome la chaqueta,
tirándola al piso,
pasando por encima del barandal
y tirándome a las aguas sin ningún titubeo.
Todo es oscuro y tenebroso en las aguas frías
en donde nos perdemos cada vez más,
en donde me deslizo
hasta la profundidad del lodo.
¿Qué
demonios
estoy
haciendo?
***
Muerdo mi lápiz inconscientemente,
mirando como el chico a dos puestos
por delante de mí
y en la fila del lado derecho,
no despega la vista de su cuaderno.
La profesora da una explicación
y espera a que todos prestemos atención,
pero soy tan curioso que Namjoon
es lo que único que logra captar mi mirada.
¿Tan resuelto está a terminar toda la tarea?,
¿A tomar apuntes?
No sé qué es lo que está haciendo,
casi encima del pupitre con ambos brazos
alrededor de su cuaderno mientras escribe
y escribe...
de alguna forma,
me parece bonito
el hoyuelo
en su mejilla.
Tierno.
Namjoon es tierno a pesar de sus cambios de humor.
Y de que es un chico.
Es una ternura distinta,
pero similar a la vez,
a la que siento por mi hermano menor.
Al parecer,
la profesora capta esa misma ternura,
porque se dirige a Namjoon
y como una cazadora le arrebata el cuaderno,
preguntándole de forma altiva si ha terminado
de prestar atención a lo que ella decía.
Veo como lee
los apuntes de Namjoon,
pero sólo alcanzo atisbar los hombros tensos de él
y luego relajados cuando ella
le devuelve el cuaderno
sin ninguna expresión.
Solo esa arruga entre sus cejas.
Kim Namjoon, léenos lo que estás escribiendo
a toda la clase.
Me sorprendo un poco,
porque Namjoon,
a pesar de ser menor que yo
y más inteligente,
no ha terminado su tarea
y está haciendo algo
que no tiene ninguna relación a las matemáticas.
Lo siento, Profesora Lee.
Se disculpa e incluso a mí
me da lástima y pena
verle tan aterrado.
La profesora no piensa lo mismo que yo,
o no parece importarle,
porque sigue totalmente imperturbable.
Nada de lo siento,
léenos eso que es tan importante
como para no prestar atención a la clase.
Vamos.
Se encoge en su asiento
tan avergonzado como yo estoy de curioso,
al igual que toda la clase.
Cuando me doy cuenta de que todos lo miran,
no sé porqué,
agacho la cabeza.
Dejo de mirarlo,
porque de alguna forma siento lo vergonzoso
que debe ser para él.
No puedo.
Escucho que se niega,
casi en un hilo de voz.
Deseo con todas mis ganas
que la profesora no sea tan dura con él,
pero sólo me quedo callado
apretando los labios
y esperando a que lo deje en paz.
Kim Namjoon, vas a hacerlo...
o te irás de esta clase
y mandaré una citación a tu madre.
Habían murmullos en la sala,
pero estos desaparecen
al dar esa horrible sentencia.
Incluso yo sé que eso es una amenaza de muerte.
Namjoon lo sabe también,
porque después de unos segundos
en los que creo que va a terminar yendo a detención,
él empieza a leer en un susurro apenas audible,
que la profesora desalienta
con un << más alto, queremos escucharte >>
que me parece cruelmente innecesario.
Pero eso queda a un segundo plano,
porque en esta dimensión,
en este mundo de tantos mundos paralelos,
Namjoon empieza hablar
y es lo único que puedo oír.
He estado buscándote
en cielos estrellados,
autos rotos,
espejos quebrados,
caras sin rostros,
mariposas en capullos
y en eternos lamentos.
Se calla.
Quiero oír más,
pero la profesora se adelanta.
Despacio levanto la cabeza,
y sólo puedo ver su espalda encorvada.
Sigue.
Léelo todo,
sé que es más.
Él exhala y yo suspiro a la vez,
ansioso por escuchar más
y él por acabar lo antes posible.
La luz proveniente de la ventana
en esta mañana de primavera
hace que la sombra de Namjoon
se vea más grande de lo que es.
En tiempos paralelos,
mis otros yo te buscan,
tardes enteras,
días infinitos,
horas eternas
y no se cansan en absoluto.
Búscame en esta canción,
que he creado solo
para nosotros,
este idioma que componen
tu nombre y el mío,
en la tenebrosa oscuridad,
en tu precioso corazón
y en tus ojos encantadores
yo te encontraré a ti.
Yo estaré aquí,
no es necesario que lo pidas,
esperando por ti,
deteniendo el tiempo solo para nosotros,
porque he descubierto un nuevo placer
en verte sonreír,
pero búscame...
