capitulo 5

Rodeando mis hombros, Jake camino junto conmigo por el pasillo directo al ascensor, lo último que vi fue el rostro afligido de Jeff siendo detenido por una enojada y confundida madre... se lo agradecía mucho.

– ¿Y... estás bien?

– Si, por supuesto.

– No me respondiste sobre la comida, quiero asegurarme de que comas algo.

– Deberías ir con tu hermano, no lo ves hace mucho tiempo.

Presionando el primer piso.

– No quiero verlo, estoy molesto, realmente molesto – observándome directamente– Jeff enviaba dinero de vez en cuando y eso venía con un simple mensaje de dos palabas, "estoy bien", mi madre lo pasó realmente mal porque él no era un chico de buena vida, pensaba a diario que quizás algo pudo haberle pasado, comenzó a rezar ¿entiendes eso? Y mi madre no profesaba ninguna fe hasta que Jeff dejó a su familia, a sus amigos, su novia, su ciudad... por eso no quiero verlo, porque sé que volverá a irse, su vida ya ni está aquí y no quiero encariñarme con alguien que ya no quiere ser parte de esto.

– Lo siento... no pensé en eso, yo... solo creí que estarías feliz de verlo, yo pensé que el inconveniente era yo – sonreí avergonzada– ahora parezco una egocéntrica.

– No, tu problema es que siempre crees que molestas, siempre te preocupas del bienestar de los otros y te descuidas, eso me molesta mucho Cassandra – abrazándome otra vez mientras salíamos del ascensor para que sus palabras no se sintieran tan duras– tienes que ser egoísta, aprende a serlo o todo el mundo te pasará a llevar siempre. Entiende que ya nada te ata a ser perfecta, comete errores, revuélcate en ellos y aprende, crece, porque esa es la vida, así se vive.

– Vaya... para ser menor que yo sí que sabes dar buenos consejos – sonreí separándome para tomar las llaves del auto– pero creo que... tomaré tu consejo, es difícil cambiar de ideología cuando literalmente te apalearon para ser perfecta.

– Lo sé, pero que lo aceptes ya es algo.

Extendiendo su mano.

– ¿Qué quieres?

– Dame las llaves, no te dejaré conducir así, te tiemblan las manos y tu rostro conoció un nuevo nivel de palidez.

– Olvidé que tú también tienes licencia... pasan muchas cosas en dos años.

Colocándola en su mano.

– Bien señorita, arriba, iremos a comer y por un delicioso postre.

Abriendo la puerta del auto.

– No es necesario que me lleves a comer, puedo ir a casa y prepararme algo, tu madre... – me miró mal subiendo al auto– me callo. Iremos a comer y así tendremos una agradable charla.

– Así está mejor, arriba Señora Scott.

– Acabas de llamarme señorita y ahora soy la señora Scott – sentándome con rapidez, la nieve congelaba mis pies a pesar del grueso calzado– ¿Qué sucede con el cambio?

– La verdad... he querido preguntarte algo desde que supe lo de Jeff.

– ¿Hablas de su regreso? ¿Qué tengo que ver yo ahí?

– ¿Has pensado en... perdonarlo alguna vez? ¿Has pensado en que quizás exista la posibilidad de que estén juntos nuevamente?

Lo miré observando como si fuera lo más estúpido que podría haber salido de su boca.

– Jake... mira... tu hermano y yo... tuvimos momentos muy malos, realmente malos, también vivimos otros buenos que atesoraré por el resto de mi vida, él fue la persona que me hizo conocer el verdadero amor a pesar de los muchos obstáculos, pero yo no estoy dispuesta a estar con una persona que renuncia, él me dejó, él lo decidió y a pesar de que ahora regrese con esas costosas camisas, su cabello bien organizado, su traje de diseñador... – mirando por la ventana para distraer mis pensamientos oscuros– a pesar de que cambiara su amada motocicleta por un jeep, que el oculte sus adorados tatuajes... él sigue siendo el mismo sujeto que yo conocí y yo no quiero ser la chica que era cuando estaba con él ¿Me entiendes? Yo perdía la cabeza, cuando algo no salía bien yo dejaba de comer, me descuidaba, yo quería ser castigada en La Academia y prefería morir antes de tener que vivir en un mundo sin él, yo era así cuando él me dejó luego de lo que pasó con su hermano, ahora también me dejó, pero no pienso enfocarme en lo que perdí, pienso enfocarme en todo lo que puedo construir desde este punto.

