Capítulo 17: El partido de fútbol.

La felicidad que sentía Leon era indescriptible; volver a ver a todos sus compañeros de trabajo era algo simplemente genial. Hacía bastante tiempo que no los veía, a causa de que ahora trabajaba en la B.S.A.A, lo que le hizo darse cuenta de lo mucho que los había echado de menos.

Se sentía eufórico al saber que ambas organizaciones harían un partido amistoso de fútbol americano, aunque sabían que la competición sería de todo menos eso.

Aquello era justo lo que necesitaba; divertirse y evadirse un poco de todo durante un rato, pues durante la semana solo había estado pensado en Claire, y mucho más sabiendo que el día de casarse con Jordan se estaba acercando.

Optó por olvidarse de esos pensamientos, aunque fuese por un día. Leon tenía que estar fresco como una lechuga para el mediodía, ya que era el capitán de su equipo y tenía que destacar entre sus compañeros, además de liderarles.

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Jack, un hombre de unos cuarenta años de edad, se acercó hacia él, sentándose tranquilamente a su lado en el sofá.

—¿Nervioso? —preguntó el hombre.

—No, ¿y tú?

—Sí, aunque es entendible... soy el entrenador.

—Cierto, pero no te preocupes, todo saldrá bien. Hace un día maravilloso...

—Exacto, un excelente día para partirles el culo a los de la B.S.A.A. —rió el hombre. —Eres el mejor, Leon. Demuestra todo lo que vales. —le animó él, tocándole el hombro.

—Por supuesto, demostraré lo que valgo, y no dejaré que nadie nos gane... —susurró muy orgullosamente.

—Esa es la actitud, muchacho. —contestó dándole una palmada en la espalda.

—¿Por qué tardan tanto los chicos? Tendrían que haber llegado hace unos... —dijo mirando su reloj. —¿Veinte minutos?

—Es porque Helena les está dando información y explicando las estrategias que vamos a hacer.

—¿De qué hablas?

—¿No te lo ha contado? Harper vigilaba a los de la B.S.A.A. mientras practicaban para ver algunas de sus jugadas.

—Ah... pues no me ha dicho nada.

La puerta se abrió de par en par, mientras que alrededor de unos doce hombres acompañados de Helena, Hunnigan y Sherry entraban ya en los lockers de los vestuarios.

—Ya estamos aquí. —anunció uno de ellos. —¡A machacar a esos capullos! —dijo un hombre con acento latino.

—Creo que ya es algo más personal que competencia... —bromeó la morena de gafas negras.

—Ambas, querida Ingrid... Estoy deseando ver la cara de Chris cuando me vea aparecer en el campo.

—¿A Chris o a Jill? —preguntó Jake, que sabía lo suficiente sobre aquel hombre.

—Creo que más a Jill. —sonrió él.

—¿Qué paso entre vosotros dos? —intervino curioso Leon.

—Algo. Estuvimos a punto de salir, al menos eso creo... Pero ella estaba enamorada de Redfield y no pudo ser.

—¿Cómo pudiste dejar pasar a Jill? —preguntó extrañado Kennedy, ya que Carlos Oliveira había sido siempre un hombre muy seductor con muchas mujeres detrás él.

—Es una historia... complicada.

—Una historia que deberías contar luego porque ahora mismo tenéis cinco minutos para preparar vuestras cosas y partir hacia el campo, andando. —les interrumpió Jack.

—Bien, después os contaré lo que sigue.

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Los rayos del sol chocaban contra los ojos de Jill, mientras que se sentaba en la tribuna esperando a ver el partido. Era más que obvio que ella apoyaría a la B.S.A.A, así que sacó una gorra de color rojo con el nombre de la sede y se la puso sobre la cabeza. Chris era el capitán de su equipo, y la verdad era que ya estaba deseando verlo en acción.

—¿Dónde están? —preguntó Claire, intentando divisar algo en el campo.

