𝘵𝘩𝘳𝘦𝘦: 𝘴𝘦𝘤𝘰𝘯𝘥 𝘰𝘧 𝘩𝘪𝘴 𝘯𝘢𝘮𝘦
゚🐉・:* 𝒔𝒆𝒄𝒐𝒏𝒅 of his name *:・゚🐉
❝ estoy en un exilio
mirando al interior. ❞
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Dyanna había regresado a King's Landing tras aquella discusión con Daemon. Había pedido a Philip que la llevase y se quedase con ella una vez que llegaran y así se había hecho. Philip había acordado que pasaría las noches recostando en el suelo velando por el sueño de su mejor amiga hasta que se sintiera mejor.
De lo último que Dyanna logró enterarse antes de irse de Dragonstone, fue que Daemon y Corlys habían llegado a una clase de acuerdo, sin embargo, ella no mencionó nada de lo que escuchó a Philip, ¿cuál sería el sentido de ello? Ni siquiera el mismo Daemon tenía idea que se había enterado, Dyanna se había quedado en la puerta cuando había tenido intención de despedirse y lo había escuchado por accidente.
Ahora reanudaba sus tareas. Enseñar a los niños por la mañana y limpiar el burdel por las noches. Fue fácil regresar a sus viejas costumbres, a pesar de que durante los últimos meses estuvo viviendo como parte de la realeza misma y debía admitir en realidad le había gustado aquel tiempo de prueba.
Su llegada a King's Landing no tardó en ser la más importante noticia para Otto, quien una noche, antes de que Philip llegase, se presentó en su pequeña choza con una humeante taza de té de Luna.
—No estoy embarazada—declaró la joven mujer.
—Entonces solo bébelo, nada pasará—dijo extendiendo la aún caliente bebida que se había arriesgado a traer del palacio.
No hubo protesta alguna, Dyanna se acercó bebiendo a pequeños sorbos el té para no quemar su lengua. Otto parecía satisfecho, pero incluso decidió quedarse hasta ver la última gota había sido bebida por su bastarda.
Día tras día, encontró su vida más que monótona. Estando con Daemon había experimentado días bastante interesantes y llenos de actividades. Montando a Caraxes junto a él, acercándose a la orilla del mar, vagando por Dragonstone, leyendo algunos libros que nunca había visto antes y tratando de aprender Alto Valyrio, con quien ella creía era el amor de su vida. Ahora solo tenia a sus niños y el burdel; agradecía tenerlos, pero no podía dejar de extrañar lo que creyó que pudo tener para el resto de su vida.
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El banquete que se alzaba en nombre de Aegon Targaryen por el cumplimiento de su segundo año, había atraído la atención de todos en el reino, sobre todo de aquellos de las castas más altas y de las casas más prestigiosas. Otto se había encargado de que Dyanna estuviera presente y sufriera las consecuencias de haberse ido con Daemon aquel tiempo atrás. Entrada al mundo que no volvería a saborear, y que ahora debía servir, llenando de vino las copas de aquellos que encontraban más la diversión en lo que bebian que en el niño y su familia.
A pesar de que todo aquello parecía indicar que solo sería un día de celebración, este se vió interrumpido por una noticia, con Tyland Lannister como su portavoz.
—Su Alteza—saludó antes de dar una reverencia con la cabeza y continuar con las noticias que tenía que compartir con urgencia, Dyanna estaba cerca llenando la copa del joven heredero de Reveland, Xavier Sionnach, cuando se vio abruptamente interrumpida en su acción por la mano en la boca de la copa, mientras todos prestaban atención al Lannister con la noticia—. Traigo urgentes noticias de los Peldaños de Piedra. El Alimentacangrejos acede a Bloodstone y sabotea nuestra flota bajo el manto de la noche.
—No hoy, Tyland—le interrumpió Viserys, tratando de mantener el buen animo para continuar con la celebración a su pequeño varón.
—El asunto en los Peldaños de Piedra es lamentablemente urgente—explicó.
—Han pasado tres años—replicó el rey—, puede esperar otros tres días—concluyó dandole la espalda a Tyland regresando su atención a su pequeño niño.
—Vengan, coman. Prepárense bien para el viaje. Por favor. ¿El carruaje de carga está listo?—murmuró a Lord Strong.
—Lo están cargando en la Puerta del Río. Lord Jason nos espera en el Bosque Real antes del mediodía.
