capitulo 7

Nueve de la mañana del otro día, Julian y yo juntos en un taxi, recorrimos las calles directo al aeropuerto, mi abuela ya sabía que iríamos para allá, y nosotros prácticamente dormiríamos sobre un avión solo para darme un respiro.

– ¿Es normal extrañar ser Liars? Solo debía preocuparme de ser perfecta.

Hice un mohín bajando del vehículo.

– Esa frase tiene muchas clausulas y letras pequeñas.

– Lo sé, pero era más fácil solo aparentar, vivir es agotador y olvidé hacerlo.

– ¿No sabes qué hacer con tanta libertad nena?

Cargando nuestras maletas hacia el interior.

– No tengo ni la menor idea, me acostumbré a que me dijeran donde ir, qué comer, cuanto pesar, con quien hablar, cuando no hacerlo... estoy cansada de esta libertad ¿Dime qué hacer sí? Necesito ir de a poco acostumbrándome a esto.

– Bien... en ese caso, Cassandra quiero que seas feliz, hagas lo que quieras, que comas todo lo que se te cruce y seas tan pesada como se te dé la gana, que llores si lo necesitas, que grites si lo ves conveniente, que rías, sobre todo eso, quiero que sonrías mucho porque así lo sientas necesario, no para hacer felices a las personas que te rodean y por ultimo toma estos documentos de embarazo – entregándome la carpeta– no nos dejarán abordar si no los mostramos.

Rodee su brazo con mi mano libre, le sonreí transmitiendo todo el agradecimiento y el amor que sentía hacia él.

– ¿Qué dices si lo intentamos?

Mi boca habló antes de que mi cabeza lograra procesar lo que salió de ella.

– ¿Intentamos qué?

– Después de todo viviremos juntos, estamos casados, siempre compartimos cuarto, cama... ¿No crees que deberíamos darnos una oportunidad?

– ¿Hablas de hacer la ficción realidad?

Sorprendido.

– Es que... siempre has estado para mí, antes no te veía porque Jeff siempre estaba rondando, pero yo podría comenzar a verte como un hombre.

– Noticias de última hora Cassandra, soy un hombre.

– Un hombre que yo veía como mi hermano.

– Sabes que no lo somos en realidad.

– Podría comenzar a dejar de verlo así.

Sin previo aviso sus labios tocaron los míos de manera delicada, mantuvo su rostro a escasos centímetros mirándome a través de sus largas pestañas.

– ¿Estás segura de poder soportar esta agonía?

– Eres lo mejor que me ha pasado en estos dos años.

– Solo para estar seguro ¿Estás segura?

– Lo estoy idiota, lo estoy – forzándome a depositar un delicado beso sobre sus labios– intentaremos esto y si no funciona... ¿Tan amigos como siempre?

– No me haré esperanzas de nada, tan amigos como siempre.

– Bien... señor Scott, tenemos un viaje por delante.

– Por supuesto señora Scott, nos divertiremos mucho.

Besando mi mejilla, nos encaminamos a nuestra primera parada para timbrar los pasaportes, entregar los documentos, dejar las maletas... todo el maldito trámite antes de subir al avión.

Bastante tarde en la noche, Julian dormía tranquilamente en su asiento completamente recostado, sus ojos cubiertos, una almohada bajo su cabeza, cubriendo su cuerpo con una gruesa manta, con envidia lo observé un par de minutos delineando el contorno de su rostro y nariz con mi dedo índice, no podía dormir, mi cabeza trabajaba sin darme tregua, estaba pensando en tantas cosas que me era imposible conciliar el sueño.

– No quiero que pienses que te estoy usando para sacar a Jeff de mi vida y de mi cabeza, te juro que... estoy pensando en lo que es mejor para mí en estos momentos, y eso eres tú, representas estabilidad, confianza, me amas joder, de todas las personas que conozco tú eres quien más me ama – susurrando– por eso quiero intentar amarte como tú lo haces, retribuir todos los momentos que te he necesitado y has estado para mí ¿Y quién sabe? Si jamás nos separamos y esto funciona, mis bebés te llamarán papá –sonriendo– eres el mejor ejemplo que podría darles, bueno... si es que quieres ser el padre de mis bebés, sé bien que no son tuyos y yo jamás te obligaría a darles tu apellido.