En fotografías viejas,
en películas antiguas,
en libros desgastados,
en los rincones
de tus más dolorosos recuerdos.
Búscame en el hoy,
ese presente que circula,
baja y sube
en nuestras venas
donde nadas y nadas
por torrentes escabrosos
dentro de mí...
y , por favor,
no me olvides...
búscame,
aunque sepas que jamás me encontrarás.
Termina de hablar
y me cuesta volver al lugar donde me encuentro,
sentado en la silla de mi pupitre,
mirando fijamente al chico que se ha quedado callado
y me ha dejado inmerso en sus palabras
que revolotean alrededor de la sala
como mil mariposas
de los colores más hermosos
que haya visto alguna vez.
La profesora parece estar satisfecha,
porque se aleja dándonos la espalda
como una soberana dando
por terminado su acto.
Y no me interesa
ella o cualquiera.
Yo solo veo a Namjoon.
Y esto chicos,
es para que aprendan que...
Tampoco escucho gran cosa,
él es lo único que logra
llamar mi atención.
Desprotegido y abochornado,
así se ve Namjoon.
Y por alguna razón eso llama a las mariposas como un imán,
que empiezan a revolotear y revolotear a mi alrededor
haciéndome cosquillas
por todas partes.
¿Qué
significa
esto?
***
¡Namjoon!
Es lo primero que clamo al salir hacia la superficie,
mirando el cielo oscuro con sus inexistentes estrellas,
sintiendo mi garganta quemar por el agua
que ha entrado por mis fosas nasales en un descuido.
Me tiro el flequillo mojado hacia atrás
el cual estorba mi visión
y miro hacia todas partes,
sólo encontrándome con la nada misma
llena de lodo.
Y un todo sucio y viscoso.
Nado y nado
hacia la dirección en la que le he visto caer
y me zambullo para encontrar algo,
lo que sea que me lleve a él.
Había olvidado lo que era sentirse
lleno de miedo y desesperación
al ver a alguien cruzar ese límite tan delgado
entre la vida y la muerte.
Una dulce y tan mortal línea
que nos separan
a él y a mí.
Y estoy a punto de caer en ella
cuando veo algo,
o más bien alguien,
aparecer de la espesa oscuridad
justo frente a mí.
¡Ah, maldición, está helada!
Pego un grito al verle y tanto asustado como rabioso
impacto mi palma contra su mejilla.
¡Ah, eso dolió, Seokjin!
Me dice sobando su rostro,
totalmente inadvertido de que ha logrado
detener mi mundo en un momento
que parecía eterno.
¡Eres un estúpido,
un idiota!
La rabia se convierte en lágrimas camufladas por el agua
y me doy la vuelta nadando hacia la orilla,
alejándome todo lo que puedo de él,
quien se ha mantenido flotando
con sus ojos puestos en mi nuca.
Al llegar al limite de la tierra
me afirmo del césped
y tiro de mi cuerpo empapado
hasta caer de espaldas en la tierra.
Nunca había sentido el frío
molerme los huesos
ni unas ganas tan horrendas y pútridas de llorar.
***
No hay ninguna
estrella en el cielo
como en esos días
en que éramos felices
y no lo sabíamos.
***
Pasan unos minutos
cuando escucho a Namjoon caer desplomado a mi lado,
jadeando por el esfuerzo de salir
de esas aguas que nos apresaban.
¿Las estrellas creerán que brillan menos al ver las luces de la ciudad?
Si no tomas en cuenta la contaminación,
tal vez por eso
no hay ninguna
ahora mismo.
Me pregunta luego de un largo silencio
en el que me abrazo a mí mismo,
sentado en el pasto,
sin dejar de temblar.
No contesto,
ni tampoco planeo hacerlo,
¿Por qué me encuentro
totalmente empapado
por alguien que no es más
ni menos
en mi vida?
Un neutro que nunca me ha interesado,
¿Por qué salté?
Jin,
si quieres seguir llorando,
sólo tienes que hacerlo.
Me giro bruscamente
a mirar a este tipo que se haya mirando el cielo con tristeza,
una tristeza que nunca había visto antes en otros ojos.
Y es una tristeza tan parecida a la mía,
con una locura que se haya tan ahondo
en las lagunas dentro de mí,
que las granadas en mi cabeza
en mi pecho
y en mis ojos
terminan por estallar.
¡¿Cómo te se ocurre saltar desde esta altura?!,
¡¿Estás loco?!,
¡Podrías haber muerto como ese tipo
que se suicidó cuando teníamos once años,
estúpido imbécil!,
¡¿Qué harían tus padres si supieran lo que has hecho?!,
¡Eres un pésimo hijo!,
¡Eres un maldito bastardo!
