Capitulo 3
Casi olvidaba como respirar, estaba tan jodidamente nerviosa, su mirada tan sorprendida como la mía, no me la quitaba de encima, es más, se paseaba desde mi cabeza hasta los pies de manera repetida.
– Cassandra, come algo para que tu presión se normalice, bebe un poco de té, ayudará – dándome su apoyo presionando mi hombro– tu esposo tomará el primer vuelo que encuentre.
– Gracias Gabriel, pero te dije que no es necesario... Él está ocupado.
– Si su esposa no se siente bien, debería estar contigo.
– Es que Julian y yo... – mirando de reojo a Jeff, no se alejaba– no importa, comeré algo.
– Ten tu té cariño – entregándome la taza y el platillo– estás congelada.
– Disculpe señor, pero a ella no le gusta el té, ella prefiere el café bien cargado... con cinco gotas de endulzante.
Intervino.
– Oh joven, es que ella está embarazada, no puede beber café ¿Es algún conocido de Cassandra?
– Jeff cariño, están preguntando por ti.
Sus tacos repiquetearon por el piso hasta tomar lugar a su lado enrollando sus malditos brazos de mojigata en el brazo del contrario.
– Ya voy Melanie, entretenlos por mientras, tengo algo que solucionar.
Sacando sus manos con molestia.
– Está bien, pero no tardes amor.
Me observó breves segundos, rodó los ojos y regresó al stand junto al mío.
– Tú y yo tenemos que hablar.
Tomó mi brazo, dejó la taza sobre el mesón a mi lado y me arrastró lejos de ahí.
– ¡Ey! Suéltala o llamo a seguridad – Gabriel se interpuso– se siente mal ¿Qué no te das cuenta? ¿Quién joder eres?
– Es mi ex novio Gabriel – veía borroso, las lágrimas se acumulaban en mis ojos y no quería dejarlas caer– hablaré con él, vuelvo lo antes posible.
– Si tú lo dices... – dio dos pasos a su costado– pero estaré vigilándolos, Cassandra debe llegar en una pieza a su casa.
Lo miró mal y luego se marchó.
– Ven conmigo.
Arrastrándome fuera del lugar, se quitó su grueso abrigo colocándolo sobre mis hombros.
– No creo que tengamos nada de qué hablar.
Con toda la valentía que poseía.
Sostuve ambos extremos de su abrigo apretándolo con fuerza, hacía frío, del viento congelaba mis manos y mi rostro.
– Estás embarazada.
– Así es, yo...
– Estás embarazada de él. De ese maldito hijo de puta que prometió te cuidaría, al parecer lo hizo muy bien.
Estaba furioso.
– No es de él joder, la única vez que nos acostamos fue luego de la boda por la maldita prueba que La Academia necesitaba, tengo cinco meses ¿Haces las cuentas tú solito o debo ayudarte?
– También podría ser de él, están casados aún por lo que escuché y con la revelación de La Academia supe que todos los Reclutados salieron en libertad, pensé que me buscarías.
– ¿Buscarte? No seas idiota – ahora yo estaba molesta– no fui yo la que desapareció de la faz de la tierra cambiando hasta el número, no fuiste a la boda de tus amigos, ni siquiera te interesaste en el bienestar de nosotros ¿Cómo iba a buscarte?
– No me cambies el tema – sujetando mi brazo con fuerza– Me cagaste, podrías haber salido por ese maldito soplón como todos los demás Reclutados, pero no, te dejaste preñar por un idiota – aplaudiendo– felicidades, te quedaste con el premio gordo y con un huacho que tendrá una madre puta, felicidades.
No pude contenerlas más, mis lágrimas hicieron su recorrido hasta mi barbilla perdiéndose en el frío suelo.
– ¿Sabes qué? Por si te interesa, tengo cinco meses y son gemelos, no sé el sexo aún, están sanos y son tuyos, has sido el único idiota con el que he tenido sexo sin protección estos últimos meses, es más, no tengo sexo desde la noche de bodas ¿Estás contento? – sostuve mi estómago, me estaban dando unos dolores terribles por el mal rato que estaba pasando– y sé que no debería darte explicaciones, pero Julian y yo no estamos juntos, él está fuera del país con su novia – empujando su pecho– y espero que mis bebés estén orgullosos de mí cuando nazcan, porque yo di mi vida y mi libertad por amor, por eso me convertí en una puta como tú dices – sonriendo entre lágrimas– al menos yo sí sé el significado de las palabras amor y lealtad, con permiso.