—Deberían estar a punto de salir. —comentó Rebecca, quién estaba a su lado.

—¿Sabéis qué? Voy a bajar para desearle suerte a Chris, ahora vengo. —anunciaba la rubia, para acto seguido bajarse de las gradas, yéndose dirección al campo.

—Más te vale que sea un beso en los labios, Valentine. —le gritó burlona Claire.

Jill optó por ignorar el comentario de su amiga y buscar al mayor de los Redfield.

Claire junto con Becca, demás integrantes y compañeros, se quedaron esperando a que saliese el equipo que representaba a la B.S.A.A. Acto seguido, la pelirroja observó entrar al equipo de Leon, que habían salido los primeros. El rubio pudo distinguirla en las gradas a la distancia, dirigiéndole una sonrisa que la dejó fascinada.

Sin embargo, algo llamó su atención; había un hombre en el equipo que ella ya conocía de mucho antes... ¿Carlos? ¿En la D.S.O? Después de observarlo detenidamente llegó a la conclusión de que tenía que tratarse de él.

Luego pudo notar que el equipo del que su hermano era líder entraba en el campo, comenzando a alentar y a chiflar, mientras que Chris reía y buscaba a Jill con la mirada.

Jill entró velozmente al campo de juego, con los nervios de punta, ya arrepintiéndose por lo que tenía pensado hacer.

—¡Chris! Menos mal que estas aquí...

—Jill, ¿ocurre algo? —preguntó confuso. —Estamos a punto de empezar.

—No, no. Ya me voy, tan solo quería desearte suerte...—le sonrió ella. —Quería recordarte que eres el mejor, y que... te estaré apoyando ahí arriba. —añadió la ojiazul, para después decidirse a darle un beso en la mejilla.

—Gracias...—consiguió decirle Chris, sorprendido pero para nada disgustado con el gesto de Jill. Le sonrió de vuelta y se despidió de ella rápidamente.

—«Vamos, Chris... No puedes decepcionar a Jill...»—se decía así mismo, sonriendo como un niño.

Jill, algo avergonzada por su anterior gesto, se dirigió hacia fuera del campo de juego, localizando a un hombre que la observaba desde allí con una enorme y seductora sonrisa. Era su amigo Carlos, que al igual que sus demás compañeros y rivales, estaba esperando para comenzar el partido.

Una gran sonrisa se formó en su rostro, ya que hacía muchos años que no le veía ni sabía de su vida, así que fue corriendo para estrecharlo entre sus brazos.

—¡Carlos! ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo has estado? —lo saludó muy felizmente ella.

—Jill estás... preciosa. —admitió el hombre, sonriéndole muy asombrado. —Me alegro mucho de verte, me enteré de lo de Wesker y China y me sentí horriblemente mal...

—Estoy bien, no te preocupes. Es genial verte de nuevo... ¿Ahora estás trabajando en la D.S.O?

—Sí, hace dos años que estoy aquí.

—¡Te felicito! No tenía ni idea...

Chris miraba con atención aquel escenario, el cuál no le gustó nada en absoluto, mucho menos aquel cariñoso abrazo y cómo el imbécil de Carlos Oliveira no le quitaba los ojos de encima a Jill. Sin pensarlo demasiado se dirigió hacia ellos, muy dispuesto a defender lo que era suyo.

—¡Carlos, cuánto tiempo sin verte! —dijo falsamente, mirando al hombre con cierta cara de asco.

—Lo mismo digo.

—¿Qué ha sido de tu vida?

—Bueno, estoy en la D.S.O, y parece que me ha ido bien... ¿qué tal tú?—le preguntó el hombre, cruzado de brazos.

—Genial... Soy capitán de la B.S.A.A. y ayudante de toda la organización. ¿Qué más podría pedir? —dijo orgulloso.