Suspiré sintiendo mi vejiga protestar ¿Por qué las embarazadas vamos tanto al baño? Sabía la razón biológica, pero eso no quitaba que odiara ir tantas veces al baño, no quiero imaginar que sucederá cuando mi abdomen siga creciendo.

Cuidadosa me levanté caminando entre los escasos asientos hasta el baño, Julian compró primera clase para que tuviera espacio para estirarme, hacer lo que quisiera con mi asiento, y caminar, tenía los pies hinchados, las manos también, eran demasiadas horas de vuelo, y eso no era recomendable exactamente por como lucían mis pies.

– Bien Cassandra, al menos volvió el color a tu rostro y desaparecieron esas ojeras, definitivamente Julian te tranquiliza – viéndome al espejo– odio decirlo pero soy una persona dependiente, no puedo dormir sola, ni siquiera el calienta camas logra elevar mi temperatura, soy una vergüenza como persona.

Tres toques a mi puerta llamaron mi atención, abrí esta viendo a la azafata.

– ¿Se encuentra bien señorita? ¿Necesita algo? ¿Siente nauseas? ¿Necesita algún medicamento?

Pero que buen servicio.

– No, tranquila – sonreí apenada– estoy perfectamente, es solo el síndrome de vejiga generosa por el embarazo, regresaré a mi asiento.

– Me alegra escuchar eso, si siente cualquier tipo de malestar no dude en llamarnos, estaremos atentas a sus necesidades.

– Muchas gracias y lamento haber perturbado su sueño.

– Para eso estamos señorita.

Amablemente me acompañó a mi asiento, sonrió y desapareció tras la cortina donde la luz se filtraba bajo la tela.

– Deberías dormir nena, aún quedan algunas horas.

– ¿Te desperté?

– Desperté hace un rato y no estabas aquí, esperaría cinco minutos antes de perder la calma y buscarte como un loco por todas partes.

Levantando el antifaz para verme.

– Estaba en el baño solamente, ya sabes, vejiga generosa.

– Eso pensé – sonriendo– ¿Te sientes bien?

– La hinchazón, ya sabes, lo normal.

– Quítate los zapatos – incorporándose, él mismo lo hizo– ¿Tienes frío?

– Solo un poco.

Y eso que la calefacción estaba encendida.

– Ven aquí –levantando el apoya brazos uniendo nuestros asientos– quiero asegurarme de que duermas bien.

Sin pensarlo me acurruqué en su pecho cerrando los ojos, Julian cubrió a ambos con las mantas para luego abrazarme.

– Entraré en calor muy pronto – cerrando los ojos– me gusta que estés aquí.

– No volveré a irme, lo prometo.

No pude dejar de pensar en esa última frase. En mis sueños, Jeff me envolvía en sus fuertes brazos, nos casábamos y criábamos a estos bebés juntos, teníamos una hermosa casa, un perro grande, él vivía de manera honesta y responsable, me amaba... y prometía no volver a dejarme jamás, era la vida perfecta... era... lo que siempre quise, y mi maldita consciencia no dejaba de poner su imagen junto a la mía una y otra vez, deseando jamás despertar de ese mundo utópico tan maravilloso.

Llegar a España fue lo mejor que podría haber sucedido, luego de más de veinte horas de vuelo, con el trasero cuadrado, y los pies como dos globos, logramos bajar del avión, recibir los permisos y subir al bendito taxi que me llevaría donde mi querida abuela.

– ¿Frío?

– Estoy bien, tranquilo, ya falta poco para llegar a casa.

– Tu abuela nos está esperando, le envié un mensaje para avisar que vamos en camino.

– Se pondrá muy feliz, soy su única nieta, por fin tendrá un bisnieto.

