Capítulo 14: Por la mañana

El grito de Bakugo ya tan de mañana, provocó que Shoto abriera los ojos con rapidez y sobresalto. Estaba cansado y le habría gustado permanecer más tiempo en la cama, pero al mirar la almohada de al lado, le alarmó no ver el rostro de su esposo. Resopló antes de acercar la mano hasta la almohada y apoyarla en ella. Estaba fría, lo que indicaba que debía hacer tiempo que Izuku se había marchado y no le había dicho nada por no despertarle.

Se giró hacia su mesilla y miró el reloj despertador que tenía sobre ella. Eran las diez de la mañana. ¡Nunca había dormido tanto en su vida! De niño, su padre le obligaba a despertarse demasiado temprano para entrenar, incluidos los fines de semana y después... el trabajo le obligaba a madrugar. Ni siquiera los fines de semana conseguía permanecer demasiado tiempo en la cama ya movido por la costumbre de levantarse a esas horas. Hoy sin duda, había sido toda una excepción y su esposo parecía saberlo. Quizá al verle tan cansado, prefirió irse en pleno silencio.

Un grito de nuevo cargado de maldiciones, consiguió finalmente que Shoto tras resoplar, se decidiera a salir para ver qué ocurría. Vestido con una de las camisetas viejas de manga corta que Izuku le había prestado para dormir, se incorporó. Sus zapatillas de andar por casa ahora le quedaban grandes. Su pie femenino había reducido el tamaño, pero no le importó.

Al salir al salón, la escena que vio le dejó atónito. El pequeño carrocho tiraba de una esquina del calcetín mientras Bakugo, luchaba por obtenerlo mientras maldecía una y otra vez. Su mal vocabulario no era nada nuevo, pero hoy, Shoto sonrió. Era realmente gracioso verle pelear por un calcetín.

— Bakugo, no juegues con los perros ya tan de mañana y vamos a desayunar.

— Dile a este chucho que me devuelva mi ropa.

Shoto miró al cachorro. Evidentemente, sólo quería jugar. Lo primero que pensó, es que debería hacer una visita a alguna tienda para comprarles juguetes y todo lo necesario. También quería darles un baño, al fin y al cabo, había vivido a saber cuánto tiempo en la calle y la higiene era algo que veía necesario, aunque claro, no pensó en bañarlos anoche a esas horas.

— Bakugo, recupera tu calcetín, desayunamos y nos iremos a la tienda de mascotas a comprar cosas.

— ¿Y por qué no vas tu solo?

— Porque eres un niño y no te puedes quedar solo en casa. Además, será divertido. ¿Nunca has tenido una mascota?

— Ni la necesito – casi gritó Bakugo mientras aún peleaba por su calcetín.

En la cocina, Shoto buscó donde había dejado Izuku la comida de los perros y tras abrir varios armarios, finalmente la encontró. Tomó un vaso, lo llenó de pienso y lo colocó sobre el cuenco. En cuanto los perros escucharon la comida, el cachorro soltó el calcetín provocando que Bakugo que tiraba con fuerza, cayese de culo sobre la tarima de madera del suelo y la madre, se levantó del lugar donde se encontraba para ir a por la comida.

— ¡Maldita sea!

— Enhorabuena, has recuperado tu calcetín – sonrió Shoto.

— Todo baboseado – se quejó Bakugo – iré a por otro par.

Mientras Bakugo se marchaba a cambiarse de ropa, Shoto se encerró en la cocina dispuesto a preparar el desayuno. No es que a él se le diera demasiado bien la cocina, de hecho era un auténtico desastre, por eso Izuku siempre preparaba la comida y los desayunos, sin embargo, cuando él debía irse tan temprano a trabajar, a Shoto no le quedaba más remedio que prepararse las cosas. Muchas veces simplemente se compraba algo de bollería o algún chocolate caliente en la panadería de abajo.

Buscó por los cajones el mechero para encender el fuego de gas y tras unos minutos sin encontrarlo, cansado de buscar los artilugios de la cocina que debería usar, acabó encendiendo el fuego con un chasquido de sus dedos. Colocó la sartén sobre el fuego y abrió la nevera para sacar unos huevos y preparar tortillas junto a los encurtidos. Mientras preparase eso, también dejaría en una olla hervir el agua para la sopa de miso.

