Capítulo 9- Némesis.
— ¿Dónde está Baji? — preguntó Senju con curiosidad.
— Él volverá pronto a casa — respondió Chifuyu un poco nerviosa mientras sonreía.
Para sus amigos era claro que quería evadir la pregunta, pero es que ni siquiera Chifuyu sabía responder a ese cuestionamiento, solamente sabía que Keisuke algún día volvería... Más no sabía dónde estaba, ni cuándo volvería, ni porque se fue.
— ¿Quieren algo de beber?
— Respóndele a Senju... Chifuyu. — Soltó de pronto Tora en un tono imperativo y serio — ¿Dónde está Baji? Ni siquiera ha ido a trabajar a la escuela y no tiene ningún justificativo para faltar al trabajo
— ¡Es que sí tiene justificación! — espetó Chifuyu casi al borde de las lágrimas.
— ¿Ah sí? Pues dínosla — le retó Tora a su amiga. Chifuyu desvió la mirada y de vez en tanto miraba a Tora de reojos mientras se abrazaba así misma por el vientre, no sabía qué decir, sentía rabia y pena porque deseaba dar una respuesta clara al asunto, pero no sabía como
— Es... Es únicamente que él tiene asuntos importantes que atender, pero ni siquiera yo sé de qué se tratan, cuando se fue me pidió que viviera aquí y que lo esperara... Por eso no puedo salir de esta casa, por eso ni siquiera puedo decirles donde está— respondió finalmente en un tono suave sin dejar esa postura sumisa.
Tora puso los ojos en blanco soltando un fuerte resoplido
— Esto es una locura, Chifuyu. Él no puede retenerte aquí. Tienes vida propia. Por favor, reacciona, solo mírate, pareces enferma y cansada y eso no te hará bien ni a ti, ni a ese bebé que llevas dentro.
— Eso no te incumbe — dijo ella mientras se quitaba una lágrima de su mejilla
— ¡Claro que me incumbe! — vociferó Tora levantándose del sillón bruscamente.
— Cálmate. — le dijo Senju, reaccionando ante el arrebato de Tora, y lo sostuvo del brazo para evitar que se acercara a Chifuyu tan violentamente. Sin embargo, el matemático era más grande y fuerte que ella, así que pudo zafarse de su agarre con facilidad. Se acercó a la asustada Chifuyu ignorando a Senju y la sostuvo por los hombros sacudiéndola un poco. La ira lo carcomía. Le molestaba esa actitud tan sumisa de Chifuyu, como si de pronto fuese esclava de Keisuke, y le molestaba que él la sometiera de esa forma tan enfermiza como una prisionera que vive en esa casa.
—¡Me incumbe porque pese a que estás enamorada de mi eterno némesis, de que vas a tener un bebé de él... yo te amo, Chifuyu y no puedo soportar verte así, es como si fueses su esclava.
— ¡No es así! — Dijo ella zafándose de su agarre. Ignoró la declaración de amor, porque ella siempre supo que Tora la amaba, pero Chifuyu no podía corresponderle a Tora y él lo sabía. — ¡Yo estoy aquí por mi propia voluntad! ¡Keisuke no me obligó!
— Estás enferma, sí crees que él te ama de verdad, mas parece que eres su juguete o su mascota, eso no es amar... es obsesión, un pasatiempo.
Chifuyu reaccionó de forma impulsiva dándole una bofetada, pero entonces luego se arrepintió de haber actuado así y de la impresión no le salía el habla, sólo se le quedó mirando con los ojos abiertos de par en par. Senju por su parte, posó su mano sobre el hombro de Tora como pidiéndole que se alejara de Chifuyu y se tranquilizara un poco. Él en silencio obedeció, mientras se frotaba la mejilla, volviendo a sentarse en su lugar.
— No puedo creer que me dijeras eso, siempre has estado celoso de él y ahora intentas volverme en su contra — dijo Chifuyu llorando. Tora puso los ojos en blanco y suspiró fuertemente. Para él era frustrante no lograr que Chifuyu entrara en razón; sin embargo, admitía para sí mismo que si estaba celoso de Keisuke y que en parte intentaba persuadir a Chifuyu de que se alejara de él para luego poder conquistarla. Por otro lado, también creía que Keisuke era extraño de una forma negativa y Tora deseaba proteger a Chifuyu cueste lo que cueste.
