¿𝙲ó𝚖𝚘 𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚎𝚛𝚘𝚗?

ᴄʟᴀʀᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴜɴᴀ ʙᴜᴇɴᴀ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴅᴇꜱᴀʀʀᴏʟʟᴀʀꜱᴇ ꜱɪɴ ᴇʟ Éᴘɪᴄᴏ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴘʀᴏᴛᴀɢᴏɴɪꜱᴛᴀꜱ Qᴜᴇ ᴘᴏᴄᴏ ᴀ ᴘᴏᴄᴏ ᴠᴀɴ ᴇɴᴛʀᴇʟᴀᴢÁɴᴅᴏꜱᴇ ʜᴀꜱᴛᴀ ʀᴇʟᴀᴄɪᴏɴᴀʀꜱᴇ, ʀᴇꜱᴜʟᴛᴀɴᴅᴏ ᴇɴ ᴜɴᴀ ʜᴇʀᴍᴀɴᴅᴀᴅ, ᴄʟᴀɴ, ꜰᴀᴍɪʟɪᴀ ᴏ ᴄᴜᴀʟQᴜɪᴇʀ ꜱɪɴÓɴɪᴍᴏ ᴘᴀʀᴀ un ɢʀᴜᴘᴏ ꜱᴇɴᴛɪᴍᴇɴᴛᴀʟ.

ᴅɪᴄʜᴏ ᴘʀᴏᴄᴇꜱᴏ ᴇꜱ ʟᴏ Qᴜᴇ ᴠɪᴠɪʀÍᴀ ʟᴀ ᴊᴏᴠᴇɴ ᴛ/ɴ ᴇɴ ʟᴀꜱ ᴘʀÓxɪᴍᴀꜱ semanas, ᴅᴇꜱᴘᴜÉꜱ ᴅᴇ Qᴜᴇ ꜱᴜ ᴛÍᴏ, ᴅᴜᴇÑᴏ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ʜᴇʟᴀᴅᴇʀÍᴀ, ᴅᴇᴄɪᴅɪᴇʀᴀ ʟᴀ ʀᴇɴᴏᴠᴀᴄɪÓɴ ᴅᴇ ꜱᴜ ʟᴏᴄᴀʟ.

Un poco de trasfondo: Como protagonista provienes del tercer mundo, y tanto tú como tus padres reconocen que su país es un lugar algo... complicado para desarrollarse tomando en cuenta el tema económico y la seguridad. Así que a cierta edad, decidieron enviarte lejos para que tuvieras una mejor calidad de vida y desarrollo educativo, al mismo tiempo que madurarías en el proceso.

Ellos tomaron la decisión final de enviarte a Japón. ¿Por qué? Bueno, PORQUE ES JAPÓN, y además porque tenían familia allá. Una clase de tío lejano según dijo tu papá.

Llegando al nuevo territorio, conociste a tu tío, hombre de parte de tu familia paterna que hace casi tres décadas vivía en Japón, creando una familia formada por una esposa siempre ocupada en viajes de negocios y un hijo de edad mayor que habitaba en otra parte de Japón.

Tu tío estaba dedicado a su tienda de helados, un mediano local que apenas obtenía suficientes clientes como para continuar en el negocio.

Te ofreció empleo, pues sabía que para conocer un país tan extravagante se necesitaba de billetes. Tu gustosamente aceptaste, desarrollando un gusto y cariño por dicha tienda y admiración a la pasión del familiar por disfrutar de lo que hacía.

Como se mencionó antes, le tomó algo de tiempo a tu tío reconocer que el estilo del local, no era una decoración vistosa ni mucho menos relacionada a su servicio. Así que puso manos a la obra y recreó el establecimiento, con un poco de tu ayuda claro.


Todo inició con Mitsuya Takashi.

Él fue el primero en darse cuenta de tu existencia. El local de tu tío se encuentra relativamente cerca de su hogar, por lo que tiene que pasar por ese camino cuando va a dejar a sus hermanas, Mana y Luna, a su escuela unas cuadras más adelante.

La situación para que ambos cruzaran miradas y comenzará su relación amistosa fue esta:

Al ya establecerte en el casa de tu tío, muchos vecinos curiosos *cof, cof chismosos* decidieron conocerte y darte la bienvenida. Con el tiempo lograste formar vínculos con ellos y sus familias, a lo que llevo que un chiquillo en especial se encariñara demasiado contigo hasta visualizarte como una hermana mayor, su modelo a seguir.

