| Tres |
[ Spoiler 238 ]
Las manecillas del reloj marcaron con exactitud las seis de la tarde. Fue entonces, cuando el sol comenzó a ocultarse y un silencio sepulcral permitió escuchar incluso al segundero moviéndose.
________________ juntó sus manos y se agachó lentamente, arrodillándose frente a la tumba de Ryuguji Ken.
La noche era fresca, la suave y gélida brisa hizo bailar la tela de sus prendas oscuras. El cementerio estaba vacío, por lo que ________________ podía recitar sus oraciones sin mesura, hablando con la voz entrecortada como si él aún pudiera oírla.
—... Vengo en representación del Capitán de la Segunda División —susurró, ________________ tenía el rostro prácticamente en el suelo al arrodillarse con respeto—. Lamento no haberlo conocido mejor, Ryuguji-san —murmuró entre sollozos, observando el caer de sus lágrimas al pavimento como gotas de lluvia—. Me disculpo por no poder arrodillarme tres veces junto a Takashi, él... está pasando por un mal momento.
Las últimas palabras que ________________ pronunció hizo que empezara a llorar de forma descontrolada.
Hace unas semanas ella tuvo que asistir en completa soledad al funeral de Ryuguji Ken, presentando sus respetos en nombre de su pareja y asistiendo sin falta cada día posterior. Mitsuya Takashi ni siquiera pudo ingresar al campo santo por lo que ________________ tomó su lugar al rendir homenaje, tal y como él hubiera querido.
________________ rezó por el alma de Ryuguji Ken durante largos minutos como cada día, pidiendo por la claridad mental de su pareja y protección. Lloró sobre el suelo que cubría el cuerpo del hombre más importante en la vida de Mitsuya Takashi como si su propio novio fuera el que hubiera muerto aquella desastrosa noche.
Dejó un nuevo ramo de flores cerca a la lápida y creyó que estaba lista para regresar a casa.
________________ se levantó, sintiendo las punzadas de dolor en sus enrojecidas rodillas. Suspiró y buscó su celular entre sus bolsillos, debía ser tarde, el cielo nocturno ya había cubierto la ciudad hace mucho tiempo.
Abrió los ojos con sorpresa, tenía cinco llamadas perdidas de Luna.
Sintió que el mundo dejaba de girar.
Tenía el corazón acelerado y las manos heladas.
¿Algo malo les había pasado a las chicas?
No sabía nada del estado de Luna y Mana desde que Ryuguji Ken murió. Ni siquiera había vuelto a la casa de los Mitsuya desde que Takashi se encerró en su habitación y la corrió al intentar darle algunas palabras de apoyo.
Eso es lo que la mataba por dentro, las acciones descorteses y las palabras groseras con las que Mitsuya Takashi se había referido a ella después de cortar comunicación con el mundo exterior había sido el detonante en su vida.
Takashi no terminó con ________________ pero ambos se distanciaron durante todo este tiempo. Se había cansado de llamarlo y no tenía el valor de volver a ir a su casa por miedo a ser tratada de la misma forma. No podía creer que el monstruo que habitaba en ese lugar fuera su dulce novio realmente.
La culpa empezó a comerla por dentro, si algo malo le había ocurrido a las niñas nunca podría perdonarse a si misma.
Se suponía que debía ver por ellas si Takashi no podía.
Entonces el celular se iluminó nuevamente, tenía una llamada entrante de Luna.
—¿Luna? ¿Cariño, estás bien? —preguntó ________________ con un hilo de voz, intentando observar la hora en su reloj de muñeca—. ¿Mana está bien? —exclamó de forma apresurada y cortando las palabras de Luna—. Lo lamento, estaba asustada, por favor, sigue hablando —suspiró, guardando silencio y oyendo detalladamente todo lo que Luna tenía que decirle. Pasaron un par de minutos hasta que toda la situación estuvo aclarada—. Estaré ahí pronto, ¿sí? Les llevaré algo delicioso para cenar.
_______________ tomó sus cosas y salió del cementerio lo más rápido que pudo, igualmente, la noche ya había llegado.
No recordaba que tardara tanto en llegar a la casa de Takashi.
Extrañaba viajar junto a él en su motocicleta. Tampoco recordaba la última vez en que se subió a un bus, no los tomaba desde que empezaron a salir.
Cuando llegó al barrio estuvo un poco más tranquila, observado a la casa de los Mitsuya frente a ella. Las luces de la habitación de Takashi eran débiles pero continuaban encendidas.