Y claro, no sería él
sino me contradijera.
Desde aquel salto,
hasta creo que ya le conozco,
porque espera a que yo tome una bocanada de aire
para empezar a hablar.
Tú también saltaste tras de mí.
Sonríe.
Sonríe a pesar de que le he insultado
y le esté estrangulando imaginariamente
con mi mirada.
No importa qué pase,
tú siempre terminas salvando
a quien te necesite.
Y ya no sé porqué digo lo primero
que se me viene a la mente.
Tengo tanta rabia,
tanta tristeza,
tanta frustración...
No, claro que no...
Namjoon...
No he podido salvar a nadie,
mucho menos a mí mismo.
Respondo con amargura.
Ambos respiramos con fuerza,
como si no hubiera oxigeno suficiente
en el mundo para ambos.
Siempre te veo ayudando a las personas,
no importa qué estés haciendo...
una vez te vi cargando las maletas de una señora
que estoy seguro que no conocías,
recogiendo basura que no era tuya,
ayudando a un señor borracho para que tomara un taxi,
y en otra te vi guiando a un extranjero perdido.
Cuando éramos niños,
siempre ayudabas a los demás en sus tareas,
no importaba lo mal que se portaban contigo riéndose de como lucías,
con tus frenillos y tus lentes.
Siempre fuiste muy entrometido...
y fuerte.
Sé que son detalles,
pero creo que son cosas
que de verdad importan.
Me quedo mirándolo anonado,
sin creer que este chico me ha estado mirando
como ninguna otra persona en el mundo.
Eso no quiere decir nada...
Susurro,
y él es capaz de oírme
a pesar del ruido de la corriente.
¿Entonces por qué saltaste?
Miro el desolado lugar alrededor
y recién me doy cuenta de la aparición
de algunas luciérnagas iluminándonos.
No lo sé.
Eso es lo único que puedo decir,
aun cuando no sé si lo he pronunciado en voz alta.
No lo sé.
Vuelvo a decir.
Esa es la mejor respuesta
que puedo dar a todo lo que hago.
***
Namjoon, ¿Quieres ir con nosotros a la casa de SeokJin a jugar vídeo juegos?
Eso sí, tendrás que llevar dinero para que compremos pizza.
Es lo primero que escucho cuando vuelvo de la hora de colación,
dándole la espalda a Namjoon y a Mark
mientras abro mi mochila
para guardar mi cepillo de dientes.
Sé que dijeron mi nombre
y que necesito una mochila más grande,
porque ya no me caben tantos cuadernos.
Seguro, Mark.
Escucho que responde,
con ese tono de voz tan agradable,
y tan molesto para mis oídos.
Me doy la vuelta y,
cuando Mark está a punto de irse,
camino detrás de él mirando a Namjoon de reojo
y viendo como se acerca JaeHwan
con un cuaderno en la mano.
Namjoon, ¿Puedes decirme cómo se hacía esta ecuación?
Dice poniendo una silla al lado de su pupitre
y veo como el más alto sonríe agradable
desde que ya no lo molestan.
Mira, este ocho tienes que cambiar su signo a negativo y...
Dejo de escucharlo cuando agarro el brazo de Mark
y lo giro hacia mí,
alejándonos del chico de hoyuelos y bajando la voz
a tal modo de que los oídos curiosos
de mis otros compañeros
no me escuchen.
¿Por qué invitaste a Namjoon a mi casa?
Mark me mira extrañado,
porque sabe que soy demasiado sociable
para actuar de esa forma tan despectiva.
Yo soy uno de los pilares del entretenimiento
desde que me saqué los frenillos
y me puse lentes de contacto.
Vamos, SeokJin,
Namjoon es un chico genial,
además te he visto hablando con él antes.
Tiene unos vídeos juegos muy geniales,
como Battlefield.
Se ve entusiasmado,
contrario a mi expresión,
porque no me gusta para nada
y él sólo ignora mi desagrado.
No sé que me pasa,
pero tener a Namjoon cerca de mí
desde esa vez
tan lejana
me es incómodo,
como un foco de luz intenso
que da directamente a mis ojos.
Cuando éramos pequeños
decías que era un insoportable
cabezón sabelotodo.
Le recuerdo,
casi en un gruñido fastidioso.
Mark se cruza de brazos
y pone los ojos en blanco
como queriendo decir que yo era un exagerado,
pero no lo soy.
No me sentía así
en ese momento.
Pero hemos crecido, SeokJin,
antes a ti te molestaban por usar lentes y frenillos
y ahora mírate,
eres uno de los chicos más guapos de la escuela.
