Capítulo 16- Bella Luna, La bruja negra
Esa larga madrugada, Hina durmió en la habitación de alojados, despertaron muy tarde todos, a eso de las 14:00 hrs, y mientras todos almorzaban sin siquiera cambiarse de ropa o darse una ducha, mantenían una animada charla, Keisuke había liberado por un momento a NÚMERO 30 y éste último prefirió mantenerse imparcial mientras fingía que le gustaba lo que comía delante de Chifuyu.
Hina y Chifuyu finalmente se conocieron mejor y descubrieron que tenían mucho en común pese a la diferencia de edad, que por cierto no era mucha si se piensa mejor.
— Serán dos niños — soltó de pronto Hina mirando a Chifuyu
— ¿Qué? — preguntó ella extrañada intercambiando miradas con NÚMERO 30 que fingía muy bien ser Keisuke, aunque a Hina no la podía engañar. Por su parte, el hechicero sonrió dentro de la mente del Avatar
— Los bebés en tu vientre... serán dos niños... y nacerán el 20 de agosto a las 22: 30 hrs en la noche clara de luna llena
— ¿realmente funciona? — Preguntó Chifuyu en un susurro mientras dejaba su tenedor con arroz a la altura de la boca — ¿ser exacta en tus predicciones?
— Keisuke no me creía — respondió con suficiencia, luego miró a NÚMERO 30 con una expresión orgullosa y desdén al mismo tiempo sabiendo que su hermano lo escuchaba
— « dile que lo siento»
— Lo siento — repitió NÚMERO 30 en voz alta mientras miraba a Hina con una expresión seria fulminadora levemente con los ojos, podía sentir su hostilidad contra él por parte de ella, lo que le parecía algo irónico sabiendo que dentro del mismo cuerpo se encontraba la persona a quien más apreciaba. Sin embargo, NÚMERO 30 no tenía nada contra Hina.
— Y bien... — continuó Hina con algo más de entusiasmo esta vez — ¿haremos algo esta noche?
— ¿Qué propones? — preguntó Chifuyu sonriendo
— Debemosir a Big Echo Shibuya Center-Gai Honten
— Respondió la joven hechicera sin borrar su sonrisa — nosotros y los chicos del aquelarre
— « ¿qué? Está loca, Chifuyu no puede salir en ese estado» — escuchó NÚMERO 30 en su mente
— Hina, Chifuyu no puede salir en esas condiciones, no es correcto
— Ah, pero yo sí quiero ir — rogó su novia mirándolo con una súplica casi infantil— Por favor, Keisuke será divertido, no he salido en días
— « esa es su mirada de cachorrito, finge que te enternece, pero no sedas »
— Pero, amor — dijo soltando una pequeña risita de incredulidad mientras le sonreía tiernamente — es un club exclusivo y no dejan entrar a menores de edad —NÚMERO 30 intentaba seguir las instrucciones de Keisuke, pero aparentemente sin éxito alguno
— Pero te tenemos a ti... querido... hermanito — intervino Hina inclinándose sobre la mesa mientras cruzaba los brazos sobre el mueble mirándolo al avatar directo a los ojos — además... sé que no te arrepentirás de mi sugerencia cuando te topes con esa rubia promiscua, sobre todo si quieres sobrevivir en esta tierra — susurro en un volumen que sólo Keisuke y NÚMERO 30 pudieron oír
A Hina no le interesaba lo que le sucediera a NÚMERO 30, pero sí quería que Keisuke siguiera en esta tierra y cumplir su asunto pendiente, haría lo posible para que se mantuviera, incluso si tuviese que sacrificar algunas vidas para ello.
*****
Luna era una mujer decidida, con aptitudes para la magia más avanzada, si se lo proponía podía incluso practicar la magia oscura pero sus principios no se lo permitían, era demasiado orgullosa para irse por el camino fácil y prefería conseguir sus metas con el poder de su propio esfuerzo, tal como se les enseñaron a ella y a sus hermanos. Pero por otro lado tenía una debilidad y es que ella era fácil de convencer y embaucar por aquel que le ofrecía el mundo a sus pies. Esta vez; y, pese que se prometió así misma no volver a caer, no fue la excepción. Convencida de que recibiría algo a cambio, la vanidad y la avaricia comenzaron a cegarla y ella era capaz de aceptar cualquier negocio sucio que le ayudara a conseguir sus objetivos mientras no tuviese que acudir a la magia oscura. No obstante, en el mundo de los hechiceros los negocios sucios, involucra la magia oscura irremediablemente.
