Bienvenido, Ranma.

Cuando Akane llegó al Dojo, se topó con una «pequeña» sorpresa. Su cuerpo se puso rígido cuando oyó el bullicio proveniente de la sala reconociendo entre todos la voz del tío Genma que había ido a recoger a su hijo. Con seguridad, Ranma había llegado.

Aspiró hondo, dándose valor para ingresar a la estancia, al menos debía darle la bienvenida. Con ánimo renovado intentó crear expectativas sobre él, intento generar el cosquilleo electrizante que sentía cuando lo tenía de frente. Intentó no parecer distante.

Alargó los pasos hasta llegar a la sala donde estaban reunidas varias personas preguntándole todos los tópicos que recibiría alguien cuya presencia se extrañó por años. Sonrió suavemente dejándose ver en el siguiente paso— ¿Qué sucede? ¿Por qué se oyen tan animados? —cuestionó revelándose tras la pared. El conjunto de personas la enfocó mientras los mayores duplicaban el tamaño de sus sonrisas.

—¡Akane! Llegas en un gran momento —Soun no tardó en ir hacia ella para impulsarla con el grupo—. Mira nada más quien acaba de llegar.

Como si se abriera la puerta de algún lugar, las personas flanqueando a Ranma se hicieron de lado. Dejando ver al hombre en el que se había convertido, con hombros anchos y rectos, de mentón marcado y cejas pobladas enmarcando sus bellos ojos azules.

Entonces, al contemplarlo, su corazón no sintió nada. No se aceleró, no se formó un nudo placentero en el estómago, nada cambió dentro de ella. Provocándole terror.

En un intento de no parecer tan fría, corrió abrazando su torso—. ¡Bienvenido Ranma!

Las risitas de los otros tres presentes resonaron a su alrededor, la tierna estampa de los prometidos resultó motivante. Parecía que al fin los días de reniego terminaron entre el futuro matrimonio Saotome-Tendo. Al menos hasta que Ranma decidió terminar el contacto—. Hola Akane, es bueno verte también —entonó usando ambas manos para empujarla sin haber regresado el gesto siquiera. Le tembló ligeramente la voz atribuyéndolo a sus nervios, pero no importaba la perspectiva. Su rechazo había sido desesperanzador.

La chica sonrió incómoda, tratando de mantener su orgullo a raya para no iniciar una discusión. Se separó de él preguntándose si había sobre reaccionado. Después de todo él no era de contactos físicos, ni de palabras. Ni de nada. Ranma Saotome no estaba hecho para el romance, eso lo sabía de sobra.

—Bueno, ya que has llegado creo que es un gran momento para almorzar —Nodoka intentó mediar la situación, contemplando el sombrío semblante de Soun. No podía creer que su hijo hubiera reaccionado tan cortante con su futura esposa. Se decidió a reprenderlo más tarde por ese comportamiento tan esquivo—. Debes estar cansado ¿Verdad? Anda a deshacer la maleta mientras me encargo de la comida.

—Claro mamá. Ah... Voy a desempacar. Con permiso.

Igual a un fugitivo, escapó sujetando la valija escaleras arriba. Había reaccionado de forma instintiva a ese abrazo porque le resultaba muy difícil  respirar cerca de Akane. El sentimiento que experimentaba en la adolescencia no era equiparable a esta nueva gama de emociones mucho más intensas. Pero así como crecieron las sensaciones desbordantes, también lo hizo el miedo. Aunque no se entendía. Estaban a punto de casarse por lo que era normal demostrarse afecto ¿No?

Quizá los estragos de cuantiosos golpes por parte las cuatro  prometidas o pretendientes metidos  en discusiones seguían muy presentes, todas las ocasiones donde fisgoneaban sus momentos íntimos lo convirtieron el alguien extremadamente tímido, temeroso de que les interrumpieran. Sin embargo eso no impidió que su corazón se pusiera a trabajar de forma veloz en cuanto la vio. Sentir como lo abrazaba provocó una reacción en cadena dejándolo de piedra, demasiado feliz para reaccionar. No había querido alejarla realmente, por el contrario tenía muchas ganas de envolverla con fuerza y decirle que la había extrañado como un loco. Pero con tantos presentes...

Suspiró.

Quería demostrar cuanto la amaba, no obstante carecía de valor para ser más demostrativo. Quizá con el matrimonio finalmente se sintiera seguro con ella. Finalmente sentiría que estaba en todo su derecho a abrazarla y besarla. Se sonrojó ante el pensamiento dibujandose una sonrisa tonta en la cara, llena de añoranza. Desafortunadamente mientras él intentaba reunir valor para dar el siguiente paso, mientras creaba expectativas sobre su matrimonio, ella había perdido el interés por completo.

