Capítulo 28


Aless se acercó, los matones de Caesar se acercaron, todo el mundo se está acercando, se sienten atacados, sumando el hecho de que Caesar les dijo muchas veces que si algo me sucede serán ellos quienes perderán la cabeza, si no calmo los ánimos, las cosas saldrán muy feas, muy feas para todos.

Empujé a Aless y fui con los Petrova, interponiéndome en caso de que alguien quisiera disparar, extendiendo los brazos para abarcar más territorio.

— ¡Bajen las armas! Ellos no representan ninguna amenaza para mí.

— Eres propiedad del Boss, por lo tanto, si ellos quieren secuestrarte, están representando una amenaza para ti y para todos nuestros cuellos si regresamos a Italia sin ti.

Explicó uno de los sujetos que no parece querer bajar sus armas.

— ¿De qué están hablando? ¿Cómo que propiedad? Natasha ¿Qué has estado haciendo?

Se preocupó Alexei, sacando sus armas también, mientras Yura me oculta tras su cuerpo y levanta su arma también contra la gente que quiere "Llevarme" de nuevo.

Esta mierda terminará con más de un herido si yo no hago alg...

— ¡Natasha! Natasha, muñequita, me aburrí de pelear, me aburrí de fingir que me eres indiferente. Caesar ni siquiera sabe que vine aquí, pero vi tu carita destrozada antes, no estabas bien y mi corazón no da para tanto, mierda, no puedo.

Santino interrumpió esta masacre, irrumpiendo en el espacio aprovechando que todos están concentrados en este secuestro o no secuestro, corriendo en mi dirección mientras... ¿Llora? ¿Cómo mierda...?

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo nos encontraste?

Pregunté.

Agitado, apoyó su mano en la rodilla, intentando recuperar el aliento, usando su antebrazo para secarse las lágrimas, mientras yo suelto a los Petrova y camino hacia él, interesada en sus explicaciones.

— Le robé el móvil a Caesar — Respondió entrecortado, levantando el aparato—. En cuanto subiste al auto con Aless, yo me fui al aeropuerto, tomé un vuelo regular y luego aquí un taxi siguiendo las coordenadas que emitías, el taxi me dejó fuera y entré corriendo. El rastreador en tu nuca, seguí la señal.

Explicó.

— Creí que me odiabas ¿Qué es este cambio hora? ¿Por qué?

— Te hemos mentido todo este tiempo, yo te mentí.

Respondió mientras le tiemblan los labios de la pena y los ojos nuevamente se le inundan de lágrimas.

— ¿De qué estás hablando?

Sujetó mi brazo, llevándome a un rincón lo suficientemente apartado para revelar lo que sea que está ocultando.

— Nunca te odié, nunca quise discutir contigo, yo... todo esto fue un plan de Caesar y mío ¿O crees que queremos que él se case con la perra de Irina? Claro que no, joder, todo esto es para darte tiempo mocosa, para que cumplas la mayoría de edad, tenemos que aparentar hasta entonces.

Lo observé perpleja.

— P-pero yo no puedo casarme con él, no pertenezco a ninguna de las cuatro casas.

Santino me contó sobre las tradiciones, lo que dice no tiene sentido, todos son muy apegados a las reglas.

— Bueno, lo pensamos durante un tiempo, yo lo pensé, soy un genio — Carcajeó egocéntrico—. La respuesta en realidad era muy simple, Caesar es el Boss, él puede hacer y deshacer con las reglas, por lo tanto, nos pasamos por el culo el hecho de que deba contraer matrimonio con alguna de las tres casas restantes, y se casará contigo. Pasarás a ser parte de la casa Marchetti, serás la Dama de la mafia y nadie podrá mirarte en menos otra vez ¿O crees que te presentamos con ese titulo frente a los líderes porque eres muy bonita? —Sujetándome por el rostro—. ¡Claro que no! ¡Preparamos el camino para ti, niña tonta! ¡Porque te queremos!

Los engranajes en mi cabeza comenzaron a rodar a toda máquina, esto explicaría el cambio de actitud repentino de Santino, el que Irina sea la elegida ya que pasará seis meses en el extranjero, el que Caesar siga repitiendo que confie en él, y quizá también el hecho que justamente me intentaran emparejar con Vincenzo, quizá él también estaba al tanto de todo esto y así podía tenerme un ojo encima.

— Necesito explicaciones, una muy larga explicación porque te juro que no estoy entendiendo nada.

Mi corazón late desbocado dentro de mi pecho, si esto es cierto, si todo es... como Santino explica, Caesar ha estado moviendo sus hilos todo el tiempo por mí.

Lo mucho que dice quererme... es cierto.

— Caesar te dio un anillo de compromiso hoy, te lo puso el mismo ¿Y ni siquiera te hizo ruido?

Señalando el anillo en mi dedo anular, el zafiro con diamantes.

— ¿A-anillo de compromiso? Siempre me da un anillo cuando la caga.