El chico más guapo de la escuela, de hecho.
Debemos aprovechar nuestro tiempo de vagos
antes de que empiecen los exámenes.
Me palmea el hombro
tratando de relajarme,
pero sólo consigo suspirar resignado
y ya menos molesto.
¿Por qué estaba tan molesto?
Como digas.
Pero no vuelvas a invitar a nadie
a mi casa sin mi permiso.
Le advierto,
señalando su cara de forma amenazadora.
Mark se ríe,
y actúa igual de encantador que cuando era niño
y decía que se portaba bien.
Sí, sí, como tú digas, príncipe.
A veces olvidaba todas las cosas malas
que hacían las personas que conozco a otras personas,
cosas que yo presenciaba,
pero que finalmente terminaba por ignorar
porque pensaba que era para mejor...
Todos cambiábamos,
yo lo había hecho y,
aunque no me diera cuenta
en ese entonces,
Namjoon también lo había hecho.
***
Vamos al auto,
vas a enfermarte si sigues todo mojado.
Vuelvo a la realidad,
donde Namjoon roza
mi espalda mojada con sus dedos
y ese es un aviso para mí,
haciendo que me pare a pesar de que el agua hace de mi ropa
y mi cuerpo
pesados como el plomo.
Me enfermaré y tú también... idiota.
Rezongo entre dientes,
sin preocuparme por causar una mala imagen,
demasiado cansado para ponerme
la máscara de amabilidad y estúpidas sonrisas.
Al menos,
no usadas con Namjoon.
Él es demasiado inteligente
y sé que puede ver a través de ellas.
Siempre pudo.
Por eso lo digo, Jin.
Suspiro y miro a nuestro alrededor,
donde las luciérnagas parpadean de vez en cuando
mientras me abrazo a mí mismo.
Namjoon camina entre el césped seco
a la altura de sus caderas,
a un costado del puente donde la maleza
y los árboles no nos dan paso,
a excepción de un muro
de dos metros y medio hasta el barandal.
¿Crees que puedas alcanzar si te alzo?
Pregunta Namjoon,
acariciándose el mentón
y debatiéndose así mismo
mientras me mira
y luego el muro.
Me acerco a él
temblando por el frío
y lo pego un empujón con mi hombro,
sin importarme el ser maleducado,
agarrándome a las hiedras
y apoyando mi pie entre las piedras del muro tratando de subir.
Al principio me cuesta,
y estoy a punto de resbalarme
sino fuera por unas manos que me alzan de la cintura
dándome estabilidad.
Te ayudo.
Dice Namjoon tras de mí,
con una voz casi cantarina
que me hace enojar aun más.
¡No me toques!
Grito tratando de zafarme de su agarre,
moviendo mis caderas de un lado a otro,
mientras gruño y trato de agarrarme
de la parte superior del muro.
Me faltan apenas unos centímetros,
si me estiro más...
¡Ah, déjame ayudarte o te vas a caer!
No sé si son las fuertes manos de Namjoon
a cada lado de mis caderas que me distraen
o la sensación de irritación que me provoca,
pero termino por volver a gritarle.
¡No me voy a caer!
Y contrario a lo que digo,
termino resbalándome,
casi terminando en el piso si no fuera por Namjoon,
quien me ha atrapado entre sus brazos
sintiendo su ancho pecho
chocar contra mi espalda.
Odio que sea
más alto que yo.
¿Qué decías?
Susurra en mi oído casi burlón.
Me estremezco,
pero no se nota por el frío que sigue calándome a través de la ropa.
Me separo bruscamente de él,
sin mirarle,
y vuelvo a intentarlo hasta que por fin logro escalar
y quedarme apoyado en el borde del barandal,
estirando la mano hacia Namjoon
quien me mira fijamente
con una pequeña sonrisa.
¿Vas a subir o no?
Pregunto apenas en un susurro,
mi rostro inexpresivo
como una máscara
hecha de cemento.
Namjoon agarra mi mano
sonriendo aún más,
casi como un niño emocionado.
¿Por qué pareces un héroe ahora mismo, hyung?
Eres como Jin man,
el increíble hombre
de hombros anchos.
Hago una mueca,
ni siquiera pienso mucho en lo que dice,
sólo me concentro en ayudarle
a subir con más facilidad.
Ah, cállate de una vez...
Cuando por fin Namjoon
logra estabilizarse,
suelto su mano
y ambos pasamos por encima del barandal a la vez,
entumecidos por el frío.
Nos quedamos mirando por un segundo,
luego de que yo recogiera mi chaqueta,
cuando Namjoon empieza
a sonreír con inocencia.
