Capítulo 30

NATASHA.

Llegando a la planta baja, me sorprendió ver la mesa de unos cinco metros de largo repleto de botellas de alcohol, Yura y Alexei, sus perros, Luka y Charlie no estaban usando vasos, se empinaban las botellas y tragaban como si fuera agua. Soy rusa y no sé beber así, soy una vergüenza para mi patria.

Antes de que las cosas se descontrolaran y nos ahogáramos en alcohol, fui a hacer las debidas presentaciones, el Zar no conoce a las dos personas de confianza en esta familia y es mi deber cómo puente hacer que se conozcan.

— ¡Mocosa! — Charlie fue la primera en verme, envolviéndome en un apretado abrazo, ella es la esposa de Luka, el segundo de Alexei—. Creí que te había tragado la tierra, que bueno que estés de regreso en casa.

— No tienes idea de cuanto me hizo buscarte Alexei — Mencionó Luka, relevando en los abrazos—. Hizo una rabieta, sabes cómo se pone con sus rabietas, no le habló a nadie en dos semanas, tuvo un humor de perros.

Carcajee.

— Lo imagino. Lamento haber dado tantos problemas, pero ya está todo solucionado en mi vida, estoy bien — Alejándome un poco—. Quiero presentarles a quien me salvó, el Boss de la mafia internacional, jefe de la mafia italiana, y mi novio.

Narré orgullosa, señalando a Caesar tras de mí con una sonrisa.

A medida que avanzo en mi explicación, Luka y Charlie pierden más color en el rostro, asustándose, es más, Luka se paró frente a su mujer, cómo si quisiera protegerla de mi hombre, observándolo cómo si fuese una amenaza, estirando su mano al arma que oculta bajo la ropa, listo para atacar en caso que Caesar hiciera algún movimiento sospechoso.

¿Demasiada información? Pero si Caesar es inofensivo.

...Hasta que le tocan las pelotas.

— A la mierda, chiquilla. Cuando Yura te dijo que pescaras peces gordos, no creí que escalaras tan arriba ¿Sabes quién es tu novio?

Dijo Luka.

— Acabo de decir quién es — Mirándolo como si fuera estúpido—. Es una historia muy romántica la nuestra —Mencioné—. Estaba desnuda por las calles de Roma — Dramatizando, usando las manos, extendiéndolas frente a mí—. La lluvia caía sobre mí cuerpo, me estaba congelando y no llevaba calzado, una sabana blanca inservible era mi única amiga...

— Eso no suena romántico, suena... traumático ¿Estás bien?

Me interrumpió Luka.

— Cállate y escucha que es muy interesante — Regañándolo—. Entonces choqué con un pecho macizo y terminé sentada en el barro...

— Y me enamoré de ti, fin.

Dijo Caesar, cubriendo mi boca para que no diera los detalles escabrosos.

— Caesar Marchetti, un gusto.

Extendiendo la mano libre a cada uno para saludar, por fortuna, Charlie empujó a su marido y regresó el saludo, Luka lo hizo después.

Tan romántico el italiano.

— He escuchado muchas historias de usted, Boss.

Dijo Luka.

— Y probablemente todas sean ciertas — Mencionó mi hombre, quitando su mano de mi boca cuando la chupé, limpiándose en la ropa, mirándome con los ojos entrecerrados—. Pero esta es la familia de mi mujer, así que no pienso armar ningún escándalo, por favor ignoren mi cargo y disfrutemos la noche.

Tomó una botella y chocó la de Luka.

Así que va a beber a lo ruso hoy, yo también quiero hacerlo.

— Pues a su salud entonces, hoy hay muchas cosas que celebrar.

Relajando su expresión, supongo que ahora respira aliviado al saber que nadie morirá hoy.

— ¡Mocosa! Toma una botella, te vamos a enseñar a beber.

Dijo Logan, abrazándome por el cuello, tan bruto como siempre, mientras que Landon apoya la botella de vodka en mi mano, empujándola hacia mi boca obligándome a beber unos cuatro tragos largos y parte del líquido se me salió por la nariz, algo que nos sacó carcajadas a los tres, mientras me limpio con el brazo.

