Capítulo 13- Conexión


Hina atravesó todo el bosque una vez que abandonó la playa para volver a su hogar. Cuando llegó a su casa cruzó la sala y entró a su habitación con sigilo para no hacer ruido; no quería despertar a sus padres. Guardó la sudadera de Keisuke en su armario y enseguida sacó de su mochila el grimorio y lo escondió de bajo de su colchón. No quería que sus padres se enterasen que había tomado las cosas de Keisuke sin su permiso, porque de por sí, él era receloso cuando se trataba de cuidar sus pertenencias y en especial si se trataba de sus preciados grimorios.

Se subió a su cama para acercarse a la ventana y cerrarla, pues esta estaba abierta de par en par y su habitación estaba totalmente congelada, miró a través del vidrio la oscura noche por última vez antes de cerrar la cortina también. Afuera el viento soplaba con fuerza; y Hina pudo observar como las siluetas negras de los arboles boscosos se mecían de un lado a otro como si se trataran de marionetas manejadas por hilos.

Tras hacer todo eso, volvió a bajar de la cama y poniéndose nuevamente la mochila en el hombro izquierdo sin colocársela por completo; abandonó su dormitorio para dirigirse a la salida, no le importaba que fuesen ya las 3:30 AM, tampoco le importaba que no hubiese dormido nada esa noche, ella debía llegar a casa de su hermano y ver que él estuviese bien con sus propios ojos. Después de todo, no sería la primera vez que trasnochara, tampoco le preocupaba como llegaría hasta allí, tomando en cuenta, que estaba en Tokio. Y aunque no se trataba de Shinjuku (el barrio que nunca duerme) ella era muy confiada, y tenía sus métodos para caminar por las calles de Tokio hasta altas horas de la noche.

Y ahí estaba, una joven viviendo sus últimos meces de adolescencia para convertirse en toda una mujer, en un par de meces cumpliría los dieciochos, pero ella actuaba como adulta decididamente desde que aceptó sin remedio su destino.

Keisuke ha estado posesionándose del cuerpo de NÚMERO 30 por casi un mes. Ha pasado mucho tiempo desde que logró volver a su hogar trasportado por el cuerpo de su avatar. Hina aseguró a sus compañeros que su hermano mayor había desaparecido por casi tres semanas, pero lo cierto era, que estuvo fuera de circulación por casi un mes y medio desde ese 14 de febrero. Al comienzo la bruja no lo notó, pues como Takeshi dijo; Keisuke solía irse sin avisar de vez en cuando, en especial cuando tenía que ayudar a Kisaki a realizar sus experimentos. Pero la última vez que estuvo en el laboratorio de Kisaki; fue durante siete días mientras se desarrollaba su Avatar, y desde que éste despertó, la ausencia de Keisuke comenzó a sentirse más fuerte, pues claro está, Hina y Keisuke tienen una conexión psíquica muy fuerte que estuvieron desarrollando desde siempre pese a no tener conexión sanguínea en realidad. Así que por razones obvia, Hina sintió la desaparición de Keisuke luego de que NÚMERO 30 comenzara a cazar y verse libre de hacer y deshacer lo que quiera tanto en los bosques como en la ciudad. Y la razón de que presintiera el peligro sobre su hermano no era porque supiese lo que sucedió, sino, que las veces en que Keisuke tomaba posesión de NÚMERO 30, era porque el espíritu de Keisuke estaba aún más conectado con su hermana, sólo que esta vez de manera inconsciente.

Al llegar a Shibuya ella caminó con rapidez a la casa de Keisuke, ya eran más de las cuatro de la madrugada y a esa hora, las calles eran aún más peligrosas, y aunque tenía sus trucos bajo la manga para defenderse de los delincuentes, ella no iba a exponer su secreto frente a los mortales. |

Chifuyu dormía plácidamente luego de un largo y difícil día, terminando así en una noche romántica en la que el espíritu de Keisuke hizo posesión de su Avatar para hacerle el amor a su novia. Por su parte, NÚMERO 30, luego de que Chifuyu se quedó dormida definitivamente, y Keisuke lo liberó para ser él mismo. Aún seguía despierto con sus dos rasgados ojos castaños, abiertos de par en par, mirando el techo de la habitación tratando de mantener la mente en blanco. Lo cierto era, que él agradecía en cierto modo que su progenitor lo poseyera cuando le hacía el amor a Chifuyu, porque de esa forma podía tocarla y sentir su energía sin lastimarla, ni lastimarse así mismo. Si bien él, no tenía permitido absorber la energía de Chifuyu, le gustaba sentirla en su cuerpo, en su piel, entrar por sus poros, era casi una adicción para él que lo hacía sentir incluso más humano a pesar de que aún no tenía la capacidad de sentir emociones.