—¿Has visto a Rhaenyra?
—No lo he hecho, Majestad. ¿Por qué?
—El joven Lord Sionnach parecía interesado hace un momento de hablar con ella y quisiera aprovechar la oportunidad. Además de que debe prepararse para partir con nosotros.
—Con la Triarquía ahora escondida en las cuevas de Bloonstone, la amenaza de los dragones se reduce—continuó el Lannister, tras acercarse de vuelta al Rey, sin embargo, en esta ocasión fue mucho más discreto en como es que transmitía la noticia.
—No tienen soldado de campo—replicó Viserys.
—Pero sus mercenarios se retiran en masa, Majestad. Incluso ellos pueden ver que es un esfuerzo inútil—Tyland le seguía mientras el hombre de cabellera platinada se acercaba a Ser Criston.
—¿Dónde está Rhaneyra?
—No lo sé con seguridad, Majestad—respondió con completa sinceridad.
—Las fuerzas de Verlaryon han sufrido una gran erosión, Majestad—Tyland insistía en la gravedad de su noticia—. La semilla del disentimiento se esparcen por sus filas.
Xavier se acercó nuevamente al rey, con Dyanna pisándole los talones cargando su jarra de vino, la cual de solo servir al joven heredero, se encontraba a la mitad.
—Daemon ha forzado arduamente a sus hombres—explicó—. Comienzan a cuestionar su mando.
La mención del hombre, hizo que Dyanna bajara su mirada a sus pies y se obligara a no levantarlos, Xavier por su parte dio un largo sorbo a su bebida, esperando la reacción del mayor, quien se limitó a soltar el cubierto con el que servía comida en su plato.
—Si la corona fuera a intervenir...
—Tyland...
—... ahora es el momento—finalemente logró concluir.
—Daemon y la Serpiente Marina comenzaron su guerra sin permiso de Su Majestad—la mirada de Otto se centró en la de Dyanna que aún miraba el suelo, al pronunciar el nombre del príncipe y después miró a su rey—. Si interviniera ahora después de tanto, hará que la corona parezca débil.
—Si se me permite opinar, Su Majestad, a pesar de no ser miembro de su... selecto equipo—habló Xavier por primera vez desde que decidió acercarse escuchando lo que Tyland decía—, creo que Lord Lannister tiene razón, militarmente es una mejor estrategia actuar que volverse a quedar quietos. Debilidad en la corona...—se mofó—, si lo que Tyland dice es cierto, la realidad es que hagan lo que hagan siempre parecerán débiles. Sin embargo, si hacen algo, al menos podrían acusarles de valientes. ¿Qué es lo que prefiere? ¿La corona débil? ¿O la corona débil pero valiente?—finalizó dando un largo trago a su copa, terminándo su contenido y extendiéndola en dirección de Dyanna para que la llenase de nuevo, y quien obediente y rápidamente acató la petición.
—¿Alguien podría decirme por los Siete Infiernos dónde está Rhaneyra?—exijió con molestía por las insinuaciones de todos los presentes en cuanto a la corona.
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Rhaenyra yacía debajo del árbol, con cojínes a su alrededor, leyendo un libro y con un joven cantando en repetición lo que la joven princesa exijía.
—Majestad—el hombre dejó de cantar en muestra de respeto, así como se levantó de su propio lugar para saludar a Alicent, la reina.
—¿Dije que te detuvieras?—tras aquel comentario, solo se escucharon aves que se escondían en los árboles a su alrededor—. Desde el inicio—exigió y el hombre reanudó la sinfonía.
—Rhaenyra—la llamó Alicent.
—¿Sí, mi reina?
—Se requiere tu presencia en el patio exterior. La cacería real se alista para partir.
—He decidido permanecer aquí y leer en lugar de ir.
—Puedes retirarte, Samwell—dijo con cierta molestia la joven reina, al instante, el hombre dejó de cantar.
—Tú te quedas por órdenes de la Princesa—pronunció aún sin dignarse a mirar a ninguno de los dos.
—La reina ordena que te vayas de inmediato—respondió de manera retadora, a lo que Samwell obedeció.
—Princesa—se despidió haciendo una pequeña reverencia con su cabeza—. Majestad—terminó por despedirse de Alicent hasta dejar a ambas jóvenes solas.
—El Rey desea que te unas a nosotros.
—El Rey tiene mucho que celebrar. Él no me necesita a mi—la platinada seguía con sus ojos sobre las palabras en su libro sin verdaderamente leer.