¡Quien llega último al auto se come los mocos!
Namjoon corre
y yo me quedo mirándolo enmudecido,
casi puedo visualizarme a mí mismo
como un cachorro empapado
y abandonado
mientras Namjoon corre
como un siberiano juguetón
sacando la lengua.
Arrastro los pies con desgana
siguiendo su rastro,
viendo como se detiene al lado de la puerta del auto
y da pequeños saltitos,
sobándose los brazos tratando de darse calor
y entrando con cuidado.
La ropa se nos pega al cuerpo
y de nuestras bocas y nariz
sale el humo por el contraste del frío
y el calor de nuestros cuerpos
evaporándose.
Entro al auto en el asiento del piloto,
dándome cuenta que Namjoon ha prendido la calefacción
y escarba buscando algo en su bolso.
¿Qué haces...?,
¡Achú!
Estornudo,
mirándolo con curiosidad
mientras me saco la camiseta
y la tiro a mis pies,
poniéndome la chaqueta encima sin ningún pudor.
Cuando empiezo a buscar las llaves en mis bolsillos
y algo que me ayude a secarme en el asiento de atrás,
veo como Namjoon me tiende una caja de pañuelos
y un vaso desechable con una sustancia caliente
y desconocida dentro.
Chocolate caliente y pañuelos,
perfectos para esta noche.
Me sonríe de una forma tan cálida
que me quedo mudo,
preguntándome qué es lo que planea.
Qué es lo que quiere de mí.
¿Por qué estás haciendo esto?
Susurro,
con un tic en la comisura de mis labios,
formando una sonrisa nerviosa
mientras recibo el chocolate caliente en mis manos insensibles por el frío.
Estoy desconcertado,
incluso el enojo se evaporó,
más aún al ver como Namjoon me ignora,
volviendo a escarbar en su bolso
y sacando una chaqueta,
para ponérsela después de sacarse la camiseta mojada.
Tiene un cuerpo igual de formado que el mío
y aunque sus hombros no son tan anchos,
me gana en bíceps.
¿Puedo quedarme a dormir en tu casa hoy?
Tómalo como un regalo de cumpleaños.
Dice sin ningún signo de vergüenza.
Yo arrugo el entrecejo,
incrédulo por la pregunta,
mientras Namjoon se sirve su propio vaso de chocolate
de un gran termo que no me había dado cuenta
que había puesto en el ,
al lado de la camiseta mojada.
Ya te di un regalo de cumpleaños.
Rebatí con obviedad,
relamiéndome los labios
cuando di un primer sorbo al chocolate caliente.
Estaba demasiado dulce para mi gusto,
pero me lo tomé de todas formas.
Tenía algo de Namjoon que no podía explicar,
¿Lo había preparado él?
No, no, Jisoo y tú
me dieron ese regalo de cumpleaños.
Yo quiero un regalo tuyo.
Rectifica,
sonriéndome como nadie
me había sonreído nunca.
No sabía como explicarlo,
pero esa sonrisa de alguna forma valía
el salto que había hecho.
Y no lo quería aceptar.
Te quedarás en mi casa sólo
si me dices porqué saltaste.
Lo digo sin pensar demasiado.
Namjoon no borra su sonrisa,
de hecho,
suelta una pequeña carcajada
y se recuesta en el asiento,
tomando un sorbo del vaso.
Sólo quería hacerlo.
Suspiré sin quitar la vista del manubrio,
sacando pañuelos de vez en cuando al estornudar
y bebiendo del chocolate caliente
hasta que ya no quedo más.
Namjoon se había acomodado en el asiento y,
aunque no decíamos nada,
él parecía saber perfectamente
lo que yo iba a hacer.
Me estiré encima de su cuerpo,
abriendo la puerta de su lado
mirándolo con dureza.
Lárgate.
Namjoon hace un puchero,
arrugando el entrecejo y
volviendo a cerrar la puerta.
¿Después de que te di mi preciado chocolate caliente?
Yo volví a suspirar sonoramente ante su dramatismo,
pasándome las manos por el cabello
y mirándole sin poder creerme
lo descarado que podía ser.
¿Me estás chantajeando
después de provocarme
un maldito infarto?
Y encima te atreves a mentirme.
Sabía que lo hacía.
Yo era un experto en las mentiras,
y Namjoon no lo era.
No te miento,
de verdad quería hacerlo.
Fue como un impulso.
Los impulsos nunca
tienen una gran razón de ser...
Tal vez no me mentía del todo,
pero tampoco decía la verdad.
Te equivocas,
los impulsos definitivamente
tienen una gran razón.
Por eso se convierten en impulsos,
porque son cosas que no puedes hacer
si lo piensas demasiado.
