Capitulo 9
Luego de cortar la llamada, guardé el móvil y observé mi reflejo en el espejo, sonreí, apreté mis mejillas y salí a reunirme con el resto, los platos humeantes ya estaban sobre la mesa y todos carcajeaban felices, este era un ambiente muy relajante.
– Vaya... miren quien sonríe como si hubiese ganado la puta lotería.
– Alguien nos contó que recibiste una llamada ¿Quién era?
Julian levantó la mirada observándome con detenimiento.
– Era Jeff, quería saber cómo estaba.
– ¡Vaya! El tío no se da por vencido ¿Qué más hablaron? Tardaste un rato.
– Bueno... seguí el consejo de mi abuela, acepté su invitación de beber algo con él para charlar y ya que es el padre de los bebés... le permití acompañarme a la cita con el médico.
– Cass, se supone que yo iría contigo ¿ Y qué es eso de beber? Tú no puedes beber.
– Hablo de un café Julian – rodé los ojos– se bien lo que puedo y lo que no, y si quieres ir puedes hacerlo, que él vaya no quiere decir que tú no debas estar ahí.
– ¿Crees que lo permitan?
– Quiero que ambos estén ahí, no creo que represente un problema si se comportan – tomando un tenedor– así que si me disculpan comenzaré a comer.
Dando el tema por zanjado todos nos concentramos en nuestros platos comenzando a comer, y cómo el universo no quería darme tregua, mi móvil comenzó a sonar otra vez. Rodé los ojos pensando que se trataba del pelinegro otra vez, pero me equivocaba, se trataba de otra persona.
– Gabriel ¿Cómo estás?
– Dejemos las formalidades y saludos para otro momento ¿Cómo es que no estás en a ciudad? Te necesito aquí mujer, tienes una firma en cuatro días.
– ¿Qué? Pero si mi agenda estaba vacía hasta el próximo miércoles.
– Es hasta este miércoles Cassandra, viste mal, tenemos una firma importante, tu libro compite con "Gritos de media noche" y a la vez se complementan, todo el mundo quiere escuchar a los protagonistas de esa tortuosa relación amorosa, sin ofender, y pues... si no te molesta, también quieren una entrevista el jueves por la mañana, el escritor de ese libro y tú.
Y la puta que me parió... mi suerte era digna de aplaudir.
– ¿Estás seguro de que es este miércoles?
– Soy tu manager, tu agenda es mi agenda y al ver que tú no te la aprendes...
– Lo siento Gabriel, te juro que tenía la cabeza en otra parte ¿A qué hora debo estar en la firma?
– Cuatro de la tarde.
– Llegaré sin falta.
– Pasaré por ti, no me fio de que llegarás tu sola.
– Está bien... pasa por mí ¿Miercoles cierto?
– Así es ¿Y en cuanto a la entrevista? ¿Quieres hacerla?
– Él probablemente ya aceptó y no serviría si uno de los dos falta, está bien, haré esa entrevista.
– Gracias Cassandra, informaré a la editorial y por favor procura estar en tu casa, iremos a Seattle.
– Está bien, me iré antes a casa para estar ahí el miércoles.
– Sin falta.
– Sin falta, lo juro.
– Bien mujercita, nos vemos cuando regreses.
– Nos vemos, perdón y gracias Gabriel.
– Es mi trabajo, no te preocupes, adiós.
Corté la llamada pasando mi mano extendida sobre mi rostro.
– ¿Tenemos que volver?
– Dos días como máximo en este paraíso – depositando el móvil sobre la mesa– vi mal mi agenda, soy un puto asco.
– No entiendo ¿Qué pasa?
Sin entender la conversación anterior.
– Es mi manager, publiqué un libro y debo hacer un par de firmas y entrevistas, pero yo pensaba que eran la próxima semana y no, es este miércoles y debo estar ahí, por lo tanto nuestra estadía de una semana se reduce a tres miserables días – cabizbaja– yo realmente quería quedarme.
– Demonios... tantas cosas que hacer y tan poco tiempo – mirando su plato– ¿Qué esperan? Traguen, debemos hacer un montón de cosas antes de que dejen la ciudad, quiero aprovechar el tiempo.
Vi esa miradita que le dedicó a Julian... ¿Y si...Camille era la chica que él ha estado esperando? Harían linda pareja, quizá solo necesitan un poco de ayuda.
Luego de la comida, todos subimos al auto, directo a un parque congelado para patinar sobre hielo, peligroso para mí, pero bastante divertido, y es que Julian y yo éramos muy buenos patinando, algo que agradecer a La Academia.
– ¿Segura quieres patinar?
Terminando de abrochar mis patines, ya no podía agacharme tanto, la panza molestaba.
– ¿Vinimos todos juntos aquí no?
– Pero te puedes caer, un golpe es peligroso, tienes cinco meses Cassandra, tienes gemelos y una panza que ya se nota.
Bajé la mirada.
– No quiero quedarme viéndolos divertirse, no es justo.