—Él quiere que estemos todos juntos. Tal vez la cacería sea... divertida.
—¿Esa es la orden del Rey?
—Si, pero...
—Pues de inmediato, Majestad—dijo poniéndose de pie tras cerrar su libro, arrojando el mismo junto a la pila de almohadas.
—Pero no necesita serlo. Nada debería ser así en realidad, Rhaenyra. Hay personas que quieren conocerte a ti. Lords que...
—No estoy interesada en los lords—la interrumpió—. Y esa gente que mencionas, han venido a conocer a su futuro Rey.
—Lord Sionnach parece un apuesto prospecto.
—Es una lastima que yo no busque uno—finalizó retirándose.
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—Bueno, ¿no es esplendido?— preguntó Viserys una vez que el carruaje avanzaba—. Toda la familia de camino a la celebración y aventura en el Bosque Real—solo se escuchó el traqueteo del camino, puesto que Rhaenyra no tuvo el interés suficiente en responder.
Sus ojos, por otro lado mantenían el interés vivo, desde el abultado abdomen de su antigua mejor amiga el cual anunciaba el segundo hijo que traería a su padre, hasta a la mujer que fuera de lo común les acompañaba en el interior del carruaje. Entrecerró los ojos mirándola. Su rostro era familiar.
La recordaba bien... la mujer que su tío llevó a Dragonstone. La mujer que no solo aclamaba iba a desposar y a darle herederos, sino, también la mujer que su tío con tanta seguridad aclamaba que era la hija bastarda de Otto Hightower.
—¿Cuál es tu nombre?—la joven mujer que mantenía la mirada en el suelo se abstuvo de señalarse a sí misma, su decisión se tornó en enderezarse y responder.
—Dyanna, Princesa.
—Mi padre ha insistido que trabaje para mi y en que debería traerla, para que me ayude con Aegon—explicó Alicent con una sonrisa. Claramente no conocía su parentesco con la mujer, pero creyó que no era el momento adecuado para mencionarlo.
—Un placer—le respondió con una sonrisa amable ahora mirando a Alicent—. ¿Deberías viajar en tu condición?
—Los maestres dijeron que el aire libre me sentaría bien.
—Bueno, tu tendrás a un hijo propio muy pronto—el Rey interceptó la conversación ajena, mirando a su hija—. Y me harás un abuelo orgulloso—, la expresión de Rhaenyra comunico exactamente su opinión.
—No es tan malo. Los días son largos, pero Aegon llegó rápido y sin quejas—no hubo respuesta. Rhaenyra lo último que quería era discutir al respecto de un posible matrimonio y embarazo.
—Deberías cabalgar conmigo hoy. Unirte a la cacería—invitó Viserys.
—Preferiría no hacerlo. Los jabalíes gritan como niños cuando los están masacrando. Lo encuentro incómodo.
—Es una cacería, Rhaenyra. ¿Cómo te gustaría participar?
—No estoy segura porque me lo pidieron.
—Porque eres mi hija... La Princesa. Y tienes deberes.
—Como se me recuerda incesantemente—masculló entre dientes.
—¿Discúlpame?—Dyanna quien hasta el momento intercambiaba su atención entre los dos que hablaban, regreso su mirada al suelo.
—¡Cómo se me recuerda incesantemente!
—No se te debería recordar si cumplieras con ellos.
—Nadie está aquí por mi. Están por tu heredero. Y el mínimo interés que algún hombre presente en mi es por tu poder, no por el mío, que evidentemente no tengo.
El carruaje se detuvo poco tiempo después. La gente alrededor del campamento aplaudían ante la llegada del Rey la Reina, el Príncipe y la Princesa. Todas las familias importantes esperaban a la familia real con devoción, vitoreándolos mientras bajaban de, carruaje.
El primero en descender fue Viserys seguido de su nueva mujer y Dyanna quien pisaba los talones de su hermana cargando a Aegon. Rhaenyra se sorprendía que nadie mencionaba cuán parecidas eran la una con la otra.
—¡Salve, salve Aegon, el Conquistador, Segundo con el nombre! ¡Salud a Su Majestad en su segundo onomástico!—nadie notó que Rhaenyra no había bajado.
Pasados los minutos, salió del carruaje encontrándose con un joven, poco mayor a su edad.