— Van a desarmar a mi mujer, está herida.

Les recordó Caesar con calma.

— El vodka todo lo cura, deja que nosotros le enseñemos Boss, no seas aburrido, mañana estará como nueva.

Respondió Landon cómo suele hacerlo con todo el mundo, sin una pizca de respeto.

Me asusta un poco la forma en la que le hablan a Caesar, este sujeto no fue dotado con mucha paciencia, pero parece estar tomándose muy bien las cosas.

— Ok, sólo entréguenmela en una pieza — Respondió sin más—. Llévensela.

Logan tomó muy en serio lo de "Llévensela" terminó cargándome sobre su hombro, corriendo por el salón entre carcajadas con su hermano el zopenco pisándole los talones hacia el equipo de música, me bajó al piso y encendió el reproductor, volándoseme los pelos por lo fuerte que está sonando.

Ya veo por qué los cuartos deben ser insonorizados, aquí no existe la palabra moderación para la música, el sexo, las armas... o el alcohol.

— Bebe, bebe. Que la fiesta no comienza hasta que te acabas una botella.

Me animaron los gemelos.

Terminé encogiéndome de hombros y empinármela hasta beber casi la mitad, mi meta en esta visita es intentar igualar la capacidad de beber de los rusos, soy rusa después de todo, tengo que interiorizarme en mis raíces.

— ¡Cambio de trago!

Celebró Landon.

Intercambié botella con los gemelos, las chocamos para brindar y volvimos a empinárnoslas mientras miro de reojo al castañito observar a los matones de Caesar llegar, si estarán en la fiesta... ¿Será ese un problema?

— Esperen, tengo algo importante que hablar, denme cinco minutos.

Ambos asintieron, dejándome escapar probablemente sólo cinco minutos antes de ir a buscarme, por lo que aprovecharía bien mi tiempo, yendo hacia Santino, tomándolo de la mano para arrastrarlo al exterior, tengo cosas que preguntarle.

— ¿Qué sucedió? ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?

Sosteniéndome por los hombros, analizándome de pies a cabeza con la preocupación tiñéndole las facciones.

— Estoy bien, pero tengo dudas importantes.

— No, si te tragas el semen de Caesar no quedarás embarazada, no es así cómo funciona preñar mujeres, el estómago y el útero son cosas diferentes, tesoro, si quieres te doy una clase de sexualidad.

Hablándome cómo si yo fuera una niña y no supiera nada de cómo se hacen los bebés.

— Ay no es eso, tonto — Rodando los ojos—. Es otra cosa.

Sonrojándome de vergüenza, este castañito de verdad debe creer que soy tonta ¿Qué clase de impresión doy?

— Ah, bien, dime entonces.

Dando un paso atrás, relajándose.

— Una cosa chiquitita — Empinándome la botella otra vez—. ¿Importa si los perros saben algo de lo que tengo con Caesar? Están aquí, nos emborracharemos, yo me conozco y me pondré cariñosa... entonces...

Dejando las palabras al viento, yo sé cómo me pongo con un poco de alcohol en las venas, querré encaramarme sobre mi hombre en todas las oportunidades que tenga.

— No, ellos ya lo saben después de todo, son nuestros amigos, no nos delatamos entre nosotros, tú eres parte del equipo, Muñeca, tú sólo procura esconderlo de las mucamas, son unas chismosas.

Respondió relajado, encogiéndose de hombros mientras guarda las manos en los bolsillos de sus jeans, hace frío.

— Ah ok, entonces más me vale ocultarme bien de Carina porque me tiene entre ceja y ceja, me sorprendió durmiendo con Caesar el otro día.

Respondí en susurros, cómo si pudiera escucharme alguien que podría delatarme, aquí estoy más que segura, puedo hacer lo que quiera.