– Tendrá dos – acariciando mi vientre– estos pequeñuelos son muy movedizos.

– Me encanta sentirlos a pesar de que me despierten por las noches ¿No te molestó anoche? Se movían mucho.

– Cada vez que desperté me sentía feliz de que ellos se movieran de esa manera, quiere decir que todo va de maravilla.

– Eres siempre tan positivo, por eso te quiero.

Tomando su rostro besando sus labios, era... tan extraño, ajeno, como si yo fuera un espectador y no quien realizaba esas acciones.

– Uno de los dos debe serlo ¿Has recibido algún mensaje o llamada de él?

– Desde que lo encendí... oh espera, no lo he hecho.

– Los gemelos se preocuparán.

– Puedes enviar un mensaje tú y decirles que aterrizamos y va todo bien.

– ¿Y Allison? Sabes que ama hablar contigo.

Rodé los ojos.

– Solo quieres saber si ya reventó mi móvil a llamadas.

– Tengo curiosidad ¿Tú no?

– No quiero hablar de él, vine aquí para no hablar sobre él, no verlo, no encontrármelo por casualidad en la calle, no hablar, no leer sus mensajes, vine aquí porque es anti Jeff.

– No te alteres nena, tranquila, solo era... una pregunta.

– Haces que me ponga de mal genio.

Cruzándome de brazos.

– ¿Puedo encender yo tu móvil?

– Joder... – buscando de mala gana el maldito aparato– si tienes tantas ganas de ver que mierda puso, pues está bien – presionando el botón de encender– veremos que dice el chico malo con novia que sigue molestando.

– ¿Te molesta que regrese o que tenga novia?

No lo sabía en realidad.

– ¿Y eso qué?

– Es solo una pregunta.

– Tus "solo preguntas" me dan jaqueca.

Observando como mi móvil comenzaba a vibrar por cada llamada y mensaje de las personas que han intentado contactarme desde que subí al avión en Ingaterra.

– ¿Qué dicen los de Jeff?

– ¿Por qué te importa tanto?

Buscando su chat.

– Porque dijiste que lo intentarías, que haríamos esto, y me preocupa que él llegue a destruir todo otra vez.

Suspiré.

– Jeff no volverá a mi vida y estos mensajes... – comenzando a leer– no cambiarán nada.

– ¿Puedo simplemente leer?

Suspiré abriendo el chat.

– Todos dicen lo mismo.

– ¿Eso es...?

– "Mi madre dice que te fuiste, solo quiero saber si estás bien" "¿Cómo estás? No quise hacer que tuvieras un mal momento en esa fiesta" "puede que no quieras hablarme o que estés en el avión aún, pero solo quiero saber si no estoy jodiendo las cosas" como dije, las mismas cosas.

– Saltaste muchos mensajes.

Puede que omitiera sus disculpas y sus te amo.

– Porque todos son iguales, no te preocupes.

– Como tú digas.

Notoriamente molesto optó por observar por la ventana, entonces aproveché de teclear una respuesta para Jeff.

"Estoy bien, me diste un mal momento en la fiesta, pero ya estoy mejor y agradecería que no enviaras mensajes, Julian y yo estamos juntos, a él no le simpatiza que me hables"

Guardé el móvil en mi bolso y decidí mirar hacia el frente, ya no faltaba demasiado.

Al bajar del taxi en la ya conocida granja de mi abuela, pagó la tarifa, tomó las maletas y nos encaminamos con premura a la puerta principal, la sonrisa regresó a su rostro y no quedaban rastros del chico mal humorado de hace unos kilómetros atrás.

– ¿Y bien? ¿Nerviosa por ver a tu abuela?

– Ansiosa en realidad, hace mucho no la veo.

– Ahora pasaremos una hermosa semana de descanso, paz, tranquilidad y relajación hermosa.

Besó mi coronilla.

– Es todo lo que quiero.

Toqué el timbre ya bajo el pórtico, sentí los pasos apresurados en el interior y luego los brazos de mi abuela proporcionándome calor.