_______________ suspiró, apretando las bolsas de comida que traía entre sus manos y empezó a caminar. Recordaría que cuando se mudara con Takashi deberían alquilar un departamento más cerca del centro.
En estos momentos lo más probable es que solo Luna y Mana estuvieran junto a Takashi. _______________ observó su reloj, la señora Mitsuya debió haberse ido hace un par de horas para empezar su turno nocturno en el trabajo.
_______________ acercó sus nudillos a la puerta para golpearla y que alguien pudiera dejarla entrar, pero, una pequeña parte en su interior lo impidió.
Estaba a punto de ver a Takashi después de... ¿15 días? Ni siquiera recordaba cuánto tiempo había pasado desde que Mitsuya Takashi le dijo que se fuera de su casa porque debía concentrarse en sus diseños.
Él ni siquiera había podido ir a rendirle respeto a la tumba de su mejor amigo. Se alejó de todo y todos para poder terminar la colección que expondría pronto en aquella gran pasarela.
—¡________________! —exclamó alguien. Esa persona era Mana, quien, abrió la puerta torpemente y corrió a su encuentro—. ________________, ________________, ________________ —gritó entre sollozos, sorprendida por la llegada de la mayor y aferrándose con todas sus fuerzas a las piernas de ella—. Pensé que no te vería nunca más —lloró, hablando con voz entrecortada y gorgojeando por los mocos que escurrían de su nariz—. Por favor no termines con Taka-nii, él te am-...
—Yo también te extrañé, Mana —sonrió ________________, acariciando el cabello de la menor—. No debes abrir la puerta así. ¿Y si hubiera sido un desconocido? —regañó.
—Estuve observando por la mirilla de la puerta hasta que llegaras —murmuró Mana entre pucheros intentando justificarse.
Pronto Luna también llegó a la puerta principal. A pesar de que ella era un poco más dura en el exterior no pudo evitar llorar hasta los mocos cuando vio a la mayor nuevamente en su casa, por lo que al igual que su hermana menor, se aferró a las piernas de ________________ y le suplicó que no se fuera de nuevo.
Los llantos continuaron incluso cuando las tres ya estuvieron sentadas en el cómodo sofá de la casa.
—Chicas, chicas —llamó en un intento porque ambas la escucharán y dejaran de llorar a gritos—. No voy a irme a ningún lado, lo prometo —consoló, tomando un par de pañuelos desechables que estaban sobre la mesita frente a ella y empezó a limpiar el rostro de las menores—. Mejor cuéntenme por qué me llamaron, estaba muy preocupada —regañó—. Pensé que algo malo les había pasado.
Luna relató la breve visita que su hermano mayor había recibido por parte de sus amigos. Realmente, aquello había hecho que el pequeño corazón de Luna se estrujara. Ella quería mucho a ________________ y no verla le afectaba mucho. Luna recuerda que su hermano y ________________ habían estado juntos prácticamente desde que tiene memoria.
¿Por qué su hermano mayor podía hablar con Hanagaki pero ________________ no volvía a casa? ¿Acaso habían terminado? Su mente infantil no podía concebir que ellos dos no estuvieran juntos nunca más.
—Por favor no dejes a mi hermano —lloró Luna, prácticamente gritando y mojando la blusa que ________________ usaba—. No quiero que nos dejes —sollozó, escondiendo su rostro en el cuello de la mayor e intentando tranquilizarse con su aroma—. Te extraño, ________________.
Mana también rompió en llanto al ver a su hermana desmoronarse de esa manera. Luna realmente era más dura y reservada, verla tan vulnerable también la ponía sensible.
________________ terminó con ambas aferradas a su cuello y sin ninguna intensión de soltarla—. Jamás las voy a dejar solas, Mana, Luna —susurró, las palabras de las menores también la habían puesto sensible—. Perdón por no volver —murmuró, sintiendo un ligero escozor en sus ojos—. Han sido días duros... Para todos.
El intercambio de palabras entre las tres no había durado más de un par de minutos, Mitsuya Takashi incluso había ignorado el sonido de la puerta al abrirse, pensando que quizá su madre había olvidado algo y regresó a casa. Pero en el momento en que escuchó los gritos y sollozos de sus hermanas pequeñas salió corriendo como loco para ver qué estaba pasando.
Mitsuya Takashi había salido.
