Capítulo 21: La llamada

Bakugo cocinaba realmente bien, tanto que a Shoto a veces hasta le daba vergüenza lo inútil que él se sentía en la cocina a su lado. Pese a su apariencia de niño de ocho años, todavía era su compañero, su mente no había retrocedido en absoluto a la edad que aparentaba y era normal que se sintiera fuera de lugar teniendo que ir al colegio a aprender cosas que ya sabía demasiado bien.

A sus labios llevó el último dango de té verde. Le gustaban los dangos de té verde casi tanto como el de fruta o el de calabaza. Bakugo sonrió al ver cómo su compañero disfrutaba de aquel postre que no le habían permitido probar de niño. Ahora parecía haberse vuelto adicto a ellos.

— Veo que te han gustado los dangos.

— Están deliciosos. Nunca había probado algo así.

— Tú no has tenido infancia – fue más una queja por parte de Bakugo aunque sonaba a broma cuando salía de sus labios.

— Cuando nazca este niño, le dejaré probar los dangos.

— Creo que tendrás que esperar unos años para que los pruebe – suspiró Bakugo viendo las ganas que Shoto tenía de tener a ese niño y hacer las cosas que él nunca pudo hacer en su infancia.

Por un instante, Bakugo pensó en eso. Shoto realmente nunca fue un niño normal. No hizo deportes extraescolares, no había probado la mitad de los postres ni había ido de viaje o vacaciones familiares, sólo... entrenaba y entrenaba hasta el agotamiento por cumplir el sueño de su padre.

— ¿Tienes ganas de hacer cosas con tu hijo? – preguntó Bakugo con aquello presente – lo que tú no pudiste hacer, supongo.

— Sí, creo que sí, aunque para ser sincero, me da un poco de miedo no ser un buen padre. Ni siquiera sé cómo hacerlo y el ejemplo que tengo... no es precisamente el mejor. Esperaba que Izuku me diera algunas indicaciones – sonrió con cierta melancolía.

— Vas a ser un buen padre, porque quizá no tengas referencia de qué hacer, pero sabes qué no hacer – susurró Bakugo.

— Me da algo de miedo que me pida ayuda con algo que no sepa hacer, como algún deporte, tipo fútbol o baloncesto, aunque si fuera niña... creo que sería aún peor, porque no conozco absolutamente nada de su mundo. Yo nunca he hecho esa clase de cosas, no jugaba ni siquiera con mis hermanos así que... soy malísimo en esas cosas. Tampoco sé interactuar demasiado bien con la gente, soy malo en la cocina, en las tareas de casa... a veces pienso que lo único que se me da bien es pelear.

— Eres un buen héroe, de los mejores y estoy seguro de que acabarás aprendiendo todas esas cosas con tu hijo cuando practiquéis. Y si es una niña... Deku tiene ventaja – bromeó Bakugo ganándose un puchero infantil por parte de su compañero como si no le hubiera gustado demasiado aquello – es broma, es broma – se excusó Bakugo.

El sonido del teléfono captó la atención de ambos y, a la vez, silenció toda conversación. Fue Shoto quien se abalanzó con rapidez para responder la llamada. Su voz sonaba con ciertas dudas, sin embargo, su rostro cambió radicalmente a uno de total alegría en cuanto escuchó y reconoció la voz de Izuku Midoriya al otro lado.

Sin aviso alguno, se levantó del sofá donde se había comido los dangos y se marchó hacia el dormitorio. Bakugo sonrió, había estado tanto tiempo esperando esa llamada que era evidente que ahora quería privacidad para hablar con su esposo. Debía contarle o confirmarle al menos la información que le habían tratado de transmitir por medio del periódico.

Cerrando la puerta tras de sí, Shoto se dejó caer sobre el cómodo colchón de su dormitorio con el teléfono en su oído escuchando finalmente la voz de su esposo.

— Izu – susurró Shoto cortando el intento de explicación por parte de su esposo al haber tenido que contactar de esa manera tan rara –. ¿Estás bien? – preguntó con total curiosidad.

— Sí, claro que estoy bien – le confirmó Izuku – bueno... echándote de menos – sonrió – pero estoy bien. Hoy por fin he conseguido infiltrarme en la banda, espero encontrar información lo antes posible de ese tipo y que podáis darle caza para volver a tu lado. ¿Tú estás bien?