Sabiendo que la madre del pequeño Tadashi era una mujer ataviada de trabajo, le ofreciste llevar a su hijo a las escuela las veces que fuera necesario. Misma escuela a la que las niñas Mitsuya asistían.

Fue un día en el que ambos coincidieron a la hora de dejar a los menores.

- Muy bien señorito. ¿Tienes todo? ¿Celular y almuerzo?- le preguntaste al más pequeño.

- Tengo todo, onee-san.-Respondió dándote un cariñoso abrazo antes de irse caminando una cuadra hasta su intituto. - ¿Oh? ¡Mana-chan, Luna-chan!- agitó su manita para llamar la atención de las pequeñas a lo lejos.

Te giraste a ver de quién se trataba, visualizando a dos pequeñas niñas acompañadas de un apuesto chico pelimorado.

- ¡Tadashi-kun! - exclamó primero Luna, corriendo de prisa hacia donde estaban ustedes dos. -¡Ne, Tadashi-kun, no sabía que tenías una hermana mayor!

Estabas a punto de replicar que no lo eras, pero el pequeño vecino se te adelantó.

- Si, es mi hermana mayor T/n. ¡Onee-san, ella es Luna!

- Muchos gusto, Luna-chan ♡ - replicaste sonriente con una mano moviéndose.

- ¡Woah! Es muy bonita.

Ese comentario te agarró en curva, haciéndote sonrojar .

- ¡Luna, no te vayas así como así!

El apuesto chico de tu edad llego a ustedes tres casi arrastrando a la otra chiquilla.

- Pero Niisan, es Tadashi con su hermana.- replicó la más pequeña intentando justificarse.

- ¡Hola Mana-chan, Hola Mitsuya-san!

- Hola hombrecillo. - saludó acariciando el pelo del más bajo. Luego fijando su vista en ti. - Lo siento, no sé su nombre.

- ¡Ay perdón! Soy T/a T/n, un gusto.¿ Y usted es...?

- ¿"Usted"?- rió. - Seguro que somos de la misma edad.

- Jijiji, niisan es un viejo.- Habló por primera vez la hermana mayor.

- ¡Perdón, perdón, perdón!

Pasaron unos minutos más introduciéndose hasta que una de las alarmas en tu celular sonó. Ya debías ponerte en marcha para trabajar.

- Lamento la interrupción, Mitsuya-san, pero ya debo irme a trabajar.- giraste a ver a Tadashi para una vez más despedirte afectuosamente de él. - Que tengas lindo día chamaco. Llámame para que vaya a recogerte, ¿si? Mana-chan, Luna-chan, Mitsuya-san. Fue muy lindo conocerlos, espero verlos seguido.

- ¿Vas a dejar que se vaya caminando solo una cuadra?

- Sip, Tada dice que quiere empezar a hacer las cosas solo.

- ¿No te da miedo?- preguntó la más pequeña.

- No, soy valiente, además estoy creciendo y debo aprender a hacer las cosas yo solito. - el más pequeño sacó el pecho fingiendo estar fuerte.

- Además no me preocupa, estos es Japón. Créeme que de donde vengo, ni loca lo dejaría irse ni a la tienda de la esquina.- agregaste, a lo que Takashi cuestionó con la mirada. "¿De donde vienes?"

- ¿Podemos acompañarlo Niisan?- una de las pequeñas jaló la ropa del más alto.

No estaba muy seguro de ello, es decir, el barrio era muy seguro, lo único que ha ocurrido por esas son rivalidades entre pandillas o bandas callejeras, aunque no son muy frecuentes. Pero sus hermanitas jamás habían hecho algo así por su cuenta propia. Tal vez sería bueno que empezarán a actuar de esa manera, poco a poco.

- Está bien, pero yo iré por ustedes, ¿oyeron?

Las dos asintieron con emoción.

- ¡Adiós, T/n-san! - sacudieron sus manos para finalmente partir los tres a su escuela.

- ¡Adiós niñas!

«No me dejen sola con este hombre que está bien guapo, la voy a cagar bien duro.»

- ¿Así que no eres de por aquí?- preguntó dándose una media vuelta, acto que imitaste igualmente.

