Capítulo 20: Contactar
¡Mentiras y más mentiras! Eso era lo único que Bakugo veía que llovían en su dirección. Viendo a Shoto desanimado y con todo un embarazo por delante del cual todavía no había hablado con nadie más que no fuera él, decidió poner cartas en el asunto. Ser compañeros no era una simple palabra, se demostraba con hechos y, desde luego, igual que Todoroki siempre le cubrió en su vida laboral y personal, él ahora iba a hacer lo mismo.
En la sala de espera de la agencia, Bakugo observaba al resto de héroes contestar llamadas y salir corriendo, eso era lo que ellos hacían también cuando no estaban de misiones más serias, pero se centró en Shoto. Hablaba con los héroes al fondo, intentando adivinar una forma de contactar con Izuku para contarle que estaba embarazado y, por su rostro, Bakugo sabía que le estaban diciendo que no tenían contacto con él. Una burda mentira porque nunca jamás, dejarían a un héroe completamente solo.
Bakugo esperó en la sala con el ceño fruncido sin perder ojo de encima a lo que ocurría, sin embargo, cuando Shoto caminó en su dirección, supo que no le habían dado la información que andaba buscando. Shoto abrió la puerta y entró en la sala cerrando tras él.
— No te lo han dicho, ¿verdad?
— Dicen que no tienen contacto alguno con él.
— Mienten – dijo Bakugo –. Una cosa es que quieran tener el mínimo imprescindible, pero algo tienen que tener. De esa forma, sabrían los progresos del nerd en la misión y es como pueden protegerle. Hay alguna forma poco convencional en que estarán contactando con él.
— Si la hay, no me la dirán.
— Puede que a ti no, pero a mí sí – dijo Bakugo con cierto enfado en su mirada – tú no te vas a quedar sin poder decirle algo tan importante a tu esposo. Espérame aquí un momento, descubriré cómo le contactan.
¡Mono! Así les resultaba a todos allí. Verle como un niño de ocho años les resultaba adorable y medio gracioso pese a la situación. Sus enfados, que antes daban miedo, ahora les resultaban adorables. Eso era un problema.
Shoto observó desde la sala. Burni tiraba de las mejillas de Bakugo con diversión y los demás intentaban sobornarle con caramelos. Realmente le trataban como si fuera un niño de ocho años y lo que Shoto veía era el cabreo de su compañero aumentando cada vez más. Al final, pareció rendirse y regresó a la sala con un par de caramelos en su mano antes de lanzarlos contra el suelo por el enfado.
— ¡Serán imbéciles! – se quejó Bakugo.
— Burni y tú siempre habéis tenido un pique medio sano – susurró Shoto – sólo está aprovechando que ahora puede molestar con mayor facilidad.
— Lo sé... pero aun así, sé cómo contactaremos con el nerd. Ven, vamos a la prensa.
— ¿A la prensa?
— Sí, hay costumbres en ese idiota que nunca desaparecen. Le gusta hacer crucigramas, por ejemplo, y los sudokus. Podemos probar a mandarle un mensaje en clave, quizá lanzar una noticia sobre ti, aunque sea falsa y poner el mensaje de que estás embarazado entre líneas.
— ¿Y se dará cuenta?
— Yo creo que sí, espero. No se me ocurre otra forma de intentar hacerle llegar la información que no sea en clave por algún medio que él siempre tenga visible y desde luego... no puede quitarse la manía de comprar el periódico y leer todas las mañanas sus noticias y hacer sus pasatiempos. Seguro que tiene tiempo libre ahora para mirarlo con detenimiento mientras espera a ser reclutado.
— Mensajes en clave... odio cuando Izuku hace eso, los mensajes en clave que él me ha dejado en alguna ocasión suelen ser complicados de descifrar – se quejó Shoto.
— Y vamos a pagarle con la misma moneda, aunque no puedo asegurarte que a él le resulte difícil descifrarlo.
