Capítulo seis: «Adiós héroe»
La fresca tarde marcaba su fin en la majestuosa ciudad de Roma, Italia. El tiempo parecía avanzar cada vez más de prisa y los arreglos para la pronta boda de los modelos de las reconocidas empresas de moda europea estaban casi listos.
Durante el último mes la pareja había logrado un gran avance en su relación pues, ante las cámaras, se veían más unidos y alegres. Salían a bailar, a cenar o simplemente a caminar, deleitándose de la compañía del otro entre risas y un par de abrazos. Realmente jamás imaginó que se llevarían tan bien.
Claro que, lo que la prensa, su padre, ni la mismísima Adrienna sabían era que, aunque ella le resultase una mujer excelente, jamás estaría al alcance de Ladybug; esa heroína había logrado adueñarse de su corazón años atrás y cualquier intento por alguna persona que no fuese ella, sería en vano.
Tenía miedo de lo que pudiese llegar a pasar si su amada de enterase de la verdad, sabía que corría ese riesgo ya que en primer lugar cometió el grandísimo error de decirle a donde se mudaría, pero a decir verdad cada noche desde que llegó rezaba a Dios por que no lo descubriera, jamás se lo perdonaría.
Últimamente había logrado mantener un poco de contacto con Nino y con Chloé, sus dos fieles amigos; debía admitir que pese a sus regaños y reclamos por las acciones que había decidido tomar, no podía negarles su tiempo, los necesitaba a su lado.
De vez en cuando preguntaba por Alya y por Marinette, quien de ésta última al principio sentía algo de preocupación al no recibir buenas noticias y ni siquiera saber el porqué, pero ahora que el moreno le informaba que ella iba en mejora se sentía más tranquilo de alguna manera.
Dejó escapar ese gran peso que traía encima en una gigantesca bocanada de aire y comenzó a abotonar su camisa sin mucho ánimo. Acababan de tomarle las medidas para el traje que utilizaría para El gran día y es que a decir verdad eso únicamente lo deprimía cada vez más.
Durante aquel tiempo su mente estuvo divagando seriamente sobre algo que quizá era lo mejor después de todo, aunque le partiera el alma...
—¿Plagg? —murmuró el rubio, asegurándose de que no hubiera nadie más que su felino amigo y él en el cuarto. El ya antes mencionado salió de unos de los botes de basura, abrazado a su queso, y se aproximó hacia él.
—Mas te vale que sea algo interesante, tengo una cita con esta delicia. —dijo señalando a su preciado alimento.
—He estado pensando en que, después de la boda yo... Debería, no lo sé, regresar unos días a Francia tal vez. —comentó Adrien con la mirada gacha, limpiando el polvo de la chimenea con sus dedos. A Plagg inmediatamente le brillaron los ojos y soltó una risa.
—Te casas y después te vas con la amante. Esto parece telenovela. —canturreó lo último frotando sus pequeñas manitas y sonriendo con complicidad.
—No voy a regresar por ella, Plagg —se quejó—. Quiero que me pongas atención y por una vez en tu vida no juegues. Lo que voy a hacer allá será buscar al Maestro y entregarle mi miraculous.
—¿Estás bromeando verdad? —preguntó el kwami, eliminando expresión alguna de su rostro.
—No hay razón para que lo haga. Sabes que adoro ser Chat Noir pero, ¿de qué sirve un superhéroe si no está donde lo necesitan?
—Regresa y asunto arreglado. —sugirió Plagg angustiado por la repentina decisión que su amigo acababa de tomar.
—Por favor asegúrate que el próximo portador sea un buen compañero para mi Lady. Te voy a extrañar amigo.
—¡No, no! ¡Estás loco! Tu padre ya te está limpiando el cerebro. Escúchame tú a mí, no vas a hacer eso. —ordenó molesto, sosteniéndole la mirada al otro.
—Lo lamento amiguito, ya tomé una decisión.
La puerta de la habitación rechinó, alarmando a la pequeña criatura y haciendo que se escondiera. El rubio volteó inmediatamente y pudo divisar a una mujer asomando tímidamente la cabeza.
