Prólogo.
JILL VALENTINE
Jamás podré olvidar lo que pasamos aquella noche en las montañas Arklay, especialmente yo, Jill Valentine.
Recuerdo que Chris y yo nos preparábamos para una nueva misión: el asalto a la mansión Spencer. Tras haber recibido información sobre el supuesto paradero, estábamos más que listos para enfrentarnos a una nueva batalla.
Los cadáveres ensangrentados que encontramos sobre el suelo aún yacen en mi memoria, pues jamás me perdonaré el no haber podido salvar a tanta gente inocente que muere día tras día por culpa del bioterrorismo y sus detonantes.
Aquello no fue más que una muestra de que lo que nos esperaba no sería para nada fácil. Nos acabaríamos enfrentando a horrendas monstruosidades y múltiples experimentos que andaban sueltos por la mansión.
Finalmente, a quién nos encontramos fue a nuestro antiguo capitán y gran enemigo, Albert Wesker. El cuerpo arrugado y sin vida de Spencer yacía en el suelo, y en vista de las circunstancias decidimos arrestarlo sin ápice de duda.
A pesar de que éramos dos contra uno, y eso debería habernos dado ventaja, descubrimos cuán equivocados estábamos ambos. La gran fuerza y agilidad de Wesker eran superiores a las de cualquier humano. A pesar de nuestra formación, Chris y yo no éramos rivales para él.
La tragedia se aproximaba, cuando el que era mi antiguo capitán estaba a punto de acabar con la vida de Chris. Fue entonces cuando realicé un último sacrificio embistiendo a Wesker, tirándolo por la ventana y precipitándome con él hasta el fondo de un acantilado. Chris no pudo hacer nada por mí, excepto ver cómo caía aproximándome al vacío y, probablemente, encontraba la muerte.
La B.S.A.A. realizó una tediosa operación de búsqueda a gran escala, pero no lograron encontrar mi cuerpo, así como mis efectos personales, que tampoco fueron recuperados. El día 23 de noviembre de 2006 fui declarada muerta y mi nombre se sumó a la gran lista de miembros de la organización fallecidos en cumplimiento del deber.
Sin embargo, la historia no termina aquí. Ni Wesker ni yo morimos en aquella ocasión. Estuve gravemente herida e inconsciente. Sobreviví gracias a la ayuda de Wesker que, tras someterme al tratamiento médico correspondiente, me criogenizó lentamente. Su malévolo plan consistía en utilizarme como su primer conejillo de Indias una vez finalizado el proyecto Uroboros. Fue su forma de cobrar venganza. Afortunadamente, la suerte estaba de mi lado.
El aparato que controlaba mis constantes vitales detectó ciertas anomalías en mi organismo. Algo estaba sucediendo en el interior de mi cuerpo, y lo cierto es que Wesker no pudo reprimir su curiosidad. Al investigar el caso descubrió que una forma mutante del Virus-T seguía dentro de mí. Se trataba de un remanente de la infección que contraje en el desastre de Raccon City a causa del Tyrant "Nemesis".
La cura que recibí debería de haber eliminado todos los agentes víricos de mi organismo, pero, en lugar de eso, hizo que el virus permaneciera en mi cuerpo en estado latente. De alguna manera, al pasar un largo período criogenizada, el virus se había reactivado. Poco después de la reactivación del virus, éste desapareció por completo, aunque dejó algo en su lugar; Wesker descubrió que mi cuerpo poseía anticuerpos extraordinariamente poderosos.
Asombrosamente, durante todos estos años en los que el Virus-T había morado a sus anchas en mi cuerpo, conseguí desarrollar un sistema inmunológico milagroso que me protegería de cualquier virus, pero este descubrimiento no hizo más que alimentar las ambiciones de Albert Wesker.
Tras ser sometida a una gran cantidad de experimentos, pasé a estar bajo el control de Albert al colocar un dispositivo que me administraba el fármaco que hacía de mí su marioneta particular. Éste se incrustó en mi pecho, consiguiendo inyectarme el fármaco de forma continua.
