Capítulo 17: ¡Soy un héroe!
Cuanto más les escuchaba dialogar, más se daba cuenta de que aquello no acabaría nada bien. Tumbado en la cama de su habitación, Bakugo escuchaba a aquellos dos hablando en su habitación. No es que él quisiera escuchar, pero la pared estaba casi al lado y lo que empezó siendo una conversación normal que él no oía, ahora se había enervado y elevaban sus voces. Empezaban a gritarse intentando que la otra persona entrase en razón aunque ninguno de los dos daba su brazo a torcer. Era la primera vez que veía que Izuku y Shoto no estaban de acuerdo en algo. Evidentemente, él prefería no meterse en ese tema y prefirió permanecer en su cuarto hasta que terminasen la discusión.
— No estás evaluando los riesgos y menos ahora mismo en la situación en la que estamos – recriminó Shoto.
— Sé muy bien los riesgos que hay, Shoto. ¿Crees que quiero hacer algo así? Pero no hay otra opción. Ese tipo no saldrá a la luz así como así, a vosotros os costó meses encontrar sus escondites y hacíais misiones secretas nocturnas para atraparlos y, aun así, mira... se os escurrió.
— Oh, gracias por recordarme el desastre de esa noche.
— No lo digo por eso y lo sabes. Ese tipo ahora mismo se habrá escondido y lo habrá hecho muy bien. He pensado muchas opciones pero créeme cuando te digo que ésta es la más rápida y casi la única con la que conseguiré atraparle.
— No me gusta que te infiltres. De hecho, no, no quiero que te infiltres.
— Soy un héroe. Tú siempre estás jugándote la vida ahí fuera y a mí me tienen... haciendo casos menores. ¿Cómo crees que me sienta eso también? ¿Crees que es fácil para mí saber que quizá una mañana me despierto y me encuentro a alguien de la agencia en la puerta para decirme que te ha ocurrido algo grave o incluso que has muerto? Pues no lo es, pero lo acepto porque sé que ésta es la profesión que elegiste y tú tendrás que aceptarlo también.
— Acepto que eres un héroe y que esas cosas pueden pasar – dijo Shoto – lo que no acepto es que quieras ponerte una diana en el pecho y meterte en mitad de todos esos villanos sin refuerzos, ayuda ni nada por el estilo. Yo no trabajo solo ni de infiltrado, intento minimizar riesgos.
— Sabes que no hay otra opción para encontrar a ese tipo.
— Siempre hay opciones, sólo tengo que pensar en algo y quizá convencer a mi padre de que me deje reincorporarme. Lo encontraríamos juntos, no lo sé, Izu...
Shoto parecía cada vez más estresado y por lo que escuchaba Bakugo, estaba seguro de que aquello no traería nada bueno. Conocía demasiado bien a su compañero como para saber que estaba al límite y sólo quería proteger a su esposo.
— Shoto, voy a hacerlo y me gustaría contar con tu apoyo. Encontraré a ese tipo y saldré de allí a toda velocidad, te lo prometo. No me quedaré más del tiempo necesario.
— No me gusta la idea – dijo Shoto finalizando la conversación. Bakugo lo supo por el sonido de la puerta que escuchó. Estaba claro que Shoto había salido del cuarto y estaba molesto o frustrado, no estaba seguro del todo, lo que sí sabía era que Izuku no había ido tras él.
Por un momento, Bakugo se quedó en la cama esperando a saber qué hacer. Quería desayunar pero... no le apetecía demasiado salir si iban a continuar discutiendo del tema. El sonido de las patas de los perros sobre la madera y el posterior ruido de la puerta provocó que Bakugo supiera que Shoto había agarrado a los perros y se había marchado de casa, seguramente con la excusa de sacarlos a pasear, querría tomar algo de aire y pensar. Bakugo resopló. Conocía demasiado bien a su compañero como para saber que ese tema no le sería fácil de abordar, y menos tratándose de Deku. Si Shoto quería proteger a alguien más que a nadie era precisamente a Izuku.
Se incorporó en la cama y se decidió a salir a desayunar. No esperaba que Shoto volviera pronto y menos por lo que había escuchado. Al salir, se encontró el apartamento demasiado oscuro. Izuku todavía se mantenía en su cuarto, seguramente pensando en lo que había estado hablando con su esposo.
Preparó el desayuno. A él se le daba bien la cocina y aunque sabía que a Deku tampoco se le daba mal del todo, Bakugo imaginó que hoy no estaría demasiado animado como para cocinar después del suceso, así que prefirió darle una sorpresa y prepararlo él. Puede que su dinámica de insultos y esa rivalidad no hubiera desaparecido entre ellos y que muchos creyeran incluso que se llevaban demasiado mal, pero en el fondo, le consideraba un gran amigo, alguien de mucho valor para él y aunque le costase demostrarlo, seguía preocupándose por él, a su manera.