Pasé por su lado dispuesta a entrar de nuevo, pero sostuvo mi mano impidiéndome seguir.
– Cassandra espera.
– No me digas que espere para dejar que sigas insultándome.
Tirándole su abrigo encima, quise volver a entrar, pero no tenía intención de soltarme.
– Escúchame, quiero... aclarar todas las ideas que tengo en mi cabeza, sé que dije que... te ayudaría a salir pero...
– ¡Demonios! Quisiera arrancarte la cabeza y salir de aquí, pero no vas a soltarme y tengo frío – quitándole el abrigo cubriéndome otra vez– si vas a insultarme es mejor que me dejes entrar, y suéltame, no quiero que me toques, no con las mismas putas manos con las que tocas a Melanie.
– Así que la recuerdas.
Sonriendo.
– ¿Me ves sonriendo?
– Cassandra, es obvio que yo tenga mis dudas ¿Cómo piensas que voy a creer que son míos luego de tanto tiempo sin saber de ti? Pueden ser de cualquiera.
– ¿No crees que es hora de que alguien luche por mí ahora? ¿Qué otra persona dé todo de sí para un nosotros? Por mucho tiempo hice todo lo posible para hacer mis tareas en La Academia, mantenerme con vida y formular un plan de salida para estar contigo – enterrando mi dedo índice en su pecho– pero ninguno de mis esfuerzos fueron suficientes, solo te marchaste, pasaste de todos y ahora estás del brazo de esa remilgada que ni siquiera sabe caminar con tacones.
– Cassandra yo...
– No me interrumpas – secando mis lágrimas– y jamás vuelvas a insinuar que soy una puta porque no lo fui, jamás disfruté del sexo con otros. Ahora deja que entre, tengo frío, me duele el estómago por el mal rato, esto no les hace bien a mis bebés, y tranquilo, deslígate completamente de esto, si no crees lo que te estoy diciendo, no hay nada más que debamos conversar, no son tus hijos, sigue soñando con eso, no tengas cargo de conciencia, yo puedo criar a mis bebés sola.
– Cassandra...
– ¡¿Ahora qué?!
– Melanie es solo mi diseñadora... ella solo quería ver tu expresión, no le des en el gusto.
– No me tienes que dar explicaciones, entre tú y yo no hay nada.
Mi móvil sonó. Era Julian, en el momento perfecto como siempre.
– Nena ¿Cómo estás? Gabriel acaba de llamar y me dijo que no estabas nada bien de salud, encontré un vuelo, es clase turista pero algo es algo, son unas veinte horas ¿Crees estar bien? Lamento haber tardado tanto en volver.
– Tranquilo cariño – limpiando mis lágrimas, mi voz sonaba temblorosa– solo me encontré con un par de cosas que me dieron un disgusto terrible, he estado mejor pero ya me repondré, no tenías que volver, los gemelos están en casa.
– Es mi deber cuidar de ti, soy tu esposo, y esos bebés...
– Sé que te preocupas por ellos, están bien, te lo juro – reí– patean como no te das cuenta, no los has sentido, no me dejan dormir por las noches.
– ¿Compraste el calienta camas? Dijiste que no podías dormir por las noches, tú tienes frío todo el tiempo, sobre todo ahora, tienes anemia, tienes que cuidarte.
– No tendré que preocuparme de eso ahora que volverás, puedo dormir contigo.
Entregando el abrigo a Jeff comencé a caminar hacia el interior, pero no me lo permitió, puso el abrigo en mis hombros y me abrazó desde atrás.
– No volveré a dejarte, de hecho... las cosas con Jessica se me fueron de las manos, resulta que no era amor, solo quería acostarme con ella y resulta que ella tenía la duda de cómo era en la cama, he estado en un poli amor con las tres chicas estas semanas... ni te imaginas cuanto lo disfruté, pero mi obligación está con mi esposa. Quiero distraerte, no hablemos más de mí, cuéntame ¿Cómo va la casa y la academia de danza?