— Oh, por ella no te preocupes, tuvo un desafortunado accidente, su auto tenía un explosivo y no logró salir a tiempo, lastima. Supongo que son las consecuencias de trabajar para un mafioso, te ganas enemigos de gratis.

contestó fingiendo lastima, llevando la mano a su pecho con dramatismo mientras la sonrisa maliciosa le ilumina el rostro.

— ¿Qué hiciste?

Sonriendo como él.

— Bueno... Caesar ordenó que nos deshiciéramos de ella porque te estaba complicando la vida, así que, dama de la mafia, salud por usted.

Levantando su botella, chocándola con la mía.

— Salud por los buenos amigos.

Respondí bebiendo tres largos sorbos, sonriendo a mi amigo.

Regresamos dentro dónde la música está a tope, los perros de Alexei se mezclan con los de Caesar, mi hombre se ríe a carcajadas con Alexei y Luka, compartiendo botellas, comiendo de lo que había, parece divertirse mucho, me gusta verlo así, relajado, incluso parece más joven.

— ¡Ven aquí, mocosa! Enseñémosle a estos aburridos como celebra una mujer.

Gritó Yura, arrastrando a Charlie con nosotras.

Cambiamos la música, nos quitamos los zapatos y como en los viejos tiempos, bailamos sobre la mesa, Caesar tuvo el ademán de venir hacia acá, frunciendo el ceño por hacer un espectáculo con los perros mirando, pero Luka le cortó el paso, lo abrazó por los hombros y lo distrajo para que no me arrastrara con él, Alexei también ayudó a mantenerlo con ellos hasta que se olvidó de mis bailecitos, esta vez, un poco más subiditos de tono.

Yura dice que jamás debemos ocultar nuestros atributos físicos y que, si los lucimos, mejor, porque nunca se sabe cuándo será la última vez que sientas tu cuerpo completo, muchas cosas pueden pasar en esta vida en un abrir y cerrar de ojos. Terminé adoptando su ideología, menos es más.

Y entre baile y baile, una botella se convirtió en dos, y cuando llegó la tercera, todo era divertido, nos reímos a carcajadas bailando entre los perros, riendo al ver que se alejan solitos, sabiendo que, si los jefes los atrapaban a menos de medio metro de nosotras, están muertos, aunque eso no impidió que hiciéramos un brindis con todo aquel que se nos cruzara.

— Ok, vamos a jugar a algo, juguemos a algo — Propuso Charlie arrastrando las palabras— Yo nunca nunca, así seguimos bebiendo, pero razones lógicas.

Tomando asiento en el piso con la botella entre las manos.

Me dejé caer de culo al piso junto a ella dando un sorbo a mi botella, mirando la etiqueta, esta vez, tengo un whisky que no sé a quién o cuando le intercambié, la ultima vez que pestañee tenía tequila.

Que cosas más extrañas pasan en las fiestas rusas.

— Yo comienzo — Dijo Yura—. Yo nunca nunca he quebrado una cama teniendo sexo.

La miré mal, llevando la botella a mi boca, lo divertido de esto es que ellas también bebieron, supongo que no soy la única que tiene una bestia por pareja, eso, o las camas están muy mal hechas, me gusta inclinarme por la segunda opción.

— Mi turno — Dijo Charlie—. Yo nunca nunca me he acostado con un mafioso.

Yura le mostró el dedo medio, empinándose la botella de todas maneras.

— ¿Realmente quieren quedar botadas en el piso?

Bebiendo cómo ellas, no hay cómo salvarse de esto.

— Todo es beber aquí, todo es beber. Y se termina cuando el alcohol te deja inconsciente, no antes, corazón. Deja que tu mami te enseñe cómo se hacen las cosas aquí.

Dijo Yura, acariciándome el cabello con más fuerza de la necesaria, ya está ebria.

— Mi turno — Dije carcajeando. Esta mujer está loca, pero me encanta pasar tiempo con ella—. Yo nunca nunca he follado sabiendo que hay gente que puede escucharme.