Y ahí estaba ella, con un corset de color negro acentuando su figura, que ya de por si era esbelta, una falda de tul y satén de cortes irregulares que caían en distintos tonos de rojos, su teñida cabellera larga y oscura como la noche caía como catarata sobre su descubierta espalda haciendo contracte con su fantasmal tono de piel. Y su mirada felina brillaba como dos amatistas, que se destacaban aún más con todo ese maquillajeoscuro: Pestañas negras, labios de color granate y mejillas apenas notorias de color rosado casi invisible. Era toda una vampiresa, excepto que en vez de beber sangre, ella solía beber pociones y conjurar hechizos, sin embargo, y pese a las reglas, ella trataba con vampiros reales dentro de su círculo social. Sin mencionar su rechazo a la magia oscura; todolo demás, en ella era oscuridad, incluyendo su forma de pensar, de hablar, su filosofía, su forma de moverse entre las sombras, su sensualidad al estilo vampiresa, en fin. Entre la comunidad era conocida como "la brujanegra del solare", el aquelarre a la que ella pertenecía, aquelarre cuyos poderes se regía y se canalizaban por losplanetas del sistema solar.
A pesar de los nervios, se mantenía firme parada en medio del bosque, aunque lejos de la comunidad. El hechicero científico la acechaba de cerca como un animal acorralando a su presa de forma intimidante. Luna no podía creer que la fuente de la juventud fuese tan efectiva al ver aquel hombre de belleza y juventud antinatural frente a ella, seduciéndole con su voz arrastrando cada palabra para darle una connotación especial al asunto con el fin de que ella no se pudiese resistir a la tentación.
— Así que... ya sabes todo sobre los Avatares, bella Luna, aunque... no debiste entrar y husmear en lugares privados— le sonrió y ofreciéndole su brazo dijo: — demos un paseo— Luna entrelazó su brazo con el de él un poco asustada y lo siguió.
— Creí que la casa estaba abandonada, señor... y no estaba husmeando, sólo quería estar sola — respondió ella un tanto nerviosa
— ¿Y por qué querrías estar sola... una mujer como tú, bella Luna? — preguntó Kisaki mientras le colocaba un mechón de su cabello detrás de la oreja. Luna comenzó a temblar ligeramente y no respondió.
Kisaki sorprendió a Luna en el momento en que la vio escabullirse por la puerta principal del laboratorio. Éste por fuera era una vieja mansión abandonada. La entrada principal estaba custodiada con dos enormes gárgolas, de cuerpo de león y cabeza de una criatura indefinida, ambas con las fauces abierta mostrando cuatro intimidantes colmillos, se encontraban una a cada lado del portón, que separaban el bosque de la misma mansión. En el gran jardín de plantas y malezas marchitas se encontraban dos grandes pilares estilo gótico que rodeaban una estatua que representaba la muerte. En otro costado, en el lado derecho para ser específicos; a veinte pasos más adelante una pequeña colina en cuya cima se encontraba un mausoleo, que por el tamaño de la colina con respecto a la base del mausoleo, éste daba la impresión de que hacia equilibrio. Luna tenía la impresión de estar dentro de un viejo y abandonado cementerio y por supuesto se sentía a gusto en aquel lugar.
Cuando Kisaki la descubrió, Luna estaba a punto de entrar a la casona, pero al ver al hechicero asomado por la ventana, ella intentó huir, sin embargo, él fue más rápido y tras tranquilizarla, la invitó a pasar a tomar el té en la sala de estar. (Una gran sala oscura decorada en un estilo gótico) y es que pese a que, por fuera, esa gran mansión parecía abandonada, estaba absolutamente habitable. Kisaki decidió mantener esa apariencia para que nadie supiese donde vive él en realidad, sólo unos pocos lo sabían, entre ellos su antiguo asistente Keisuke, también un joven hechicero que desapareció hace más de veinte años y ahora, Luna. A quien intentaba seducir con sus encantos contándole todos sus planes y mostrándole el laboratorio que se hallaba al final de un pasillo en esa mansión. Le reveló de que y quienes era los Avatares y sus propósito, enseguida les presentó a Akane y Takemichi ; o como Kisaki les dice NÚMERO 22 y NÚMERO 26. En ese instantes ellos se encontraban ahí pues Kisaki no encontraba alguna misión que valiese la pena para asignarles y los tenía como servidumbres.