— Sí, pero nunca te dio uno para ese dedo específicamente — Encogiéndose de hombros—. El Zar dijo que no piensa casarse si no es contigo, no tienes idea de lo mal que lo estaba pasando cuando te fuiste, muere por contártelo, pero teme que, si lo sabes, si lo demuestras libremente en la casa Marchetti, las mucamas vayan con el cuento a las demás casas, teme que seas el blanco de las otras familias, de Antonio, por eso... pensaba usarme a mí para arrastrarte el día de la boda al altar y que nos deshiciéramos de Irina, así ustedes dos pudieran dar el sí. Tengo algo muy bueno planeado para ti también, para que Caesar sufra por hacerte sufrir, pero por favor, por favor escúchame, créeme muñequita, todo esto lo hice por ti, para mantenerte segura, porque te quiero.

Me tembló el labio inferior, si es así como Santino dice, Caesar lleva un buen tiempo planeando esto, y el castañito nunca me ha despreciado, sigo teniéndolo, sigo siendo alguien importante para él.

— Entremos, necesito los detalles, la historia completa, y por favor... no vuelvas a decirme cosas tan feas en la vida, no tienes idea de lo triste que me sentía sin ti.

Asintió tragando grueso, dando dos largas zancadas hasta llegar conmigo y envolverme en un fuerte abrazo, acariciando mi cabello sin soltarme, mientras su corazón golpetea mi pecho con fuerza.

— Nunca más —Respondió con voz entrecortada—. Te juro que nunca más lo haré, pero tenemos que mantener su relación en secreto, probablemente Irina tenga que ir a vivir a casa para que la farsa siga su curso, claramente la enviaremos al último cuarto del tercer piso, Caesar no dejará ni que respire dentro de su habitación, no sé si lo sabes, pero eres la única que la ha pisado.

Soltándome para besar mi frente y tomar mi mano, comenzando a caminar hacia los Petrova.

— ¡Oye, idiota! — Aless nos cortó el paso, estaba lo suficientemente cerca para escuchar los susurros de su no novio a diferencia del resto que guardó la debida distancia—. ¿Por qué no me dijiste nada? ¡Acabo de cagarla! Le envié un mensaje al Zar, porque el señor Alexei no quiere que Natasha deje su casa, quiere que el Zar venga a darle explicaciones, y por las fotos que le envié... se ve como si Natasha quisiera quedarse ¿Y ahora qué hacemos?

Entró en pánico, pálido y tembloroso, buscando una salida con el cerebro de este grupo, incluso Vitto se acercó, preocupado por la situación, Caesar descargará su ira con ellos.

— Agh... dame tu teléfono — Gruñí—. Solucionemos un problema a la vez —Acercándome a mis cuidadores sin soltarle la mano a Santino, no quería—. Señor Alexei, Señora Yura ¿Nos podemos quedar un tiempito? Al menos mi círculo íntimo.

Señalando al idiota de Santino, al perro fiel de Aless, a Vitto, y a Vincenzo que se acercó y parece no querer irse la muy garrapata.

— Por supuesto, cariño, esta es tu casa, pero sin armar alboroto, tengo niños.

Respondió Alexei, acariciándome el cabello, mirándome con ternura.

— Yo me encargo.

Guiñándole un ojo.

— Yo me encargo de enviar a todos al hotel — dijo Vitto—. Tú arregla el desastre antes que llueva sangre. Nuestra sangre.

Puntualizó.

Asentí, marcando el número del Zar desde el móvil del rubio, aguantándome la risa al ver lo rápido que contestó, cómo si lo estuviese esperando.

— ¿Qué dijo? ¿Qué les respondió? Yo sabía que no era buena idea enviarla con él sin saber lo que significaron en su vida, ella me va a dejar porque debe estar aburrida de mí, mis putas tradiciones y la puta de Irina ¿Y ahora qué hago yo? Ni siquiera sé dónde está Santino, Vitto no me contesta los mensajes, y si llamo a Natasha claramente no me va a contestar ¿Qué hago?

Suena bastante alterado para alguien que tiene el mundo en su puño, el amo y señor del control.

— Zar, vine a cerrar negocios, no me voy a quedar — Intentando mantener la voz neutra, si me rio comenzará con sus berrinches y no estoy de humor—. Mi lugar es con la mafia italiana, has lo que tengas que hacer con esa perra, nos vemos en casa.

Soltando un suspiro.

— Nat... Natasha, te juro que sólo es apariencia, no es que yo quiera estar aquí, las casas me están presionando, se me acaba el tiempo y...

— Lo entiendo, yo lo entiendo — Suspiré— Es sólo que me gustaría tener más tiempo contigo, pero ya qué, estoy algo ocupada ahora, así que... nos vemos.

Alejando el móvil para cortar.

— ¡Voy a ir a Rusia!

Gritó antes que cortara.

Interesada, volví a apoyar el móvil contra mi oreja, atenta.

— ¿Cómo que vas a venir? Estás ocupado.

— Voy a ir. Irina se puede ir a la mierda, y Santino también, si se perdió en las Vegas no voy a recogerlo, voy en camino, espérame bebé.