– Nuestra academia está casi lista, estoy viendo que colores pintar, como administrar los espacios, iremos a verla cuando regreses, en cuanto a nuestra casa... falta mucho aún, pero va por buen camino, el ingeniero dice que será preciosa.
– Esas son buenas noticias... dime ¿Te sientes realmente bien? ¿No debes ir al hospital?
– No, tranquilo, no es para tanto – la cercanía de Jeff me estaba poniendo cardiaca– tomaré asiento, comeré algo dulce ya que mi presión está baja y ya verás que me pondré mejor, ahora... debo entrar a mostrar mi libro ¿Te llamo más tarde?
– Te llamaré en cuanto pueda encender el móvil para saber de ti, ya estoy abordando.
– En ese caso estaré esperando tu llamada, adiós cariño.
– Adiós nena, te quiero y... lo siento por no estar ahí.
– Yo también te quiero, no te preocupes, pronto volverás y me alegra de que al menos pasaras un buen rato con las chicas, lamento hacer que regreses.
– Ya sabes que tú eres mi máxima prioridad, tú y los bebés.
– Gracias por incluir a mis bebés en tu vida... no sé qué haría sin tu apoyo.
– Jamás voy a dejarte... solo ahora, la azafata me está mirando mal.
Reí.
La pena se me había pasado.
– Idiota, cuelga ya, avísame cuando llegues, iré a buscarte al aeropuerto.
– Adiós nena, nos vemos y... llegaré solo a casa para darte una sorpresa, te quiero.
Entonces colgó.
Guardé el móvil en mi bolsillo y me quedé quieta.
– Suéltame Jeff, tú decidiste quedar fuera de mi vida, y no voy a luchar por ti esta vez.
– Tengo derecho a tener mis dudas.
– Esto lo haré por mi dignidad más que por otra cosa ¿Quieres confirmar la paternidad? Perfecto, haremos una prueba de paternidad prenatal.
Soltándome.
– ¿Qué joder es eso?
– ¿Quieres saber o no?
Suspiró.
– Luego de la firma de libros y... de las exposiciones ¿Qué dices? Iré a dejarte a casa personalmente ¿Dónde estás viviendo?
– Con los gemelos en casa por ahora, a Gabriel no le encantará la idea.
– Necesito esto, necesito saber que soy el padre.
– Te daré ese gusto solamente, porque estos bebés no van a conocerte a pesar de que salga el positivo en el maldito papel ¿Oíste? Me dejaste más que claro lo que piensas de mí, nuestro amor está seis pies bajo tierra y no estoy dispuesta a desenterrar ni una mierda. Ahora entremos, tengo mucho que hacer como para distraerme.
– Yo no dije que...
– No voy a escuchar excusas baratas – entrando– estoy cansada de entrar en tus malditos laberintos, nada bueno saldrá de esto, y estoy cansada de no encontrar salidas, por eso paso completamente de ti, no quiero volver a tener que ver algo contigo.
– Si esos bebés son míos, tendremos algo que ver por el resto de nuestros días.
– Julian dijo que quería hacerse cargo – llegando a nuestros respectivos stand– y sé que él si sería un buen padre para ellos, no me miente, no me hiere con sus malditas palabras como dagas – entregándole su abrigo– me cuida y no juzga mis acciones, él tiene memoria y recuerda haber compartido mi experiencia, así que si me disculpas – tomando asiento– quiero un respiro, me hace mal tenerte cerca.
– Lo siento Cassandra... por todo, conocerme fue lo peor que podría haberte pasado, pero... – tomando una de mis galletas– no he terminado contigo aún, no pienso soltar tu mano.
Mascó un trozo de esta, dio media vuelta y tomó asiento en su lugar, saludó a las chicas que se acercaron y comenzó a firmar sus libros, portada azul, la imagen de una chica bajo la luz y a su lado un chico oscuro bajo la luna, era un contraste muy bonito para alguien sin corazón como Jeff.
– ¿Estás bien? Pedí un nuevo té para ti, estás pálida niña ¿Crees poder seguir adelante?