Jill comenzaba a ponerse incómoda, ya que su mejor amigo y el hombre que unos años atrás le había pedido que fuese su novia se miraban desafiantes. Metida en apuros, la rubia decidió marcharse de allí lo más pronto posible, puesto que no quería ser el motivo de pelea entre los dos hombres.

—Chicos, mucha suerte a los dos. Tengo que subirme a las gradas, nos vemos luego. —se despidió ella.

—¡Adiós, Jill! —le gritaron al unísono los dos hombres, para después volver a mirarse de forma muy poca amistosa.

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Jill volvió a su asiento un minuto después, suspirando con pesadez y tomando asiento al lado de Rebecca y Claire.

—Esto parece un culebrón venezolano, ¿no es así, Jill? —bromeó Claire, que había espectado la situación anterior.

—Cállate, Redfield. Por supuesto que no, pero descuida, que para culebrones ya tienes tú a los dos rubios de turno. —le devolvió la broma, intentando fastidiarla.

—Ya la tenías que cagar... ¿Por qué siempre me tienes que joder con Leon? Además, te recuerdo que en nada me casaré con Jordan. —decía muy sonriente la pelirroja.

—Como digas... —murmuró rodando los ojos.

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—Me genera cierta gracia la mirada atenta de Barry. Parece ser que les está dando los últimos consejos a los chicos. —rió Becca, mientras observaba al entrenador, que estaba muy concentrado.

—Es todo un profesional. —comentó Claire.

Valentine observaba cómo Leon se arreglaba el flequillo, y como quería hacerle pasar un mal rato, apoyándose en el alambrado de la tribuna a continuación le gritó:

—Oye Kennedy... ¡Sigue acomodándote el flequillo que cuando perdáis lo tendrás intacto! —se mofó ella del rubio.

—Eso ya lo veremos. La B.S.A.A. no tiene ninguna posibilidad contra nosotros. ¡Sois unos inútiles!

—¿Qué dijiste? Chris te romperá el culo y Parker las atajará todas, vino desde Boston para romperte el culo también. ¿Verdad, Parker? —le gritó al hombre emocionada.

—Oh, sí... —respondió animadamente Luciani.

—No me importa, perderéis igualmente... —sonrió Leon.

—Maldito galanazo... —suspiró algo fastidiada.

—¡Chris, hazlo pedazos!

Redfield tan solo asintió, yendo al centro del campo para decidir quién de los dos capitanes comenzaba. El árbitro hizo que lo eligieran jugando a cara o cruz, y para suerte del equipo de Leon Kennedy, la D.S.O. empezaría primero.

—Hoy pasaras vergüenza, Redfield. —le dijo desafiante.

—Te equivocas, Kennedy. Tú la pasarás.

Chris, al instante se dio media vuelta, dirigiéndose a su lugar al igual que Leon, y ambos se miraron cara a cara.

El silbato sonó y, rápidamente, Leon le dio un pase a Dave, mientras corría hacia la portería del equipo rival. Dave seguía en marcha, decidido a marcar el primer gol, hasta que le quiso dar un pase a Carlos. Sin embargo, en el trayecto, Billy pudo intervenir y dominar la pelota ágilmente.

—¡Parker, pásala! ¡Estoy solo! —gritaba esta vez Piers.

El chico obedeció pasándole la pelota, haciéndole así un caño a Leon. Piers comenzó a correr mientras que sus rivales comenzaban a interrumpir su paso pero, para su suerte, el joven pudo esquivar el ataque tranquilamente, llegando al área para lograr el primer gol.

La grada de la B.S.A.A. comenzaba a gritar y animar gozosamente, por lo que pateó confiado la pelota hacia la portería. El portero de ésta atajó el movimiento del lado contrario y la pelota dio justo dentro de la portería.

Piers, al ver esto, festejó y comenzó a gritar de felicidad, recibiendo a Chris, que se le tiró encima de la emoción.

—¡Gooooool! ¡En tu cara, Leon! ¡En tu cara de Ken! ¡Vamos a ganarles! —gritaba eufóricamente Jill.