Se queda pensativo.
Y yo lo miro.
Sus ojos están algo rojos
al igual que su nariz.
Hmm...
te lo diré si me dices
el por qué estabas llorando.
Resoplo con frustración
e impaciencia,
casi queriendo golpear
mi cabeza contra el volante.
¿Tanto te importa?
Namjoon me sonríe.
No más del que te importe
la razón del porqué salté.
Siento un nudo en mi garganta,
aprieto los labios para callarme,
pero termino diciendo lo primero
que se me viene a la cabeza.
Lloré porque
me sentía vacío.
Y eso me asustó.
Pienso que me va a decir algo,
como que yo no soy así;
que debo ser positivo.
Que debo sonreír más.
Que debo recordar que la vida es maravillosa.
Que soy Park SeokJin
y que la tristeza
no existe para mí.
Pero no dice nada de eso,
simplemente me escucha y,
cuando se da cuenta que no diré nada más,
él toma la palabra.
Yo salté porque estaba en la lista de cosas
que tenía que hacer
en mi cumpleaños.
Me sonríe,
para luego inclinarse hacía mí
de forma insinuante,
susurrándome como si estuviera
contándome un secreto.
Lo siguiente,
es dormir en casa de un extraño.
Yo sonrío inesperadamente,
honestamente,
por primera vez en el día,
una sonrisa imperceptible
hasta para mí
mientras lo miro alzando una ceja.
No somos extraños.
Namjoon se encoge de hombros,
burlonamente al alejarse
y volver a achicarse en el asiento.
Tú mismo has dicho
que no éramos cercanos.
Ruedo los ojos,
no puedo creer que esté usando
mis propias palabras contra mí.
No es lo mismo, Namjoon.
El mencionado se cruza de brazos
y me mira como quien dice
<< yo tengo la razón >>.
¿Vas a seguir peleando conmigo en tu auto
o iremos a tu casa
antes de que nos de una neumonia?
Me está sacando de quicio.
Siempre logra sacarme de quicio,
con sus cambios tan fáciles de expresión,
sus sonrisas burlonas,
su forma tan altanera de ser
y sus comentarios lógicos.
Es incluso más irritante que yo.
Ah, ¿Por qué siendo tan inteligente
te comportas como un tonto?
Musito dándole una mirada enfurruñada.
Namjoon vuelve sonreír irónicamente
mientras se pone el bolso en el regazo
y guarda la camiseta mojada en una bolsa.
No somos lo que vemos, Park SeokJin.
Pensé que lo sabías.
Es casi como una indirecta,
así lo siento.
¿Qué quieres decir?
Como respuesta,
Namjoon estornuda por segunda vez.
Es tierno,
tanto que termino por recordar
cuando éramos pequeños.
¿Cómo puede ser tierno
siendo tan grande
y tan torpemente varonil?
¿Podemos irnos ya?
Creo que se me congeló un pulmón o algo.
Se queja.
Niego con la cabeza,
tratando de sacarme los pensamientos
de querer abrazarlo,
así que prendo el motor y conduzco atravesando el puente
hacia la noche
en una calle desierta.
Pues te aguantas,
quién mierda te manda a
tener estos impulsos.
Rezongo,
sonando casi como mi madre.
Me muerdo la lengua
y tengo ganas de golpearme a mí mismo.
Porque en el fondo,
saltar había sido divertido.
Saltar de aquel puente en el que jugábamos
cuando éramos pequeños
siempre había sido un deseo reprimido
del que sólo me percaté cuando pasamos por encima
y nos alejamos cada vez más.
Pero eso Namjoon
no iba a saberlo.
¿Te has puesto a pensar
cuánto tiempo les tomo a los trabajadores
hacer estos puentes?
Pregunta de repente,
sin ningún aviso,
sacándome de mis pensamientos.
¿Te has puesto a pensar
en callarte?
Digo con impulso.
Hasta yo mismo me sorprendo.
Namjoon se ríe como si yo
hubiera dicho un buen chiste.
Es por esto que no somos cercanos,
Park SeokJin.
Gruño con irritación.
Me odio y odio a Namjoon
por sacar este lado de mí.
Deja de decirme Park SeokJin,
soy tu hyung.
Miro de reojo como Namjoon
vuelve a sonreír sarcástico.
No sé,
como dijiste que no éramos cercanos.
Quiero que se calle,
pero sólo termino callándome
para no estallar en gritos y más gritos.
Tan sólo dime Jin hyung, ¿Bien?
Namjoon asiente,
esta vez viéndome
realmente satisfecho.
Tú deberías decirme Nam.