—Adelante, también es tu cuarto. —indicó Adrien. La castaña soltó una pequeña risita y avanzó hasta su prometido.
—Lo sé, pero pensé que aún continuaban con lo de las medidas y todo eso —dijo ella, juntando sus manos por detrás—. Eh, ¿te gustaría ser mi acompañante en mi caminata por el parque? Creo que a ninguno le hace bien estar encerrado tanto tiempo.
—Me parece bien, la verdad no tengo nada que hacer por ahora así que, adelante. —aceptó sonriendo de media luna. Agreste se encaminó a uno de los buros del cuarto, y con algo de temor, se quitó el anillo y lo guardó en el mueble. Adrienna observo extrañada lo que hacía y se acercó corriendo.
—¡Hey! ¿Por qué te quitas tu anillo? —la chica abrió el cajón y sacó el objeto para ponérselo a él—. A mí me gusta cómo se te ve.
[...]
—Miraculous Ladybug! —gritó débilmente la heroína, lanzando un objeto al cielo para reparar los daños hechos por el akumatizado, quien ahora se encontraba tratando de recordar lo que había pasado desde el suelo.
La mujer de cabellos azabaches caminó en dirección al hombre para asegurarse de que todo estuviera bien. Trató de quedarse un poco más con él pero se sentía demasiado mal como para brindarle el suficiente apoyo necesario.
Se despidió y se fue corriendo lo más que podía hasta algún punto cercano al departamento de su amiga.
Jamás se había cansado tanto combatiendo a algún villano, claro que desde que su compañero se fue era un poco más difícil pero en el último mes los akumas parecían ser más fuertes, o ella más débil...
Una vez que ya pudo volver a su estado normal, se levantó de donde estaba y se fue caminando tranquilamente hasta el hogar de Alya, obvio, para ese entonces ya había perdido su transformación.
La morena la recibió alegre, a decir verdad tenían una semana de no verse y, tomando en cuenta que acostumbraban a reunirse casi diario, había sido demasiado tiempo lejos para ellas.
—Bien, aunque aún no es suficiente, al parecer hemos juntado bastante para los boletos de ida y de regreso. —añadió Marinette a la plática. Su amiga le tomo la mano y le sonrió en símbolo de lo alegre que estaba por ella.
—En serio sigo sin entender porqué jamás me dijiste que tú y él estaban saliendo. Nunca me lo imaginé, parecían no tener tiempo para hablar, que eso fue lo último que me imaginé. —ambas chicas rieron, era cierto que desde que cambiaron de escuela casi nunca se les veía juntos al Agreste y a la Dupain, Alya incluso llegó a creer que los sentimientos de la diseñadora habían cambiado.
—Sabemos guardar secretos —se limitó a decir la azabache, dándole un trago a su bebida. La verdad no se atrevió a contarle la verdadera situación, estaba prohibido decir sus identidades a tantas personas y realmente, no era necesario que ella también se enterara, así que le contó una verdad a medias, una endulzada de cosas imaginarias—. De cualquier manera, la fecha está casi por llegar y debo planear mis siguientes pasos para una vez que llegue allá. No pudo perder más tiempo.
—¿Y qué sugieres entonces?
—Me parece que necesitaré la ayuda de cierta persona, y esa persona es Chloé Bourgeois. —finalizó con una sonrisa pintada en su rostro.
¡Hola!
Sí, estoy consciente de que lo que tardé no fue una semana, sino dos meses o más ;_;
Pero bueno, tengo una explicación para esto y es que mi vida se puso loca, tuve mis exámenes finales, tenía que entregar escalas y después se cruzó el apagón creativo >:'v
Cambiando de tema, al fin he llegado a esta parte. Ésta le dará paso a mis partes favoritas de la historia ;v
Por cierto, créditos a mi hermana por el título (cabe decir que ninguna de las dos somos buenas poniéndolos xd).
¿A ustedes qué tal les pareció el capítulo, eh? Tenía otra cosa planeada y lo estuve repitiendo muchas veces hasta que salió de esta manera, la cual me convenció.
Nos leemos dentro de una semana (espero que dentro de menos), gatit@s.♥
—Mariana García.
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