– Continuemos, déjalos entrar, la función debe continuar.
Bebí un sorbo de té, miré de reojo a Jeff sentado a escasos metros míos, luego a la fila de gente que se acercó.
– Chica fuerte... ¿Existirá la persona que pueda derribarte?
– De ternura, probablemente mis hijos, nadie más.
La primera chica tomó asiento frente a mí con mi libro entre sus manos.
– Soy su fan, realmente usted es muy valiente señorita Scott, yo no podría afrontar todo eso, la admiro mucho, todo lo que tuvo que hacer...
Así, los segundos se hicieron minutos y los minutos horas, hasta que nos tocó exponer nuestros libros, Jeff era el último, luego de esto nos iríamos directo al hospital. Por esta decisión, Gabriel me dio una charla de casi una hora, pero al final pude convencerlo, él es un tipo muy correcto, amable y preocupado de cada detalle de la vida de sus clientes, eso lo hace tan excepcional en su trabajo.
– Ahora con ustedes, Jeff Parker, escritor de "Gritos de media noche"
Este subió al escenario, muchos aplausos y gritos de chicas desesperadas lo recibieron, él sonrió y saludó a su público tomando uno de los libros en la mesa redonda a su costado.
– Bueno, sé que muchos de ustedes ha leído mi obra, pero también sé de personas que no tenían ni la menor idea de su lanzamiento hasta ahora, esta es mi primera feria y estoy realmente aterrado, por primera vez hablo de mis sentimientos en público y es lo que plasmé en estas páginas – observando el libro– Gritos de media noche habla sobre un chico que... no sabe cómo enfrentar el amor, él fue un Players, fue destruido para juntar las partes que a La Academia le eran de utilidad, logró salir y se enamoró de una dulce he inocente chica que entregó todo por amor... por la vida de él – observándome– en mi libro, el chico escribe cada día sobre la agonía que supone tener lejos a la mujer que se convirtió en el amor de su vida, le escribe cartas que jamás entregará, canciones que nunca le cantó cuando tuvo oportunidad, sobre los momentos en los que ella seguía salvando su vida y... también habla de cómo él cobardemente escapó de ella y de sí mismo antes de que destruyera todo por lo que la chica luchó para librarse de sus cadenas que la obligaban a mantenerse dentro de La Academia, sin querer... las crónicas de una Liars que escribió Cassandra, es la versión femenina de mi historia, una historia de amor que no terminó bien para ninguno de nosotros, pero les prometo que estoy trabajando en la historia para mi segundo libro ¿Para qué queremos finales felices cuando podemos negociar un infinito? Eso es lo que yo espero encontrar, un infinito, y he sido demasiado cobarde para ir tras él.
Luego comenzó la tanda de preguntas.
La curiosidad y el morbo fue tanto por parte del público que me vi obligada a subir al escenario para responder las preguntas de los intrusos ¿Quién lo diría? Jeff escribió un libro sobre nosotros... lo único bueno de esto era ver el rostro contraído de la rabia de la perra de Melanie, en tu cara impostora rompe hogares inexistentes.
– ¿Cuándo terminó su relación formalmente?
– Hace unos meses, cuando me vi obligada a casarme con mi compañero para convertirme en Oficial.
– ¿Por qué usted no la esperó? ¿No se sentía culpable de dejarla si ella se entregó voluntariamente a ese centro de torturas por salvarle la vida a usted?
– Por eso me fui, porque ella dejaría de sentir culpa por casarse y su esposo es mejor que yo en todos los sentidos, pensé que en algún momento se enamorarían y reharía su vida.
– ¿El bastardo que esperas es de tu esposo?
Melanie gritó llamando la atención de todos.
Esta sí que no te la perdono.
– Agradece que estoy embarazada o bajo a quitarte tu oxigenado cabello, hebra por hebra – acariciando mi vientre– para tu información estos bebés, porque son gemelos, tienen padre, y tú, una mujer con tan poco amor propio no entendería lo hermoso de mi situación actual, estoy viviendo bien cariño, gracias por tu interés en mi vida, pero déjame decir que no puedo decir lo mismo sobre la tuya, no me interesan tus inseguridades.