– ¿Sabes? Creo que estaba seguro de que dirías que antes muerta que volver con él, pero tu respuesta fue mucho más madura y elaborada y lo que tú quieras hacer te apoyaré cuñadita.

– Yo no soy tu cuñada – sonreí mirándole– pero gracias por el apoyo, sinceramente creo que es lo mejor que puedo hacer por nuestras vidas ahora.

Acariciando mi vientre.

– Mira, en lo que a mí respecta, mis sobrinos – señalando mi vientre– mi cuñada – señalando mi rostro– por lo tanto seremos familia por siempre y quiero que cuentes conmigo cuando algo no vaya bien.

– Lo haré, te molestaré siempre que lo necesito ¿Está bien así cuñado?

– Me gusta ese apodo, por fin me llamaste cuñado... aunque si tú quisieras podría ser el padre de tus bebés, tendrían mi apellido, todo quedaría en familia, tú sabes.

Sonriendo de esa manera coqueta típica de los hermanos Parker.

– Déjame pensarlo – golpeando mi barbilla irónica– no gracias, prefiero quedarme sola, abrir mi academia de baile, ayudar a papá con la empresa, está también la reconstrucción de mi casa... tengo muchas cosas que hacer.

– Y en todos tus planes está involucrado Julian ¿No es así? ¿Piensas separarte de él alguna vez?

– No lo sé... es que ninguno de los dos lo necesita ¿Para qué voy a separarme?

– Sí... en eso tienes razón cuñada – estacionando el auto– así puedes tener ayuda las veinticuatro horas... o no – saliendo ambos del auto– ¿Dónde ha estado él estás semanas? Porque no lo he visto.

– Él ha estado con su trío de fantasías en Chile, pero se supone que debe llegar hoy, lo llamé antes de salir de casa pero no me contesta, debe seguir volando o como le dije que estaba bien se arrepintió y no vendrá.

Suspirando.

– Pareces muy apegada a él ¿Te gusta?

Eligiendo una mesa en el interior siendo guiados por el mesero de bonito traje y corbata.

– No, lo mío con Julian es algo diferente, somos... como hermanos, en La Academia nos hacíamos pasar por mellizos para que no nos obligaran a tener sexo, así que... creo que terminamos creyendo la actuación.

– La verdad es que ustedes son muy iguales, es como ver sus diferentes versiones vistas frente un espejo.

Un joven con dos carpetas de cuero se acercó a nosotros.

– Buenas tardes señor, señorita – sonriendo a cada uno– dejaré el menú, volveré en unos minutos para tomar nota de sus pedidos.

– Muchas gracias.

– Gracias señor.

Asintió con una agradable sonrisa en sus labios, luego se marchó.

– Entonces... me dices que son prácticamente hermanos.

– Así es. Por lo mismo llevamos el mismo tatuaje en el antebrazo, sol y luna – acariciando la zona cubierta por la ropa– muy diferentes, pero iguales al mismo tiempo.

– Ya veo... eso quería comprobar, ustedes no terminarán juntos jamás, realmente se ven como familia.

– Así es, por eso que ha estado revolcandose con tres de nuestras amigas estos días, se lo merece, bastante tiempo ha cuidado de mí.

– Vaya... dejarte por un polvo... yo no lo habría hecho, hubiera insistido contigo.

Reí.

– Yo en realidad no te gusto, solo te gusta joderme.