Sufrí ciertos cambios notorios; tras el largo período de investigación y experimentación al que me vi sometida, mi piel sufrió una leve decoloración que me hizo lucir más pálida, mis ojos ahora lucían más grisáceos, y también el color de mi cabello, que pasó de castaño a rubio claro.
De forma totalmente involuntaria, me acabé convirtiendo en la guardaespaldas de Excella Gionne y Albert Wesker hasta que mi buen amigo Chris Redfield y Sheva Alomar lograron deshacerse del dispositivo que llevaba en el pecho.
Tras esto, y recuperar el juicio de nuevo, y junto con la ayuda de Josh, logré escapar y conseguir un helicóptero con el que poder rescatar a Chris y Sheva, los cuáles lograron destruir a Albert Wesker en un volcán activo.
Conseguí escapar junto a todos ellos, pero más tarde fui ingresada en un centro de rehabilitación de la B.S.A.A. Allí me realizaron toda serie de pruebas, asegurándose de que yo estuviera en buenas condiciones. He permanecido aquí durante un buen tiempo, y a día de hoy, sigo estándolo...
CLAIRE REDFIELD
Mi vida, en definitiva, no ha sido muy normal. A mis años, puedo decir con firmeza que he visto el infierno sobre la tierra. A pesar de eso, me acabé convirtiendo en una de los pocos sobrevivientes del gran desastre de Racoon City.
¿Quién me diría a mí, que poco después de acabar mis estudios en la universidad, tendría que ir a buscar a mi hermano mayor, ignorando todos peligros que se estaban aguardando para mí?
Recuerdo que aquel día decidí lanzarme a la ciudad de forma precipitaba, burlando la seguridad que tenía acordonada la ciudad, completamente segura de que él estaría allí, o al menos, que conseguiría encontrar pistas para localizar al que llamaban Christopher Redfield.
Allí conocí al que a día de hoy es el mejor agente de la D.S.O., Leon Scott Kennedy. He de admitir que yo sola no hubiese sobrevivido ni media hora, pues gracias a él conseguí un arma con el que defenderme de las múltiples atrocidades que habitaban en Racoon City. También logré sobrevivir a cientos de zombies, al constante acoso del temible "Señor X" y pude proteger a la pequeña Sherry.
Recuerdo a la perfección que cuando Leon y yo nos reencontramos en las alcantarillas, una sensación de enorme tristeza me recorrió el cuerpo, por pensar en el hecho de llegar a haberlo perdido y no volver a verle nunca.
Verlo recargado en la pared y con esas manchas de sangre me hicieron pensar en una persona: Ada Wong. Pensar que por ella él terminó herido...Y sus heridas no solo fueron físicas. El daño que Leon recibió por esa mujer no pudo ser sanado ni en ese momento, ni en ningún otro. Tal vez, el vínculo que crearon en aquel momento fue estrecho, pero indudablemente, las mentiras y los engaños arruinan eso.
En el mundo en el que nos movemos no hay secretos, por lo tanto, no muy tarde me enteré de que en el reporte que Leon entregó cuando viajó a España para rescatar a la hija del Presidente, aparecía Ada. Se reencontraron. Leon tuvo su segunda oportunidad para establecer algo con ella. Pero no sucedió, y mis fuentes deducen que debió ser por el trabajo que ella estaba realizando por aquel entonces.
También recuerdo el terror que viví en compañía de Steve, recordarlo aún me lastima; es cierto que jamás pude verlo de la misma forma en la que él a mí, pero su muerte no fue justa. Lo peor de todo es que Albert Wesker robó su cuerpo. Creo que eso fue lo que me hizo reaccionar. Yo no podía continuar involucrada en ese mundo. No me pertenecía, no estaba lista para ello. Ciertamente tenía habilidades en el manejo de armas, pero aquello solo era un pasatiempo.