Aunque estuvo mentalizado para golpear a quien quiera que intentara atentar contra la integridad de sus hermanas no estaba preparado para verla a ella. Al menos no en el deplorable estado actual en que él mismo se encontraba.
—H-Hey... —susurró Takashi, impresionado por la conmovedora imagen frente a él.
Estaba avergonzado de si mismo.
—Hola, Takashi —respondió ________________ con cariño.
Ambos se observaron por un largo rato, tanto que incluso Luna y Mana quedaron dormidas plácidamente sobre el cuerpo de ________________. Apreciaron detalladamente el rostro del otro.
El corazón de Mitsuya Takashi empezó a latir de forma desenfrenada igual que la primera vez. Realmente ha pasado tanto tiempo, lo sintió como una eternidad. ________________ siempre se veía hermosa ante sus ojos.
Sin embargo ________________ observaba claramente los estragos que los acontecimientos actuales causaron en su novio. El cabello de Takashi estaba más largo de lo normal, desaliñado y algo grasoso. Incluso había sido incapaz de afeitar su rostro, la barba algo crecida de Takashi solo confirmaba lo poco o nada preocupado que estuvo él de sí mismo durante todo este tiempo.
Pero lo seguía amando intensamente, igual que la primera vez.
Mitsuya Takashi no pudo soportarlo, al menos no después de la charla que había tenido con sus amigos. Él también corrió a abrazar a su novia.
Antes de tener un tiempo a solas, un acongojado Takashi ayudó a sus hermanas, quienes, se aferran a su novia como si sus vidas dependieran de eso, lográndolo con un poco de esfuerzo y dejando que ellas descansaran sobre el sofá.
Takashi terminó arropando a sus hermanas, quizá demorando un poco más de la cuenta en un intento por evitar la mirada de su pareja.
Sintió la calidez de la mano de ________________ sobre la suya guiándolo hacia el solitario sofá individual en donde ella reposaba.
Ambos encajaron perfectamente en el pequeño sillón.
________________ apretó un poco la fría mano de su novio, delineando las pequeñas cicatrices en sus dedos. Takashi aún se pinchaba con las agujas cuando estaba demasiado sobrecargado.
—Lo siento —susurró Mitsuya Takashi.
Mitsuya sintió el escozor en sus ojos, tomando valor para observar directamente a su novia.
________________, quien hasta ahora se mantuvo en silencio, tomó las mejillas de Mitsuya Takashi entre sus manos, sintiendo cosquillas entre sus dedos. Apreció un par de segundos los profundos Iris violetas de su amor y simplemente plantando un suave beso en los labios de Takashi.
Mitsuya Takashi sintió el pesar del tiempo sobre sus hombros. No se inmutó, sin embargo, comenzó a culparse infinitamente en su mente.
La ira y cólera en los muertos ojos de Takashi empezó a desaparecer cuando sintió que su visión empezaba a ahogarse con el pasar de los segundos.
Mitsuya Takashi se derrumbó en el hombro de su novia, llorando toda su alma y dejando que los sentimientos que ocultó en su interior salieran por fin. Aferrándose con su vida a la cintura de su pareja y sollozando escondido en su cuello.
Los dedos de Mitsuya arrugaron su ropa mientras gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas. Las únicas palabras que salían de sus labios eran Lo siento y Te amo.
—Estaré ahí cuando tú no puedas —susurró ________________, dejando caricias en la espalda de su pareja en un intento por tranquilizar su llanto—. Te extrañé demasiado, Takashi —confesó, notando la pérdida de peso en el cuerpo de su novio—. Te extrañé más de lo que imaginaba... Más de lo que pensaba —sollozó—. No quiero que me alejes de tu lado, Takashi —lloró igual que una niña—. No me dejes nunca.
Las palabras de ________________ fueron dichas entre lágrimas de dolor auténtico. Moría lentamente cada día en que no estaba con él.
Ambos lloraron todo lo que no pudieron durante estos días, pidiendo perdón por cada cosa y llenando el vacío que la ausencia del otro creo en cada uno. Solo cuando los sentimientos de ambos estuvieron equilibrados fue que pudieron al fin volver a buscar afecto.
—Lamento lastimarte —susurró Mitsuya Takashi ya borracho de amor—. Eres la chica más extraordinaria que he conocido —lloró—. La musa más bonita del numen —suspiró enamorado y con el rostro empapado en lágrimas—. Eres el comienzo del hilo rojo que tengo atado a mi mano.
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