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Jill estaba muy enojada, pues era increíble cómo en tan solo cuarenta minutos podían haber cambiado tanto los resultados del partido. Actualmente estaban perdiendo por goleada, ya que la D.S.O. les ganaba por tres goles de diferencia y la B.S.A.A. no lograba mantener la pelota ni por cinco segundos.

—Seremos la vergüenza nacional. —suspiró Rebecca.

—Nada de esto hubiera pasado si Jill no le hubiera gritado a Leon. —dijo Claire, bebiendo de su refresco. —¡Corre, idiota! ¡Por dios, Billy, mueve tu trasero! Christopher, ¿tanto te cuesta pasarla? —gritó, levantándose de su asiento. —Genial, nos han quitado la pelota, otra vez... —bufó la pelirroja.

—Claire, ¿quieres calmarte? —le reprimió Jill, para luego levantarse del asiento gritando. —¿¡A qué mierda estáis esperando!? Es más, ¿cuándo se nos ocurrió la idea de que iban a ser buenos jugadores? —comentaba cabreada.

Chris comenzaba a cansarse, pues apenas podía alcanzar a los demás. Sin embargo, vio a Carlos, que dominaba la pelota y lo miraba con cara desafiante, al igual que él. Después de eso observó las gradas, localizando a Jill gritando junto con su hermana. Después vio a Rebecca, que desesperadamente le gritaba; «¡Cuidado, Chris!» Redfield volvió a postrar su vista en Oliveira, para al instante recibir un pelotazo en la cara. El golpe consiguió dejarlo inconsciente, haciendo que el hombre cayera al suelo.

Helena, Hunnigan y Sherry, quiénes desde el otro lado de la tribuna observaban atentas el momento en el que Chris recibía la pelota, gritaron bastante preocupadas, tirando sus patatas fritas al suelo.

Desde el lado de la tribuna contraria, Jill corrió hacia el campo acompañada de Claire, yendo lo más rápido posible mientras que el árbitro expulsaba a Carlos del juego con una tarjeta roja.

Valentine entró al campo de fútbol, muy desesperada, mientras que todos se amontonaban junto al capitán para ver su estado y ver que éste no respondía ante nada.

—¡Chris! —gritó muy preocupada la rubia, sosteniendo su cabeza con mucho cuidado.

—Tranquilos, solo está inconsciente. —anunció Barry, mientras lo revisaba. —Llevároslo de aquí...

El arbitro suspendió por unos minutos el partido, y mientras que se llevaban al Redfield, Claire tuvo una idea brillante.

—Creo que todavía podemos ganar.

—¿Aún con Chris desmayado? —le preguntó Jill, que ahora se encontraba sentada en el suelo del pasillo, esperando a que terminaran de revisar al capitán.

—Sí, yo seré el reemplazo de Chris.

—¿Qué? ¿Estás loca? No van a dejarte entrar, es una competición masculina.

—Claro que podré, solo tengo que hablar con Barry y el árbitro. —le explicó decidida, levantándose del suelo y entrando al vestuario buscando al mayor de los Burton.

—¿Barry? —lo llamó la chica, entrando cuidadosamente al vestuario de chicos.

—Cielo, sabes que no puedes entrar aquí...

—Lo sé, pero necesito decirte algo, es muy urgente.

—Claro, dime.

—Quiero reemplazar a Chris.

—Claire, los de la D.S.O. no son lo que esperábamos, no creo que podamos hacer gran cosa para soportarlos...

—Tengo claro que lo haré, he estado observando todas sus maniobras. Barry, eres el entrenador y deberías de saberlo, puedo hacer que ganemos perfectamente.

—Muy bien. ¿Estás segura?

—Por supuesto.

