✓ 03° El mejor baile ━━━ ‹Daichi x OC›

DRABBLE - AU POLICIAL|SAWAMURA DAICHI
Temática — Badboy

Status: detectives de rango en keisatsu.

El mejor baile.

La música era realmente hechizante, ese ritmo placentero se apegaba en cada esquina con ganas. Escoger un club latino había sido una gran idea, llevaba más de tres días sin poder salir de la oficina, así que disfrutar un poco antes de ir a dormir era una decisión absoluta. ¿Pero haber invitado a Daichi era buena idea? Sus rondas nocturnas habían acabado hace una semana, así que no se negó a la invitación, pero realmente él no se veía dispuesto a acoplarse en el ambiente, parecía tener la mente en otro lugar.

—Dos whisky —le indicó con calma al camarero.

Kiki cruzó las piernas, lo cual acentuaba sus curvas en ese vestido platinado, pero la atención de Sawamura seguía en las luces de la disco. Al parecer necesitarían varios tragos fuertes esa noche.

—¿Qué te preocupa? —preguntó ella elevando la voz.

Él deslizó la mirada por su cuerpo, y una sonrisa insolente se dibujó en sus labios. Pero al instante la seriedad volvió a su semblante.

—Tengo un caso que me está carcomiendo, algún alto mando está haciendo lo posible para tropezar la investigación. Solo estoy pensando cómo solucionar ese problemita.

Kiki se giró a la mesa y se tomó su trago con rapidez, quemó como el infierno, pero sonrió triunfal. Inclinó su rostro al oído de Daichi y susurró.

—Me avisas si tenemos que matar a alguien.

Hizo un guiño tortuoso y Daichi le obsequió una risa impulsada desde su pecho, luego la acompañó con más prudencia en el trago. Disfrutaron tres canciones más en silencio, pero Kiki ya no soportaba las ganas de bailar. Rozó con dulzura la quijada de Daichi para atraerlo al mundo de nuevo, y este le sonrió. Kiki le hizo un gesto con la cabeza para que fueran a la pista, pero él se negó.

En estas situaciones se lamentaba que Daichi se entregara tanto a la división de investigaciones de víctimas especiales. La angustia solía marcarle las arrugas y parecía luchar constantemente con la responsabilidad de proteger a la víctima. Sin embargo, era un policía valioso, jamás podría intentar persuadirlo de abandonar la división, ¿quién velaría por aquellas mujeres de la misma forma? Pero era algo que estaba acabando con el Daichi amable, la maldad de Tokyo le oscurecía el alma.

Kiki suspiró, había venido a disfrutar así que lo haría con él o sin él. Se levantó y terminó de golpe otro trago que la hizo envalentonarse, se fue al centro del lugar contoneando las caderas, Ahora me llama de Karol G retumbaba en las bocinas.

Kiki bailaba con mucha sensualidad, no entendía que decían las canciones, pero el sentimiento del ritmo era el mismo sin importar la nacionalidad. Sus movimientos sutiles pero un poco eróticos atraían las miradas de varias personas, tanto hombres como mujeres. Sus pies se sentían ligeros, y cada tema era mejor que el anterior; una gota de sudor comenzó a deslizarse por su pecho, el calor solo volvía más propicio el lugar. Unas manos firmes se ajustaron en su cadera, pero supo al instante que no era él. Cuando se giró para ver de quién se trataba, un atractivo hombre la mirada con lascivia, ella quitó las manos tranquilamente.

—Por muy guapo que seas, se debe pedir permiso antes de tocar —le sonrió con burla.

Él se acarició la quijada pensativo y asintió dándole la razón.

—Es verdad, tienes razón. ¿Quieres compartir la siguiente pieza?

Kiki rió.

—¿Estamos en alguna serie victoriana? —chistó elevando su mano hacia aquel hombro pronunciado y fingió limpiar algo— Acepto, milord.

Sonrió con malicia, y ya que Daichi parecía no estar dispuesto a divertirse, ella tendría que hacerlo con alguien.