Cortando la llamada, dejándome un poco atónita por su accionar tan irresponsable, esto de seguro le traerá consecuencias, no está pensando y Santino no está con él para asesorarlo.

— ¿Cómo es que Caesar contestó si tú tienes su móvil?

Pregunté a Santino entregándole el aparato al rubio.

— Tiene dos — Encogiéndose de hombros—. Uno para rastrearnos a todos sin que se le pegue el aparatito por tenerlo tan cargado con información, y el suyo suyo.

Asentí volteando hacia Alexei que sigue mirándome con los brazos cruzados y la ceja alzada, esperando una respuesta de mi parte, mientras Yura es incapaz de quedarse quieta y se mueve de un lugar hacia el otro queriendo acercarse a mí, observando la mano con la que sujeto a Santino cada tanto, debe llamarle la atención mi cercanía con él.

— Viene para acá — Mencioné—. No hará escándalo, puedo controlarlo.

Le dije a Alexei.

— Eres una niña, están hablando de bodas, de tradiciones, de tiempo, anillos de compromiso... y yo no entiendo nada. Definitivamente no voy a permitir que esto siga adelante, jovencita.

— Caesar es mi hombre, y no voy a dejar que ninguna De Santis me lo quite, ninguna chica de otra casa ni nadie. Ya tomé mi decisión.

Manteniéndome firme.

— Ya no es una niña, cariño — Le dijo Yura—. Mírala, mira lo lejos que ha llegado ella sola, mira las heridas en su cuerpo, mira como todos se mueven cuando ven una amenaza hacia ella, mira a este sujeto — Señalando a Santino—. Que vino siguiéndola sólo para contarle la verdad de las cosas. Ella creció, y vamos a apoyarla con todo esto. Quedémonos cerca y evaluemos la situación, apoyémosla y de ser necesario, intercedamos por ella.

Acariciando el brazo de su esposo para que se relajara.

— Gracias Yura...

Soltando a Santino para ir hacia ella, abrazándola por la cintura, recibiendo sus brazos cálidos a mi alrededor mientras respiro profundo para grabarme su olor dulce y ese toque característico suyo a pintura.

— Recibiremos a tu hombre cuando llegue, dejemos que Alexei y él hablen de negocios, nosotras vamos a divertirnos mientras tanto.

Invitándonos a todos a pasar, mientras Vitto se encarga de sacar al exceso de seguridad del lugar.

— De todas maneras, quiero hablar con él, quiero saberlo todo.

Respondió Alexei, no muy convencido.

— Te agradará, es un buen sujeto.

Afirmé asintiendo entre los brazos de la castaña de su esposa.

— Lo que he escuchado sobre él, no me parece que sean acciones realizadas por un buen sujeto, cariño.

Dijo.

Alcé una ceja hacia él, incrédula.

— Lo dice quien arranca dedos y desaparece cuerpos por arte de magia.

— Gajes del oficio.

Chasqueó la lengua, rodando los ojos, fue atrapado.

— Exacto. Y el Boss debe estar a la altura de su cargo.

Lo defendí.

Alexei hizo una mueca y comenzó a caminar hacia el interior de la casa, guiándonos hacia las escaleras.

— ¿Les molesta si les enseñan las habitaciones a los chicos mientras yo hablo una cosita con Santino?

— Tomate tu tiempo, tesoro, nosotros nos encargamos.

Respondió Yura, acariciando mi mejilla antes de llevarse a Aless y Vincenzo arriba, mientras este ultimo le habla de la bonita arquitectura del lugar, y Alexei comienza a vomitar información de cómo creó la casa de sus sueños cómo regalo para su muy perfecta esposa.

Se aman, simplemente son el uno para el otro, yo quiero algo así.

el castañito y yo nos apretujamos en uno de los sofás, pidiendo al personal algo de café y galletas para acompañar la platica agria, sólo cuando estuvimos solos y sin oídos curiosos cerca, lo miré.

— Soy toda oídos.

Bebiendo un sorbo de café.

Santino tomó una larga respiración antes de comenzar a contar toda la historia desde el principio.

Caesar comenzó a interesarse en mí luego de la primera vez que tuvimos sexo, lo primero que sintió fue culpa por lo que, según él, hizo en contra de mi voluntad, odiándose por haber roto sus propias reglas sobre no ponerme una sola mano encima.

Se prometió a sí mismo no volver a tocarme otra vez, pero mirarme por la casa usando su ropa, comer conmigo en la misma mesa, sentir el aroma de mi champú cuando me deslizo hacia mi silla a su lado, escucharme hablar, o sólo saber que estoy ahí, a su alcance, lo hace perder la cabeza. Días tras día soñando con follarme, tarde tras tarde, pensando en mi cuerpo desnudo contra el suyo, fantaseando con mis gemidos y mis movimientos... no pudo sacarme de su cabeza.

Intentó buscar reemplazos pensando que eso lo ayudaría a sacarme de su cabeza, pero no lo logró, no se siente igual, le gusta la persona que es cuando está conmigo, y por lo que dijo Santino, olvida su cargo y sus responsabilidades cada vez que estoy con él, y nunca se sintió más libre.

