Capítulo 22 -Directo al grano.



Keisuke se preguntaba como rayos Takachi logró llevar a su hermana traicionera hasta ahí ¿acaso ella se rindió? ¿ será que ella decidió entregarse arrepentida de su acto cobarde de atacar a una inocente mortal? No, si el antídoto tenía precio, es porque ella llegó ahí para intentar sobornarlo, era algo más que obvio.

— ¿Cuál es el precio? — preguntó Keisuke sin cambiar su postura. En su rostro se podían ver ligeramente esas venas que surcaban el contorno de sus ojos. Tenía los puños apretados y sus músculos tan tensos como las cuerdas de una guitarra afinada, de sus brazos se ramificaban el resto de sus venas y arterias como rayos de tormentas eléctricas y su respiración era notoriamente irregular y agitada, era como sí en cualquier momento fuese a liberar al Avatar que poseía para que este le diese su merecido. Keisuke mismo sentía las ansias de desangrarla viva sin ninguna piedad.

— Chifuyu — respondió Luna como si lo que hubiese dicho fuese simple

— ¿disculpa? — terció Hina en un tono sarcástico mientras cruzaba los brazos

— Eso, lo que escuchaste — respondió ella mirando a la joven Baji. Hina la fulminó con los ojos, y de estos salían chispas de impotencia tanto como a su hermano mayor.— El hechicero Kisaki necesita a Chifuyu— añadió, esta vez dirigiendo su mirada a Keisuke

— ¿Para qué? — preguntó Keisuke de forma cortante

— Solo la necesita — respondió Luna — es algo entre el hechicero Kisaki, Chifuyu... y yo

— ¿En serio? Quiere que le entregue, así como a si a mi novia y no me vas a decir la razón. — Soltó una risita sarcástica. — No, olvídalo — contestó Keisuke determinante mientras apretaba la mandíbula, reuniendo toda su fuerza de voluntad para no atacar a Luna delante de sus discípulos

— Entonces deberá morir — dijo la bruja negra

— ¡Eres una...! — comenzó a decir el hechicero avanzando hacia ella peligrosamente; Luna retrocedió al sentirse amenazada, al mismo tiempo que Takachi se apresuró a detener al furioso hechicero posando su mano sobre el hombro de este mirándolo de frente. Aunque Keisuke era su líder en el aquelarre y le debía toda lealtad como el discípulo que era, y aunque sabía que su líder tenía una buena razón para tirársele encima, Luna; seguía siendo su hermana menor, por muy inescrupulosa que actuara

«Dile que sí, necesitamos el antídoto» apremió el avatar

«No le pienso entregar a Chifuyu, tú y yo sabemos para qué la quiere en realidad»

«Está claro eso, Keisuke. Pero no podemos perder el tiempo, Chifuyu muere lentamente, solo dile que si para que te dé el antídoto... y tranquilízate... que de atacarla yo me encargaré pronto, la verdad esa chica me abre el apetito de sangre enormemente»

— Quisiste matarla, no te dejaré que te acerques a ella — insistió Keisuke ignorando a Edward

— Oh, por favor, no la queremos muerta, la necesitamos viva — respondió Luna poniendo los ojos en blanco en un gesto exasperado — lo que le pasó en el club fue solo un accidente

«¡Solo dile que sí, para que te dé el maldito antídoto, Keisuke!» — bramó el Avatar

— Está bien, ahora dame el antídoto y llegaremos un acuerdo con respecto a Chifuyu.

— Me parece bien — dijo Luna — además, no es que me vaya a llevar a Chifuyu ahora mismo... deberé esperar a que aquel engendro que lleva en su vientre nazca

— ¿A qué te refieres? — preguntó ladeando la cabeza y frunciendo el ceño

Pero la respuesta no llegó inmediatamente, tampoco llegó en boca de Luna. Hina miró a la hechicera vestida de negro y entre cerrando los ojos, una vez más la fulminó con una mirada que sí tuviese el poder de hacerlo, le atravesaría el pecho como un rayo láser a Luna, enseguida, la joven Baji se movió al lado de su hermano, este la miró , Hina llamó su atención con la mano disimuladamente y Keisuke se le acercó a la altura de su rostro

— La quiere para crear un Avatar — dijo ella en un susurro en el oído de su hermano, para que solo él pudiese escucharlo. La pequeña Baji, al mirar a Luna por unos segundos, tuvo la visión futura en la que la hechicera negra se reunía con Kisaki en el laboratorio preparando a Chifuyu para su nuevo proyecto. Keisuke entrecerró los ojos y luego asintió un par de veces.