—Le esperaba, princesa—Rhaenyra lo miraba desde lo alto del escalón del carruaje, el joven extendía su mano en su dirección. No tomó su mano y bajo dando un pequeño brinco.
—Supongo que debe ser Lord Sionnach—dijo recordando la breve conversación con Alicent antes del viaje.
—Un placer— afirmó en respuesta, haciendo una reverencia con una sonrisa—¿Su padre le hablado de mí?
—No—la sonrisa de Xavier desapareció—. La Reina lo hizo—dijo caminando a la tienda donde la mayoría de la gente se encontraba, Lord Sionnach le siguió a su lado.
—Son buenas noticias si la Reina ha decidido hablar de uno.
—Quizá, pero no conmigo—dijo entrando en la pesada carpa, rechazando una copa que le ofrecían, Xavier por su parte tomó la bebida.
—Es una tarde llena de matices, ¿no lo cree?
—¿Por qué lo cree?
—Mucha gente reunida, mucha fingiendo olvidar para elegir lo que más le conviene.
—¿Qué es?
—Que usted fue proclamada futura reina—su completa atención se volcó sobre el hombre más alto.
—¿Usted se une a esa causa?
—Por lo contrario, creo que una mente despejada de las putas y el alcohol tiene una posibilidad más grande de un mejor gobierno para el pueblo—Rhaenyra sonrió al joven antes de alejarse e ir por su camino, cosa que al Rey no le pasó desapercibida.
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—¿Eso soy lo que represento para ti?—cuestionó a su padre con notable molestia cuando entró de vuelta en la carpa—. ¿Un premio para ofrecer a las grandes casas? Primero los Sionnach y después los Lannister.
—Ya estás en edad, Rhaenyra. Y Jason Lannister es una excelente opción. Xavier... es joven, no es quien elegiría precisamente para ti, pero si a ti te gusta...
—¿Entonces quien lo eligió? ¿Alicent? Porque de ser así, quizá deberías mencionarle que no desea a Aegon como futuro Rey. O al menos eso es lo que me profesó cuando se presentó conmigo esta mañana.
—Baja la voz y no repitas nada de eso. Si es verdad lo que dices, Lord Sionnach traiciona a la corona.
—Entonces le darás la corona a Aegon...—Viserys suspiró tallando su rostro.
—Tomé la decisión que tenía que tomar en cuanto a Jason Lannister.
—Es arrogante y engreído.
—Pensé que tendrían eso en común. Aunque veo que simpatizaste más con Xavier. Tengo que empezar a hablar más con mi mujer en cuanto a ti. Escucha con atención, Rhaenyra. Desde que llegaste a la edad, me he hundido lentamente en un mar de cartas de cada esquina del reino. Propuesta de matrimonio, todas. Y he tratado seguido de discutirlas contigo—lo que antes era un susurro que les permitía tener la mínima discreción entre ellos comenzó a elevarse a gritos llamando la atención de los invitados—. Pero me has rechazado en cada ocasión.
—¡Eso es porque no quiero casarme!
—¡Ni siquiera yo estoy más allá de la tradición y el deber, Rhaenyra!—terminó por gritar a todo pulmón Viserys, Rhaenyra estaba lista para responder a su padre cuando una tercera persona interrumpió.
—Disculpe, Majestad—Otto llamó la atención de los Targaryen haciéndoles notar el escándalo que habían comenzado.
—Debes casarte—finalizó con Rhaenyra centrando su atención de vuelta en Otto—. ¿Si?
—Los. cazadores reales enviaron su reporte, Majestad. Hubo un avistamiento de un ciervo blanco. Ese cuervo es el "Rey del Bosque Real", Majestad. Un regio presagio para el onomástico del Príncipe Aegon—ante la noticia, el Rey forzó una risa, buscando a su hija, quien ya había abandonado su lugar junto a él.
Xavier quien se encontraba en el exterior aprovechando la gran cantidad de vino, le vio salir y dirigirse s su caballo.
—¿Necesitas ayuda para subir?—Rhaneyra no respondió y cabalgó alejándose, él único dispuesto a seguirla fue Sir Criston Cole.
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Rhaneyra no había vuelto a aparecer y Viserys no se encontraba lo suficientemente de buen humor para tener otro encuentro con ella. Llegada la hora de comer, todos se reunieron, el rey sobre su silla especial bebiendo un largo sorbo de vino, procurando alejar sus angustias. Había mucho que pensar.