- Nop, soy de T/P. - replicaste sonriente mientras intentabas ocultar tu nerviosismo.

- ¿Eres extranjera? - pensó por un momento. - ¿Entonces cómo es que Tadashi y tu...?

- Somos vecinos.

- Ya veo...

Ambos pasaron todo la caminata platicando, aunque era más bien tú respondiendo a sus preguntas, lo cual agradecías para no tener que llevar las riendas de la conversación.

- ¿Trabajas aquí?- ambos se encontraban en la entrada de la tienda de helados.

- Sip, es negocio familiar. Tú y tu familia deberían venir alguna vez, tenemos ricos helados.

«Promocionando la tienda. Mentalidad tiburón 😎»

- Seguro que vendremos. - Ahora fue su celular el que sonó.- Tengo que irme ya, nos vemos luego.

- Adiós Mitsuya.- te despediste mientras lo veías apresurar el paso.

«Bien, pues ahora a trabajar.»

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La jornada fue algo movida, mayormente eran parejas y pequeños los que eran clientes habituales. Cada uno con preferencia de sabores diferente pero con algo en común.

- "Oh mira, una heladería nueva."

Habías perdido la cuenta de las veces en las que mencionaron o destacaron al local como recién inaugurado.

«Pues si ahora saben que es una heladería, ¿qué pensaban antes que era?»

Al terminar con la última familia que entró al local, pudiste ver en tu reloj que ya era hora de recoger al pequeño "hermanito" del colegio.

Saliste de tu puesto, retirándote el delantal y la gorra, poniendo el letrero de descanso que se reflejaba hacia fuera de la tienda.

Visualizaste a Mitsuya a los lejos, seguramente yendo por sus hermanas. Lo dejarías irse hasta perderlo de vista para no encontrartelo y parecer ansiosa, ni emocionada de verlo otra vez.

« No, no T/n. Lo acabas de conocer, te vas a ver rara.»

Tu celular llamó. Era Tadashi.

- Hola señorit...

- ¡T/N!- la voz de Tadashi sonó quebrada, como si estuviera llorando y asustado.

Tus ojos se abrieron y tu corazón comenzó a bombear rápido.

- ¡¿QUÉ PASÓ?! - saliste a toda prisa de local, ya sin importar llamar la atención de Mitsuya al otro lado del pavimento

El verte apresurada de esa forma le dio muy mala espina. Y a pesar de apenas conocerse, corrió detrás tuyo para ayudarte en lo que fuera posible.

- ¿Qué ocurre? - preguntó ya siguiéndote el paso.

- No lo sé ¡¿DÓNDE ESTÁS?!- activaste el modo alta voz.

- ¡En un contenedor de basura verde!

- ¡Quiero a mi hermano!- ambos escucharon un llanto femenino al fondo de la llamada.

- ¡Luna!- exclamó Takashi.

Fueron segundos los que pasaron para que ustedes dos recorrieran 3 cuadras con los oídos agudos y la vista girando a todas partes, buscando algún contendor de basura donde tres infantes pudieran caber.

- ¡Mocosos de mierda, ya salgan!- Ese reclamo más un estruendo en un callejón los alertó.

Llegaron al callejón, encontrándose con 4 chicos medio corpulentos portando el mismo diseño de chaqueta.

- ¡Salgan a jugar!- el que parecía ser líder de ese grupo dio una patada a un contenedor verde de metal, escuchando los chillidos de los tres pequeños.

- Tenemos dulces para uste...- un torpe, pero potente golpe, aterrizó en la mejilla de uno de los acompañantes, dejándolo tumbado en el suelo.

- ¡¿Huh?!- Otro impactó, pero esta vez con el pie, encestó en las bolas del líder, haciéndolo retorcer de dolor.

- ¡¿Qué haces, perra?! - uno de los dos restantes te tomó del cabello, pero el puñetazo de Mitsuya le hizo retroceder.

- ¡Tú!- señaló el último de los tipos a Mitsuya.- Maldita ToMan. - gruñó antes de correr a la única salida del callejón. Claro, no sin recibir antes un susto de tu parte al lanzarle una botella de cristal vacía que falló y se impactó cerca de él.

« Chale, no le dio.»

- Tadashi, soy yo.- Abriste con cuidado el contenedor para no atemorizar aún más a los infantes.