– Puedo quedarme contigo ¿Quieres un té? En el carrito de ahí venden – señalando– iré por uno y esperaremos a que...
– No, tú patina, Camille parece muy entusiasmada en patinar y al parecer no tiene ni puta idea – viéndola afirmada del borde para no perder el equilibrio– mejor ayúdala, diviértete, yo esperaré aquí.
– Yo me quedaré con ella, de todas maneras no sé patinar y no me gusta mucho, esta fue idea de Camille – Jace se sentó a mi lado– pasa el rato con ella, parece estar entusiasmada contigo.
Se sonrojó.
– ¿Seguro no quieres que me quede?
– Estará bien conmigo, te lo prometo, le quitaré los patines e iremos a comprar un té para ella, diviértete.
– Cass... ¿Estarás bien?
– Puedo vivir sin ti – sonriendo– tranquilo.
– Está bien, iré – incorporándose– estaré en la pista por si necesitan cualquier cosa.
– No te preocupes, te esperaré justo aquí.
– Bien... – sonrió no muy convencido– nos vemos en un rato Cass, Jace.
Se despidió dedicándole una mirada demasiado larga para mi gusto, entonces se marchó.
– Vaya... sí que te cuida – acuclillándose frente a mí ayudándome con el calzado– ¿No te sientes hostigada en ocasiones? Solo le falta ocultarte entre paredes de cristal para que nada te toque.
– Bueno... la verdad es que sí es muy sobreprotector, pero lo justifico, hemos pasado por muchas cosas, por eso se comporta así, sufrimos en el pasado, Julian jamás me ha dejado sola.
– Es un buen amigo, me alegro que tengas a alguien así en tu vida enana – sonrió levantándose– listo ¿Vamos por un té? El viento está frío, no quiero que te enfermes.
– Con todos ustedes rodeándome ¿Cómo no me volveré una consentida?
– Aprovéchalo – guiñándome un ojo– ser una consentida es de las mejores cosas que podrían pasarte.
– No me estoy quejando, amo ser la consentida.
Caminando hasta el carrito, Jace pidió un té para mí, un café para él y unos muffins de chocolate como acompañamiento.
– A este ritmo me veré como una vaca cuando termine mi embarazo.
– Ya te cuidarás cuando regreses a casa, aquí en España relájate, come, despierta tarde, nada de trabajo, nada de obligaciones, aprovecha tu tiempo amiga.
– Sí... eso suena a un plan maravilloso.
Tomando los muffins, él tomó los vasos de cartón y nos acercamos a la mesa más cercana de la pista para esperar a los chicos.
– Quiero que seas sincero conmigo.
– Claro... dime de qué se trata.
– ¿No crees que Camille y Julian hacen linda pareja?
Los observó.
– La verdad sí, Camille es guapa, tiene bella figura como toda mujer, su sonrisa es especial, tiene muchos temas de conversación, es divertida, es extrovertida... le haría bien a Julian estar con una chica así.
– ¿Crees que debería convencerlo de salir con ella? Quizás se enamore, quizás sea su chica destinada, podría venir aquí o ella ir a Inglaterra, podría funcionar.
– Claro, y entonces él prefiere quedarse y tú te subes sola a un avión por horas y horas hasta llegar a casa.
No muy feliz.
– ¿Y qué tiene de malo? Soy una mujer adulta, además en el avión no me dejaban estar sola ni siquiera en el baño, si tardaba más de cinco minutos iban a ver si estaba bien, se preocuparon en todo momento porque estoy embarazada, que se quede podría ser lo mejor que puede pasarle, es más, estar casado aún conmigo puede jugarle en contra para buscar una novia, me separaré.
– Ese es un tema que deben hablar ustedes dos, quizás estamos precipitándonos, él no se ve como alguien que te dejaría a tu suerte.
– Pero no quedaría a mi suerte, tenemos mucho dinero, mi casa se está construyendo, tenemos un apartamento, tenemos una academia de baile que pronto abrirá sus puertas, tengo muchos amigos, un padre que me ama, en realidad no quedaría sola, solo separada y no es que dejáramos de vernos, siempre seremos amigos, es el hermano mayor que nunca tuve.
– Y sumando a tu lista ahora tendrás dos hermosos bebés, vaya... lo tienes todo.
– Todo menos amor, es lo más importante, sin amor, sin personas que te quieran, no habrá nadie que te recuerde, bueno, tengo a mis amigos – encogiéndome de hombros– y una familia chiquita, así que no puedo quejarme.
– ¿No crees que es agotador alejar a las personas? Si dejas que las cosas sigan a su ritmo será más fácil para ti.
– No quiero ser una fácil.
– No te estoy diciendo eso, es solo un consejo. Soltar a veces es lo mejor en algunas ocasiones, en otras es mejor dejar de evitar que sucedan, existe algo llamado destino, y pase lo que pase, las personas siguen encontrándose por casualidad, eso fue lo que te pasó ¿No?
– Así es.
– ¿Entonces? Solo debes dejar de evitar al destino, deja que el universo mueva las fichas ahora, sigue a tu corazón.