Con mucho cuidado, empezó a cortar las verduras, sin embargo, en cuanto Bakugo apareció y agarró una de las cebollas, pareció echarse las manos a la cabeza.

— Tu hermana estaría avergonzada de ti – le dijo con cara de enfado al ver cómo había cortado las cebollas –. Apártate, voy a cocinar yo.

Shoto no tuvo más remedio que apartarse y dejar que Bakugo se ocupase de todo aquello. Pese a ser un niño, seguía manteniendo todas sus cualidades y conocimientos de cocina. ¡Él era muy bueno en la cocina! Incluso mejor que Izuku.

— Qué suerte tienes de saber cocinar así – susurró Shoto algo melancólico justo cuando tomaba asiento en una de las sillas de la cocina.

— No es suerte, simplemente mis padres llegaban tarde a casa del trabajo y yo tenía que prepararme la cena todas las noches. Luego empecé a cocinar para todos. Se llama práctica.

— Yo practico, pero no se me da nada bien.

— Entonces no practicas lo suficiente o es que no te fijas en las recetas.

— Me gustaría aprender a cocinar mejor para que Izuku no tuviera que hacerlo siempre.

— Uy sí ¡Qué gran preocupación! ¡Como si al Nerd le importase tanto eso! – sonrió Bakugo dando la vuelta a la tortilla y antes de ponerse a hacer creps.

— Supongo que debería de importarle. No es justo que siempre cocine él.

— Bueno, él tiene sus habilidades y tú las tuyas.

— No tengo ninguna para el tema de la casa. A veces siento que le ayudo poco para ordenar, recoger, limpiar las cosas... soy un desastre en ello y él nunca me dice nada.

— Y eso no es lo que te preocupa. Suéltalo de una vez – se quejó Bakugo al ver que Shoto daba rodeos.

— ¿Crees que podría ser un buen padre?

— ¿No hemos tenido ya esta conversación? – susurró Bakugo.

— Supongo pero... no paro de darle vueltas al tema. Ahora más que nunca. Antes no tenía la posibilidad de tener un hijo propio con Izuku y ahora que quizá fuera posible, no sé, me planteo muchas cosas.

— ¿Qué cosas?

— Los nueve meses de embarazo, estar sin trabajar ese tiempo, porque mi padre no me lo permitirá mientras esté de esta manera, el pensar que tendría que cuidar de un niño, debería saber al menos cocinar un mínimo por si Izuku no pudiera, o hacer ciertas cosas de las que no tengo ni idea. No sé cambiar un pañal ni...

— Ningún padre nace sabiendo, Shoto. Todas esas preocupaciones son cosas que aprenderás sobre la marcha.

— Me aterra el parto pero... no sé, sonrió como un idiota al pensar en la cara de Izuku cuando pudiera ver a su hijo – sonrió Shoto.

— Tienes tiempo para pensar las cosas y lo sabes. No tienes por qué tomar una decisión precipitada pero es cierto... que esta podría ser vuestra única oportunidad. Si dejáis pasar este tren, sólo os quedaría la adopción. Son caminos que debéis tener en consideración.

— Lo sé. Lo pensaré todo con detenimiento.

Bakugo le observó. Estaba claro que Shoto tenía una gran encrucijada en su cabeza pero, a la vez, parecía estar demasiado seguro de lo que en realidad quería hacer aunque le diera algo de miedo y preocupación. Intuía de sobra que Shoto quería darle ese hijo a su esposo, era consciente que esta era su única opción de ser ambos, padres biológicos.

— Ey, ven aquí. Te enseñaré a cocinar – dijo finalmente Bakugo.

— ¿Enserio?

— Sí, claro que enserio. Eres mi compañero y ahora que no nos dejan trabajar, algo tendré que enseñarte – sonrió Bakugo de forma prepotente como si en realidad, Shoto siempre necesitase aprender algo aunque no era cierto. Sólo intentaba animarle.