– Debe venir incluido en el ADN, es cosa de los Parker.

– ¿Sabes? Cuando te miro es casi no imposible no imaginar a Jeff... son... como dos gotas de agua, pero tú la versión más joven, sin tatuajes... sin esa mirada perdida, sin las marcas de guerra.

– Ya ¿Ahora vas a describirme cómo follaban?

Enarcó una ceja sonriente.

– ¿Q-Qué?

– Te gusta. No puedes evitarlo, mi hermano aún te gusta.

– No es así.

Negándolo rápidamente.

– Si no lo fuera no te pondrías nerviosa como ahora, solo habla conmigo, yo no le diré nada, entiendo que estás mejor sin él.

Encogiéndose de hombros.

Y yo le creí.

– Tú hermano... él es mi verdadero primer amor, creí que era Christof, estaba obsesionado con ese mocoso maldito, pero no es así, en realidad no sabía lo que era el amor hasta que Jeff llegó a mi vida, es muy difícil para mí hacer todo esto, alejarlo, vivir sin él, pero sé que a su lado no seré feliz porque Jeff es bipolar, él inventa sus problemas, no es estable emocionalmente, vive jodiendola y yo no puedo permitirme ese lujo.

– Dices que si no estuvieras embarazada, quizás...

– Quizás lo hubiera dejado acercase, pero con mucho mérito, probablemente ya habría caído.

Bajando el menú con semblante triste.

– Quédate con Julian, es tu mejor opción, él sí parece una persona capaz de sobrellevar un embarazo, una familia, vidas normales, rutina... tienes razón sobre Jeff, él no puede con la vida de las personas normales, La Academia lo hizo mierda y a diferencia de ti, él no lo superó.

– No lo sé en realidad, no estoy dentro de su cabeza para saber qué cosas pasan por ella, en cuanto a Julian... jamás podríamos estar juntos, él ya no me ve de forma amorosa, yo jamás podría verlo así.

– ¿Decidieron que comerán el día de hoy?

Cauteloso se acercó el joven mesero recibiendo los menús.

– Sí, yo quiero Milanesas de berenjenas napolitanas por favor.

– Y yo quiero lomo de vacuno con patatas salteadas.

– ¿Vino? ¿Algo para beber?

– Una copa de su mejor vino por favor ¿Y tú Cass?

– Yo agua con gas por favor.

– Enseguida.

Cuando medio voltee a ver a Jake de nuevo, este ocultaba su sonrisa tras su mano izquierda.

– ¿Qué te hace tanta gracia?

– Berenjenas. Estás antojada, pudiste haberte quedado en casa y comerte la budinera entera si querías.

– Adoro la lasaña de berenjenas, te juro que no puedo sacarla de mi cabeza, me estoy volviendo literalmente loca.

– Pero tu orgullo no te permitió quedarte a compartir una comida con Jeff, era solo comer Cass, después podrías haberte marchado.

– ¿Y hacer la del maleducado? No es mi estilo.

– ¿Pasamos a casa luego del postre para ir por tu lasaña? Mamá hizo dos budineras, una para que te llevaras.

– ¿Lo dices en serio?

Sabía muy bien que mis ojos brillaban, comer me hacía muy feliz, mejoraba mi estado de ánimo con creces.

Ahora entendía las advertencias del doctor sobre los antojos.

– Por supuesto – sonrió– para entonces Jeff no debería estar en casa.

– Entonces si voy. Así podemos comer el postre con Susan, la tartaleta de manzana.

– Pues perfecto, matamos dos pájaros de un tiro.

Sonrientes y felices decidimos cambiar de tema, hablamos de sus clases, de mis planes de viajar a España para que mi abuela viera mi panza, visitar a Jace y su padre porque al fin y al cabo ahora le faltarían bailarines y en sí jamás nos faltaron el respeto en ese lugar, así que luego de mi embarazo feliz trabajaría con él, también le di un par de tips para manejar el español, hablamos de posibles nombres en caso de que fueran niño y niña, comimos relajados en un ambiente grato libre de gritos y molestos ex novios, luego regresamos al automóvil dispuestos a regresar al departamento de Jake y Susan.