Para cuando Izuku abrió la puerta de su cuarto y salió vestido con su traje de héroe para irse a trabajar, Bakugo estaba viendo la televisión en el salón terminando de tomarse un vaso de zumo. Frente a él, había un par de platos y cubiertos, lo que indicaba que había terminado de desayunar; sin embargo, Izuku se quedó absorto al ver en la mesa su desayuno listo.
— Yo de ti desayunaba rápido antes de que se enfríe – dijo Bakugo.
— ¿Lo has preparado tú?
— Claro que lo he preparado yo. Shoto no sabe ni romper un huevo – sonrió con ironía.
Izuku sonrió porque... era cierto, quizá no tan exagerado como lo hacía ver Bakugo, pero Shoto no era nada bueno en la cocina.
— Gracias. Creí que aún dormirías.
— Ya... no podía dormir más.
— Nos has escuchado esta mañana.
— Al principio, he intentado volver a dormirme, pero habéis empezado a subir el tono, así que... era imposible no escucharos.
— Lo siento. No queríamos despertarte.
Al ver cómo Izuku se sentaba a la mesa y tomaba los palillos entre sus dedos para comenzar a comer, Bakugo le miró de reojo. Ni siquiera parecía tener hambre, estaba preocupado y se le notaba a la legua, sin embargo, sabía que con él no hablaría abiertamente del tema porque no solía gustarle escuchar. Con un resoplido, dejó el mando de la televisión sobre el asiento del sofá y se puso en pie para sentarse a la mesa también frente a su amigo llevando consigo el vaso de zumo. Aquello sorprendió a Izuku.
— Él no cree que no seas un buen héroe – dijo sin más – de hecho, sabe que eres uno de los mejores héroes que hay, pero... está preocupado por ti.
— También me pasa a mí cuando él trabaja.
— Sí, nos pasa a todos. También yo me preocupo por Kirishima, pero para Shoto, es más difícil, supongo. Su carácter no es como el nuestro, Deku. ¿Crees que no me chilla a mí y me regaña cada vez que me lanzo a lo loco? Él es quien me cubre, él siempre me está diciendo que no me precipite, que no me arriesgue demasiado... es un pesado con ese tema pero aunque yo le grite mil veces y le insulte, él sigue diciéndomelo porque está preocupado por mí. No quiere que me ocurra nada y trata de minimizar los riesgos.
— Tengo que hacerlo. No me gusta la idea, pero es la única que tengo.
— Ése es el problema, creo – aclaró Bakugo –. Shoto quiere que te tomes un tiempo y pienses en todo, porque quizá se os ocurre otra forma antes de llegar a ese riesgo que quieres asumir infiltrándote en solitario. Te quiere y no quiere perderte.
— Entonces... ¿Es así también contigo?
— Todo el tiempo – sonrió Bakugo – aquel día que yo me lancé a lo loco, también me gritó que no fuera tras ese tipo y yo fui igualmente. Y este es el resultado – se señaló: un niño de ocho años y Shoto siendo una mujer.
— Podría pensar un poco más pero... cuanto más tiempo dejemos pasar, más difícil será encontrar a ese tipo. Infiltrarse es la mejor opción que tenemos. Tú lo sabes.
— No voy a meterme en ese tema – sonrió Bakugo – más que nada porque tú eres mi amigo, Shoto es mi compañero y esto tenéis que hablarlo entre vosotros.
Izuku sonrió antes de dar un bocado a la tortilla que Bakugo había preparado y luego, lanzarse hacia los encurtidos y el cuenco de arroz. El apetito empezaba a aparecer ahora que se calmaba un poco.
— Come despacio, no quiero que te atragantes.
— Tengo que irme rápido, me han llamado de la agencia – susurró Izuku con la boca llena.
Aquello le traía demasiados recuerdos a Bakugo. A Shoto y a él también les llamaban de emergencias y les hacían trabajar más en ciertas circunstancias. Estaba claro que Endeavor estaba deseando atrapar al villano que les había dejado en ese estado para recuperar a sus dos héroes. Eso crearía más presión en Kirishima y en Izuku.
— Supongo que llamaré a Kirishima luego – dijo sin más Bakugo, creyendo que quizá con una charla con su novio, pudiera aliviar ciertas tensiones del trabajo.
— Seguro que le hará ilusión. Lamento que no podáis veros ahora mismo – dijo Izuku.
— Ya... es una mierda.
***
Ver aparecer a Shoto por la agencia no fue algo que le hizo demasiada gracia a Izuku. Su corazón se aceleró y supo que iba a hablar con su padre sobre el dichoso tema de la infiltración, seguramente para oponerse a esa idea que ni él había propuesto todavía a su jefe.