— Ah... eso, así que el veneno no iba dirigido a Chifuyu, iba para Los bebés — acusó Keisuke en voz alta — porque a Kisaki no le funciona hacer un Avatar si la mujer está embarazada.

Ante esa declaración tan repentina, todos reaccionaron sorprendidos; todos, incluyendo la misma Luna, quien aún no se daba por enterada, de quien era el asistente que estaba antes que ella ayudando a Kisaki. Sólo sabía que estaba muerto. Y Kisaki seguía ocultándole la identidad de su antecesor a la chica, sabiendo lo encaprichada que la hechicera estaba de Keisuke, y a Kisaki no le serbia una asistente desdichada por la muerte de un amor imposible, la necesitaba 100% enfocada en su labor.

— ¿Un qué? — dijeron Takachi y Mana al mismo tiempo, quienes hablaron por primera vez desde que llegaron

— Ahora dame el antídoto, Luna — exigió Keisuke apretando los dientes con impaciencia

— ¿Que sabes de los Avatares? — preguntó ella de manera desafiante

— ¡El antídoto, ahora! — bramó Keisuke sin responder a las interrogantes de los hermanos Mitsuya

— Primero dime — exigió Luna, que aunque estaba algo asustada por la reacción de Keisuke; se mantenía firme.

Perdiendo toda paciencia, Keisuke realizó un movimiento mágico con su manó izquierda, logrando quitarle el frasco que la hechicera ocultaba bajo su largo abrigo negro, haciéndolo bolar hasta él.

— Gracias — sonrió con sarcasmo. Enseguida caminó hasta la puerta de su habitación, pero antes de entrar al cuarto, su cuerpo comenzó a reaccionar gracias a la ira acumulada que llevaba dentro desde que Luna llegó a su propiedad con aires de grandeza y amenazas. Hizo otro movimiento mágico y selló su casa dejando encerrados a todos los presentes e incluso levantado una gran ventisca que azotaba cada vidrio, puertas y ventanas de manera estrepitosa al cerrarse.

— Solo por precaución — dijo mirando a todos, de manera misteriosa, sus ojos estaban realmente en llamas, ni siquiera su hermana Hina podía creer aquella reacción. Luego sólo miró a Luna con los ojos aún más encendidos de rabia — cuando regrese, tendrás muchas cosas que explicar — diciendo eso, desapareció por la puerta de su habitación, dejando a todos anonadados ante ese espectáculo mágico.

Era claro que la magia ancestral estaba provocando un efecto incontrolable en él, que comenzó a gatillarse en el momento en que su familia se veía amenazada por aquel hechicero loco y su nueva secuaz.

Sin embargo, al llegar a su habitación y sentarse junto a la moribunda Chifuyu, volvió a retomar la calma, a respirar profundo y abandonar toda tención, a pesar de que aún sentía su cuerpo un tanto tembloroso por todo lo que había pasado momentos atrás. Con lentitud, y mucho cuidado, mientras le quitaba la tapa aquel frasco de cristal en forma de lágrima con un contenido ambarino dentro de él, vertió unas cuantas gotas sobre los labios de su novia, y ella con lentitud comenzó a reaccionar, respirando con normalidad y abriendo paulatinamente sus ojos como si estuviese despertando de un sueño profundo. Dio un gran suspiro y pestañando un par de veces, posó su mirada confusa sobre los azules ojos de Keisuke, quien la miraba de manera nerviosa y expectante. Enseguida, se incorporó y sin decir una palabra se lanzó sobre los brazos de su novio, Keisuke la abrazó fuertemente sin decir nada él tampoco, pero en su mente pudo oír una especie de ronroneo provocado por el Avatar; que también expresaba su propia felicidad al verla despertar y volverla a tocar en aquel abrazo en la que él también se unió al sentir el cuerpo y la energía vital de Chifuyu entre sus brazos, porque, aunque Edward no controlaba aquel cuerpo en ese momento él jamás perdía la sensación física cuando Keisuke se poseía de él.      

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