***
Todas las mañanas salía a comprar el periódico antes de regresar a su cuarto y desayunar. Aquel hostal no estaba nada mal, sin embargo, llevaba ya algún tiempo esperando a que le reclutasen. De vez en cuando, llevaba a cabo alguna fechoría menor que, evidentemente, los héroes conocían y arreglaban posteriormente para evitar problemas. Más tarde, volvería a pasarse por los clubs donde los villanos se reunían y se dejaría ver nuevamente a ver si, por fin, conseguía sacar la información que tanto buscaba.
Cerró la puerta del cuarto tras él y se sentó a desayunar en la única mesa que había junto a la ventana. Abrió el periódico y empezó a leer las noticias que ofrecía ese día sobre lo que ocurría a su alrededor. Tras informarse, se entretendría un rato con sus pasatiempos favoritos: los crucigramas y los sudokus.
Pasó la portada y continuó leyendo la siguiente noticia y la siguiente... y la siguiente... y entonces, apareció un titular que captó su atención. La única fotografía en blanco y negro era del edificio de la agencia de Endeavor, el edificio donde él también trabajaba, así que quiso saber qué estaba ocurriendo. ¡Era una noticia muy antigua! Ni siquiera salió en prensa cuando ocurrió. Shoto fue quien se encargó de aquella captura pero no era un villano demasiado peligroso y la realidad era... que Shoto siempre intentaba huir de los periodistas, así que simplemente... fue algo que pasó desapercibido pero él lo recordaba. De esa captura habrían pasado al menos nueve meses.
¡Nueve meses! Pensó Deku para sus adentros. Eso sonaba demasiado raro en su mente. ¿Por qué sacar ahora una noticia de hace nueve meses? Leyó la noticia, sí... era tal y lo que recordaba que ocurrió y entonces, vio el error en toda esa historia. La palabra "embarazada" estaba escrita allí, pero Shoto no salvó a ninguna embarazada, recordaría algo así.
¡Nueve meses! ¡Embarazada! ¡Un titular de Shoto! Como si la bombilla se le iluminase, creyó entender qué narices estaba ocurriendo y una ligera sonrisa apareció en su rostro. ¿Podría ser que ese idiota intentase contactar con él de alguna forma segura a través del periódico? Tanto Bakugo como él sabían de su afición a leer la prensa, así que podría ser que se les ocurriera aquello, aun así, él no podía contactarles pese a las inmensas ganas de hacerlo. Ir él mismo a la prensa habría sido peligroso, podrían sospechar y no podría dejarles un mensaje, tenía que buscar una forma mucha más segura.
¡Ahora no podía pensar en otra cosa! Con el periódico en sus manos, sólo tenía en la cabeza lo que deseaba poder confirmar aquello. El problema era cómo.
Tenía que irse al club y seguir con su plan. Estaba cerca, sabía que estaba realmente cerca de encontrar pistas para localizar a ese tipo desde dentro de la organización, así que no podía arriesgarse ahora demasiado, pero... al mirar por la ventana, vio algo que él siempre hacía y nunca llamó la atención de nadie. Shoto también hacía exactamente lo mismo que él en esos casos, así que... quizá... podría funcionar.
***
¡Atónito! Así se quedó Bakugo a la salida del colegio cuando vio a Shoto al otro extremo de la acera hablando con un mendigo. Nunca antes le había visto cerca de la puerta del colegio pero sí sabía que Shoto solía dar alguna moneda cuando veía a gente necesitada pero... estaba tardando bastante para sólo entregar una moneda, parecía más bien estar hablando con él sobre algo.
Bakugo miró antes de cruzar la calle y se acercó a Shoto tirando de su camiseta al llegar a él para que supiera que estaba allí.
— ¿Todo bien? – preguntó algo preocupado. Quizá exageraba, pero enterarse de que estaba embarazada de Deku, le hacía preferir prevenir riesgos innecesarios.
— Sí, todo está bien. Vamos a casa. ¡Que pase un buen día!
— Igualmente – susurró el mendigo.