Eso me hace sentir especial.

También me contó, para mi tranquilidad mental y mi ego, que luego de nuestra primera vez en Rusia, él no se fue a follar a otra apenas terminar, o sea... lo intentó, pero no funcionó, las caricias de esa mujer le resultaron poco estimulantes y repugnantes, se enojó consigo mismo y bebió toda la tarde en el bar del hotel.

Punto para Natasha y sus habilidades.

Luego, siguiendo la línea cronológica de sucesos, está el trabajo en el que perdí la cabeza, el hombre se preocupó tanto por mi confusión y mis acciones poco responsables que no dudó en estropear todo y buscarme, asegurándose que estuviese bien, susurrando una y otra vez que nada me pasaría porque él estaría conmigo, yo me lo creí, y quizá se hizo especial para mí en ese entonces.

Es fácil dejarse llevar por las palabras bonitas cuando no se tiene nada, lo mío es justificable... pero en su caso, también, Caesar está sólo, perdió a su familia y eso lo hizo desconfiar de todos quienes lo rodean, incluso de quienes lo han cuidado desde siempre.

Miré mis manos, viendo el primer anillo que recibí cómo regalo de su parte, un regalo inocente que luego se transformó en algo más.

Comenzó a darse cuenta que yo era especial cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo por una mujer, comprando tampones, consultando sobre la calidad de las toallas femeninas, buscando medicamentos y bolsas calientes, y se cuestionó por qué hacia tanto por una desconocida, quizá la culpa lo impulsó a preocuparse de mi bienestar... o quizá hay algo más, él no estuvo seguro hasta después, bastante después.

Luego vino la discusión, la gran discusión que nos mantuvo un mes completo sin hablar y evitándonos todo lo posible, en ese tiempo, las casas le dieron un plazo, debe estar casado en menos de un año o perderá su cargo cómo Boss, de no cumplir, se hará una conferencia con las demás mafias y elegirán un nuevo representante que cumpla con todas las reglas estipuladas, sólo entonces mi hombre comenzó a mover los hilos y buscar soluciones, al no encontrar ninguna, recurrió a Santino para redactar su carta de renuncia, estaba acorralado y para entonces sabía que yo era lo que siempre estuvo buscando...

Caesar quería cumplir con lo que se esperaba de él y luego seguir a sus padres y a su hermana... morir... pero en mí encontró un propósito, se dio cuenta que, si era conmigo, la vida no sería asfixiante y aterradora, conmigo es feliz... así que renunciaría a todo si con eso puede conservarme.

Puede vivir sin el poder... pero no sin mí, se dio cuenta de ello luego de intentar olvidarme con otras chicas, pero con ellas no siente placer ni emoción, no siente... nada, y cada día que pasaba lejos de mí, enojado, me extrañaba más, fue cuando compró el anillo de diamantes y tomó su decisión, si no es conmigo no será con nadie.

Santino fue quien lo hizo entrar en razón, juntos pensaron en cómo poder conservar el cargo y a la chica a la vez, pensaron por días, hasta que por fin dieron con la solución, casarse conmigo al último momento, sin que los Coppola, los Caruso, ni los De Santis supieran, todo se mantendría en secreto, Santino jugaría al papel del villano, presionando a Caesar con el matrimonio para mantener a las familias felices, así, no pondrían los ojos encima de mí para borrarme por ser una amenaza para sus planes, y a mí, me emparejaría con Vincenzo, quien estaba al tanto de todo lo que sucedía, su función era parecer interesado de mí, de esa manera, creerían que lo mío con Caesar no existía y todo seguiría según lo pactado, además de mi acuerdo de matrimonio con Aless, usándolo para que se quedara conmigo, de esa manera me tendrían un ojo encima en todo momento, sabrían si alguien me seguía o intentaba hacerme daño, Aless es el mejor asesino de la organización, sabían que con él no me pasaría nada... y Vincenzo, siendo un Marchetti, podía irle con el cuento a Antonio, todo fue fríamente calculado desde el principio.

Y cómo Santino comentó afuera, las cuatro casas creen que Caesar eligió a Irina por esposa, ahora debe ir y acompañarla a Estados Unidos para demostrar su compromiso con ella y el genuino interés de hacerla participe de su vida a pesar de no haberle dado un anillo de compromiso aún.

Punto para Natasha, me ha pedido matrimonio en varias oportunidades y yo ni enterada.

... Bueno, eso sería punto para Caesar, porque fui bastante tonta para no cuestionarme un poquito más sus regalos costosos.

Ahora, según el plan, luego de los seis meses que ella pasará fuera, tendrá que llevarla a casa para que "Juntos" hagan los preparativos de la boda, Santino se encargará de entretenerla con falsos preparativos para darme tiempo de cumplir los dieciocho, ya que Caesar dijo explícitamente según el castañito que, si no soy yo quien se casa con él, si no llego al altar, se dará un tiro ahí mismo porque no se casará con una mujer que es incapaz de verlo a él y no a su cargo, no se casará si no es por amor. Él es el Boss, se casará cuando, cómo y con quién quiera.