– Está nevando otra vez, pondré la calefacción – presionando un par de botones, el conducía a pesar de yo ya estar bien– ¿Cómo te sientes?

– Bien, estoy muy relajada y comí delicioso gracias a ti.

– Eso es bueno, además el color regresó a tu rostro, vamos por buen camino.

– Hablando de camino, recordé una señorita descarriada que ya comienzo a extrañar ¿Cómo esta Allison y Nate? ¿Has hablado con ellos?

– Por supuesto, ellos están felices en su luna de miel, Ali está de lo más feliz con la noticia, tendrá un varón, Nate se está volviendo loco comprando camisetas de futbol, pelotas y adornos para el cuarto del bebé que es... donde nos estamos quedando con Julian – sonreí avergonzada– pero apenas ellos regresen nosotros volveremos a nuestro departamento, así ellos podrán reamoblar el cuarto para la llegada del bebé.

– ¿Cuántos meses tiene ya?

– Seis, está muy contenta, tiene una panza muy bonita.

– ¿Cuándo volverán?

– Les queda una semana aún, tres semanas de luna de miel – suspiré feliz recordando lo relajante que fueron las mías– además Nate no pudo conseguir más permiso en el trabajo, está recién comenzando y se las dieron solamente porque iba a casarse, el pobre tendrá que poner el doble de esfuerzo cuando regresen.

– Pero valdrá la pena todo el esfuerzo, está cumpliendo su sueño ahora con la mujer de su vida, con su bebé, es lo que todo hombre que sabe lo que quiere aspiraría a conseguir.

– En eso tienes razón, yo estoy muy feliz por ellos, Nate equilibra la locura de Ali, son tal para cual.

– Hablando de equilibrar ¿Has hablado con Ethan? Viene de vez en cuando con Alice a comer con nosotros, resulta que mi madre y ella se llevan bien, además Ethan es mi medio hermano así que... tenemos bastante relación.

– No hablo con él hace mucho mucho tiempo ¿Crees que debería?

– Esos bebés también son sus sobrinos ¿Quieres contarle? Puedo llamarlo para que venga a comer tarta con nosotros ¿Qué dices?

– Por mí está bien, después de todo tienes razón, también son sus sobrinos y no lo veo hace mucho tiempo, sería bueno ponernos al día.

– En ese caso... ¿Qué dices si cambiamos la ubicación a tu casa?

– ¿Y tú mamá?

– Pues irá para allá, después yo me la llevo.

– ¿Seguro?

– Pero por supuesto, los dos estarán felices, mi madre se volverá claustrofóbica dentro de esas cuatro paredes.

– En ese caso está bien ¿Quieres que los llame yo o les envíe textos?

– No tranquila, llamaremos cuando estemos allá.

– Ha bueno... sí tú lo dices – acomodándome en el asiento– puedo ir a dejarlos yo después, así no toman un taxi, está nevando fuerte.

– Sí... tienes razón... si no te molesta pues aceptaré tu oferta.

Mirando la hora.

– Son las cinco, nos demoramos bastante comiendo.

– Es que hablamos sobre muchas cosas, era un bocado cada cinco minutos.

– Y los platos eran gigantes.

– Mis berenjenas eran la puta gloria... pero sigo pensando en las de tu mamá – ya quedaban pocas cuadras para llegar a casa– ella cocina como los dioses.

– Tú no lo haces nada de mal, cuando cocinan juntas no puedo evitar babear.

Reí.

– Me alegro que te guste, cocinar es una de mis fascinaciones.

– ¿Hay algo en lo que no seas buena?

– Desearía decir que no pero... espera, tú me dijiste algo hoy, soy despreocupada de mí misma, ese es mi más grande error, me cuesta pensar en mí, antes no lo hacía.