Tomando la mano de Bakugo, Shoto tiró de él dirigiéndose a casa. No habló apenas y sabía que algo ocurría. En un momento así, Bakugo se habría quejado, pataleado y montado una escena para que le soltase la mano porque él no se sentía como un crío, pero... entonces se dio cuenta de que Shoto sostenía algo en su otra mano. Era algo oscuro, no podía verlo bien.
— ¿Qué tal el colegio? – intentó Shoto mantener una conversación normal para aparentar frente a la gente de su alrededor.
— Un rollazo, como siempre.
— ¿Tienes muchos deberes?
— Como siempre. Pero los acabaré enseguida.
— Te ayudaré, si quieres...
¡No pensaba negarse a eso! Porque la forma de acabar antes era precisamente con ayuda. Él, que ya había ido a la escuela, no quería repetir las mismas enseñanzas una y otra vez. Al llegar a casa, ambos dejaron las cosas y se cambiaron a la ropa del pijama para estar más cómodos.
Sentados en la mesa y con las libretas y libros en el centro, Shoto fue el primero que tomó la libreta que estaba más arriba: matemáticas. Lo que daba un niño de ocho años, aquellas matemáticas eran demasiado sencillas para él, así que empezó a hacer las operaciones mientras Bakugo tomaba otra libreta: inglés.
— Odio el inglés – se quejó Bakugo.
— ¿Prefieres matemáticas?
— Me aburren todavía más si tengo que ponerme a hacer divisiones, sumas y restas – se quejó – ni que fuera un crío de...
— ¿Ocho años? – preguntó Shoto con una ligera sonrisa.
— Sí... listillo. Por cierto... ¿Qué es eso que no paras de mirar? – preguntó Bakugo viendo un teléfono desechable encima de la mesa.
— Me lo ha dado el mendigo de antes – susurró – creo que es de Deku. Creo que Deku se lo ha entregado a ese hombre para que él pudiera traérmelo. Quizá quiera contactar y es mejor hacerlo con teléfonos que puedes desechar lo más rápido posible, pero él no podría entregármelo en persona.
— Mira que pusimos en la noticia de prensa que no intentase hacer locuras y contactar.
— Quizá ni terminó de leer toda la noticia – sonrió Shoto – puede que ni haya entendido bien el mensaje.
— ¿Crees que no lo ha entendido? – preguntó Bakugo dudando –. Si no lo hubiera entendido, ¿por qué te mandaría un teléfono? Está claro que ha entendido algo y quiere contactar.
Sin querer pensar demasiado en el tema, Shoto trató de centrarse en la faena. Cuanto antes terminasen, antes podrían descansar los dos.
- Hoy creo que voy a preparar gyozas, algo de arroz frito, algo de ramen y de postre... te haré unas bolitas de helado de té de tempura que te vas a caer de espaldas.
Shoto sonrió. Bakugo era realmente bueno cocinando y ahora, desde que se enteró que estaba embarazado, parecía haberse puesto mucho más serio con su comida. Miraba todo lo que podía y no podía comer y encima... le daba caprichos como los helados que tanto le gustaban.
— Sabes que el té no es algo que recomienden demasiado, ¿verdad? – sonrió Shoto.
— Voy a darle sabor a té verde, además he leído que mientras no te bebas más de dos vasos al día de té verde... no pasa nada. Y tú no bebes tanto y lo que yo pondré para darle sabor al helado van a ser gotas. Me lo he estudiado todo – sonreía Bakugo.
— Y sabes también que no necesito que me mimes demasiado, ¿verdad?
— Estás embarazado y tu esposo está a saber en qué misión de mierda, así que... si no te mima tu compañero, ¿quién lo hará? Además, estoy quedándome aquí en tu casa gratis. Algo tendré que hacer y, sinceramente, cocinas horrible.
— Ey, Katsu... – susurró Shoto – gracias.
— Somos compañeros. Tú harías lo mismo por mí, pero no le cuentes nada de esto al nerd, no quiero que piense que me reblandezco contigo.
— Trato hecho.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top