Ambas me mostraron el dedo medio, levantando la botella. Sí, esto no saldrá bien para ninguna. Cada una sigue mencionando acciones que claramente hemos hecho, la idea es acabarse la botella, se están tomando muy en serio lo de quedar inconscientes.

En cierto punto, todo el mundo estuvo ebrio hasta el culo, los perros se habían dormido en el piso, incapaces de subir a sus cuartos, Caesar está sentado en el sofá conmigo encima, ni siquiera sé cómo llegué aquí, Alexei tiene a Yura en la misma posición, ambos retándose para ver quien bebía más, señalándose con la botella, tragando y tragando liquido marrón que les pasa como agua, sujetándonos con un solo brazo para no botarnos en medio de su estúpida guerra para ver quien bebe más alcohol.

¿Las consecuencias?

Terminaron tan ebrios que se durmieron en el sofá, más bien, quedaron inconscientes, yo le dije a Caesar que no iba a dejarlo sólo, así que, acurrucándome sobre él, me terminé la botella y caí rendida.

Estoy segura que tengo más alcohol corriendo por mis venas que sangre, pero por suerte estoy aprendiendo cómo es ser una verdadera rusa.

***

A la mañana siguiente, el sonido de las botellas al chocar me despertó, las mucamas están recogiendo nuestro desastre, pasando sobre los hombres de ambos lideres, aún inconscientes por las absurdas cantidades de alcohol que ingirieron anoche.

A mi derecha, vi a Alexei levantarse del sofá, recostando a Yura en este, cubriéndola con la manta que la mucama le acercó, entregándome otra a mí, alisando su ropa, moviendo la cabeza hacia los lados para espabilar.

— ¿Dónde vas?

Pregunté, frotándome un ojo, viendo de reojo a Caesar aún muerto.

— Iré a ver a tu madre — Respondió neutral—. Tengo un negocio pendiente con ella.

Salté del regazo de Caesar, asustada por lo que eso pueda significar.

Gran error el moverme tan rápido, sigo ebria, el piso se retuerce a mis pies y la habitación gira sin darme tregua, por suerte Alexei está aquí para sujetarme y evitar que terminara en el piso.

— No vas a matar a nadie ¿Cierto?

Pregunté en cuanto me compuse, sujetándome de él.

— No, sólo voy a hacer que firme la adopción voluntaria, puede que sí la amenace un poquito — Guiñándome un ojo, sentándome junto a Yura, cubriéndome con la manta que solté antes—. Vas a ser una Petrova, se me quitó la oportunidad de hacerlo hace años, pero ahora nadie me quitará ese derecho, ni a ti, pequeña —Besando mi coronilla—. Regreso temprano, dile a tu hombre que gané la apuesta, no puede competir contra un ruso.

Carcajeó bajo el egocéntrico, despidiéndose y alejándose por la puerta antes de poder darle las gracias, se lo diré cuando regrese.

— Bueno, nadie va a morir, así que seguiré durmiendo.

Encaramándome sobre Caesar otra vez, sentándome a horcajadas sobre él, puse la manta sobre mis hombros, lo abracé desde la cintura y me volví a dormir, algo me dice que todos vamos a estar muertos por un buen par de horas más, sigo ebria y necesito descansar o terminaré vomitando.

***

Para cuando desperté por segunda vez a causa de los movimientos del hombre bajo mi peso, abrí los ojos, viendo a Caesar sujetarse la cabeza con ambas manos, quejándose el volumen bajo mientras frunce el ceño más de lo normal, parece tener una resaca impresionante.

— ¿Cómo estuvo la fiesta con los rusos?

Dije yo con voz ronca, compartiendo la misma jaqueca, frunciendo el ceño ante el exceso de luz en el exterior.

— Hace tiempo no me divertía así — Admitió—. Normalmente logro llegar al cuarto sin problemas, no sé qué pasó.

Confundido.

— Alexei dijo que no podías competir con un ruso cuando se trata de alcohol, fue divertido ver como ambos fallecían en la madrugada.

Dije sonriente.