– Entonces Jeff está libre ¿Es lo que quieres decir? Porque está conmigo ahora.
Como dice Julian, cálmate castaña o harás estallar la tercera guerra mundial.
– Los bebés que espera son míos Melanie, ahora por favor abandona el lugar, tus servicios ya no son requeridos, eres solo mi diseñadora de vestuario, adiós. – levantándose de su silla, estiró su traje y tomó mi mano– si no tienen más preguntas referentes a nuestros libros, debemos retirarnos, gracias por reunirnos el día de hoy, buenas noches.
Bajamos las escaleras y caminamos hasta nuestros stands, Jeff tomó mi bolso, metió uno de sus libros dentro y salió del lugar colocando su abrigo sobre mis hombros.
– Tengo un amigo en el hospital, su hija es mi cliente en la editorial donde trabajo, me debe un favor así que lo cobraré ahora.
Sacó las llaves de su hermoso jeep color grafito, la alarma pitó al quitar el seguro, abrió la puerta para mí, esperó a que subiera y luego la cerró, entonces entró también sentándose a mi lado, esperó a que me pusiera el cinturón de seguridad y arrancó.
– Vaya... ¿Cambiaste la motocicleta por un vehículo?
El silencio era muy incómodo.
– No era divertido llegar mojado a la oficina... hay cosas que cambian Cassandra.
– ¿Puedes dejar de llamarme por mi nombre completo? Lo odio.
– Solo pensé... que te molestaría si te llamaba nena otra vez, no usaba mucho tu nombre.
– Ya te lo dije, esto es para comprobar que no soy una mentirosa, nada cambiará que tú y yo ahora somos desconocidos.
– Jamás seremos desconocidos, vivimos muchas cosas juntos para serlo.
– Tú lo decidiste así.
– No busquemos culpables, yo solo quiero...
– Calla y conduce, no quiero escucharte, no me hace nada de bien, ha sido un día terrible para mí, mis bebés te lo agradecerán.
Apretó los labios y las manos sobre el volante, pero no dijo nada.
Como odiaba el silencio, busqué una canción lenta hasta que Billie eilish se apoderó del ambiente en el vehículo. Cantando sus canciones, llegamos al famoso hospital, donde no tardamos en llegar a una cómoda sala donde mis bebés fueron monitorizados para chequear que todo estuviera bien, Jeff parecía feliz al ver la pantalla, hasta puedo decir que se emocionó viendo el monitor y escuchando sus corazones, pero es tan bueno fingiendo que prefería no hacerme ilusiones con nada.
Ahora venía la parte más terrible, la aguja con la que llevarían a cabo el examen era bastante larga, yo debía quedarme absolutamente quiera para que a mis bebés no les pasara nada, me dijeron que dolería y a pesar de tener un umbral de dolor alto, seguía temiendo a él.
– Tranquila, no te dejaré sola – sostuvo mi mano dando un ligero apretón– Haremos esto juntos.
– Estoy lista doctor, debo regresar pronto a casa para darle la noticia a mis amigos, mi esposo regresará a casa.
– Está bien, iniciaremos ahora señorita Scott.
– Odio tu nuevo apellido.
Intentando distraerme.
– Es una lástima, Julian y yo no planeamos divorciarnos – solo quería lastimarlo, no dejaría que volviera cuando se le diera la puta gana– quiere darle su apellido a mis hijos.
Cerré los ojos apretándolos con fuerza, dolía bastante, pero no me moví.
– ¿Y si son míos? ¿Qué harás si son míos?
– Seguirán llevando su apellido, te lo dije antes, no quiero tener nada que ver contigo.
– Como es un favor Jeff, tendremos los resultados en treinta minutos – liquido listo, parque en mi estómago– pueden esperar aquí mismo si quieren, no tengo más citas por hoy.
– Gracias doctor Maddox.
– No hay problema.
– Que sean dos copias por favor.
– Claro señorita Scott.
Desapareció tras una puerta dejándonos solos... odiaba esto.
– Pensé que hacía lo correcto al alejarme de ti, yo no hacía bien, la culpa...