– ¡Pasa niña! ¡Dios mío que panza te gastas amor! ¿Cómo estás Julian cariño?

Abrazándolo a él también.

– Muy bien abuela, gracias por permitirnos quedar en su casa, Cass necesita un poco de paz.

– Claro, ustedes siempre son bienvenidos, así que amigo mío, ya conoces el camino hasta el cuarto, deja las cosas ahí y ven a comer algo.

– Como usted diga.

Encaminándose hasta el cuarto.

– Cariño, debo decirlo o no podré pasar una semana tranquila.

Caminando hasta la mesa grande donde ya estaba la comida bien ubicada sobre esta, de camino acaricié a Carlota, esta vaca siempre estaba aquí.

– Dispara abuela.

– Ese chico me agrada, es guapo, te quiere, te cuida, pero no es tu pareja ¿Por qué sigues con él? Tú no lo amas, destruyes tu vida.

– Abuela, él y yo estamos dándonos una oportunidad, así que... él si puede ser el amor de mi vida.

– Esos pequeños necesitarán a su padre real – posando su mano sobre mi vientre ya abultado– dime algo ¿Hace cuánto decidieron intentar algo?

– Hace... unas horas.

– ¿Y eso fue por...?

Como me conoce esta señora.

– Abuela... me asusta seguir enamorada de Jeff, necesito una buena distracción, él me quiere, Julian es... un hombre bueno.

– Pero no lo amas.

– Él sabe lo que quiero, sabe cómo consolarme, él me conoce como la palma de su mano.

– Pero no lo amas.

– Abuela... ¿A qué quieres llegar con todo esto?

– Quiero que seas feliz y en estos momentos no lo eres ¿Por qué escapaste de casa?

– Julian llegará en cualquier momento y no quiero que se sienta mal por esta plática.

– No es un tonto, él sabe por qué le dije que llevara las maletas primero, así que dime ¿Por qué escapaste?

– Porque no quería ver a Jeff.

– ¿No querías o duele aparentar que no quieres?

– Duele abuela, duele mucho no dejarlo entrar.

– Y estás en todo tu derecho hija, pero tú me contaste los hechos, yo si hubiera sido él también habría escapado, me dolería ver a la persona que amo con otro, por lo mismo, creo que deberías estar lo suficientemente cerca para que él vea que no lo necesitas, pero al mismo tiempo dejarlo esforzarse, deja que él te demuestre qué tiene para ofrecer.

– Abuela, Jeff... no es una buena persona, él... puede volver a marcharse, me quedaría sola.

– Tampoco es bueno lo que haces con este muchacho hija, lo ilusionas, y ambas sabemos que no lo amas ni lo amarás jamás, han pasado demasiado tiempo juntos para saber a ciencia cierta que no tienen futuro como pareja.

– ¿Qué se supone que debo hacer abuela? Estoy en un laberinto sin salida.

– Los laberintos tienen salida cariño, pero tienes que buscar el camino correcto, ser infeliz por el resto de tu vida con un chico que puede ser lo que todo el mundo espera de él y lo que tú supuestamente necesitas, o ser feliz con el chico que te revoluciona las hormonas, sabe lo que quieres, y está dispuesto a cambiar por ti. Yo que tú doy un salto de confianza.

– ¿Y si la jodo?

– Pues la jodes cariño, pero con las ganas no te quedas.

Rasqué mi nuca un poco complicada, la decisión era difícil de todas maneras.

– Joder, abuela, no tengo ni la menor idea de qué hacer, quiero ser feliz pero... tampoco quiero lastimar a Julian.

– Nena, a mi no vas a perderme ni lastimarme, yo... sabía muy bien en lo que me metía, solo quería que tú misma te dieras cuenta de que nosotros no estamos hechos para ser pareja, yo lo asumí y te superé con bastante tiempo, pero tú necesitabas experimentar esto, quería que dijeras en voz alta lo que necesitabas y a menos de que te sintieras acorralada, no lo dirías ¿Quieres volver con Jeff? Adelante, yo estaré para ti en cada paso que des, pero no me sentiré nada de orgulloso si le dejas esto fácil, él no se lo merece.