- ¡T/n!- saltó sobre ti, saliéndose completamente del bote. Podías sentir su diminuto cuerpo temblar y las lágrimas caer y mojar tu hombro.

- ¡Mana, Luna! - las dos chicas hicieron lo mismo con su hermano mayor.

Habían tres menores llorando desconsoladamente y 2 adolescentes intentando calmarlos.

- Mitsuya-san, llevemoslos a la tienda.- el asintió y se llevó cargando junto a ti a los chiquillos.

- ¿Quiénes eran? Uno de ellos pareció reconocerte.

- Mandala, una pandilla parasitaria que quiere derrocar a la ToMan de Shibuya.

- ¿"ToMan"? ¿Qué es eso?

- La Tokyo Manji, el grupo de pandilleros más fuerte de todo Tokyo, gobernante del territorio Shibuya.

- Espera, espera, ¿entonces eres un pandillero? ¿Eres el líder de la ToMan?

- No, Mikey es el líder de la ToMan. Yo soy el comandante de la Segunda División.

- Ya entiendo.

« ¡No le entendí nada!»

Finalmente llegaron a la tienda de helados donde se adentraron y encerraron para tranquilizar a los chicos.

- Se acabó el servicio por hoy. - antes de atender a tu vecino. Cerraste con llave la entrada principal y colocaste el cartel de CERRADO.

Los tres seguían sollozando pues si se llevaron un buen susto.

- Está bien, Tada. Ya están a salvo. - consolabas al susodicho mientras apegabas su pequeño cuerpo a ti, sobando su espalda.

Pudiste escuchar como su respiración se apaciguaba sin dejar de llorar. Se estaba calmando.

- Dime que pasó.

- L-los hombres querían molestarnos por estar solos. Uno... uno de ellos quiso quitarme el celular y o-otro empujó a Luna con su pie.

Mitsuya miró las rodillas de la susodicha y en efecto, estaban rojas por el raspón.

- Mana pateó la espinilla del que empujó a Luna y yo mordí al que quería robarme. Se molestaron y nos persiguieron hasta un callejón. Nos metimos a-al bote de basura y nos quedamos allí, hasta que ustedes llegaron.- Dicho todo, el de corta edad apretó su agarre a ti en busca de protección.

Las niñas no dijeron nada, lloraban acunadas en los brazos de Mitsuya mientras revivían los momentos de hace unos minutos.

De verdad te sentiste fatal por esas pequeñas y tu "hermanito". En tu mente pensabas «Pudo haber estado peor.» Pero también tenías en cuenta que el susto y el miedo ya estaban ahí, sin importar cuán grave o leve fuera la causa.

- Espérame aquí Tadashi.- deshiciste el agarre del menor y entraste a la zona de empleados.

Desapareciste varios minutos, consternando al chico de tu edad que ahora consolaba a tres nenes.

Cuando regresaste con ellos tus manos yacían detrás de tu espalda, como si estuvieran ocultando algo.

- Mana-chan, Luna-chan.- ambas te miraron con ojos rojos y cristalizados. - ¿Conocen los helados mágicos?

Ambas negaron con la cabeza mientras retiraban lo que quedaba de lágrimas y escurrimiento de sus mejillas.

- Pues se los diré, un helado mágico es un helado especial y único para cada persona. Y lo que la hace especial es su propiedad para sanar heridas, corazones rotos y olvidar malos recuerdos.

- Eso no se puede.- replicó Mana a punto de llorar nuevamente.

- Oh claro que se puede, yo he visto esa magia. ¿ Y sabes cómo sé que funciona?

La pequeña negó.

- Porque cambia las lágrimas de tristeza por una sonrisa.- descubriste tus manos, mostrándoles dos vasos de postre, cada uno de diferente sabor. - ¿Quieren probar?

A Mana le entregaste el vaso con helado de sabor arcoíris, mientras que a Luna le diste el de sabor algodón de azúcar.

«Serotonina, no me falles ahora.»

Las hermanas Mitsuya probaron una cucharada de su vaso y como si fuera por arte de verdadera magia, ambas chicas dejaron de soltar lágrimas, formando una muy leve sonrisa que con cada bocado se extendia.

- Está... rico.- comentó la mayor mientras moqueaba.

- Gracias.- asintió el mayor de los Mitsuya mientras te dedicaba una sincera sonrisa.