Xavier Sionnach se abrió paso hasta llegar frente al Rey.
—Majestad—el leve dolor de cabeza de Viserys comenzó a empeorar.
—¿Es verdad que no desea ver a mi hijo en el trono?
—La verdad nunca puede mantenerse mucho tiempo oculta, mi Rey.
—Eso es traición. ¿Lo sabes?
—Lo sería si no deseara a su hija como heredera. A quien usted mismo proclamó y apoyó para algún día tomar la corona.
—Hija a quien quieres desposar. Una princesa ya es mucho por lo que puedes desear, joven Lord.
—No he venido a pedir su mano.
—Majestad—interrumpió Jason Lannister, quien cargaba en sus manos un obsequio—, hice que la forjaran en la Galería Dorada en honor del Príncipe Aegon. Espero que con ella le dé el golpe fatal en contra del ciervo blanco. El Rey del Bosque Real, es como si los Siete Dioses bendijeran este día.
—Si lo encuentran—susurró Xavier dando un sorbo a su copa con media sonrisa.
—Gracias... por su generosidad—su atención se volcó de nuevo en Xavier, habían cosas que debían discutir.
—Sería un honor—reclamó una vez más la atención Jason—tomar s la Princesa Rhaenyra como esposa, Majestad. Lo que le ofrezco a usted, a la corona y a su hija, es fortaleza.
—¿Crees que la casa Targaryen busca fortaleza?
—Si alguien le ofreciera más dragones, ¿no los tomaría?
—¿Tiene dragones que ofrecer?
—Casterly Rock es un espléndido lugar. Rhaneyra podría tomar asiento ahí a mi lado sin vergüenza, y sentirse recompensada por su pérdida de posición.
—¿Qué pérdida de posición?
—Si nombrará al joven Aegon heredero, Majestad.
—¿Y cuándo estaría haciendo eso?
—Yo solo asumí... ya que es su primer hijo varón... Muchos de nosotros asumimos...
—¿"Muchos de nosotros", dice? ¿Sus abanderados han cuestionado mi elección de heredero?
—Por supuesto que no, Majestad.
—¿No es su deber el reportar los inicios de alguna rebelión en mi reino?
—¿Rebelión? No ha habido nada de eso, Majestad. Yo solo...
—Asumió—finalizó Xavier por Jason.
—No decidí nombrar a Rhaenyra mi heredera por capricho. Todos los lores en el reino harían bien en recordarlo—dijo mirando de soslayo a Xavier quien pintaba una sonrisa triunfal en su rostro—. Gracias... por el regalo.
—Majestad—Lord Lannister se retiró.
—Solo porque estes a favor de mi hija en el trono, no te hace mejor que él. Vete.
—Majestad—dio una pequeña reverencia y se alejó también.
—Los cazadores tienen el rastro, Majestad, y enviaron a los sabuesos. No tardarán en tener al ciervo blanco acorralado. Su premio esta al alcance—Otto no obtuvo respuesta—. ¿Qué piensa de la propuesta de Lord Jason?
—Su orgullo tiene orgullo propio.
–No solo es el padre de Rhaenyra, es el Rey. Ella hará lo que le ordene.
—No es mi deseo ordenarla, Otto. Yo quiero que sea feliz. Lo vi brevemente, hoy. De todos los días, justamente hoy la vi sonreír, de manera sincera. Yo no le ordené eso.
—¿Sabe?, existe otra opción más allá dé Casterly Rock o Vizunia. Una con la que, tal vez, se siente más cómodo. Una cercana a casa.
—¿A quién tienes en mente?—Otto aguardó un minuto completo antes de responder.
—El príncipe Aegon—la mirada de Viserys pasó de su mano y contigua a su pequeño hijo.
—El niño apenas cumplió dos, Otto.
—Si, pero terminará con las incesantes propuestas por la mano de Rhaneyra—, el Rey no le permitió terminar y a mitad de su declaración comenzó a reír. —Comprométalos.
—Vine aquí a cazar... no a ser sofocado por toda esta puta política.
—No hablemos más de ello—la tercera persona en retirarse cerca del Rey fue la mano.
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La jarra que antes se encontraba llena de vino, ahora estaba vacía, mientras Viserys la ponía de vuelta sobre la pequeña mesa, no solo le recibió el sonido del metal contra la madera, sino una voz que conocía bien.
—Hemos enviado jinetes a buscar a Rhaenyra, Majestad—habló Lyonel Strong—. Ser Criston fue tras ella, así que se espera que se encuentren juntos.