— ¿Es que acaso no ves lo que te está haciendo? Te está usando, Chifuyu... Y no estoy celoso, no es santo de mi devoción, lo admito, pero no estoy celoso. Solo intento abrir tus ojos ante la realidad.
— ¡Llevamos seis años juntos, Tora! ¡Nos casaremos y estamos esperando gemelos! ¡Lo que dices es absolutamente absurdo!
— Sí. Y apuesto que se acaba de enterar de que será padre — espetó Tora — qué casualidad, ¿no? Desaparecer justo después de enterarse de que tendrá un par de hijos.
Chifuyu se quedó callada por un momento y desvió la mirada, pero no estaba dispuesta a perder este debate, a pesar de admitir en sus fueros internos que Tora tenía rasó. Porque Keisuke se fue a la mañana siguiente de haberse enterado de su futura paternidad, sin embargo ella recordaba perfectamente que su novio le pidió que cuidara de su hijo o hija quedándose en esa casa hasta su regreso, así que reaccionó después de unos segundos ante la afirmación de Tora
— ¿Qué dijiste? ¿Insinúas que él huyó? ¡No seas ridículo! Como se ve que lo conoces poco, para empezar sí hubiese sido así Keisuke jamás me hubiese pedido que me case con él, o que me viniera a vivir aquí. Acéptalo, Tora. Tú lo odias, siempre lo has odiado... y por eso actúas así
— Chifuyu, yo solo quiero lo mejor para ti.
—Y yo quiero... quiero estar sola ahora
— Sí, mejor nos vamos ya — combinó Senju en un tono sereno para calmar la tención — es mejor que hablemos todos cuando las cosas se calmen — sugirió mirando a Tora.
*/*/*
Ya casi eran las 22:00. Y ahora NÚMERO 30 se encontraba caminando por la ciudad; lo que era curioso para él. Tokio era grande, ruidoso y poblado incluso de noche. La gente a su alrededor lo observaba con recelos y algunos incluso lo evitaban. No los culpaba, no todos los días se ve a una persona tranquilamente caminando por la calle, con la ropa empapada de sangre , las manos sucias y completamente sudado como si eso fuese algo normal.
Sin conocer aquel lugar, De algún modo, e ignoraba la razón, sabía por dónde caminar, las calles que debía tomar. Era como si alguien o algo guiaran su camino, cuál GPS o quizás algo así como un radar y por alguna razón sentía que aquello no tenía nada que ver con sus instintos naturales.
Evitaba todo contacto visual con los humanos porque estos los distraería y no podría concentrarse en llegar a su destino, pues tan sólo con mirarlos a los ojos sabía quien era su potencial víctima, ya sea por tener un alma limpia o sucia, por lo tanto debía fijar su mirada en un sólo punto, evitaba mirar de reojos mientras hubiese personas a su alrededor. Sí había alguien mirando de frente a él, NÚMERO 30 los miraba por sobre su cabeza y con maestría los esquivaba para no tropezar con ellos. Sin embargo, la tarea no era fácil, cuando los transeúntes insistían en observarlos detenidamente con curiosidad.
Tras varios minutos caminando a pasos largos, finalmente llegó a casa, siguiendo aquella especie de intuición se agachó y levantando el limpia pies encontró una llave que encajaba justo en la puerta, rápidamente la puso en la cerradura y tras girarla una sola vez abrió la puerta justo en el momento en que Chifuyu, Tora y Senju estaba por hacer lo mismo para salir. Los tres se sorprendieron enormemente al verlo lleno de sangre en su rostro y dorso, pero la única que reaccionó lanzándose a sus brazos fue Chifuyu dándole la bienvenida a quien creía que era su novio.
— Chifuyu. — Dijo él mecánicamente como si hubiese adivinado de forma correcta quien era esa extraña persona que de pronto lo abrazó
— Sabía que volverías pronto, Keisuke — dijo ella llorando de la emoción
Tora lo fulminaba con la mirada y NÚMERO 30 le devolvió aquel gesto por encima del hombro de Chifuyu mientras ella lo seguía abrazando, en un segundo él supo que aquel hombre podría llegar a ser su enemigo y que también lo fue de su progenitor cuando este estaba con vida.
¡¡Gracias por leer!! ^^
Actualizaciones cada miércoles a las 19:00 hora chilena.
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