– No me culpes a mí por tu falta de compromiso, no pudiste soportarlo, no cumpliste tu promesa, no me esperaste, di la verdad y deja de buscar salidas en vez de afrontar las cosas.
– Tienes razón... yo... fui un cobarde, hui porque no toleraba verte con él... mi mente me jugaba malas pasadas, yo...
– No me interesan tus excusas, todo lo que teníamos lo tiraste a la basura, ya no te quiero – mentí– no siento nada por ti y soy libre, así que olvida la culpa, tú y yo no tenemos nada que ver – acariciando mi vientre, dolía a horrores– mi vida va bien sin ti así que quédate en tu amada Nueva York con esa zorra de Melanie, hace mucho te sigue los pasos ¿Qué mejor mascota? No ladra y se deja pisotear, tal y como te gustan.
– A mí solo me gusta tú.
– No seas mentiroso, si sintieras algo por mí me habrías esperado, o si me quisieras, me habrías buscado cuando supiste que todos los Reclutados fueron liberados, no hiciste nada, te quedaste de brazos cruzados en tu cómoda vida, perdiste tu oportunidad galán.
– Creí poder vivir sin ti, intenté todo, volver a mi vida de mujeres y alcohol, no funcionó, me centré en mi carrera, la terminé y encontré un buen trabajo, pero tampoco es suficiente, mi apartamento siempre está vacío cuando llego, jamás comparto con alguien una comida, nadie duerme en mi cama, aún conservo un par de prendas tuyas que quedaron olvidadas en mi closet antes de que te marcharas... siempre has estado presente en mi vida, solo no me sentía capaz de verte a la cara y escuchar que ya me habías superado, temía que me dijeras que estabas enamorada de Julian, yo pensé que tarde o temprano eso pasaría, por lo que me alejé.
– Ninguna excusa servirá para hacer que me sienta mejor, la verdad es que te fuiste y no miraste atrás, sean por las razones que sean, nada cambiará eso. Ahora no hables, esperaremos en silencio a que el doctor regrese con los resultados, me irás a dejar a casa y haremos como que esto jamás pasó, cada quien seguirá con su vida.
– Ahora que sé que no lo amas, no podré hacer eso, no hay nada que me impida reconquistarte, sé que puedo hacerlo.
No contesté, ya era demasiado difícil estar tan cerca de él y reprimir el deseo de tocarle, él perdió todo derecho que me involucre y yo no pienso perder más de mi dignidad. No más.
Eternos minutos pasaron antes de que el doctor regresara al cuarto entregándonos un sobre a cada uno, Jeff agradeció por el favor, dio media vuelta y se marchó, él era un hombre ocupado. Como yo estaba segura de lo que decía, abrí el sobre viendo a un tembloroso Jeff que no se atrevía.
– Positivo. Felicidades adulador, eres padre de gemelos, ahora llévame a casa.
Sonrió de manera amplia, sus ojos estaban brillantes, quiso abrazarme, pero mi expresión de asco y la mano entre nuestros cuerpos lo impidió.
– Cass ¿Sabes lo que eso significa? Demonios... vamos a ser padres...
Sin dar crédito, ahora parecía preocupado.
– Significa que no soy una maldita mentirosa, ahora llévame a casa y desaparece de mi vida, fue ese nuestro trato ¿Qué esperabas? Tú no vas a ser el papá, perdiste ese derecho.
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HOLA NENAS HERMOSAS! TARDÉ, PERO CÓMO PROMETÍ, AQUÍ ESTÁ EL NUEVO CAPITULO, SÉ QUE MUCHAS NO SON DE CHILE Y QUE ES BASTANTE TARDE EN SUS PAÍSES, NO PUDE ACTUALIZAR ANTES PORQUE COMENCÉ CON MIS CLASES Y LLEGO TARDE EN LA NOCHE, COMO ALGO, ME DUCHO, HABLO CON MIS PADRES UN PAR DE MINUTOS Y COMIENZO A ESCRIBIR PARA TRAER UN NUEVO CAPITULO A MIS AMORES, LAMENTO LA HORA.
ESPERO LO DISFRUTEN TANTO COMO YO AL ESCRIBIRLO.
LES MANDO UN BESO ENORME, FELIZ VIERNES.
LAS AMO.
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