Como siempre, un sujeto extremista, idiota y calculador.

— Y esa es la historia — Suspiró mi amigo—. Caesar quiere casarse contigo, este es el tercer anillo de compromiso que te da.

Señalando el zafiro y los diamantes.

— ¿Y pensó que yo iba a aguantar por meses esto, y mágicamente cuando tuviera que casarse, yo iba a querer estar ahí?

Haciendo una mueca, mirando a Santino cómo si fuera idiota.

— Yo dije lo mismo —Rodando los ojos—. Pero la verdad... no se nos ocurrió otra cosa, sólo necesitamos tiempo para que tú crezcas, sería más fácil si tuvieras unos añitos más, rubia.

Golpeándome la frente con su índice, sonriéndome cariñoso.

Joder... lo extrañaba tanto.

— Quedan nueve meses para cumplir la mayoría de edad ¿Qué haremos los cuatro meses restantes?

Es demasiado tiempo, entretener a Irina será complicado...

— Entonces ¿Sí estás dispuesta a casarte con Caesar?

La sonrisa le iluminó el rostro, se ve tan contento que hasta podría explotar de lo mucho que se contiene, no deja de moverse en el asiento y estrujarse los dedos.

¿Estaba nervioso por mi respuesta?

— No voy a dejar que ninguna perra rompe hogares me quite lo que es mío —Tocándome el pecho, ofendida—. Pero me interesa lo de hacerlo sufrir en la boda, háblame de eso primero, te escucho.

Sonrió con malicia, mirando en todas direcciones antes de acercarse todo lo posible para describir su plan en volumen bajo.

— Mira, en cuanto a Irina, yo le haré sombra, deja todo en mis manos, y en cuanto a ti, llegarás justo antes que comiencen con los votos matrimoniales, con tu arma favorita, y vas a reclamarlo delante de todos esos vejetes que creen que pueden seguir controlando la vida de Caesar, a Irina le vas a disparar un dardo tranquilizador en el culo, te conseguiré unos para elefante, así no tenemos que oír su irritante voz ¿Qué me dices?

Sonreí.

— Trato hecho. Pero no le diremos al Zar que yo sé todo aún, quiero que sufra un poquito más porque yo me sentí horrible, sólo dejaré de armar peleas, ahora que sé de qué va todo esto, me importa una mierda si tiene que ir a verla un par de veces, ni siquiera se le levanta así que tampoco iba a poder tener hijos con ella.

Carcajee disfrutando de la situación.

De haber sabido antes, no montaba la casa de putas, pensé que me iba a morir en Japón, joder, no podía respirar de la angustia.

— ¿Te contó eso? — Carcajeó conmigo—. Ese día estaba tan confundido — Sujetándose el estómago mientras se reía—. Dijo que se le levantó con tu olor cuando tomaste asiento junto a él, fue aquel día que acompañaste a Aless a médico, y como la tenía tan dura, dijo que usaría a Carina, pero en cuanto la vio, las ganas se le fueron y no pudo levantarlo, fuimos a una clínica sexual para ver qué tenía, y su diagnóstico fue disfunción eréctil por ansiedad, lo tenía tan preocupado que no le hablaras que su pene no le funcionaba.

Comiendo galletas y bebiendo café como los viejos amigos que somos.

— Ahora entiendo todo lo que decías cuando fingías odiarme, lo de la correa y el collar.

— Caesar haría lo imposible por cumplir tus deseos, por mantenerte feliz, para él eres muy importante.

— Bueno... abandonar el cargo que tanto le costó tener... por mí... — Sonreí—. Gracias Santino, por venir y contarme todo... Si te soy sincera, no habría aguantado nueve meses con esta situación, le habría pedido a Alexei que me dejara quedarme para no tener que verlo con ella.

Apoyando mi cabeza en su hombro.

— No soportaba lastimarte, muñequita, ya no podía hacer esto. Tuve razón en intervenir, sabía que te irías tarde o temprano, si eso pasaba, Caesar se destruiría a él mismo y a todos nosotros a su paso, todo se iría a la mierda, saldríamos dañados... No podía quedarme de brazos cruzados.

— Nunca me hagas esto de nuevo ¿Sí? No tienes idea de lo mal que lo paso cuando me miras feo o me dices cosas hirientes, he sentido muchos tipos de dolores, pero nunca uno tan insoportable cómo estos últimos días.

Encaramándome encima de él, sentándome sobre sus piernas de lado, abrazándole por el cuello mientras comienzo a llorar.

— Perdóname... cuando te vi en Japón justo antes de irte... cuando vi tu cara, cuando... noté que se me pasó la mano con mi propia crueldad... —Acariciando mi cabello, acunándome—. Ignoré a Caesar y corrí a buscarte, tú eres parte de la familia, Nat, no me gusta verte llorar —Besando mi coronilla—. No volveré a tratarte así otra vez, siempre estaré de tu lado, bonita.