Asentiste de vuelta antes de volver con Tadashi.

- Y para ti, señorito...

- No quiero tu helado. - apartó tu helado con frustración. - Tampoco quiero llorar.

Comenzó a retirar su lágrimas bruscamente, como si entre más violento fuera más pronto dejaría de llorar.

- ¿Entonces que es lo que quieres, Tadashi?- tu voz sonó más comprensiva y delicada que antes.

Cómo si fuera la pregunta detonante, su cara enrojeció y sus ojos cristalizaron aún más.

- Quería ser valiente y fuerte como tu; quería protegerlas , pero tuve mucho miedo y no hice nada.- su voz volvió a quebrarse una vez más.

Tú corazón se rompió y con rapidez lo atrajiste a tu pecho, dejando a un lado el postre.

- Oh Tada. No tienes porque sentirte frustrado por llorar, ni por no haber sido valiente como para hacerles frente a esos tipos. Tenías miedo y es una reacción humana tenerla. Hoy yo también sentí miedo a decir verdad.

- ¿Tu? - cuestionó pues al ser su ídolo, no creería fácilmente tales cosas.

- Si, tuve mucho miedo cuando me llamaste. Me aterró la idea de que estuvieras en gran peligro. Pero sabes, cuando sentimos miedo tenemos dos opciones, atacar o dejarse vencer. Y tu y yo jamás nos dejaríamos vencer, ¿verdad?- Le picaste el estómago al saber su debilidad. - Con esa mordida que le diste a uno de ellos. - Tomaste una de sus manos e hiciste una pedorreta para finalmente hacerlo reír.

Los tres Mitsuya frente suyo reían ligeramente con la escena.

- Abre la boca.- ordenaste mientras tomabas una porción del tercer helado en la cuchara de plástico. El menor acató e introdujiste el cucharón, dejando que se deleitara con el extravagante sabor.- Está delicioso.- suspiraste con alivio.

«Por fin.»

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Después de sosegar a los infantes, no tardaron mucho en salir del local para regresar todos a casa después de un día tan movido.

Camino a sus vecindarios, el de aretes negros no paraba de mirarte de reojo junto con tu mano dominante, que se encontraba abierta de los nudillos por el golpe dirigido al líder de ese pequeño grupo.

- ¿Te duele?

- ¿Mh, que? ¿Ah, esto?- levantaste tu mano dañada. - Un poco, pero llegando a casa me curaré. Además es mi primera herida de batalla, la recordaré como el acto de una buena causa.

- ¡Pff!- rió entre dientes. Le parecías una chica muy curiosa. No conocía muchas chicas que se atrevieran a golpear a hombres que les sacaran una cabeza en altura.

Bueno, corrigiéndose, solo conocía a una joven que sería capaz de hacerlo, y esa ella Yuzuha. Claro, antes de conocerte a ti.

Al final, cuando ya era hora de tomar diferentes caminos, se despidieron. El se inclinó para agradecerte él haber defendido y calmado a sus hermanas, no cabe duda de que estaría en deuda contigo. Al igual que tú, sin saberlo, habías conseguido su respeto y confianza. Algo un tanto complicado de adquirir.

- Niisan.- llamó Mana, jalando del brazo de su hermano al ir en camino a su pequeño piso. - ¿Podemos volver a ver a T/n algún día?

- Seguro que sí.- respondió el susodicho con una caricia en la cabellera de su hermana.

Su respuesta no había sido una promesa vacía, realmente lo haría posible, especialmente por dos razones:

Uno, había despertado su curiosidad por tí, no en el sentido de atracción, sino un interés en conocerte mejor.

Dos, conociendo a Mandala, ellos se destacan por ser una banda bastante impulsiva y vengativa, por lo que hizo pensar a Mitsuya en un par de posibilidades. O la ToMan estará próximamente en una disputa, o T/n está en peligro.

Sea cual sea la respuesta, debe actuar ya.


- ¿Cuál es su helado favorito?

- Tenía planeado poner en un solo capítulo a los otros personajes, pero viendo que terminé la parte de Mitsuya con 3000 y no se cuantas palabras, mejor hago otro episodio para los demás.

- Posiblemente utilice ese trasfondo en otros escenarios, pero ya veremos, dijo el ciego.

Y nada más familia, dale un Like si te ha gustado, UN BESAZO y hasta pronto.

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