— ¿Y te quedaste aquí aun pudiendo gatear al cuarto? — Que fe me tiene este hombre—. Porque cuando te miré estabas bastante ebria, parecías divertirte también.

— Dije que iba a cuidar de ti — Acariciando su cabello, adoro como se sienten las ondulaciones al tacto—. Así que me quedé a velar tu sueño... a medias, porque también me noqueó el alcohol.

Ambos carcajeamos.

— Bueno, pues gracias por cuidar de mí, principessa ¿Dónde está ese ruso? Tenemos que acordar cuando volveremos a competir, yo jamás pierdo, necesito la revancha.

Dijo don infantil.

— Así que piensas quedarte, creí que te irías, con lo de Irina y las demás casas pisándote los talones...

— Ya solucioné eso — Mencionó, besando mi frente—. Les dije que tenía negocios con el ruso, convencerlo para que acepte el puesto en la Bratva es más importante que una tonta propuesta con Irina, el trabajo es primero y todos lo saben, así que no dijeron nada.

Encogiéndose de hombros.

— Bueno, entonces ¿Nos quedamos hasta año nuevo? — Acariciando su pecho—. Es mañana, tu oportunidad perfecta para competir otra vez con el que ahora debe ser mi papá — Mirando la hora en el reloj de la pared—. Fue a hablar con mi mamá para pedirle la adopción voluntaria, dudo que sea por las buenas, pero mientras firme, por mí todo bien.

Alzó las cejas sorprendido.

— O sea que ahora el líder ruso es mi suegro, y eso quiere decir que si me saca de quicio ¿No podré matarlo?

No sé si lo dice jugando o está hablando muy en serio ¿Debería preocuparme?

— Te hace muy feliz decir suegro eh ¿Ahora sí te cae bien mi familia?

— Esta familia tuya sí me agrada, podría acostumbrarme hasta a las niñas — Mirando tras de mí—. Ahí vienen, y somos los únicos en la sala ¿Comenzamos a correr o es demasiado tarde?

Dos segundos después, dos torbellinos se nos lanzaron encima, tuve que tomar asiento junto a Caesar para evitar que el mastodonte que tengo por pareja se molestara, no tengo idea si le gustan los niños.

La verdad... no sé muchas cosas sobre él.

— Mami dice que si nos puedes dar desayuno — Dijo Emma—. Se acostó en el piso del cuarto porque dice que ahí es mejor para la espalda.

Sonrió Ella, inocente.

Yura debió haberse arrastrado hasta el segundo piso y no fue capaz de subir a la cama, suertuda, pudo subir al segundo piso, yo estoy atrapada en la primera planta aún.

— Claro, yo les doy el desayuno, niñas, y el tío Caesar me va a ayudar.

Mi hombre alzó una ceja en mi dirección ¿Demasiado?

— Tío Caesar.

Comentó mi hombre con un toque de diversión en la voz.

— ¿No te gusta el título, Zar?

Devolviéndole el gesto con una sonrisa en los labios.

— Sí, de hecho, podría acostumbrarme a él. Podría, no te emociones — Mirando a las niñas—. Vamos, costales de papa.

Levantándose del sofá cómo si no estuviese muriendo por el dolor de cabeza, tomó a cada niña de la cintura cargándola bajo su brazo, caminando hacia la cocina, haciéndolas reír, girando un par de veces para multiplicar esas carcajadas.

Me gusta verlo así de relajado, sonriente, sin preocuparse a cada minuto de las cosas que podrían salir mal, de su familia, de la gente que lo quiere muerto.

Sólo es Caesar y me gusta eso.

— Bien mocosas — dije apenas llegué a la cocina—. ¿Qué quieren de desayuno?

— Mamá no sabe cocinar, así que tiene un libro de recetas para cuando las mucamas están muy ocupadas para hacer el desayuno, queremos panquecas.

Dijo Emma.

— Bueno, sí necesito ese libro de cocina porque ni siquiera sé que son esas cosas, pero de seguro no son difíciles de hacer.

Recibiendo el libro que Emma me entregó, comenzando a ojearlo.