Chris me enseñó y era bastante buena, pero jamás creí que necesitaría de un arma para sobrevivir. Perder a alguien con quien había pasado momentos difíciles y quien me había protegido con su propia vida hizo que por fin sintiera miedo de verdad. No, ese camino no era el mío, aunque a esas alturas ya estaba tan involucrada que no podía dejar de pelear, pero lo haría a mi manera, como buena activista.
Cuando aquella etapa se había dado por finalizada, Chris me preguntó qué tan cercana me había hecho del "novato". Yo no supe que responderle. Chris seguía siendo mi hermano mayor, y hablarle de chicos no era algo cómodo. Pero jamás me imaginé que me despediría de Leon al poco tiempo. Él había sido llamado por el Gobierno y aceptó.
Antes de que Umbrella cediera, yo me alejé de aquel mundo que no era el mío. Acabé uniéndome a TerraSave, donde encontré mi lugar para seguir peleando, pero esta vez usaría como arma mi voz. Aún existían muestras de los virus, y mi labor sería alertar a todos los gobiernos para erradicarlos. Aunque, con aquel asunto de WilPharma me volví a implicar de forma directa con el tema de la acción.
Y sucedió lo que creía imposible: volví a ver a Leon. Dios, a pesar de que tenía a manadas de zombies a mis espaldas, verlo me dejó completamente helada. Chris ya no podría volver a llamarlo "novato". Pensé que debía ser un crimen que alguien tan apuesto se dedicara a algo tan peligroso.
Pero en el momento en que Leon y yo nos volvimos a separar, nuestra "relación" se enfrió. Nunca hubo un inicio, así que no podía haber un final. Lo que sentía por él debía dejarlo en una cámara criogénica en mi corazón. Matar ese sentimiento que no tenía nombre me resultaría imposible. Hay lazos difíciles de romper y, definitivamente, el nuestro era uno de esos. Tal vez, algún día las cosas cambiarían.
Pero con el paso de los años, vi que eso jamás ocurriría. Al percatarme del coqueteo de Ángela con Leon, me convencí de que él no era invisible para el género opuesto, y también me di cuenta de que yo no podía ser la mujer de su vida.
Hoy me pregunto qué hubiese sucedido de haber compartido el viaje en helicóptero aquel día. Hablar de lo que fue, de lo que podría ser tal vez nos hubiera acercado. Tal vez tendríamos una vida diferente, tal vez... No, en estos momentos no hay un "tal vez" ni para él, ni para mí.
Yo estoy contemplando la opción de salir con alguien. Es un buen chico, compañero del trabajo y un hombre bastante comprometido con Terra Save. Pero las cosas no son tan sencillas. Una relación implica compromiso y honestidad. Evidentemente, no puedo dar plenamente lo primero, y ¿a quién podría confiarle todo lo que he vivido? ¿Quién podría llegar a comprenderme? Mi hermano fue muy afortunado de tener a alguien a su lado como Jill Valentine. Y ella también por tener a su lado a un buen hombre, aunque nunca he llegado a saber exactamente que hubo o qué pudo haber entre esos dos, pues tampoco he llegado a conocer a Jill, debido a que nunca se nos presentó la oportunidad.
Actualmente, ella está ingresada en un centro de rehabilitación, y todos llevamos varios años sin saber de ella, excepto Chris, que siempre que puede intenta obtener información sobre su estado y sobre cómo va mejorando.
Yo, en cambio, estoy dedicada en cuerpo y alma a ser embajadora de la Organización de las Naciones Unidas en el departamento de evaluación de la seguridad frente al bioterrorismo y, aunque me gustaría, hace tiempo me convencí de que ese tipo de vida no es para mí, pero Jordan está luchando contra mis fantasmas y demonios.
A veces quisiera darle una oportunidad al amor, quisiera llevar una vida de lo más parecida a lo normal, con citas, besos y calor por las noches, pero mis pesadillas no han desaparecido. Pronto, espero que todo esto se aclare...
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