Puede que me quedara dormida mientras Santino me mecía y me daba palmaditas en la espalda, y puede que en todo ese tiempo yo no hubiese dejado de llorar, extrañaba a mi amigo, no creo poder sobrevivir a la indiferencia del castañito otra vez, se hizo parte importante de mi vida.

***

Para cuando llegó Caesar, afortunadamente los hijos menores de los Petrova estaban en la escuela y los gemelos en la universidad, tardó una eternidad en venir porque el clima lo hizo obligatoriamente quedarse en Estados Unidos más tiempo del necesario, la tormenta impidió cualquier tipo de vuelo, eso lo tenía de los nervios, pasaron horas antes de poder volar hasta aquí.

Caesar llegó al gran portón negro con escándalo con un montón de sus hombres, incluidos los que enviamos al hotel, no parece feliz y puedo asegurar que viene a la ofensiva.

Alexei, preparado para la situación, dejó que todos entraran, preparando a sus hombres en caso de ser necesario, porque la fama de Caesar no es buena y aquí no confían en él, ni siquiera está seguro de que yo esté bien en manos del "Monstruo" de mi hombre, sigue pensando que me eliminará cuando menos lo espere... si supiera.

Caesar ni siquiera se detuvo a mirarme cuando ya subía los escalones para encontrarse con Alexei, todo el mundo cargó sus armas y esperaron órdenes de sus respectivos líderes.

— Te voy a dar cinco minutos para que me des a mi mujer, si te niegas, mis perros van a volar tu casa, a tu esposa y a los bastardos de tus...

— Alto ahí — Le corté el camino antes de llegar a Alexei—. ¿Dónde crees que estás para llegar amenazando, Caesar?

Frunció el ceño, bajando la mirada, observándome.

— Él quiere que te quedes aquí, yo no voy a...

— Tu mueves un dedo — Interrumpiéndolo otra vez—. Y olvida que regrese a casa contigo ¿Qué tipo de situación de mierda es esta? Sólo estoy visitando gente que estimo y que me cuidó antes.

— Yo también te cuido y te quiero.

Respondió haciendo una mueca, relajando la postura tensa, pareciendo vulnerable y ofendido.

— Es diferente.

Puntualicé.

Caesar enrojeció de la rabia.

— ¿En qué es diferente? Ilústrame.

Cruzándose de brazos, inclinándose hacia mí.

— Alexei tiene como cuarenta, es un viejo, podría ser mi papá — Mirando al ruso, sonriendo culpable—. Sin ofender, usted sabe que lo quiero mucho.

— No me ofendes cariño, entiendo lo que quieres decir — Respondió, colocándose a mi lado para respaldarme—. Lo que sí me ofende, es este sujeto que irrumpe en mi casa con sus hombres, faltándome el respeto y amenazando a mi familia — cruzándose de brazos, Alexei es tan alto como Caesar—. Por lo general soy amable hasta que amenazan con lastimar a quienes quiero.

— Caesar sácalos a todos de aquí.

Ordené, cruzándome de brazos, de acuerdo con el ruso, Caesar está haciendo las cosas mal.

— No si no te vas conmigo.

Respondió. Tan infantil siempre.

— ¿No deberías estar con Irina ahora?

Pregunté.

— Sí, pero es más importante estar contigo.

Fuerza Natasha, no sonrías, no te delates, si Santino te confió esto es para que finjas bien.

— Sácalos a todos ahora mismo Caesar o te juro que me pego un tiro ahora mismo — Tomando el arma de Alexei, cargándola y apretándola contra mi sien—. Y sabes que yo no bromeo con la suerte.

Caesar tembló.

— Fuera todos de aquí ¡Ahora!

Gritó, preocupado.

El chasquido de las armas no pasó desapercibido, luego, todo el mundo comenzó a subir a los autos, alejándose y despejando el camino, eso sí, Santino, Aless, Vitto y Vincenzo siguen cómo espectadores, esto debe resultarles muy estimulante y divertido.

— Ya se fueron, ahora... ahora baja el arma, por favor.

Pidió temeroso, relamiendo sus labios, levantando ambas manos para acercarse a mí, me quitará el arma si no estoy al pendiente de sus movimientos. Me alegra que se preocupe de mi salud.

Alexei y Yura ni se inmutaron por mis arrebatos, el arma de Alexei ni siquiera tiene balas, le advertí que Caesar es un poco bruto y que, si se pone agresivo, lo amenazaría con algo así, que podía manejarlo, por lo que dio un paso atrás y dejó que me hiciera cargo.

— No lo sé... todavía no tomo una decisión.

Colocando el dedo en el gatillo, viéndolo palidecer.

Esto me divierte.

— ¡Natasha! Por Dios... pero ¿Qué quieres que haga? Ya deja de hacer cosas que pueden salir horriblemente mal.

Desvié la mirada, mirando un punto tras él con indiferencia, cómo si estuviese horriblemente aburrida y dispararme pueda ser el estímulo necesario para salir de ese estado.

— Discúlpate.

Dije.

— Lo siento — Se apresuró a decir—. intentaré medir mis palabras y...

— Así no voy a perdonarte.