– Que siga a mi corazón... esa es una buena idea, pero peligrosa.
– Pero es lo que quieres hacer muy en el fondo, deja de evitar y comienza a vivir.
Era más fácil decirlo que hacerlo.
Dos de la mañana, silenciosa me metí en la fría cama, estaba tan cansada joder, los pies me dolían a horrores por estar bailoteando por todas partes, no quise aguar la fiesta a nadie así que tomé un taxi hasta aquí, tomé mi móvil oculta entre el montón de mantas que mi abuela puso a la cama y envié un par de textos, uno a Julian para avisar que ya había llegado para que no se preocupara y otro para Jeff, como prometí le dije que estaba bien, que estaba en casa sana y salva.
Solté el móvil guardándolo bajo la almohada, me acomodé, cerré los ojos dispuesta a dormir cuando el aparato vibró bajo mi cabeza. Mi corazón dio un brinco de emoción pensando que quizás se tratara de Jeff. Emocionada desbloquee el móvil abriendo la sala de chat.
– Vaya... jamás me desilusioné tanto de tus mensajes.
Se trataba de Julian "llegaré tarde a casa, no me esperes despierta, llámame si no te sientes bien, te quiero, adiós"
"Yo también te quiero, buenas noches"
Guardé el móvil nuevamente bajo la almohada, cerré los ojos y entonces el muy maldito comenzó a vibrar con insistencia.
– Demonios Julian déjame dormir – contesté– ya te dije que estaba en casa, me siento bien pero estoy cansada, así que solo deja que cierre los ojos ¿está bien? Te dejé la llave oculta en el masetero de siempre, ahora disfruta con Camille y Jace, ellos son chicos muy divertidos, solo... déjame descansar, estaré bien durmiendo sola, tengo un calienta camas y mantas para regalar ¿Ok?
Notoriamente molesta.
– No soy Julian pero entendí la referencia, lo siento por molestar... solo quería escuchar tu voz antes de dormir.
Santa virgen de la papaya y el maldito universo conspirador.
– Lo siento... es que Julian ha estado como loco hoy, no me deja patinar, me observa durante todas las comidas para asegurarme de que no deje nada en el plato, y ahora me envió textos de que lo llamara si no me sentía bien, es un poco agotador.
– ¿O sea que no está contigo ahora?
– No, se quedó en la salsoteca con nuestros amigos, mi cuerpo necesitaba descansar, viaje y salida no es buena combinación.
– ¿Cómo es que deja que viajes sola a estas horas? ¿Quedaba muy lejos de la casa de tu abuela?
– Veinte minutos más o menos – acomodándome, esta conversación sería larga– y no necesito niñera.
– Eso da igual, se supone que iba a cuidarte.
– Estoy bien Jeff, y si me disculpas, me gustaría ir a dormir ya.
– Sí... bueno... no te vayas aún.
Cambiando su tono de voz a uno más dulce, ya no sonaba molesto.
– ¿Qué es lo que quieres?
– Parker, cariño... ¿Con quién hablas? – sonaba soñolienta– son las dos de la mañana.
– ¿Estás llamando teniendo a Melanie junto a ti dormida? – ahora sí me sentí terriblemente estafada y dolida– ¿Cómo puedes ser tan descarado?
– No... espera, no es como lo crees, tengo muchas cosas que explicar.
– Parker, quien es y qué explicaciones debes dar.
– ¿No es que solo era tu diseñadora?
– ¿Quién es? ¿Por qué no estás respondiendo?
– Cómo pensé, aún sigues siendo la misma basura de siempre, supongo que hay cosas que no cambian, cómo tú por ejemplo, tú nunca vas a cambiar, tú siempre encuentras la manera de decepcionarme.
Corté la llamada, apagué el móvil y me recosté mirando la pared sintiéndome como una estúpida ¿Cómo pude plantearme dejar que se acercara? Jeff no es de los que cambia por los demás.
Ahora entendía el dicho "Aunque la mona se vista de seda, mona queda". Ni los trajes ni su Jeep, ni nada podrá ocultar la verdad, él está podrido por dentro.
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¡HOLA MIS AMORES! PROMETÍ QUE HOY SUBIRÍA CAPITULO Y AUNQUE ANOCHE DURMIERA DOS HORAS POR ESTAR ESTUDIANDO PARA MIS EXÁMENES, PASÉ DE TODAS MANERAS A DEJARLES UN REGALITO DE MI PARTE ¿CÓMO PODRÁN LLEGAR A UN ACUERDO ESTE PAR? ¿QUE PINTA MELANIE EN TODO ESTO? PUES SIGAN LEYENDO Y LO AVERIGUARÁN.
LES MANDO UN BESOTE ENORME, DISFRUTEN SUS VIDAS QUE YO YA OLVIDÉ COMO SE HACÍA ESO JAJAJA AHORA SÍ QUE ME IRÉ A DORMIR.
LAS AMO UN MONTÓN, GRACIAS POR TANTO MIS MENTIROSAS PELIGROSAS.-
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