— ¿No sabes qué son las panquecas?

Preguntó Caesar, viéndome como si tuviera tres cabezas, acercándose.

— No — negué—. ¿Tú sí las conoces?

— Sí, mi madre las preparaba para mí cuando era niño, deja, yo las hago, si son tus primeras panquecas deja que tenga el placer de prepararlas para ti.

Colocándose tras el mesón.

— Y para mí, tío Caesar, no te olvides de nuestro desayuno.

Le recordó Ella.

Mi hombre sonrió.

— Sí, para ustedes también, costales de papa, esperen con Natasha, no tardaré mucho.

Disfruté verlo recolectar ingredientes y utensilios con las niñas que sabían dónde estaba todo lo que iba a usar, enviándolas conmigo después para preparar la mezcla y encender el fuego en la cocina, volteando la masa circular que ellos llamaban panqueca, montando cuatro platos con cuatro panquecas en cada uno, formando una torre, poniéndole algo de miel encima, luego unos arándanos, empujando el plato hacia cada una.

— Muy bien, costales de papa, Nat, disfruten.

Entregándonos un tenedor.

Sonreí hacia él, viéndolo rodear el mesón, caminando hacia nosotras, le di un dulce beso antes de que tomara asiento, viéndolo sonriente.

— Gracias, nunca nadie había cocinado estas cosas para mí.

— Para que veas que hay cosas que sí me nacen — Besándome otra vez, entrecerrando los ojos—. A comer, para recuperarnos de la resaca.

Asentí, tomé el tenedor y comencé a comer, gimiendo del gusto, viendo a mi hombre cómo si fuese la cosa más maravillosa del mundo ¿Cómo es posible que esas manos que usa para matar hagan cosas tan deliciosas? Y cómo si él supiera lo que pienso, sonrió, llevándose un bocado a la boca sin dejar de mirarme, parece gustarle verme así de feliz.

— Natasha ¿Estás por ahí?

La voz de Alexei me llegó desde el exterior de la cocina, no dudé en levantarme y asomarme por la puerta, divisando al hombre mayor rubio.

— ¡En la cocina!

Grité con la boca llena, regresando a mi lugar para tomar otra porción de panquecas, por el diablo, que ricas son, quiero esto en todos mis desayunos ahora.

— Vaya ¿Quién usó el libro de recetas de mamá?

Analizando el super desayuno que tenemos en frente, incluso tenemos vasos de leche para todos, mi hombre tiene un problema con la leche y la estatura.

— El tío Caesar las preparó para nosotros, están deliciosas.

Le contó Emma con la boca llena mientras Alexei se acerca para limpiarle la boca con la servilleta.

— Vaya, el tío Caesar quiere agradarle al suegro al parecer — Mencionó sonriéndole, agradeciendo de forma silenciosa. Luego me miró—. Tengo buenas noticias para ti, pequeña.

Tragué rapidamente lo que tenía en la boca, poniéndome de pie para ir hacia él.

— ¿Mi mamá tuvo un infarto mientras la amenazabas y se murió?

— Casi, pero no, tesoro, pero puedo regresar ahí si quieres y hacer que suceda.

Señalando la salida, arrancándome una carcajada mientras niego.

— Prefiero que viva temiéndome a que muera y descanse en paz.

Asintió acercándose, acariciando mi cabello.

— Oficialmente eres Natasha Petrova ahora, mocosa, legalmente mi hija.

Se me atragantó el aire en la garganta, mi corazón se detuvo y cuando logré reaccionar, salté hacia él, abrazándolo desde el cuello, apretándolo con fuerza mientras él me devuelve el gesto con la misma efusividad, riendo contento.

— Gracias Alexei... gracias por lo que hiciste antes por mí, y lo que estás haciendo ahora. Yo no tenía idea cuanto quería esto hasta que vi a tu familia, me sentía tan celosa por la relación que todos tenían...