— Echándote de menos – susurró Shoto las mismas palabras que Izuku había tenido con él, lo cual hizo sonreír a ambos.

— Pronto estaré allí contigo, con vosotros – corrigió de golpe sonrojando a Shoto.

— Supongo que te llegó la información.

— Me llegó la noticia del periódico y me sorprendí porque era una noticia antigua, así que traté de leer entre líneas creyendo que era un mensaje tuyo. ¿Lo entendí bien? ¿Estás esperando a nuestro hijo? – preguntó Izuku.

— Sí. Me hice la prueba hace unos días.

— Lamento que tengas que pasar por todo esto tú solo ahora mismo, te prometo que intentaré acabar lo antes posible para volver a tu lado. No quiero dejarte solo con esto.

— Lo sé, pero ahora mismo, deberías centrarte en tu misión. Estaré bien y esperándote.

— ¿Se está portando bien Kacchan? – preguntó Izuku ante las dudas por lo insoportable que podría ponerse al no poder trabajar siendo un niño de ocho años.

— Está bien. Me ayuda mucho y aunque sigue odiando la escuela y el no poder ver a Kirishima como a él le gustaría, la verdad es que parece bastante animado con todo el tema del bebé.

— ¿En serio? Kacchan odia los niños.

— Pues ahora mismo se ha informado hasta de qué comidas prepararme – sonrió Shoto.

— En el fondo es un osito de peluche – sonrió Izuku.

— Pero no le digas nada de esto.

— Lo sé. Pero me alegra saber que está ayudándote en todo lo que puede. Al menos, no estás solo y eso me quita un gran peso de encima. ¿Seguro que te encuentras bien?

— Sí, supongo que las cosas normales del embarazo. Algo de malestar por las mañanas – sonrió Shoto – y hay alguna comida que ahora mismo no soporto ni olerla, pero por lo demás, estoy bien, estamos bien – corrigió Shoto – el mes que viene tengo la primera ecografía, supongo que apenas se verá nada pero el médico quiere confirmar que todo va según lo previsto.

— Ojalá pudiera estar allí contigo. La primera ecografía. Eso no me gustaría perdérmelo – sonrió Izuku.

— Quizá te dé tiempo a terminar la misión.

— Me esforzaré en ello. Ahora estoy más motivado que nunca para regresar cuanto antes. Intentaré contactar contigo más a menudo si es que veo la opción, pero por ahora, tengo que pedirte que rompas el teléfono desechable en cuanto acabemos la llamada. Yo también romperé este.

— De acuerdo. Ten cuidado, Izu – susurró Shoto.

— Sí. Dile a Bakugo que siga cuidándote, pero que no se pase, yo también quiero llegar para poder cuidarte como te mereces.

— Se lo diré.

***

Un mes después:

Intentar enterarse de algo de la operación de Izuku era casi misión imposible. Ni siquiera su padre le contaba mínimamente algo al respecto para quitarle la preocupación, aun así, Shoto intuía que de no decir nada contrario, es que todo marchaba bien por ahora.

Shoto había ido a visitar a su padre a la agencia y todo, porque desde que se enteró de que estaba embarazado, su proteccionismo había aumentado considerablemente pese a que él había pedido cierta discreción al respecto por ahora. Shoto se lo había contado a escasas personas, las que él creía que necesitaban saberlo: su familia, la de Izuku, Kirishima y Bakugo. Debía admitir que, por ahora, la noticia se había quedado recluida en el círculo de amistades que había formado, así que todo iba bien, sin embargo, hoy tenía la primera ecografía y allí estaban, Bakugo tratando de sacar algo de información sobre la misión de Izuku de entre compañeros. Su padre, en cambio, había tenido que salir por una misión importante y se había llevado a unos cuantos.

— ¿Ha habido suerte? – preguntó Shoto al ver entrar a Bakugo.

— Qué va, la mayoría de los que están por aquí no saben nada sobre la misión de Izuku.

— ¿Y los que saben algo?