– ¿Cuánto escuchaste?

– Todo – sonrió caminando hasta mí– ¿Cuánto crees que tardaría dejando las maletas?

– Dios... te amo, de verdad te amo.

Abrazándolo.

– ¿Ves? Es un buen chico, pero él mismo sabe que no es tu media naranja, adoro a este chico – tomando a ambos de la mano– ahora a comer, estoy muerta de hambre.

– También yo.

– Y eso es bueno, lo último que comió lo vomitó así que la alimentaremos a tope esta semana.

– No lo dudes, tengo un par de recetas nuevas que los harán desear quedarse conmigo ¿No es así mis bellos retoños?

Hablando a mi vientre.

– Aún no sé qué serán abuela ¿Qué te dice tu sexto sentido?

– Tu abdomen está un poco puntiagudo, las mujeres viejas dicen que si es puntiagudo será mujer y si es redondo, pues varón, pero... cuando son dos, no tengo ni la menor idea de qué será ¿Y si son uno y uno? Puede ser, serán idénticos y hermosos.

– El tiempo dirá supongo, todo puede suceder.

– Todo cariño, por eso me tomé la libertad de invitar un par de personas hoy.

– ¿A quién abuela?

– ¿Recuerdas a Camille?

– ¿La amiga de Jace, la chica con la que trabajaba?

– Ella misma, viene en camino para enseñarle el lugar a Julian.

– Abuela Paula, yo estoy perfecto, no tenía que tomarse esas molestias.

Sonrojado.

– Y a ti cariño, también te tengo un invitado especial, el muy jodio no me dejó dormir llamando y llamando para saber si tenía noticias de ti porque te sentías mal, así que...

– Abuela no me digas que lo invitaste – palidecí– yo no quiero verlo, yo...

– Soy vieja pero no estúpida cariño, Jace viene en camino también, quiere saber como está la futura madre.

Entonces sentí que podía respirar de nuevo.

– Gracias abuela, estoy segura de que disfrutaré mucho la tarde.

– Lo sé, así que mientras ustedes comen algo, contestaré a este chico que a mi parecer no quiere que la mejor oportunidad de su vida se le escape de las manos –enseñándome la pantalla de su móvil, en esta brillaba el nombre de Jeff– ya regreso.

Alejándose no lo suficiente permitiéndome escuchar lo que respondía.

– Sí, ella llegó, está comiendo para que no te preocupes, se ve un poco pálida pero eso es casi normal viniendo de ella – Me observó– no he podido hablar mucho con ella, pero... creo que deberías esforzarte un poco más – susurró– sino, vas a perderla, ese chico... Julian, no se despega de mi niña y si ella se da cuenta de que él es quien sus hijas necesitan... perderás la batalla, cuando uno se convierte en madre las perspectivas cambian y tú realmente me gustabas para ella – dándome la espalda otra vez– espero tengas un buen plan, de lo contrario... el padre de mis bisnietos será el chico castaño que le está preparando el desayuno y se va a la cama con ella... adiós hijo.

Cortó la llamada y vino hasta la mesa sonriente, como si nada hubiese pasado.

– ¿Quién tiene hambre? Este pastel de calabaza me quedó delicioso ¿Quieres un trozo cariño?

Como si nada hubiese pasado, mi abuela comenzó a hablar de temas triviales mientras acercaba a mi plato todo lo que preparó de comer, yo no sé si ella está loca o solo quiere ayudarme, la pregunta ahora es ¿Yo quiero que lo haga?






~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

HOLA MIS AMORES BELLOS, ESPERO LES GUSTE ESTE NUEVO CAPITULO ¿QUÉ CREEN QUE PASARÁ? ¿QUÉ DECISIÓN TOMARÁ CASS? ¿QUÉ HARÁ JEFF?

DIOOOOS, NO PUEDO CON LA MALDITA ESPERA.

UN BESOTE ENORME PARA TODAS.

LAS AMO.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top