Yo muerdo mi labio inferior,
el frío no se ha ido
y la noche es tan oscura
como en el fondo del mar.
Sólo porque es tu cumpleaños...
***
¿Por qué papá se fue, Hyung?
Me pregunta Jimin,
tan pequeño a mi lado
como el niño de nueve años que es,
que no dudo en abrazarlo
mientras él esconde su rostro
en mi cuello.
Estamos en una esquina de la sala,
viendo como todas las personas
vestidas de negro
le dejan flores a ese ataúd cerrado.
No lo sé, Jiminnie.
Mamá dice que estaba muy cansado,
y estaba enfermo...
Jimin alza la vista,
con los ojos rojos por el llanto.
¿Estaba enfermo?
Yo... no lo sabía.
Apenas le sonrío,
tratando de mantenerme fuerte.
Tenía que ser fuerte,
pero sentía como el alma se me iba a los pies
cuando pensaba en lo que
había hecho mi padre
y la forma en la
que lo vi
por última vez.
Yo tampoco.
Papá no quería preocuparnos,
porque nos amaba.
Mi hermano menor vuelve a romper en llanto,
aferrándose a mí
como la única ancla que tiene.
Q-quiero que papá regrese...
¿Por qué...
nos tuvo...
que dejar?
Me falta el aire,
me falta la vida,
me falta esperanzas
y me falta todo lo que alguna vez amé.
Cierro los ojos,
incapaz de llorar,
porque por más que trato de asimilarlo,
no puedo.
No puedo.
Está mejor, ¿Sabes?
Ahora ya no está enfermo,
dónde sea que esté...
él está bien.
Su llanto se hace más fuerte,
cada vez más fuerte...
tanto como los latidos de mi corazón
se hacen más débiles
hasta ya no existir.
Repito y repito cosas que no creo,
tan falso como mi sonrisa.
Tan falso como
todo lo que soy.
Tranquilo,
estaremos bien...
estaremos bien...
***
¿Jin?, ¿Pasa algo?
Pestañeo,
viendo como el semáforo está en verde.
Arranco el auto y
siento como Namjoon
no me quita la vista de encima.
Ya vamos a llegar
Durante el camino,
he vuelto a tener las energías
necesarias para sonreír.
No sé de dónde saco las fuerzas para hacerlo,
pero la cara de Namjoon se desfigura
cada vez más como queriendo decir
<< ¿Quién demonios eres tú? >>.
No te pregunté eso.
Reclama con cierto tono de voz molesto,
mientras yo lo ignoro
y llegamos frente a mi departamento,
dejando el auto en el estacionamiento.
Me trago mis suspiros
como piedras en la garganta
y tomando la camiseta húmeda a mis pies,
me saco el cinturón de seguridad.
Realmente no pasa nada, Namjoo-
Nam.
Le digo al salir del auto y poniendo el seguro
cuando él se baja y me sigue dentro.
Subimos las escaleras hasta mi piso,
abro la puerta
y me saco los zapatos en la entrada,
viendo de reojo como Namjoon
hace lo mismo.
Tengo el pantalón y calcetines tan empapados
que termino por sacármelos,
mirando a Namjoon
para que lo haga también,
pero sólo se me queda viendo
con una expresión inescrutable.
No quiero mojar el pasillo.
Sacátelos.
Le digo,
esperando a que lo haga
y cuando lo hace,
recibo sus pantalones empapados
y sus calcetines de Ryan.
Tiene las orejas rojas al igual que yo,
y cuando voy a cruzar el pasillo
para dejar la ropa en el lavadero,
Jun lo cruza en calzoncillos.
Se queda quieto,
mirándonos fijamente
y alzando una ceja
con curiosidad.
No preguntaré,
pero por favor
no hagan ruido.
Y desaparece por la cocina.
Suspiro,
dejando la ropa en la lavadora,
volviendo a caminar hacia mi habitación
seguido de Namjoon,
quien ha adelantado el paso
hasta casi pegarse a mí espalda
cuando entramos.
¿Vives con otras personas?
Me pregunta curioso al ver toda mi habitación,
y yo lo miro ya sin importarme
que sólo esté en calzoncillos
medio desnudo.
Hay cierta parte de su cuerpo
que no puedo dejar de mirar,
que me atrae como las esculturas humanas
en una exposición de arte corporal.
Con tres chicos más,
el que acabas de ver se llama Jun.
Me siento extraño,
siento la garganta seca
y el calor recorriendo mi rostro.
Sin pensar demasiado en ello
y creyendo firmemente que voy a resfriarme,
me dirijo hacia mi mueble
para sacar algunas prendas,
para mí y para el chico
que no deja de mirar
el collages de fotos en mi mural.