— Esos se han largado echando leches de la agencia a no se qué misión de último momento. Supongo que tardarán en llegar – se quejó Bakugo al ver que no quedaba nadie de alto cargo por la agencia a quien preguntar.

— ¿Lo echas de menos?

— ¿El salir corriendo a las misiones? – sonrió Bakugo – supongo que lo mismo que tú.

Shoto sonrió. Bakugo aún podría regresar a su vida de héroe si es que Izuku conseguía acabar esa misión de infiltración y encontrar al tipo, pero él... a él le quedaban mínimo unos siete meses apartado del trabajo por petición de su padre, posiblemente aumentasen a ocho o nueve si todo iba bien... o más si contaba el periodo de maternidad. Era mucho tiempo apartado de lo único que él sabía hacer.

— Sé que Izuku dijo que haría todo lo posible por llegar a tiempo a la ecografía pero... creo que no ha terminado la misión – susurró Bakugo –. ¿Te acompaño yo?

— Claro – susurró Shoto.

Por alguna extraña razón, durante todo ese mes, Shoto siempre mantuvo una mínima esperanza de que Izuku acabase a tiempo, pero ahora que había llegado la fecha, se daba cuenta de que no sería así. Ese tipo no se dejaría encontrar tan fácilmente.

Shoto se puso en pie, tomó su abrigo y salió junto a Bakugo hacia la consulta. Que Bakugo fuera el primero en ver al pequeño, en parte, le alegraba, era su compañero pero... no era Izuku. Aun así, se sentía agradecido de tener a alguien con él en esos momentos de su vida. Bakugo siempre intentaba animarle fuera como fuera.

— ¿Qué crees que ocurrirá cuando Izuku acabe la misión? – preguntó Shoto hacia su compañero mientras caminaban por la calle en dirección a la consulta.

— ¿A qué te refieres?

— Bueno, es que supongo que tú volverás a la normalidad, pero yo... ahora no puedo regresar hasta...

— ¿Hasta el parto? – preguntó Bakugo.

— Sí, supongo que sí. A veces pienso que si lo mantenemos encarcelado, quizá pudiera ocurrirle algo y que no pudiera regresar a mi estado original.

— ¿Qué tendría que pasarle?

— No lo sé, pero he escuchado que incluso entre villanos se matan en la cárcel por asuntos sin resolver entre ellos. Yo no tengo problemas en esperar un tiempo para volver a ser un chico pero... ¿Y si le ocurriera algo y yo no pudiera volver a la normalidad?

— Creo que le das muchas vueltas al asunto – sonrió Bakugo – lo más seguro es que, si lo capturasen, tu padre lo mantendría en los calabozos de la agencia apartado de todos hasta que pudiera hacerte volver a la normalidad. Tú haz el favor de centrarte sólo en lo que puedes abarcar, que, en este momento, es ese niño en tu vientre y seguir los protocolos médicos. Y yo me liberaré en cuanto Izuku aparezca – se quejó ligeramente.

— Sé que odias a los niños y por eso te agradezco todavía más que estés aquí ayudándome con esto.

— Ya te dije que eres mi compañero. Además, para ser sincero, últimamente pienso que si hubiera sido el caso de Kirishima, tampoco me habría disgustado del todo hacer todo esto por él. Aunque odiaría que el niño me despertase todas las noches – se quejó de nuevo – y por eso doy gracias de que espero que para cuando nazca, Izuku ya esté aquí y yo no tenga que quedarme en vuestra casa a presenciarlo.

Los dos se detuvieron frente al edificio y tras mirarlo unos segundos, Shoto sonrió antes de pulsar el timbre.

— ¿De qué te ríes ahora?

— De que habrías sido un gran padre y que estoy convencido de que habrías colmado de regalos y atención a Kirishima de haber estado en mi misma situación.

— Eres un idiota – se sonrojó Bakugo.

— Ya... pero te has planteado lo de la paternidad, ¿verdad?

— Claro que no – dijo muy confiado, aunque con el leve sonrojo de sus mejillas y apartando la mirada hacia otro lado, se medio sinceró – puede que un poco... quizá la adopción – dijo finalmente.

— Seguro que Izuku termina pronto esa misión y podrás volver a la normalidad y contarle todo esto a Kirishima.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top