— Nuestra familia, mocosa, tú también eres parte de ella — Apretándome fuerte—. No tienes idea de cuanto tiempo esperé por esto, Yura y yo teníamos los papeles, averiguamos sobre tus orígenes, íbamos a ir juntos el día que desapareciste, nos sentimos tan culpables...

— No fue su culpa, fue mía, me advirtieron que no saliera sin escoltas, yo sólo... sólo quería ir a ver los pájaros de colores que había en las copas de los arboles frente a la casa, pero Mijail...

Cerré los ojos con fuerza, ocultando el rostro en el pecho de Alexei, estremeciéndome ante el recuerdo del dolor de ese maldito castigo, una semana, sufrí una semana completa por haberme escapado tanto tiempo, Mijail estaba tan enojado...

— Nada volverá a dañarte, Natasha, tienes familia ahora, respaldo, sabes que pase lo que pase, estés triste, necesites mimos de la familia, siempre puedes venir aquí, esta es tu familia, tu casa, y puedes quedarte tanto tiempo como quieras.

Acariciando mi cabello.

Tantas palabras bonitas hacen que me piquen los ojos, ahora quiero llorar ¿Por qué estoy tan emocional desde que llegué con Caesar? No sabía que las personas podían botar tantas lagrimas sin morir deshidratadas.

— Bueno, la idea de tenerte como suegro no me desagrada, pero no me hagas ver cómo un ogro que la tiene encerrada, lo que menos quiero es que ella esté triste — Comentó Caesar desde su asiento—. ¿Para año nuevo la revancha? Ahora hay más motivos para celebrar.

— Te ganaré de nuevo, pero está bien, acepto la revancha. Gracias por lo que hiciste por ella, te devolveré lo que pagaste por su libertad.

Me alejé, mirándolo.

¿Sabe siquiera cuando pagó mi hombre? Esa cantidad de dinero... nunca he visto tanto dinero junto.

— No quiero que me devuelvas nada, ni siquiera fue tanto.

Respondió mi hombre, encogiéndose de hombros.

— Voy a hacerlo, es mi hija.

— Sí, pero es mi mujer, gastaría lo necesario para que fuera libre.

Debatió él.

— Entonces hablaré con Santino para que me de la cuenta donde debo depositar.

Dejando la cocina, ignorando a Caesar por completo.

— ¡Oye! Dije que no quiero tu dinero, Alexei joder, espera.

Siguiéndolo fuera mientras hace sus berrinches, es lindo verlos llevarse bien.

— Santino ¿Dónde estás? Pagaré por lo valiosa que es mi hija.

Canturreaba Alexei por la sala, jodiendo a Caesar, y yo que no quise perderme detalle de su naciente relación, me asomé por la puerta para mirar más.

— A la mierda ¿Qué me dices de una pelea sana con fines deportivos y no porque quiera partirte la cara, suegrito?

Dijo el Zar.

Me alarmé, nada puede salir bien con un Caesar molesto.

Dejé el tenedor en el mesón y regresé a la puerta para observar a esos dos e interceder en caso de ser necesario, Alexei tiene una sonrisa maliciosa en los labios.

Por favor no aceptes...

— Vamos al gimnasio, te voy a hacer puré.

Respondió mi no progenitor, echándole leña al fuego.

Caesar se quitó la camiseta, dedicándole esa mirada que yo sé que significa problemas, pero Alexei no se empequeñece, es más, también se quitó la camiseta, señalando el pasillo con la cabeza, incitándolo, animándolo.

Listo, debo interceder o se van a matar.

— No creo que esto sea buena idea, mejor vamos a desayunar ¿Por qué quieren solucionar sus mierdas a los puños?

Caminando a paso rápido hasta llegar a ellos, interponiéndome entre sus fornidos cuerpos.

— Ahora no, Natasha.

Dijo Caesar.

— Linda, deja que los grandes jueguen, tú ve a comer con tus hermanas.

Djio Alexei el despiadado, algo me dice que estos dos se quieren destruir "Sanamente".

— Alexei, no soy una ni...

— Papá.

