Capítulo 1

Me escurrí por la ventana entrando al salón de mi casa, mi ropa estaba llena de sangre y mi ojo izquierdo totalmente rojo, tanto que me dolía. Me moví con cuidado tratando de no manchar nada con sangre ni chocarme con alguno de los muebles del salón en la oscuridad.
Mi estómago se sentía lleno, llevaba meses sin comer y hacia mucho tiempo que no se sentía tan bien, ya no dolía...


Mi mirada tranquila se volvió una de puro terror al verla... No mamá no, ella no debía verme así, no ahora, no con mi Ghoul. Ella chilló nada más verme, insultándome como siempre hacía. No la culpaba, tener que cargar con un monstruo como yo era algo muy difícil, sobretodo cuando ya había intentado atacarla en uno de mis etapas de hambre. Para una vez en dos meses que salir a cazar...
Una lágrima resbaló por mi mejilla, duele mamá. Yo también tengo sentimientos como tú. ¡También tengo miedo!

No tardé en volver a quedarme sola, suspiré y me dirigí lentamente al baño, desparramé mi ropa por el baño y tome una larga ducha dejando relajar mi cuerpo, luego curé los golpes y rasguños de mi cuerpo, ninguno muy serio pues era muy buena luchando y no solían llegar a hacerme daño.
Si... Mi kagune era de tipo "Ukaku" lo que se conocía como "ala brillante", tiene forma de dos alas negras y crece en la zona de los hombros. Es muy ligero y me permite hacer ataques a gran velocidad al rival siendo el kagune más rápido, sirviendo tanto para ataques a corta distancia como a larga distancia. Me proporciona mucha fuerza, no sólo por la velocidad si no también por mi forma de híbrido. Sin embargo... Tiene una desventaja es que la liberación de las células de este tipo de Kagune supone un gran cansancio, por lo que aunque puedo acabar los combates muy rápido y así lo hago existe la posibilidad de que si estos se alargan tendría una clara desventaja. Bueno... Eso solo sucederia si mi oponente fuese algo más que un débil y corriente ghoul. Por qué yo solo comía otros ghouls...

No sabía ni porque estaba pensando en mi Kagune ahora... Lo único que había conseguido es que aún mi ojo siguiera rojo, en parte por el olor a sangre que desprendía la ropa sucia del suelo.
Mm... tan delicioso.

Sacudí mi cabeza quitando esos pensamientos de mi cabeza, no comería más hasta dentro de unas tres semanas, lo suficiente para no debilitarme mucho. Salí de la ducha secándome con cuidado mientras observaba mi Kagune en desnudo, era hermoso... y a la vez me hacía un monstruo. Cerré los ojos a la vez que guardaba mi Kagune, me puse el pijama y coloque mi preciado parche sobre mi ojo izquierdo.
Un monstruo... Eso era yo.

...

¡____-chan! Hey, reacciona amiga. ¡Ya no me ignores!- Se quejó aquella chica sentada en frente a mí. Nos encontrábamos en la cafetería de la escuela, rodeadas de otros alumnos, Hinata y yo. Hinata era mi mejor amiga desde los diez años, yo nunca socialicé muy bien con nadie pero ella siempre estuvo ahí para mí. La quería tanto que haría cualquier cosa por ella...

-Mm?- La miré apartando mis gafas-

-¿En serio ____? No escuchaste nada de lo que dije.

-Lo siento, pero no lo hice. Estaba pensando en otras cosas -Murmuré.

-Estaba diciéndote que he hecho una nueva receta de onigiri de salmón ¿Quieres probarlo?

-Claro -sonreí- seguro que está delicioso, como todo lo que tú cocinas.

...

Tan solo diez minutos después me encontraba en el baño vomitando aquella comida, me hacía sentir mal el desperdiciar la comida preparada por mi amiga pero no tenía otra opción.
Me mire en el espejo, tenía una cara horrible después de haber tomado esa comida... Al menos ya era la última hora de clase.
Limpié todo lo que había ensuciado (asqueroso, lo sé) no debía levantar sospechas de ningún tipo. Si un solo humano sospecha que eres un ghoul ya estás medio muerto. La CCG me investigaría, me atraparía y me mataría.

Cogí mi mochila y salí de clase, no esperé a Hinata, ella es presidenta del consejo escolar y debía quedarse una hora más en el instituto. No estuve mucho tiempo caminando hasta que llegué a mi cafetería favorita Anteiku, entré a ella haciendo sonar la campanita de la puerta. La camarera Touka me saludó amablemente como solía hacer, me senté en la misma mesa de siempre y pedí lo mismo de siempre. Café, era lo único que los ghoul podíamos saborear de la misma forma que los humanos y aquí lo hacían de maravilla.

La chica me sirvió lo que había pedido con la misma sonrisa triste de siempre, con tan solo olerle sabía que esa chica era un ghoul, eso explicaba su tristeza. Aún así nunca había hablado con ella, tan solo me limitaba a disfrutar de su café.
Simplemente no me interesaba tener un grupito de Ghouls, yo solita me bastaba para defenderme, aunque últimamente había demasiadas "palomas" y si seguía comiendo lo que me preparaba Hinata podría tener problemas, quizá debería pensarlo mejor...

Guardé el libro que estaba leyendo y volví a dirigir mi mirada hacia aquella chica, lo último que esperaba es que esta me estuviera viendo también. Sin poder evitarlo un sonrojo iluminó mis mejillas, me dirigí hacia ella después de comprobar que no hubiese ningún humano en la cafetería.

Ella me miró extrañada.

-¿Necesita algo señorita?...- Antes de que la chica de ojos violetas pudiera continuar, levanté mi parche mostrándole mi ojo de ghoul.

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