– Me alegro que ya estés fuera, así que ahora piensa en ti, sé egoísta, amate, vive como quieras, cae una y otra vez – estacionando– y sé feliz porque lo mereces, te ves muy linda cuando sonríes.

Dedicándome una de sus blancas y bellas sonrisas.

– Gracias Jake, me sirvió mucho esta platica contigo, estás madurando mocoso.

– No me digas mocoso señora Scott, así que ahora, vamos adentro, llamaremos a un par de integrantes de la familia y compartiremos tu tarta que de solo pensar en ella se me hace agua la boca.

– Vamos entonces, estoy segura de que esta quedó exquisita.

– No lo dudo – saliendo ambos del auto– eres experta en todo.

Rodeando mis hombros apresurando nuestro caminar hasta llegar a la puerta, entonces él tocó el timbre.

– Espera, no hay nadie en casa.

Buscando las llaves con rapidez en mi bolso.

La puerta fue abierta por el castaño que hace días no veía, sonrió tomando mi mano empujándome hasta él apretándome cuidadoso en un cálido abrazo.

– Hola nena – acariciando mi cabello– te extrañé mucho – besando mi coronilla– ¿Cómo te has sentido?

Rodee su cintura con mis brazos oliendo su perfume tan familiar.

– También te extrañé mucho Julian, es casi imposible vivir sin ti, te lo juro – feliz– y estoy de maravilla, estos bebés ya patean, de noche logran despertarme, pero aún no sé lo que son, el próximo control es en dos semanas.

– Iré contigo, a cada control iré contigo – separándose un poco para verme al rostro– debemos comenzar a comprar las cosas de los bebés para estar preparados.

– Ejem...

Alejándonos un poco.

Fue entonces que caí en cuanta que no estábamos solos, ahí estaba Susan, Ethan y los gemelos también.

– Vaya... ¿Ustedes no estaban trabajando?

– Pedimos permiso, Julian organizó esto.

Sonreí.

– Eres el mejor.

– Lo sé – imitando mi acción– ahora ve a saludar al resto nena.

– Claro.

Caminando a grandes zancadas hasta Ethan lo abracé sosteniendo mi peso en la punta de mis pies, rodeando su cuello.

– Hace mucho tiempo que no nos vemos ¿Cómo has estado?

– De maravilla, ahora soy libre – sonriendo– y... tengo que darte una noticia.

– Me la dieron ayer cuñada – separándose me sonrió tocando mi vientre– así que seré tío de gemelos.

– O gemelas – mirándole feliz– es... increíble sentir las nuevas vidas que crecen dentro de mí.

– Felicidades por tus bebés y por... tu boda con ese chico, te quiere.

Mirando a Julian tomar una maleta colocándola sobre el sofá.

– Yo le dije lo mismo – se acercó Susan– hola de nuevo cariño.

– Hola Susan... lamento mucho lo que pasó antes.

– Te entiendo cariño, Jeff... tendrá que entenderlo con el tiempo, pero me pidió que... te enseñará una canción ¿Quieres oírla?

¿Quería? ¿No quería? Yo era curiosa por naturaleza.

– No me hará mal escuchar una canción – encogiéndome de hombros– vamos al televisor.

– La buscaré desde mi móvil, es más fácil enviarla al televisor.

– Vaya... que actualizada Susan.

– Son los nuevos tiempos Ethan ¿Y tu madre?

– En el baño, ya vendrá.

Ya con el televisor encendido, Susan envió la canción, entonces comenzó a reproducirse.



~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

¡HOLA MIS AMORES! ESPERO LES GUSTE ESTE NUEVO CAPITULO, PRONTO AVERIGUARÁN QUE CANCIÓN FUE LA QUE JEFF PIDIÓ HACERLE LLEGAR A CASS. 

QUE TENGAN LINDO FIN DE SEMANA

LAS AMO MIS MENTIROSAS PELIGROSAS.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top