Sawamura y ella se conocían desde hace tiempo, desde compañeros de preparatoria hasta compañeros de patrulla al inicio de su carrera policial; sin embargo, ambos se habían ido por áreas distintas. Sawamura ahora era investigador de grado especial en su división y ella perfiladora principal del crimen organizado. Siempre existía la oportunidad de trabajar en conjunto, pero Etou unos meses atrás había cambiado de estación, así que coincidían menos.

Dicha situación parecía estar destruyendo su unión, hacían lo posible por verse por lo menos una vez a la semana, eran la única relación estable de sus vidas y la confianza seguía intacta. Pero Kiki estaba comenzando a pensar que debía intentarlo con otra persona y seguir adelante.

Porque a pesar de todos esos años, ellos seguían sin ponerle nombre a su relación, realmente no eran nada.

La música envolvía a ambos de manera hipnótica, quizás ese hombre podría darle más diversión de la que esperaba; imitó algunos movimientos audaces de sus compañeras de pista y la tensión se hacía palpable a cada segundo. Podía sentir esa mirada castaña penetrante, así que cuando sonó La sensualidad de Bad Bunny, no pudo evitar mirarlo de vuelta, sin dejar de bailarle al otro.

Daichi mantenía su trago a la altura de su boca y le estudiaba hasta el alma. Se había levantado de la silla y recostado de la barra, su postura sin esfuerzo era tan varonil que a Kiki por un instante le temblaron las piernas.

Sus ojos se conectaron por más tiempo del debido, así que ella cortó esa interacción para concentrarse en lo que hacía. Sus caderas iban al ritmo con elegancia y las manos de su compañero de baile se afianzaron con fuerza alrededor, parecía pronto a perder la calma. Después de unos segundos él la giró y quedaron de frente, aquel hombre subió una mano a su cuello con sutilidad, sus ojos se enfocaron en los abultados labios de Kiki, quién hacía lo posible por no reírse.

Algo era seguro, Sawamura en ciertas noches podía tolerar muchas cosas, pero no dejaría que nadie la besara.

Al instante un fuerte aplauso se escuchó a su lado, Daichi se encontraba con una sonrisa ladina, pero sus ojos estaban llenos de odio.

—Lo siento campeón, no puedes cruzar esa línea, ella es mía. —dijo palmeando el hombro del susodicho con fuerza.

Kiki negó divertida; se había cansado de decirle que ella no era de nadie, en realidad, más bien deseaba pertenercerle de verdad, tanto como quería que él fuera de ella.

Se separó de aquel bailarín y levantó los hombros en señal de que así eran las cosas. Este sacudió la cabeza resignado y se alejó hacia la barra.

—¿Eso qué fue, ah? —interrogó Kiki, burlesca.

—Sabes que mis límites varían —respondió el más alto al deslizar la mano con suavidad en aquella cadera tortuosa—, pero tus ojos me estaban llamando hace rato. No mientas.

—La mirada de otro era la que estaba diciendo cosas.

Kiki acercó su pelvis y comenzó a bailar lento contra él, su mano terminó alrededor del cuello de Sawamura y ambos comenzaron a moverse con mucha sensualidad en la pista, Daichi parecía haber dejado el caso en el olvido, por ahora.

Bailaron hasta que las ganas fueron demasiado para controlarlas, sus manos parecían tener vida propia. Se veían con una intensa flama, y un movimiento más fuerte de lo esperado al chocar sus caderas los hizo suspirar.

—¿Nos vamos? —se preguntaron al mismo tiempo.

Daichi la tomó de la muñeca y caminaron con rapidez a la salida, pero no aguantaron para llegar al apartamento más cercano. Los vidrios empañados eran la evidencia de ello, y los movimientos bruscos del auto aun estando apagado, eran insanos.

Eso los ayudó para mantener la calma en el camino, ya estando donde Sawamura, comenzó el mejor baile de la noche.






N/A:
Hace calooor.

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