Me interrumpió, siguiendo su recorrido, ignorándome igual que mi hombre.

— Alexei, lo digo en serio, si lo provocas, él...

— Papá.

Me interrumpió otra vez.

— Alexei, tú eres más grande, ya sólo...

— Papá.

Dijo otra vez, parando frente a unas enormes puertas dobles, aquí todo es enorme.

Rodé los ojos.

— Papá, ya déjate de juegos y detén esta tontería.

Besó mi frente.

— Ahora no, deja que le dé una paliza a tu novio primero, es mi derecho cómo tu padre, huracán.

Abriendo las puertas, dejándome plantada fuera en el pasillo.

— Ni se te ocurra intervenir Natasha — dijo Caesar, entrando tras él, sujetando la puerta—. Suficiente he tolerado, deja que me divierta un poco.

Lo último que vi antes que cerrara la puerta y con seguro, fue ese brillo excitante en sus ojos, la sed de sangre, y lo peor de todo es que vi lo mismo en Alexei, ellos estaban hablando en serio, van a molerse a golpes.

Preocupada, dejé el pasillo y subí las escaleras a toda máquina, abriendo todas las puertas, buscando el cuarto de Yura, encontrándome con la imagen de Santino siendo empotrado en la pared mientras se sostiene de los hombros del rubio, Aless lo sostiene bien por las piernas, abriéndolo bien, mientras le perfora los intestinos con su verga, ambos se detuvieron al verme parada ahí.

— En mi defensa, deberían haber cerrado con seguro.

Dije yo.

— Yo te vi follar a ti, ahora me viste a mí, estamos a mano, muñeca, ahora déjame seguir que estoy por correrme.

Medio gimió el castañito, moviendo las caderas para provocar al rubio que parece incapaz de hablar en estos momentos.

El señor pudor, hablando sin ningún tipo de vergüenza.

— Me encantaría oír los detalles sucios después — guiñándoles un ojo—. Adiós.

Cerré la puerta y seguí buscando puerta por puerta, hasta dar con Yura durmiendo en el piso, toda desarmada, con una pierna doblada, usando los brazos como almohada mientras babea y la saliva le corre por el brazo hasta el piso, que asco.

— Yura, Yura despierta — moviéndola—. ¡Yura!

La aludida levantó la cabeza de golpe, observando en todas direcciones, secándose la saliva con el antebrazo.

— ¡No me metí en la cocina! ¡Si se está quemando algo yo no fui!

Asustada.

— Estabas soñando, mírame, escucha — sosteniendo su rostro—. Alexei y Caesar se encerraron en el gimnasio para una "sana" pelea y Caesar jamás tiene sanas peleas, esos dos se quieren matar, ese brillo en sus ojos dice que no tienen buenas intenciones.

Expliqué a la borrachita que ahora es mi madre, haciéndole saber lo preocupada que estoy por los encuentros deportivos de su marido y mi hombre.

— Mira mi niña, si algo he aprendido de estos años con el animal de mi esposo — dijo entre bostezos—. Es que no le puedo quitar lo bruto, y tú, no olvides que estás comprometida con el Boss, no esperes que se comporte como una blanca paloma, porque no lo es — Se estiró—. Sólo déjalos golpearse hasta quedar satisfechos, mejor vamos a desayunar ¿Las niñas están desayunando?

— Sí... Caesar hizo panquecas — Viéndola levantarse del piso como si nada—. Yura... es que si los dejamos solos...

— Vamos a comer — Interrumpió, tomándome de la mano—. Ya podrás sacarle los ojos después, así se hacen las cosas, mi niña — Caminando por el pasillo, directo a las escaleras—. Dejas que la cague, luego le sacas los ojos, y después dejas que se arrastre, es el ciclo de la vida, mami Yura sabe lo que dice.

Dando brincos hacia la cocina. Le importaba tres hectáreas de verga que esos dos se fueran a matar. Ya quisiera yo ser tan relajada, estoy paranoica, conozco lo que tengo y Alexei no tiene buena reputación, se van a matar. 





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