—Hablaré con el árbitro para ver si puedes entrar en el campo. Toma, póntela. No tenemos camisetas de tu talla pero esta podrá servirte. No te daré un pantalón porque creo que jugarás muy cómoda con los leggings que llevas puestos... —le explicó el hombre, entregándole la camiseta.

—Menos mal que no me puse los jeans, iré a cambiarme...

—Ve, no tenemos mucho tiempo.

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Al cabo de unos diez minutos habían reanimado a Chris, quién se recuperó, pero por razones obvias tendría que irse a las gradas para poder descansar, así que se sentó con Jill, Rebecca y los demás integrantes de su grupo.

Por otra parte, Barry pudo convencer al árbitro de que Claire se uniera al equipo, reemplazando así a su hermano. La pelirroja estaba muy contenta, pues ahora sería la capitana de su equipo y demostraría lo que valía la B.S.A.A.

El equipo de la D.S.O. se encontraba en el campo de juego, contentos por la victoria que estaban llevando por ahora. Era claro que debía ocurrir un milagro para que la B.S.A.A. les ganase, además de que Chris ya no se encontraba en el campo, lo que les facilitaba todavía más la ansiada victoria.

—¿Qué hace Claire aquí? —dijo Dave.

Leon, al escuchar eso, observo cómo la pelirroja aparecía llevando la camiseta de su equipo, enrollada hasta un poco más arriba de su ombligo, dejando ver así su trabajado abdomen, junto con unas simples mallas negras y unas zapatillas. Los demás de su equipo la seguían, como si la entrada fuese de película; les faltaba el efecto a cámara lenta y una pequeña brisa de viento acariciando su pelo.

—¿Claire? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó bastante sorprendido el rubio.

—Seré la capitana, yo soy el reemplazo de mi hermano. —anunció profesionalmente la chica.

—¿Tú? Discúlpame, pero tendrías que estar lavando platos, no aquí jugando. —le dijo Dave, burlándose de ella.

—Qué iluso eres, querido... Parker, ¿podrías pasarme la pelota, por favor?

—Con gusto.

El hombre le pasó la pelota con un tiro, y Claire, al ver esto, la paró hábilmente con el pecho.

—Mira y aprende.

Claire comenzó a hacer una serie de jugadas, sorprendiendo a sus rivales, especialmente al agente Kennedy, que estaba con la boca abierta.

—Me casaré contigo... —dijo asombrado.

—Esto es solo el comienzo. —añadió ella, yendo a su lugar.

El silbato sonó y Claire, que llevaba la pelota, le dio un pase a Piers, mientras que ella corría hacia la portería. Piers, estratégicamente pudo esquivar a Jake y volvió a darle un pase a ella, que estaba cerca del objetivo. Para mala suerte del equipo contrario, ninguno se encontraba cerca para poder defender, ya que todos estaban encima de Piers.

Claire recibió la pelota segundos después, pateándola con la pierna izquierda violentamente. El pobre árbitro no pudo parar el gol, metiendo la pelota nuevamente dentro.

—¡Gooooool! —exclamaba toda la B.S.A.A.

Gritaron todos al mismo tiempo, excepto el equipo contrario. Claire, por su parte, muy orgullosa recibió abrazos y felicitaciones por parte de sus amigos.

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Habían pasado poco más de cincuenta minutos, en los que la B.S.A.A. había conseguido empatar a la D.S.O. Los nervios se apoderaban de ambos equipos, ya que tan solo disponían de un minuto para desempatar el partido.

Leon tenía en su poder la pelota cuando el silbato sonó, así que rápidamente comenzó a correr, dándole un pase a Jake. Sin embargo, Claire fue más rápida, interviniendo en su trayecto y arrebatándole la pelota, corriendo hacia la otra portería. Apenas tenía treinta segundos para desempatar, y los nervios de los dos equipos cada vez eran peores...

—Vamos, hermanita....—suspiraba con esperanzas Chris, que aún con un dolor de cabeza inmenso apoyaba a Claire.