Apretando más el cañón a mi sien, apretando el gatillo, pareciendo decepcionada cuando la bala nunca salió, viéndolo palidecer e intentar acercarse para quitarme el arma, dando dos pasos atrás para salir de su alcance.

— ¡Ok! Está bien, está bien ¿Cómo quieres que lo haga?

Jalándose por los pelos, preocupado de que en realidad me haga daño hoy, no pude evitar sonreír con malicia, señalando el piso con la cabeza, esperando.

— Quieres que me arrodille ¿No? Loca de mierda.

Negó con una media sonrisa en los labios.

— Allá tú si lo haces. Me tienen aburrida tus arrebatos, si yo soy infantil, tú no lo haces nada de mal comportándote como un maldito crío, mi paciencia no es eterna, Caesar.

Apliqué un poquito de presión al gatillo, sólo un poquito, y ya tenía a Caesar de rodillas frente a mí, estirándose hasta sujetar mi mano izquierda, besando sobre el anillo, el último que me dio.

Ahora que sé el significado de sus regalos... estas pequeñas acciones se sienten mucho mejor.

— Lo siento ¿Sí? No volveré a hacer escándalo en casas ajenas, intentaré que Santino no me joda tanto con lo del matrimonio, ya no amenazaré a todo aquel que se te acerque... es que... Natasha, perdí a toda mi familia en manos de hijos de puta, si te pasa algo a ti también... yo no sé si podría seguir, ya he perdido mucho, no quiero perderte...

Ese es su miedo, perderme, por eso su sobreprotección, por eso este estúpido plan para no hacerme blanco de las cuatro familias, él simplemente no quiere perder a nadie más.

Solté el arma y la descargué, suspirando rendida por su dolor, odio ver esa carita de cachorro abandonado en él.

— ¿Ves como no te costaba nada llegar, ser amable y no amenazar a estas personas? Los Petrova son como la familia que me hubiese gustado tener, pero saben que ahora estoy bien y que pertenezco a otro lugar.

Acariciando su cabello, viéndolo apoyar la frente en mi estómago, dejándose mimar, soltando el aire contenido, relajando los hombros.

— Yo preocupado por mi Natasha — Dijo Alexei, llamando la atención del pelinegro que recordó que no estamos solos—. Y debería preocuparme más por usted, Boss, mis disculpas — Le extendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie, y saludarlo al mismo tiempo—. Natasha vivió un tiempo con nosotros, y todo este teatro... bueno, mi esposa es experta en manipulación, le enseñó a la niña todo lo que sabe.

Señalándome.

— ¿Tu esposa le enseñó a hacer amarres también? Porque yo no entiendo que me hizo, no puedo quitarle los ojos de encima.

Ambos carcajearon, como si no hubiesen estado a punto de matarse.

Hombres.

— Sí, puede ser que lo hiciera, como te conté, mi esposa es una experta manipulando, puede dar vuelta la situación a su favor siempre, sin importar el escenario — Tomando la mano de Yura, besando el dorso— Esta es mi mujer, Yura Petrova.

Yura extendió su mano libre hacia mi hombre, quien no dudó en estrecharla.

— Un gusto conocerlo por fin, Boss, yo le dije a Natasha que siempre apuntara alto, que entre más alto apuntara, más los sedujera, menos dolor experimentaría, porque los hombres son fáciles de manipular cuando sabes justamente donde apretar, yo le enseñé que tiene que ir siempre por los peces gordos, y mira que inteligente me salió, me siento como toda una mamá orgullosa.

Tomándome del cuello apenas soltó a su esposo, besando mi coronilla repetidas veces sin dejar de mover la mano para saludar al Boss, provocando la confusión de mi hombre que no entiende... cómo funciona la maravillosa cabeza de esta mujer.

— Vaya... Así que el amarre se lo debo a usted, señora Petrova — Respondió Caesar un poco descolocado—. ¿La falta de tornillos de esta chiquilla también es de este lado de su familia o...?

— Sí, yo creo que sí — Asintió la mujer, soltándolo—. Mis hijos mayores tienen veinticuatro, también están un poco fallados, bueno... todos mis hijos están un poco locos, Alexei aún se vuelve loco con nuestras gemelas.

Carcajeando sin dejar de abrazarme.

— Ya veo... Bueno... es un gusto conocerlos y lamento haberlos amenazado, pierdo la cabeza con facilidad cuando se trata de ella.

Acomodando un mechón de cabello tras mi oreja, recibiendo un manotazo de Yura que no desea abandonar mi espacio personal aún.

— ¿Qué dices si entramos y bebemos algo? — propuso Alexei al ver el desconcierto de mi hombre—. Natasha dijo que vino en representación suya para ofrecerme el puesto como líder de la Bratva ¿Qué pasó con el bastardo de Mijail?