— ¿Shoto? – preguntó Izuku al verle.
— Sabes que te quiero, pero no puedo dejarte arriesgarte así – dijo Shoto en susurro al llegar hasta su novio evitando que el resto de los héroes les escuchasen.
— ¿Podemos hablar de esto en privado? – preguntó Izuku proponiéndole entrar en el cuarto del archivo donde dejaban todos los informes. Shoto entró e Izuku entró tras él cerrando la puerta –. Shoto, por favor, déjame hacerlo. Te prometo que minimizaré todos los riesgos posibles, incluso te prometo que si veo que algo va mal, a la mínima que crea que sospechan o algo de mí, abandono la zona, pero... necesito hacer esto. Yo también soy un héroe y necesito que confíes en mí.
— No es por la confianza, Izu. Claro que confío en ti pero no lo hago en los villanos. Te vas a meter en la boca del lobo sin refuerzos. Estarás solo y...
— Por favor, Shoto. Necesito que esta vez me dejes al mando.
Shoto suspiró y cerró los párpados antes de dejar caer la espalda contra el archivo de atrás. Pensaba y quería creer en Izuku, quería dejarle hacerlo, pero por otra parte... ver lo arriesgado que era todo eso...
La puerta se abrió de golpe descubriendo a ambos casi a oscuras dialogando. Endeavor había abierto la puerta.
— Te estaba buscando, Deku – dijo Endeavor – y me han dicho que estabas aquí con mi hijo, el cual no debería estar en la agencia.
— Tenía que hablar contigo – dijo Shoto sin más preocupando a Deku. Iba a oponerse a su plan, lo sabía.
— Bien, te escucho. Y luego, vuelve a casa, donde estarás más tranquilo para... seguir adaptándote a tu nuevo cuerpo.
— Sí – coincidió con su padre recordando los malos ratos que había experimentado con su primera menstruación. Menos mal que estuvo en casa durante esos días y no trabajando.
— ¿Qué querías contarme? – preguntó Endeavor directamente a su hijo.
Izuku se tensó, miró a su esposo y negó con la cabeza con esos ojos de cordero degollado como si le suplicase que no le arruinase aquello y entonces, Shoto, que miraba a su esposo, se giró hacia su padre con decisión y habló. Izuku cerró los párpados con fuerza sabiendo que allí se le frustraba su plan.
— Nos hemos casado – dijo Shoto sin más obligando a Izuku a abrir los ojos ante aquella noticia. No se había opuesto a su plan y se alegraba pero... había soltado esa noticia como si nada.
— ¿Qué? – preguntó Endeavor.
— Que nos hemos casado – dijo Shoto tomando la mano de Izuku y quitando su guante para enseñarle el anillo. Él también le enseñó su mano –. No sabía cómo decírtelo, papá, sé que os hacía mucha ilusión a todos que os invitásemos a la boda y todo eso, pero todo fue muy rápido. Apenas tenía tiempo libre y estaba deseando casarme ya, fue... un impulso, algo romántico e íntimo, pero queremos celebrar el convite más adelante con todos cuando tengamos tiempo, lo prometemos.
Endeavor se quedó sorprendido y atónito ante aquella noticia. Claro que deseaba ir a la boda de su hijo pequeño y no habían contado con nadie para hacerlo, pero tampoco podía enfadarse con Shoto, sólo estaba un poco... desilusionado.
— ¿Me prometes que lo celebraréis con todos? – preguntó finalmente como si su única esperanza ya estuviera en poder ir a la celebración.
— Sí, te lo prometo. Por cierto, no se lo hemos contado aún a la madre de Izuku así que si la ves... no le digas nada todavía. También tenía la ilusión de llevar a su hijo al altar así que...
— Ya... espero que lo volváis a celebrar y esta vez bien hecho. ¡Joder! Pídeme vacaciones para estas cosas.
— Lo intenté... – dijo Shoto.
— No me dijiste que eran para casarte.
— Ya, bueno... prefería que fuera una sorpresa.
— Estoy un poco... enfadado porque no contasteis con nosotros pero... hablaremos de esto más tarde. Ahora necesito que Izuku vaya a trabajar.
— Sí, claro. Ya me voy a casa – dijo Shoto viendo cómo su padre se retiraba y cerraba de nuevo la puerta tras ellos.
— Gracias – susurró Izuku a su esposo.
— No estoy contra ti, Izu, y lo sabes. Sólo quiero mantenerte a salvo.
— Lo sé. Tendré mucho cuidado.
— Si tienes una mala intuición de algo, sal de ahí. ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo. No correré riesgos innecesarios.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top