Nodoka le pidió una mano a la de ojos almendra para terminar de colocar la mesa y acomodar las guarniciones, estando solas en la cocina, se apresuró a justificar el comportamiento de su hijo—. Perdona a Ranma. Debe estar muy nervioso también. Además parecía algo cansado del viaje, después de que pase una noche de sueño renovador verás cómo no dejará de abrazarte.

La menor sonrió hacia la madre de su prometido, sin embargo le importaba poco o nada si él decidía no abrazarla, dedicarle mimos o todas las cursilerias de un noviazgo soñador. Dejó de esperarlo desde hacía bastante—. No te preocupes tía, lo entiendo perfectamente. Ya sabemos cómo es él.

Nodoka se sintió aliviada por la empatía que mostraba Akane, volvió a renovar la sonrisa de sus labios, diciendo—. Por cierto, ya he reservado el miércoles con la modista para terminar de arreglar los vestidos  que usarás para la sesión de fotos prematrimonial. Estoy segura de que te verás hermosa.

La chica trató de lucir tímida o algo por el estilo. Fue difícil al no recordar cuál era su comportamiento alrededor de este tema cuando todavía estaba enamorada de Ranma—. Estoy segura que sí. —No teniendo otro comentario, salió de ahí entreteniendose con los tazones y palillos del almuerzo.

Algunos minutos más tarde el conjunto se reunió alrededor de la mesa para degustar su comida. Ciertamente parecían pocas personas en comparación a lo que solía ser. Pues Kasumi habiéndose casado con Tofu se mudó del Dojo, Nabiki trabajando en el extranjero rara vez regresaba al país en todo el año, el maestro Happosai había partido hacía un par de años con alguno de sus amigos para un supuesto entrenamiento y las visitas ya no eran tan constantes como antaño.

Aún así, los menores de la casa se vieron obligados a sentarse en sus antiguos puestos, uno a lado del otro. Ranma no dejaba de robar miradas a su prometida que degustaba su arroz con semblante indolente, de alguna manera percibió la distancia creándose entre ellos, inquietando sus latidos. Hizo acopio de todo su valor para tomar una de las verduras empanizadas y colocarla suavemente sobre el tazón de ella—. Están deliciosas —señaló el bocadillo tímidamente.

Akane parpadeó con sorpresa. Sintiendo que aquel gesto no iba con él en absoluto, nuevamente desdibujado los recuerdos que se disparaban con cada situación—. Gracias —apreció.

Soun finalmente sonrió ante la intimidad de ellos—. Dime Ranma ¿Cómo van tus evaluaciones?

Ranma dejó de mirar a su prometida concentrándose en su suegro a cambio—. Están terminadas, mi proyecto de investigación fue aprobado y solamente iré una semana extra para finalizar los trámites.

—¿En serio? Eso es grandioso. Me alegra saber que todos tus pendientes están casi terminados —observó el patriarca Tendo— ¿Y tú Akane, ya has arreglado el papeleo? —La aludida no prestaba atención al resto, se dedicó puramente a engullir el arroz con la mirada baja, perdiéndose la pregunta— ¿Akane? —Nada.

Su prometido procedió a tocarle el hombro delicadamente. Saliendo del trance ella levantó la cara—. Ah, si. Está delicioso —habló repentinamente.

Genma soltó una carcajada—. Akane, debes estar muy nerviosa por la boda.

—Si, un poco —admitió nerviosa. Por supuesto lo estaba, pero no por los motivos que imaginaban estas personas—. Estaba pensando sobre todo lo que tengo que terminar en Meguro, es todo.

—Estaba exactamente preguntándote por tus papeles ¿Terminaste todo en la Universidad?

—Me falta un poco, tengo pendientes que no podré arreglar de inmediato. Así que quizá venga solo con uno o dos días de antelación a... La fecha.

—Eso no es bueno hija, deberías regresar antes para supervisar que todo esté como te guste —se preocupó su padre.

—Vamos Soun. Déjame encargarme de eso a mí. Akane será mi hija en ley pronto, pero la considero de mi familia desde hace mucho. Si tiene que terminar sus pendientes no podemos evitarlo. Después de todo va a dedicarse a su hogar cuando se case. Mejor aún si pronto tenemos noticias de un heredero.

Ante esas palabras, ella apretó el agarre en los palillos. Odiando cada palabra sin remedio.

El día transcurrió sin muchas interacciones con Ranma, él decidió arrinconarse en la alcoba que antes ocupaba con sus padres alegando terminar de deshacer su maleta mientras ella simplemente eligió no salir sin explicaciones. Volvió a revisar el teléfono que mantenía su notificación de «mensaje nuevo» en el chat principal y se rindió a abrirlo.

2 mensajes sin leer.

M: Mi amor
M: ¿Tomamos un café?

Continuará...

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