¡Aquí salgo yo!
Exclama emocionado,
señalando esa foto donde salimos sonrientes
por terminar el penúltimo año.
Recuerdo lo que pasó ese tiempo,
con el estómago retorcido,
pero no digo nada.
Namjoon ya lo ha dicho por mí.
Y aquí sale tu padre...
Lo dice casi en susurro,
uno que termino por ignorar.
Me acerco a él,
tendiéndole la ropa
que creo que le quedará bien.
El baño está en el pasillo a la izquierda,
justo al lado de la cocina.
Namjoon me sonríe agradecido y asiente,
tomando las prendas y saliendo
de la habitación.
Todo es silencio
cuando
él se va.
***
¿Namjoon no irá a la graduación?
Aquel comentario llama mi atención.
Alzo la vista hacia JaewHan,
quien se encuentra comiendo
delante de mí.
Los fideos con crema eran deliciosos,
pero no tenían toda mi atención.
¿No te has enterado?
Dice Lehyun,
sentada al costado de nosotros.
Namjoon se fue de la escuela.
Dicen que se mudo a Estados Unidos.
Responde,
haciendo que todos nos quedemos callados,
perplejos,
porque jamás
habíamos escuchado algo sobre eso.
Namjoon no había dicho nada,
ni siquiera a Jackson,
quien a mi lado no pudo
evitar soltar un escandaloso
<< ¿Qué? >>
que nos describió a todos.
Namjoon se había ido
hace dos semanas,
y no había resultado extraño
porque siempre solía faltar de vez en cuando,
pero ahora...
Por alguna razón,
me sentí decepcionado.
Y
profundamente
triste.
***
[...] Lo siento, Jinnie...
Recuerda que te amo demasiado.
Los amo demasiado.
Por eso me voy,
porque sé que están mejor sin mí.
Sé que es cobarde que les deje este mensaje en la grabadora,
pero...
no podía irme
sin despedirme.
No lo entenderás ahora,
pero es mucho mejor así...
esto me está matando lentamente
y no puedo detenerlo.
No sé qué hacer.
Lo siento.
Lo siento.
Lo sien...
***
3:45 am.
Despierto a causa de unas manos
tocando mi rostro,
con gotas de sudor
recorriendo mis sienes y
palpitante por la sangre que fluje
acelerada en mis venas.
Estás bien,
ha sido una pesadilla.
Tranquilo, Jin.
Ya pasó,
ya pasó...
Pestañeo,
sintiendo como las lágrimas
inundan mis ojos y me alejo de Namjoon
temblando de pies a cabeza,
chocando con la cabecera de la cama.
El corazón me late tan fuerte
que es lo único que escucho,
recordando el porqué Namjoon está sentado
frente a mí en mi cama,
sólo siendo iluminado por la lámpara
en la mesa de noche.
Recuerdo que me puse mi pijama,
que había empezado a sentir calor,
que no dejaba de estornudar,
que me tomé un té con limón
junto con una pastilla para el resfrío
y que me fui a dormir luego de poner sábanas
en el sillón de la sala.
¿Qué...
haces
...aquí?
Susurro,
secándome las lágrimas escurridizas
y mordiéndome el labio
tan fuerte que me hago daño.
Pase por aquí
porque quería tomar un vaso de agua...
y vi que estabas teniendo una pesadilla,
no dejabas de moverte,
de quejarte entre dientes.
Estabas llamando a tu papá.
Confiesa,
mirándome con ternura.
El silencio que se instaura me hace llorar,
desgarrando las capas de hielo en mi corazón
que se deshojan como una flor marchita.
Lloro y lloro,
de rabia,
de tristeza,
de aguda melancolía,
porque justo ahora,
en este momento,
justo este día...
había decidido tener ese sueño otra vez.
Había decidido recordar.
¿P-por qué?
Pregunto en voz alta,
no sé a quién,
ya ni siquiera sé dónde estoy.
Escondo el rostro entre mis manos
y lloro,
aún más al sentir como unos brazos
me rodean y me mecen
contra su cuerpo.
Tengo frío,
sintiendo el roce de filosas agujas
bajo mi piel,
mareándome a la deriva,
no existe suelo,
no existe ancla
que me sostenga.
Tal vez sólo él,
abrazándome y acariciando mi cabello
sin ninguna pregunta,
sin esperar nada,
sin hacer nada más
que estar ahí.
A mi lado.
El fuego me quema
como si fuera hielo,
los huesos me duelen,
el tiempo no existe,
hay un aroma dulce a chocolate
en mi nariz,
y una voz grave en mi oído
que dice algo que
ya no puedo oír.
***
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top