***

Cuando Izuku abrió la puerta del apartamento, lo primero que escuchó, fueron las risas provenientes del cuarto de baño. ¡Se sorprendió! Shoto no reía demasiado, al menos no a carcajadas y desde luego, Bakugo tampoco a menos que hubiera vencido a un enemigo y se burlase de él o algo similar. Escuchar las risas de ambos era algo casi insólito.

Cerró la puerta tras él y dejó las llaves en la bandeja del recibidor dispuesto a ir hacia el aseo y comprobar qué ocurría. La puerta estaba entornada y al empujarla con suavidad, descubrió el gran desastre tras ella. Los perros trataban de escaparse de la bañera llenos de jabón. Todo el baño estaba lleno de espuma, agua y desde luego, ambos chicos empapados tratando de retener a los perros en el interior para terminar de lavarles. Izuku rió al verlos, lo cual provocó que durante un segundo, todo se paralizase y tanto Bakugo como Shoto se girasen a observarle mientras retenían a la madre.

— Hola Izu... - susurró Shoto al verle allí de pie.

— Os veo ocupados y entretenidos. Vaya desastre estáis montando. ¿Queréis que os ayude?

— Pues... no nos vendrían mal un par más de manos – sonrió Shoto.

— Dadme un segundo que me ponga algo de ropa vieja y vengo a ayudaros. Os cierro la puerta para evitar que se os escapen.

— Gracias.

¡Como una familia! Eso es lo que Izuku sintió que eran. Bakugo no era su hijo pero al estar en esa forma tan pequeño, le hacía ver cómo podría ser una familia de verdad con Shoto y... le gustaba. Quería esa clase de relación con Shoto. Vivir tranquilos, con sus trabajos, con uno o dos niños, con sus mascotas... sin duda, se sentía feliz al poder vivir en esos momentos lo que quizá en un futuro, podrían tener. Con Shoto lo quería todo y desde luego, si pudiera ver esa sonrisa que hoy tenía todos los días, estaba dispuesto a lo que fuera.

En su habitación, se quitó el traje de héroe que todavía llevaba y buscó en el armario un pantalón corto y una camiseta de manga corta, lo más viejo que encontró sabiendo que iba a empaparse con ellos. Le hacía tan feliz sentirse de esa manera al llegar a casa, como una auténtica familia.

Con esa idea en mente, salió corriendo del cuarto y se unió a Bakugo y Shoto en un intento por ayudarles a lavar a los perros. ¡Sin duda alguna, aquel fue uno de los momentos más felices de su vida!

Con los perros limpios y secos, tras haber recogido y limpiado el aseo, tanto Izuku como Shoto se encerraron en el cuarto para cambiarse. Ambos estaban empapados pero la sonrisa en sus rostros mostraba que había valido la pena el rato.

Mientras Izuku se desvestía con rapidez y buscaba ropa seca en el armario, Shoto, también desvestido, se sentó en el colchón a esperar a que Izuku sacase ropa para ambos, sin embargo, la voz femenina de Shoto captó la atención completa de Izuku.

— Izu... he decidido que me gustaría tener a tu hijo – susurró Shoto ante el asombro de Izuku. Éste se giró con rapidez viendo a Shoto medio desnudo sobre el colchón.

— ¿Enserio? ¿Estás completamente seguro de esto?

— Sí...

— Pero, son nueve meses en los que tu vida cambiará radicalmente. Endeavor no te dejará trabajar así como estás y...

— Lo sé. Sé todos los contras que hay pero... también estoy viendo las cosas positivas. Es nuestra única oportunidad de tener un hijo puramente nuestro. Tuyo y mío.

— Shoto, ni siquiera sabemos si esto funcionaría. Puede que sólo te haya convertido en mujer por fuera, que no tengas un útero funcional o...

— Quiero intentarlo, Izuku.

Izuku sonrió antes de dejar todo lo que estaba haciendo de lado y abalanzarse con rapidez sobre Shoto para besarle. Su cuerpo cayó sobre el de su mujer, obligando a Shoto a tumbarse completamente en la cama con él encima. Izuku sólo rompió el beso para mirarle una única vez con ternura y apartar algún mechón de su flequillo.

— Te quiero, Shoto – susurró éste.

— Y yo a ti – susurró Shoto antes de volver a besarle deseando iniciar en ese mismo instante todo el proceso para buscar el tan ansiado niño.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top