— Natasha lo mató — Mencionó con orgullo—. Un hombre corrupto que no sigue las reglas del tratado internacional. No trata de personas, no obligamos a nadie a prostituirse si ese no es su deseo y no usamos niños como camellos, le di oportunidades a ese hijo de puta, le corté la lengua como advertencia, pero no aprendió la lección, tuvimos que deshacernos de él — Encogiéndose de hombros—. Natasha lo propuso a usted, confío en mi mujer, por lo tanto, quiero ofrecerte el cargo.

Alexei me miró con rostro de "No era mentira, mocosa", observando a Caesar otra vez.

— Bueno, en vista de que mi niña está contigo... y no entiendo como es posible si es una chiquilla aún, acepto el cargo, de esa manera, mi familia podrá seguir en contacto con ella.

— ¿Lo mío con Natasha es raro, cuando tus hijos mayores tienen casi la edad de tu esposa?

Señaló Caesar.

— Sí, es que son adoptados — Explicó Alexei, restándole importancia—. Pero los queremos a todos por igual. Tengo cinco bestias.

— Me gustan las familias numerosas, me encantaría tener ese número de hijos en el futuro.

Respondió Caesar, siguiéndolo al interior de la casa.

Santino y yo intercambiamos miradas, este no pudo evitar acercarse a mí con la burla impresa en ese bonito rostro suyo.

— Tu vagina va a sufrir, mocosa — Carcajeó bajo—. y está tan enfocado en ti que ni cuenta se dio de que yo estaba contigo, eso es bueno, mantén el secreto.

— Me gustó este plan ¿Puedo ir a la boda?

Preguntó Yura en susurros, incluyéndose en la conversación.

Anoche terminé contándole todo con lujo de detalles para que me apoyara en caso de que Alexei y Caesar se pusieran violentos.

— Por supuesto, son mis únicos invitados de mi parte.

Respondí.

— Entonces comenzaré a ver vestidos, te enviaré fotos, yo me tardé semanas en planear mi boda, tienes que hacer las cosas con tiempo, y la perra de Irina se puede ir a la mierda. Le regalaré una silla para que espere sentada a que el Boss le diga que sí.

Carcajeó con malicia.

Definitivamente adoro a esta mujer, mi mamá debió ser cómo ella.

— Quedan como nueve meses ¿Para qué apresurarse?

Cuestioné.

— No, yo estoy totalmente de acuerdo — Interrumpió Santino—. Señora Yura, por favor tenga mi número — Entregándole una tarjeta de presentación—. Yo haré que la magia ocurra con esta muñequita de aquí — Señalándome—. Estemos en contacto para hacer la boda de los sueños de Natasha, todo se hará en base a sus preferencias, Irina no tiene ni voz ni voto aquí, incluso, los anillos de boda ya fueron mandados a hacer, con la medida de Natasha por supuesto, Caesar quiere lo mejor para esta chiquilla.

Termine alejándome de ese par de locos obsesivos, entrando a la casa, me marean con sus conversaciones sobre salones, colores, vestidos, flores y demás, completamente inmersos en el tema. Yo preferí ir con Aless, Vitto y Vincenzo a hacer cualquier otra cosa.

— Así que serás mi falso cortejante durante estos meses — dije, mirando a este último—. ¿No hubiese sido más sencillo contarme el plan? Era obvio que no iba a mirar para el lado.

— Bueno, tenía que coquetearte o los demás no me creerían, entonces ¿Ahora saldremos sin que quieras matarme?

Preguntó.

— Así es, me llevaste a comer muchas cosas deliciosas, me divertí, piensa muy bien donde será nuestra siguiente no cita.

— Trabajando una cita culinaria.

Saludó a lo militar y tomó su móvil.

— Así que dama de la mafia eh — dijo Aless— Ahora es oficial, bonita.

Ahora es oficial, sí. Sólo debemos resistir unos meses más para contarle al mundo.

— Ahora tengo que fingir que planeo una boda contigo, mientras Vincenzo pulula a mi alrededor, y finjo que Caesar no es especial —Suspiré—. Suena agotador y todavía no comenzamos.

— Pero es liberador saber que no juegan contigo ¿No? —Rodeando mis hombros—. Tuve un montón discusiones con Santino por esto —Suspirando aliviado—. Me lo follaré esta noche cómo castigo por todo lo que nos hizo sufrir.

Vitto negó, tomando su móvil.

— Espero que el servicio de envío a domicilio sea rápido en este lugar —Tomando su móvil—. Con la reconciliación de Caesar y Natasha, y tú pensando dejar incapacitado a Santino, tendré que disculparme mucho y cambiar dos camas si no se ponen creativos durante nuestra estadía. Esto me saca dolores de cabeza y ni siquiera han comenzado.

Bufó alejándose del grupo, apoyando el móvil en su oído.

— Pero si todavía no hago nada.

Me excusé.

— Y yo quizá ni ocupe la cama — Respondió Aless, ambos mirando al castaño de lentes—. Pensaba en una interesante ronda contra la puerta y luego hacerle cosas indecentes en el baño.

— Interesante manera de pensar —Guiándolo hacia la sala, jalando a Vincenzo de la ropa para que nos siguiera—. Yo también me pondré creativa esta noche.

Sonriendo con malicia, Caesar de esta no se salva.

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