—La niña es una contraria imprudente. Si yo, por otro lado le prohibiera desposar a Lannister, huiría con Lord Jason por despecho. Un increíble Rey Targaryen que soy. Sin poder sobre mi propia hija de diez-y-siete.
—El Rey Jaeherys gobernó más de medio siglo en paz mientras que sus hijos lo llevaban al borde de la locura, sus hijas en particular. Es tradición, Majestad—Viserys sorbió sonoramente de su copa en respuesta a lo que Lord Strong había dicho—. ¿Desea escuchar mi opinión ante la situación?—al instante el Rey suspiró esperando la peor de las respuestas. Otro matrimonio arreglado.
—¿Debería adivinar? Tu crees que tu hijo Ser Harwin "Breakbones", el caballero más fuerte en los Ocho Reinos, es el mejor partido para Rhaenyra.
—Me elogia, su Alteza, pero no. Me parecería a mi que el mejor partido para Rhaenyra es el hijo de La Serpiente del Mar, Ser Leanor. Algunos años atrás, le aconsejé que tomara a su hija como esposa. Mi razonamiento se mantiene intacto. Leanor es descendiente puro de Valyria. Comparte sangre con su prima, la Princesa Rhaenys. Y es él el heredero a la casa más rica del reino. La brecha entre sus casas no se ha cerrado desde la última vez que hablamos de ello. Haría mucho para calmar a Lord Corlys de cualquier desaire real... o imaginado. Debemos orar, por supuesto, que Leanor sobreviva la pelea en los Peldaños de Piedra—. Viserys miró alrededor de la fiesta y su mirada no pudo más que parar en Lord Xavier Sionnach quien disfrutaba de la cena y la compañía.
—¿Qué opinas de una alianza con los Sionnach?—lo contempló un instante, la primera respuesta del hombre fue un largo suspiro.
—Si desea que sea honesto, Majestad. No estaría seguro de que Xavier sea el mejor partido para Rhaenyra. Si, probablemente sus personalidades les ayudarían a unir fuerza, pero también existe el escenario en el que chocan y eso mismo es lo que causa la destrucción desde el nido. La casa Sionnach podría ofrecer dinero al reino, sobre todo por la cantidad de bellas joyas que minan, pero si yo estuviese en sus zapatos, optaría por unir casas familiares.
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"Daemon, el rumor de una guerra en los Peldaños de Piedra que no puedes luchar solo ha llegado a oídos de todos en King's Landing. Aunque mi partida fue repentina y sin despedida, me parece que debes saber que todos los días me permito pensar en ti, y espero que alcances la victoria que buscas. Oraré todas las noches a los dioses por tu regreso sano y salvo.
Con amor,
Dyanna".
—¿Qué escribes?—preguntó Philip entrando a la pequeña choza de Dyanna, cargando en sus manos comida para que ambos cenaran.
—Tonterías—dijo en voz alta mirando la carta un instante más, aquel corto mensaje que sabía no podía enviar—, no te preocupes—arrugó el pequeño pergamino poniéndose de pie y lanzándolo a la chimenea. Philip vió como las llamas combustían el material y corría la tinta, pero no le pasó desapercibido el nombre del príncipe Targaryen.
—Siéntate entonces, no deseo que vayas a trabajar sin nada en el estómago.
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NOTA DE AUTORA:
Ódienme, pero no me odien. Sinceramente he estado pasando unos días horribles, meses difíciles y me he alejado mucho de por acá. De hecho, hasta me plantéeme no escribir más, pero me ayuda a distraerme.
Aquellos problemitas por eso me mantuvieron lejos y con mucha tardanza. ¡Casi un año desde la última actualización! Una disculpa, pero estamos de nuevo y espero sintonicen conmigo y la historia.
Esta vez pudimos conocer otro personaje original (Xavier) a quien quiero mucho. Igual, espero sus opiniones sobre él, si les gusta o si no. Si confían o no en él, etc, etc.
Para quien hasta el momento no lo sepa o no lo recuerden, les menciono que la historia está conectada con Empty Gold, por lo que si quieren saber un poquito más de la nueva tierra (nuevo reino), su casa y datos hay un apartado que le dedique a ello en la otra historia para que se den una vuelta si gustan.
Se agradecen de antemano los:
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¡Y nos vemos en el siguiente capítulo!
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