Tanto NÚMERO 30 como los otros Avatares también tenían la capacidad de dormir, pero la última creación del hechicero científico, era una criatura aun mas evolucionada; que si bien tenia noches de sueños, en ocasiones, podía pasar en vela durante una o dos noches completas, según la cantidad de sangre humana que bebiera o de energía vital que absorbiera, esta también le proporcionaba más fuerza, una fuerza antinatural que muchas veces no podía controlar por sí solo y el espíritu de Keisuke tenía que interferir para controlarlo; otra característica que se presentaba; era la velocidad, en ese sentido, Keisuke tenía razón al decir que los Avatares, en especial NÚMERO 30, eran una especie de vampiros.

Esa noche tan especial, era el caso. La noche anterior consumió la energía vital de tres prostitutas de alma pura, la sangre de un asesino a sueldo y se devoró a un ladrón que justamente tuvo la mala fortuna de toparse con NÚMERO 30 en el momento en el que intentaba escapar del asalto de una farmacia de emergencia.

En ocasiones, pasaba las noches en las que no dormía; teniendo largas tertulias mentales con el espíritu de Keisuke. El espíritu del joven hechicero le daba consejos a NÚMERO 30 de cómo actuar delante de Chifuyu cuando no estaba siendo poseído y controlando su cuerpo por éste. También le enseñaba como manejar la empatía a la hora de elegir a la víctima de turno, pues, Keisuke también solía sentir el sufrimiento de las personas cuando tenía que tomar a alguien y entregársela a Kisaki; en los tiempos en el que él vivía y era el asistente del anciano. Con la diferencia de que Keisuke era humano y no absorbía energía ni mucho menos bebía sangre o carne de la gente, pero sí las hechizaba . En ocasiones dolorosas y cruelmente con el embrujo torturador, otras veces no, simplemente utilizaba su don de persuasión y los obligaba a seguirlo , guiándolo hasta el laboratorio donde Kisaki lo esperaba, sin embargo, de alguna forma él también salía perjudicado por lo que debió aprender a manejar su don de empatía tanto en lo emocional como en lo físico; y ya que estaba muerto le enseñaba al Avatar desde su mente como manejar cada don, mientras que éste intentaba aconsejarle de la mejor manera al espíritu como lidiar con el hecho de que debía alimentarse de la manera más desagradable y asquerosa.

NÚMERO 30 se vio obligado a salir de sus pensamientos en el momento en que se pudo oír claramente la puerta de la sala abrirse. Hina había irrumpido sin más ni más sabiendo donde escondía la llave de emergencia Keisuke; asique se tomó esa libertad sabiendo que él quizás podía molestarse o asustarse si su hermana menor entraba a su casa de esa forma a esa hora de la madrugada, pero lo que ella no sabía era que Keisuke ya no era Keisuke y que Chifuyu estaba viviendo en esa casa desde hace ya un tiempo.

— ¿Quién es? ¿Quién está ahí? — preguntó NÚMERO 30 al salir de la habitación y detenerse al final del pasillo en la oscuridad.

Hina se sobresaltó al oír la voz de su hermano cerca de ella, pues no había sentido sus pasos al caminar. Con el susto se congeló y no fue capaz de responder de inmediato. NÚMERO 30 se dirigió hacia el interruptor de la luz y la encendió, fue ahí que por primera vez, hermano y hermana al verse a las caras después de varias semanas, casi ni se reconocieron. Al principio fue; porque Hina no sintió su presencia, lo podía ver a su lado, físicamente, sí... pero no lo sentía. Por otro lado, también estaba el pequeño cambio de imagen que él se hizo hacía unos pocos días, la melena castaña ya no estaba tan larga como era lo normal en él, en ese momento su largo cabello lo tenía hasta un poco más arriba de los hombros en corte escalonado, las puntas de su cabello estaban teñidas en un rubio oxigenado, al estilo californiano. Además, Hina pudo percibir que los ojos de Keisuke se le veían más oscuros y la mirada era más sombría.

«Es Hina, mi hermana» — dijo Keisuke en un tono de extrañeza y preocupación

— Hina — repitió NÚMERO 30 en voz alta

— Sí... soy Hina... — dijo ella en un tono sereno, pero mirando a NÚMERO 30 con una expresión interrogante y desafiante — pero sé que tú no eres Keisuke. — Añadió sin cambiar ese tono que acusaba al Avatar de ser un impostor.

💖¡¡Gracias por leer❗❗

Actualizaciones cada miércoles a las 19:00, hora chilena. 

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