Tras toda esa introducción, invitó a la chica a dar un paseo por el bosque mientras charlaba para conocer más a Luna y descubrir cuál es su debilidad.
— Como sea, bella Luna... luego de que cree a mi último Avatar, perdí a mi mejor aliado... que en paz descanse — continuó Kisaki caminando alrededor de ella con aires misterioso y lentos. Luna sollozó por lo bajo, su cercanía la atemorizaba, pero ella intentaba mostrarse firme. Ella no permitía que "la bruja negra del solare", se viese débil ante los demás. — y... ¿y qué pasó con el avatar? — inquirió ella
— Lo perdí, está por ahí en alguna parte de Tokio o del país — respondió como si aquello importara poco, pero a Kisaki no le causaba ninguna gracia haber perdido a su última creación, en su opinión; NÚMERO 30 era el mejor Avatar que había creado. Por su parte, Luna no sabía de quien se trataba, pues el hechicero científico omitió el detalle más importante, decirle que Keisuke era el último Avatar; sí quería ganarse la confianza de Luna, no le convenía que ella lo supiese, ya que de lo contrario, ella podría negarse a ayudarle a cumplir su cometido.
— Dime, bella Luna... ¿qué es lo que deseas? Yo te lo ofrezco — le susurró al oído cuando él se paró detrás de ella en un aire seductor que no era chocante para nadie, pues su eterna juventud aplacaba el hecho de que él tenía más de ochenta años en realidad, muchos lo confundían con un vampiro.
— Quiero que esa chica desaparezca, quiero su vida, quiero poder conquistar a los hombres que están a sus pies ... deseo que por una vez ser yo la que gane su corazón
— Oh, vamos bella Luna, ese es un deseo muy corriente... dejemos los clichés a un lado. Debe haber algo más que quieras, algo más interesante que el amor de un hombre
— Sí... — respondió ella mirando en un punto fijo a la nada mientras se estremecía al sentir a Kisaki en su espalda — ...quiero poder. Ser la más poderosa de mi aquelarre y poder manipular las mentes de quienes no están de acuerdo conmigo y poder inspirar a los marginados a que deben hacerse escuchar ante los estúpidos que no entienden ni respetan nuestra forma de ser o hacer las cosas.
— Oh, pero yo si te comprendo, bella Luna — respondió él aun en su oído
— ¿Enserio?
— Sí, tienes todo el potencial para ser una líder y si te lo propones desvincularte del aquelarre al que perteneces y formar uno propio
— Sí... eso quiero — dijo ella sonriendo aún con la mirada fija a la nada
— Muy bien, bella Luna... lo tendrás, pero tú debes cumplir con una tarea antes de tener todo lo que pidas
— Haré lo que sea
— ser mi nueva asistente y traerme a Chifuyu Matsuno
— ¿A Chifuyu? — preguntó ella extrañada — ¿Se... se refiere a esa refalosa novia de Keisuke
La razón por la cual Luna conocía a Chifuyu es, que ella también estudia en University of Tsukuba, los animales era parte fundamental de su vida además de la magia. Y por supuesto, para ella no era un secreto que profesor y alumna fuesen novios y la odiaba por eso.
— piénsalo, linda. Sí Chifuyu es la progenitora de un nuevo Avatar, entonces saldrá de tu camino y tendrás a Keisuke y a todos los hombres que quieras a tu merced ¿ qué dices? ¿ Aceptas?
Ella se lo pensó por varios segundos antes de responder y tras dibujarse una traviesa sonrisa en sus rojos labios , miró a Kisaki volteando hacia él y asintiendo
— acepto.
Ante la respuesta de la chica, el hechicero sonrió de lado con aires de triunfo — sólo una cosa más, bella Luna — replicó algo más serio — Chifuyu lleva a un engendro en su vientre y no puedo hacer un Avatar con una mujer embarazada. Debes arreglártelas para traerme a Chifuyu en condiciones para poder trabajar en mi nuevo proyecto. Dime ¿crees poder lograrlo?
— cuente con eso, señor — respondió sonriendo la Bruja negra del aquelarre solare.
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Actualizaciones cada miércoles a las 19:00, hora chilena.
Sí, hoy es jueves, y no tengo excusas, lo único que les puedo decir es que ayer, se me olvidó por completo, por eso me disculpo.
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