La pelirroja corría lo mas rápido que podía, mientras que sus rivales comenzaban a rodearla, dándole patadas, las cuáles pudo esquivar milagrosamente.

—¡Corre! ¡Eres una Redfield, tú puedes!

Claire llego al área de la portería, donde tan solo vio a Leon, que la miraba fijamente. Ella pasó por su lado, y éste extrañamente no hizo nada por defender, pues al parecer se había quedado embobado al ver la jugada de la chica. Claire pateó la pelota, consiguiendo por fin el último gol.

—¡Goooool! ¡Esa es mi hermana, hijos de puta! ¡No me arrepiento nada de haberle pedido a mamá una hermanita cuando tenía seis años! —gritaba Chris muy animadamente, a la vez que abrazaba a Jill.

Mientras tanto, Claire Redfield se encontraba celebrando con todos sus compañeros, que la levantaban muy animadamente de suelo, casi elevándola por los aires.

—¡Ganamos! —gritaba Jill orgullosa.

Sin embargo, el equipo de Leon estaba muy molesto con su capitán, ya que no había defendido la portería...

—Eres un inútil, Leon. Perdimos por tu culpa. —le reprochó molesto Carlos.

—Oye, no es mi culpa. Claire sabe defenderse muy bien y os recuerdo que ninguno pudo pararla... —intentó excusarse.

—Eso no importa. Has cambiado al equipo por la pelirroja, qué vergüenza. —le regañaba esta vez su entrenador.

Leon, al igual que su equipo, se retiraba del campo de juego, mientras que sus rivales saltaban todos juntos.

—Ahora quién se va a fregar los platos, ¿eh? —gritaba Claire con cierta burla, mientras que la cargaban.

—¡Viva la B.S.A.A!

Chris, a pesar de tener la marca de la pelota en todo su rostro estaba feliz, y abrazando a su hermana le susurró:

—Eres el orgullo de la familia...

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Leon, cabreado, entró a los vestuarios. Allí se encontró a Ingrid y a Helena cruzadas de brazos, bastante molestas.

—Adelante, meteros conmigo.

—Eres un imbécil, Kennedy...

—Es una pena que Claire te haya ganado, pero aún me debes una charla del porqué me pediste su dirección.

—Lo sé, pero antes debo decirte algo. —dijo él, tomando de los hombros a Hunnigan.

—Eres nuestra última esperanza, en unos meses se organizará una fiesta de disfraces y habrá una competencia de baile entre la B.S.A.A y la D.S.O. Tú serás mi elegida.

—¿Qué? No, de ninguna manera.

—Sí, lo harás.

—¿Por qué no eliges a Helena?

—Porque el concurso es para mujeres...

Hunningan le rechistó, mientras que Helena ya planeaba el futuro asesinato de Leon ante semejante comentario.

—Está bien, pero... ¿cómo lo haremos?

—Yo iré algunos días para Washington DC y así te entrenaré.

—De acuerdo, lo haré por el equipo.

—Muchas gracias. —dijo marchándose.

—¡Leon! —le gritó Ingrid.

—¿Qué? —preguntó Leon al escuchar su nombre, deteniéndose por un instante.

—Eres un asco en el futbol... —rió ella.

Leon tan solo las miró de mala manera, mientras que Helena se reía de él a carcajadas. El rubio las ignoró, jurándole venganza a la B.S.A.A. por haber perdido...

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¡Hola de nuevo! Volví con un nuevo capítulo que espero que os haya gustado. 😆 ¿Qué les pareció la Claire fútbolera? JAJAJAJ amé la relación amor/odio de Jill y Leon, creo que tienen muchos momentos que darnos...

¿Qué opinan de Carlos? A partir de ahora será un personaje más, pero probablemente será secundario.

Próximamente se viene la fiesta de bienvenida de Jill, que será el capítulo más largo y también uno de mis favoritos... Nos leemos pronto. 🤍

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